Los desgarros obstétricos son responsables del 20% de las hemorragias del alumbramiento. Pueden producirse desgarros en el cuello uterino, vagina, vulva y periné de diferentes grados en función de la extensión de los tejidos afectados. El riesgo de desgarros se ve aumentado por factores como fetos grandes, partos precipitados o instrumentales. Su tratamiento requiere sutura adecuada bajo anestesia así como evitar maniobras que puedan empeorarlos.