El documento clasifica los alimentos en tres categorías: alimentos energéticos como pastas, arroz y productos de panificación que proporcionan energía para actividades físicas; alimentos reguladores como frutas, verduras y agua que ayudan a mantener un metabolismo saludable; y alimentos constructores como leche, carnes y huevos que contienen proteínas para construir y reparar los tejidos del cuerpo.