La leucemia felina es un retrovirus que infecta los gatos y causa diversas enfermedades. Se transmite a través del contacto oral o por mordeduras e intercambio de fluidos. No tiene cura, pero se puede controlar con tratamiento de soporte. Las pruebas serológicas detectan anticuerpos producidos en respuesta al virus. La castración y vacunación ayudan a prevenir la propagación de la enfermedad.