El documento argumenta que las organizaciones necesitan desarrollar su capacidad de aprendizaje continuo para anticipar y predecir cambios futuros. Sugieren que los departamentos de recursos humanos deberían asumir el rol de "cerebro" de la organización, facilitando procesos de reflexión, conceptualización e internalización del conocimiento adquirido a través de la práctica. Proponen modificar los sistemas de evaluación e incentivos para que el aprendizaje sea parte integral del diseño y funcionamiento de toda organización.