La terapia de aceptación y compromiso (ACT) es una técnica psicoterapéutica conductual que surgió en la década de 1990 y permite trabajar con pacientes con problemas emocionales graves. Se basa en relacionar conceptos, palabras y recuerdos del individuo con la conducta problema, analizando cómo las propias reglas de la persona mantienen la evitación experiencial que explica sus problemas psicológicos. Propone aceptar los eventos en lugar de evitarlos para promover el cambio.