La tos ferina ha aumentado significativamente en los últimos años. Afecta principalmente a niños menores de 1 año, con tasas de hospitalización del 70% y una tasa de mortalidad del 1-1.4% en este grupo. La vacunación es clave para la prevención, aunque su eficacia disminuye con el tiempo. Se recomiendan dosis de refuerzo en la adolescencia y entre adultos para controlar mejor la enfermedad.