La tuberculosis ósea es causada principalmente por Mycobacterium tuberculosis cuando los bacilos circulan en la sangre desde los pulmones y se alojan en los huesos, afectando comúnmente la columna vertebral, pelvis y fémur. Los síntomas incluyen dolor óseo o articular progresivo. El diagnóstico se basa en la biopsia ósea y el tratamiento consiste en una terapia antibiótica prolongada con isoniazida, rifampicina y etambutol, además de reposo e inmovilización.