Los tumores óseos pueden ser benignos o malignos y se originan con más frecuencia en áreas de crecimiento rápido como las rodillas, caderas y húmeros. Los síntomas incluyen fracturas óseas, dolor que empeora por la noche y masas e inflamación. El diagnóstico se realiza mediante radiografías, tomografía computarizada, resonancia magnética y biopsia. El tratamiento depende del tipo de tumor y puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia o una combinación de estos.