El documento describe cómo el conocimiento se construye a través de la interacción entre la mente, el cuerpo, la razón y las emociones. El aprendizaje es un proceso continuo de construir, deconstruir y reconstruir representaciones emocionales y mentales conscientes e inconscientes a través de la participación en comunidades. La educación implica reconstruir no solo los modelos mentales conscientes sino también los inconscientes que gobiernan los deseos e interpretaciones. La práctica educativa debe enfocarse en experiencias, relaciones y contextos
1. 1. LA CONSTRUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO
La construcción social y emocional del conocimiento.
El proceso de construcción del conocimiento se realiza a través de “la indisoluble unidad compleja, en
interacción permanente, de la mente y el cuerpo, la razón y las emociones. […] el cerebro humano no es una
máquina de calcular desapasionada, objetiva y neutral que toma posiciones razonadas basadas en el análisis
frío de los hechos correspondientes, es más bien, y ante todo, una instancia emocional, preocupada por la
supervivencia, que busca la satisfacción y evitar el dolor y el sufrimiento”, dentro del cual no puede obviarse
“la importancia decisiva de las interacciones, mecanismos y hábitos de percepción y acción que permanecen
por debajo de la consciencia y que, según las investigaciones más recientes […] constituyen el 90 % de
nuestras percepciones, interpretaciones, decisiones y conductas. Lo que mueve a cada persona en específicas
direcciones determinadas son los deseos, los temores, las creencias y los valores”. (Pérez, 2012, p. 140).
2. EL APRENDIZAJE
En el contexto contemporáneo el proceso de aprendizaje ha de entenderse como “proceso continuo de
construcción, deconstrucción y reconstrucción del entramado de representaciones emocionales, conscientes e
inconscientes. […] pues los seres humanos aprendemos al participar de manera más o menos activa en
comunidades de vida y experiencia que se convierten por ello en comunidades de aprendizaje”. (Pérez, 2012,
p. 140-141)
3. LA EDUCACIÓN
Educarse, entonces, “supone reconstruir no solamente los modelos mentales conscientes y explícitos,
sino de manera muy especial los mecanismos, hábitos, creencias y mapas mentales inconscientes y tácitos que
gobiernan nuestros deseos, inclinaciones, interpretaciones, decisiones y reacciones automáticas”. (Pérez, 2012,
p. 141)
4. LA PRÁCTICA EDUCATIVA
La práctica educativa se ha de orientar, pues, por “esta combinación de racionalidad inconsciente,
diálogo permanente entre consciencia y automatismos mentales y de empatía desde los primeros años, dando
más importancia a las experiencias, las relaciones y los contextos que a la transmisión lineal de contenidos,
datos y conceptos desvinculados de las vivencias”. (Pérez, 2012, p.141)
5. EL PAPEL DEL DOCENTE
“Esta nueva ilustración demanda de nosotros, como profesionales, herramientas conceptuales de
carácter holístico que intenten abarcar la multiplicidad y complejidad de elementos que componen la
personalidad de los ciudadanos que nos proponemos formar, así como su naturaleza dinámica e interactiva,
abierta, flexible y emergente.” (Pérez, 2012, p. 142)
6. EL PAPEL DE LA ESCUELA
“La finalidad de la escuela o de cualquier institución dedicada a la formación de los ciudadanos no
puede situarse en la enseñanza y aprendizaje de contenidos disciplinares, debe procurar, más bien, el
desarrollo singular de cada individuo de estas cualidades, capacidades o competencias como sistemas
complejos de comprensión y actuación que incluyen, al mismo nivel y con la misma relevancia,
conocimientos, habilidades, emociones, actitudes y valores.” (Pérez, 2012, p.142)
Pérez Gómez, A. (2012). Educarse en la era digital. Madrid: Morata.