2. El concepto de ira hace referencia a aquellos sentimientos de violencia, enojo, angustia e indignación
generados en torno a situaciones o personas específicas. La ira es para muchos psicólogos y
profesionales un sentimiento de descontrol anímico que puede resultar muchas veces en diferentes
tipos de violencia, especialmente si no está bien canalizada. Conocida como uno de los siete pecados
capitales, la ira es sin dudas un instinto que, dependiendo de los casos particulares, puede acercar al
ser humano al estado casi animal en el cual el uso de la razón queda bloqueado por los sentimientos
irracionales.
Para la psicología freudiana, la ira es el producto de una falta de amor o de cariño. Además, Freud
planteó también en sus escritos la posibilidad de que exista cierta predisposición genética para que un
individuo tenga tendencias a sentir diferentes grados de ira ante determinadas situaciones
3. La ira se presenta en expresiones faciales con las siguientes características, cejas bajas, contraídas
y en disposición oblicua, parpado inferior tensionado, labios tensos o en ademán de gritar y
mirada prominente (Choliz, 1995)
Respuesta corporal: Nuestro cuerpo se activa para la defensa o el ataque. Nuestro ritmo
cardiaco aumenta al igual que nuestra respiración se acelera, nuestros músculos se tensan y el
flujo sanguíneo se dispara preparándonos para actuar ante una amenaza percibida.
Respuesta cognitiva: Va a depender de nuestra manera de interpretar las situaciones. Cuando
estamos inmersos en una situación, esta por si sola no tiene ningún valor emocional, es la
valoración personal que hacemos de ella la que le confiere un significado.
Gestión Conductual: La conducta en estas circunstancias está orientada para defendernos de
aquello que se interpone un nuestro camino y para ello se genera una energía interna que
mueve a la "destrucción" del obstáculo.
4. El cerebro trabaja en red ,Cuando se experimenta una emoción no se activa una sola área, sino varias, pero
generalmente hay una que tiene mayor protagonismo. En el caso de la ira, esa zona crítica es la
región del estriado ventra
La inducción de emociones genera cambios profundos en el sistema nervioso autónomo y en el sistema
endocrino, destacando que se altera también la actividad cerebral, en especial en los lóbulos frontales
y temporales. Tal como Charles Darwin (1809-1882) señaló, que cada una de las seis emociones
básicas entre ellas la ira se acompaña de patrones de respuesta fisiológica específicos.
El cerebro muestra una mayor alteración del hemisferio izquierdo.
5. El aprendizaje influye de modo significativo en el control de la ira, y aun cuando se es niño es posible
comenzar tal emprendimiento de concientización de las “rabietas” con lo cual en una vida futura
el dominio puede llegar a ser de gran avance, sin necesidad de usar la represión, sino la
observación de sí mismo, la concientización de los pensamientos que despiertan la ira y el
momento preciso en el que esta se desencadena, también poner atención a las consecuencias
que la ira puede incorporar en determinados momentos donde se hace un uso desbordado y
desmedido de ella.
La ira dificulta la asimilación de conocimientos, en muchas ocasiones impidiendo totalmente el
proceso de aprendizaje.
La ira desvía la atención y paraliza la memoria activa vital para aprender.
Los centros nerviosos y los neurotransmisores que regulan las emociones y la motivación están
involucrados en el proceso de aprendizaje también.
Es necesario regular la intensidad de la emoción (ira) para evitar el bloqueo inconsciente de la
información.
6. El objetivo del manejo de la ira es reducir los sentimientos y el despertar fisiológico que provoca. A veces no
podemos deshacernos de las cosas o las personas que nos enfurecen, ni se pueden cambiar, pero
podemos aprender a controlar nuestras emociones. La palabra tolerancia es de mucha importancia en
esta área, puesto que aunque en ocasiones el entorno o las personas que nos rodean desatan el
volcán de la ira, también es cierto que hay momentos en que la ira es injustificada y un reflejo de otros
problemas o malestares subyacentes del sujeto, que producen explosiones al menor descuido
afectando a veces a personas que no tienen nada que ver con la molestia original. Es menester
también saber colocarse en el lugar de los otros, comprender que un arrebato de furia la mayoría de
las veces no soluciona el problema y que lejos de ayudar empeora casi siempre la situación,
concientizar como había expresado anteriormente y tratar de hallar soluciones creativas y positivas a
los conflictos.
7. El trastorno explosivo intermitente implica episodios repetidos de comportamiento impulsivo, agresivo y
violento o explosiones verbales enojadas en las que el afectado reacciona bruscamente y de manera
desproporcionada a la situación.
Las conductas agresivas, el abuso doméstico, tirar o romper objetos, o bien otros signos de pataletas
pueden ser síntomas de trastorno explosivo intermitente.
Ningún tratamiento es completamente efectivo para todas las personas con trastorno explosivo intermitente.
Existe un tratamiento general que incluye psicoterapia