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ORIGINAL
Introducción
El síndrome de Wolf-Hirschhorn (SWH) se define
como una cromosomopatía o síndrome polimalfor-
mativo (síndrome 4p-, monosomía 4p, OMIM 14190)
[1]. Se produce como resultado de una deleción en
la región distal del brazo corto del cromosoma 4
(4p16.3), en la denominada región crítica para el
SWH, una región de unas 200 kb que incluye los
genes WHSCR1 y WHSCR2.
La pérdida de material genético en dicha región
tiene como consecuencia una serie de manifesta-
ciones clínicas, algunas de ellas casi constantes y
otras que forman parte de un espectro, variable en-
tre los diferentes individuos. El SWH se considera
un síndrome del tipo ‘genes contiguos’ [2-4].
Desde su descripción inicial en 1961 por Cooper
y Hirschhorn [5] y Wolf, de manera independiente
[6], el número de casos descritos hasta la fecha es
escaso, y las series más amplias publicadas son infe-
riores a 90 pacientes [6-12]. Se estima una inciden-
cia de 1/50.000-1/20.000 nacimientos, con predo-
minio por el sexo femenino (razón de 2 a 1) [1,4].
Existen unas manifestaciones clínicas que se con-
sideran ‘nucleares’ o básicas para sospechar un
SWH. Éstas son la presencia de un fenotipo caracte-
rístico o facies peculiar (en ‘casco griego’), retraso
del crecimiento intrauterino (CIR), que suele conti-
nuarse de retraso en el crecimiento en etapas pos-
natales, retraso del desarrollo psicomotor/déficit cog-
nitivo en diferente grado y epilepsia o alteraciones en
el electroencefalograma. Estas características son con-
sideradas por determinados autores como criterios
diagnósticos mínimos para el síndrome [6,13-18].
Síndrome de Wolf-Hirschhorn. Serie de 27 pacientes:
características epidemiológicas y clínicas. Situación actual
de los pacientes y opinión de sus cuidadores respecto
al proceso diagnóstico
Raquel Blanco-Lago, Ignacio Málaga, Juan José García-Peñas, Adrián García-Ron
Introducción. El síndrome de Wolf-Hirschhorn (SWH) es una cromosomopatía producida por una deleción en la región
distal del brazo corto del cromosoma 4. Se caracteriza por la presencia de un fenotipo peculiar, retraso en el crecimiento,
retraso del desarrollo psicomotor y epilepsia.
Objetivos. Describir las características de una serie de niños con SWH, incluido el tiempo medio empleado para el diag-
nóstico, y valorar la opinión de las familias sobre el proceso diagnóstico.
Pacientes y métodos. Se contactó con la Asociación Nacional de SWH y, a través de ella, con 29 familias afectadas. Se re-
cogió información sobre la clínica del niño y la opinión sobre el proceso diagnóstico, y se solicitaron informes médicos que
confirmaran la información facilitada. Constituida una base de datos de pacientes, se procedió a su análisis estadístico.
Resultados. Se obtuvo información de 27 familias. Los pacientes presentan una edad media actual de 6,94 ± 6,37 años.
La edad media de diagnóstico fue de 14,34 meses. Existe retraso del crecimiento intrauterino en el 92,6% de los embara-
zos. Un 92,6% de los pacientes presenta epilepsia, el 44,4% de ellos en monoterapia. Existe retraso del desarrollo psico-
motor/cognitivo en todos los pacientes. Camina sin ayuda el 33%. Los padres califican con una nota media de 7,25 ± 2,17
el trato ofrecido por los facultativos y de 6,29 ± 2,11 la información recibida.
Conclusiones. No se han encontrado referencias a la edad media de diagnóstico para el SWH. En nuestra muestra, existen
variaciones importantes en este aspecto, posiblemente condicionadas por el fenotipo del caso y la experiencia del médi-
co. Las características clínicas son similares a las esperadas. El grado de dependencia estimado es alto y la calidad de la
información recibida por la familia, baja.
Palabras clave. Deleción. Epilepsia. Facies en ‘casco griego’. Hipocrecimiento. Monosomía 4p. Retraso del crecimiento
in­trauterino. Síndrome 4p-. Wolf-Hirschhorn.
Unidad de Neuropediatría; Hospital
Universitario Central de Asturias;
Oviedo, Asturias (I. Málaga).
Sección de Neuropediatría;
Hospital Infantil Universitario Niño
Jesús; Madrid (J.J. García-Peñas).
Unidad de Neuropediatría; Hospital
Universitario Infanta Cristina; Parla,
Madrid, España (R. Blanco-Lago,
A. García-Ron).
Correspondencia:
Dra. Raquel Blanco Lago. Servicio de
Pediatría. Unidad de Neuropediatría.
Hospital Universitario Infanta
Cristina. Avda. 9 de Junio, 2.
E-28981 Parla (Madrid).
E-mail:
rblancol@salud.madrid.org
Agradecimientos:
A padres y niños con síndrome de
Wolf-Hirschhorn, por su inestimable
ayuda. A la Asociación Nacional
del Síndrome de Wolf-Hirschhorn,
por su labor y colaboración con el
trabajo, en especial a N. Graña.
A los médicos de los niños: Dra.
Ruiz-Falcó, Dr. Gutiérrez Solana,
Dra. González Álvarez, Dra. Pineda,
Dra. Gean, Dr. Galcerán Jové, Dr.
Eirís Puñal, Dr. Carratalá Marco,
Dr. Galán Gómez, Dr. Simón, Dra.
Gallego Gómez, Dra. Arteaga, Dr.
Sánchez del Pozo, Dra. Carrascosa
Romero, Dr. Del Campo Casanelles,
Dr. Márquez, Dr. Martínez Granero,
Dr. Madruga Garrido, Dra. Ayuso,
Dra. Ruiz Esninoza, Dra. García
Barcina, Dra. Fernández Cuesta.
Aceptado tras revisión externa:
16.04.13.
Cómo citar este artículo:
Blanco-Lago R, Málaga I, García-
Peñas JJ, García-Ron A. Síndrome
de Wolf-Hirschhorn. Serie de
27 pacientes: características
epidemiológicas y clínicas. Situación
actual de los pacientes y opinión
de sus cuidadores respecto al
proceso diagnóstico. Rev Neurol
2013; 57: 49-56.
© 2013 Revista de Neurología
50 www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56
R. Blanco-Lago, et al
Existen otras afecciones médicas propias del sín-
drome, como se describe en la tabla I; las más ca-
racterísticas son las alteraciones sensoriales, car-
diológicas, genitourinarias o los problemas de fu-
sión de la línea media. Estas manifestaciones, junto
con la mayor incidencia de procesos infecciosos,
empeoran la ya menguada calidad de vida de estos
niños.
La presencia de los síntomas nucleares descritos
debe hacernos sospechar un posible síndrome 4p-.
La confirmación diagnóstica se realiza mediante
pruebas genéticas que detecten la deleción situada en
la región crítica del SWH, en el cromosoma 4p16.3.
En cuanto a su rentabilidad, el cariotipo en ban-
das sólo detectará un 40-50% de los casos, ya que
puede no detectar microdeleciones. Las técnicas
que ofrecen mayor sensibilidad son la hibridación
con fluorescencia in situ (FISH) y el análisis por mi-
croarray cromosómico.
Esto es así porque la tecnología necesaria para
diagnosticar el síndrome debe ser capaz de detectar
la deleción en la región crítica para el SWH que, en
ocasiones, es de muy pequeño tamaño. Tanto la FISH
con una sonda específica para la región crítica del
SWH como el análisis por microarray cromosómico
presentan una sensibilidad del 95-99% [1,15,19-23].
Con relativa frecuencia, estos pacientes presen-
tan alteraciones genéticas añadidas a la deleción,
como traslocaciones no equilibradas, duplicaciones
u otras. Por ello, siempre se precisa un estudio ge-
nético apropiado para caracterizar correctamente
el mapa genético del niño. Esto es importante no
sólo con fines diagnósticos, sino también pronós­
ticos, ya que determinadas alteraciones genéticas
añadidas a la deleción, así como un tamaño supe-
rior a ciertas Mb de ella, pueden asociarse a un peor
pronóstico funcional [6].
Las pruebas genéticas servirán para realizar un
adecuado consejo genético, planificar las actuacio-
nes preventivas propias de estos pacientes [4], opti-
mizar el tratamiento de su epilepsia y evitar prue-
bas complementarias innecesarias.
Para facilitar un consejo genético, es necesario
un estudio genético al niño y los progenitores, que
permita detectar en éstos reordenamientos equili-
brados que incluyan la región 4p16.3. Un 55% de
los niños presenta una deleción pura y de novo
4p16; sin embargo, un 40% presenta una trasloca-
ción no equilibrada con deleción 4p y trisomía par-
cial en un brazo cromosómico distinto. Estas tras-
locaciones no equilibradas pueden ser de novo o
heredadas de un progenitor con un reordenamien-
to equilibrado (de ahí la necesidad de hacer estudio
genético a los padres). El resto de los pacientes (5%)
Tabla I. Manifestaciones clínicas del síndrome de Wolf-Hirschhorn (basado en [4,15,19]).
Presentes en
prácticamente
todos los
pacientesa
Facies típica
Retraso del crecimiento pre y posnatal
Retraso del desarrollo psicomotor/déficit cognitivo
Epilepsia
Hipotonía
Dificultades para la alimentación
Presentes
en el 25-75%
de los casos
Anomalías cutáneas Hemangiomas
Esqueléticas
(60-70%)
Cifoescoliosis
Malformaciones de los cuerpos vertebrales
Costillas accesorias o fusionadas
Pie zambo
Malformaciones
del sistema nervioso
central (75-80%)
Hipoplasia y otras alteraciones del cuerpo calloso
Hipoplasia de la sustancia blanca
Dilatación de los ventrículos laterales
Quistes paraventriculares
Atrofia córtico-subcortical
Hipoplasia/agenesia de lóbulos posteriores
Hipoplasia cerebelosa
Médula anclada
Inmunodeficiencias
(69%)
IgA e IgG2
Responsables de numerosas
infecciones otorrinolaringológicas
Alteraciones en
la dentición (50%)
Retraso en el brote dentario
Taurodontismo
Agenesias dentarias
Alteraciones en la forma (afilados...)
Patología
cardiológica (50%)
Defectos del septo atrial
Estenosis de la pulmonar
Defectos del septo ventricular
Ducto arterioso persistente
Insuficiencia aórtica
Tetralogía de Fallot
51www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56
Síndrome de Wolf-Hirschhorn
puede presentar otros reordenamientos complejos
que incluyan la conocida deleción 4p16.3 (como
podría ser un cromosoma 4 en anillo) [2,15].
El riesgo de recurrencia en el siguiente hijo de-
penderá del mecanismo de origen de la deleción, y
es prácticamente nulo en los casos originados de
novo. Además, sería posible realizar tests prenatales
o preimplantacionales en las familias en las que uno
de los progenitores es portador de un reordena-
miento cromosómico (traslocación equilibrada) que
incluya la región 4p16.3.
Recientemente se ha publicado un trabajo sobre
diagnóstico prenatal del síndrome, que es posible si
la deleción 4p- es de un tamaño suficientemente
grande como para ser detectada por un cariotipo
en bandas. Los autores exponen cómo el empleo de
técnicas de mucho mayor rendimiento, como la
FISH o el microarray, facilitan la detección de dele-
ciones de menor tamaño u otras anomalías genéti-
cas asociadas [23,24].
En cuanto a los factores pronósticos, parece que
el número de crisis y haber presentado estados epi-
lépticos convulsivos influyen de manera negativa
en el posterior desarrollo psicomotor. En cuanto a
la correlación fenotipo-genotipo, existen dos pos-
turas diferentes. Así, el grupo de Zollino et al [6]
correlaciona el tamaño de la deleción con la grave-
dad clínica y el fenotipo del paciente, y otros auto-
res, como Battaglia et al [20] o Meloni et al [21], no
encuentran tal correlación.
Existen guías de salud [4] para niños con SWH
donde se especifican las revisiones y precauciones
que deben tenerse en cuenta en el seguimiento de
estos pacientes para mejorar su calidad de vida y
pronóstico.
Objetivos
–	 Describir las características de una serie amplia
de pacientes diagnosticados de SWH en nuestro
país, ofreciendo una visión global del síndrome,
comparando los datos obtenidos con los publi-
cados hasta la fecha, y realizar una revisión bi-
bliográfica sobre el tema.
–	 Conocer la edad media actual y el tiempo medio
precisado para el diagnóstico de estos niños.
–	 Valorar la opinión de las familias sobre el trato y
la información recibidos por parte de los facul-
tativos, así como la repercusión sociofamiliar del
síndrome.
–	 Difundir y dar a conocer mejor el SWH, en espe-
cial su fenotipo característico, mediante fotogra-
fías de niños con el síndrome a diferentes edades.
Pacientes y métodos
Nos pusimos en contacto con la Asociación Nacio-
nal del SWH y, a través de ella, contactamos con
varias familias de niños afectados (un total de 29).
Facilitamos a cada una de esas familias un cues-
tionario que incluía preguntas sobre la clínica que
presenta o presentó el niño, datos epidemiológicos
y somatométricos, así como sobre su opinión acer-
ca del trato e información recibidos durante el pro-
ceso diagnóstico (Tabla II).
Tabla I. Manifestaciones clínicas del síndrome de Wolf-Hirschhorn (basado en [4,15,19]) (cont.).
Presentes
en el 25-75%
de los casos
Patología
visual (25-50%)
Estrabismo
Obstrucción lacrimonasal
Coloboma
Hipoplasia foveal
Hipoplasia palpebral
Glaucoma
Patología
auditiva (40%)
Pérdida auditiva de tipo conductivo
Tipo neurosensorial (menos común)
Malformaciones del oído medio
Paladar hendido/labio leporino
Patología
genitourinaria (30%)
Agenesia renal
Displasia quística, hipoplasia renal
Oligomeganefrona
Riñones en herradura
Malrotación renal
Extrofia vesical
Uropatía obstructiva
Reflujo vesicoureteral
Criptorquidia e hipospadias (en el 50% de los varones)
Presentes en
menos del 25%
de los casos
Alteración hepática o gastrointestinal
Alteraciones hematológicas: citopenias
Patología pulmonar
Patología diafragmática
a Favorecen la sospecha diagnóstica inicial.
52 www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56
R. Blanco-Lago, et al
Solicitamos, igualmente, fotografías e informes
médicos que confirmaran el diagnóstico de SWH y
corroboraran la información facilitada en el cues-
tionario. Consideramos la edad de diagnóstico la
correspondiente a la fecha en la que se confirmó
mediante estudio genético.
Se obtuvo consentimiento informado por escrito
de las familias participantes y se contactó con los
médicos responsables de los pacientes para infor-
marles de la inclusión de alguno de sus pacientes en
el estudio.
Constituida una base de datos de pacientes, se
procedió a su análisis estadístico mediante el pro-
grama SPSS Statistics v. 20.0.
Resultados
Nos facilitaron la información requerida un total de
27 familias procedentes de 11 comunidades autó-
nomas: siete familias de Madrid, cinco de Cataluña,
tres de Asturias, tres de Castilla-La Mancha, dos de
Cantabria, dos de la Comunidad Valenciana, y una
de Murcia, Galicia, Andalucía, País Vasco y Canarias.
Los niños presentan una edad media actual de
6,94 ± 6,37 años. La edad media de diagnóstico fue
de 14,34 meses (rango: 15 días-60 meses). Un 77,8%
de la muestra está representada por mujeres.
El tiempo medio estimado desde que el facultati-
vo comunicó a la familia la existencia de una altera-
ción en el desarrollo de su hijo hasta que se confir-
mó el diagnóstico fue de 11,4 meses. Un 55,6% de
los padres ya sospechaba la existencia de algún pro-
blema antes de que el médico se lo comunicara por
primera vez.
La edad gestacional media fue de 36 ± 2,56 se-
manas, detectándose un CIR en el 92,6% de los em-
barazos. El peso medio al nacimiento fue de 1.936 ±
592 g, y el perímetro craneal medio de los niños de
la muestra, de 30,67 ± 3,13 cm.
Mostramos el fenotipo de algunos de los niños
del estudio en la figura. En cuanto a la clínica (Tabla
III), un 92,6% de los pacientes (n = 25) de la mues-
tra presentó epilepsia. Sólo dos de ellos no toman
fármacos antiepilépticos actualmente. La edad me-
dia de comienzo de las crisis fue de 10,6 ± 6,1 meses
(rango: 2-24 meses). El número medio de fármacos
antiepilépticos que han probado los pacientes es de
2,21 (rango: 1-5). En el momento actual, se encuen-
tran en monoterapia el 44,4% de los niños con epi-
lepsia. En casi la mitad de los casos (48,1%), las cri-
sis están estrechamente relacionadas con la fiebre.
El retraso del desarrollo psicomotor/cognitivo
estaba presente en todos los pacientes de la mues-
tra, y el área afectada con más frecuencia fue la del
lenguaje.
El 59,3% de los pacientes de la muestra tenía he-
cha una resonancia magnética (RM) craneal, y se
encontraron alteraciones en la mitad de ellas. Los
hallazgos descritos son atrofia corticosubcortical
(n = 3), atrofia cortical asociada a afectación difusa
de la sustancia blanca e hipoplasia del cuerpo callo-
so (n = 1), agenesia del cuerpo calloso (n = 1), al­
teración de la sustancia blanca periventricular no
inmediatamente adyacente a las paredes ventricu-
Tabla II. Síndrome de Wolf-Hirschhorn: cuestionario para padres.
1.	 ¿A qué edad fue su hijo diagnosticado definitivamente de síndrome de Wolf-Hirschhorn?
2.	 ¿A qué edad algún médico les dijo por primera vez que
podría haber algún problema en el desarrollo de su hijo?
3.	 ¿Había notado usted algo en el desarrollo de su hijo que no le
parecía normal antes de que se lo comunicaran los médicos? (sí/no)
4.	 Señale los problemas que tiene o ha tenido su pequeño hasta la fecha:
	Problemas de corazón
	Problemas respiratorios
	Problemas para crecer (sólo marque si ha precisado suplementos alimentarios o sonda nasogástrica)
	Mi hijo es portador de gastrostomía
	Problemas en los oídos/garganta frecuentes
	Problemas endocrinológicos (tiroides…)
	Problemas con la vista
	Problemas nefrourológicos (con el riñón o los genitales, incluidos hipospadias, etc.)
	Epilepsia
5.	 Si su hijo se ha tenido que operar, indique el número de operaciones a las que se ha sometido
6.	 Califique de 1 a 10 el trato recibido por los médicos que han atendido a su hijo
7.	 ¿Su hijo camina sin ayudas en el momento actual?
8.	 ¿Algunadelaspersonasdelaunidadfamiliarhatenidoquedejarsutrabajoparacuidardelpequeño?(sí/no)
9.	 Califique de 1 a 10 la información que le han aportado los médicos que tratan a su hijo
10.	¿Quién le ha informado mejor sobre la naturaleza del síndrome
(neuropediatra, genetista, otorrino, cardiólogo, pediatra de atención primaria...)?
11.	 ¿Su hijo tiene hecha una resonancia magnética cerebral? (sí/no). Si la respuesta es afirmativa,
¿esa resonancia muestra alguna alteración? (sí/no, y, si es posible, describa la alteración)
12.	¿Podría decirnos el tamaño del perímetro craneal que tuvo su niño al nacimiento?
13.	Observaciones/otros comentarios
53www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56
Síndrome de Wolf-Hirschhorn
lares, sin distorsión de la morfología ventricular
(n = 1), disminución del tamaño del hipocampo iz-
quierdo (n = 1) y microquistes periventriculares bi-
laterales (n = 1).
En cuanto a las alteraciones sensoriales, descri-
bimos un 67% de patología oftalmológica. Se agru-
pan aquí defectos de refracción, estrabismo, obs-
trucción del conducto lacrimonasal y cataratas como
las más frecuentes. Además, un 52% de los niños de
la muestra presenta o presentó patología otorrino-
laringológica, agrupándose aquí problemas auditi-
vos y de fusión de la línea media (paladar hendido).
También aparecieron problemas cardiológicos (44,4%),
en su mayoría del tipo defectos atriales y de esteno-
sis pulmonar. Se detectaron alteraciones genitouri-
narias en un porcentaje similar, fundamentalmente
reflujo vesicoureteral y criptorquidia.
Otros datos que se deben señalar sobre nuestra
muestra son la existencia de dos casos familiares de
SWH y un caso de embarazo gemelar, con uno de
los niños afectado por el síndrome y otro sano. En
cuatro de los 27 casos se había realizado una am-
niocentesis, que resultó normal.
En cuanto a la situación de dependencia actual,
sólo el 33,3% de los niños de la muestra presenta
deambulación libre (todos ellos tienen una edad su-
perior a 16 meses en el momento actual) y en algo
más de la mitad de los casos (51,9%) alguno de los
progenitores ha tenido que dejar su trabajo para
ocuparse del cuidado del niño.
Pese a la corta edad de los niños de la muestra,
se registra una media de 0,92 ± 1,24 cirugías (rango:
0-6 cirugías) realizadas en estos pacientes.
Los padres califican con una nota media de 7,25
± 2,17 el trato recibido por parte de los facultativos
y de 6,29 ± 2,11 la calidad de la información que los
profesionales les han ofrecido sobre el síndrome que
presenta su hijo.
Discusión
Si bien existen algunos estudios con muestras más
amplias que la que aquí presentamos [6,7], no he-
mos encontrado referencias a la edad media de
diagnóstico de los niños con SWH ni al tiempo pre-
cisado para realizarlo. En nuestra muestra, existen
variaciones importantes en este aspecto, desde un
pequeño grupo de niños que se diagnosticaron du-
rante el período neonatal hasta otros en los que se
tardó años en llegar al diagnóstico. Los pacientes
con SWH no siempre presentan el fenotipo típico
(Figura) y, además, se trata de un síndrome con baja
frecuencia de presentación, por lo que puede en-
tenderse que, en ocasiones, el diagnóstico se demo-
re por su desconocimiento. Será interesante obser-
var en futuros estudios cómo este tiempo necesario
para el diagnóstico se va acortando gracias a la ge-
Tabla III. Principales características clínicas en los pacientes de nuestra muestra (n = 27).
Pacientes del estudio
que la presentan
Basadas en referencias
publicadas [4,15,19]
Epilepsia 92,6% 75-100%
Alteración del crecimiento/fallo del medro
(que ha requerido soporte nutricional)
88,9% 75-100%
Anomalías visualesa 66,7% 25-50%
Alteraciones otorrinolaringológicasb 51,9% 40%
Alteración estructural
del sistema nervioso centrala
50% (sólo se ha realizado
neuroimagen en 16 pacientes)
75-80%
Infecciones respiratorias frecuentes 48,1% 69%
Patología cardiológicaa 44,4% 50%
Patología nefrourológicaa 44,4% 30%
Patología endocrinológicac 14,81%
a Incluye las manifestaciones detalladas en la tabla I; b Se refiere a déficits auditivos y también a defectos de
fusión de la línea media (paladar hendido); c Fundamentalmente hipotiroidismo.
Figura. Fenotipo de algunos de los niños de la muestra.
54 www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56
R. Blanco-Lago, et al
neralización en el empleo de estudios genéticos cada
vez más eficientes y al mejor conocimiento del sín-
drome por la comunidad médica.
El aspecto característico de estos niños suele de-
berse a su facies en ‘casco griego’, con una raíz y
puente nasal anchos que se continúan con una fren-
te prominente. Su nariz tiene una forma angulosa,
cuadrada y rebasa el tabique hacia abajo. También
presentan hipertelorismo, cejas arqueadas, epican-
tus, fitrum corto, comisuras bucales dirigidas hacia
abajo, micrognatia, microcefalia y, en ocasiones,
malformaciones o malposiciones de los pabellones
auriculares. Este fenotipo puede hacerse menos
evidente con la edad y varía de manera individual.
Algunos autores encuentran correlación entre el fe-
notipo y el tipo de genes afectados [2].
De manera casi constante, los niños con SWH
presentaron un CIR, que suele continuarse de un fa-
llo del medro durante la infancia [25]. Este retraso
en el crecimiento tiene como consecuencia un perí-
metro craneal inferior a la población media. Los ni-
ños con SWH son, por tanto, ‘pequeños y armóni-
cos’. Esta norma encuentra raras excepciones (algu-
nos pacientes con traslocaciones no equilibradas).
Recientemente se han descrito las posibles razo-
nes moleculares de este defecto de crecimiento. Pa-
rece ser que la deleción responsable del síndrome
provocaría un trastorno en la reorganización de la
cromatina de las células de estos pacientes, que
tendría como consecuencia un retraso en la normal
progresión del ciclo celular y una alteración en la
replicación del ADN [11]. El retraso de crecimiento
se observa en niños con ingesta calórica adecuada,
pero también existen otros casos en los que la in-
gesta se ve dificultada por las propias característi-
cas del síndrome, como pueden ser la hipotonía,
defectos de la línea media facial, como un paladar
hendido, reflujo gastroesofágico o alteraciones en
la coordinación de la succión-deglución.
En cuanto a la edad gestacional, no encontramos
estudios que relacionen específicamente el síndro-
me con la prematuridad; sin embargo, en nuestra
muestra, la edad gestacional media es de 36 sema-
nas, y no se superan las 39 semanas en ningún caso
(edad gestacional máxima: 38 + 5 semanas).
Pese a que en los casos publicados hace décadas
se destacaba un importante retraso cognitivo en
estos niños, con nulo desarrollo del lenguaje [12],
cabe destacar que, a medida que se han descrito se-
ries más amplias, se ha concluido que en un tercio
de los pacientes el retraso cognitivo puede clasifi-
carse como leve o moderado [6,26]. Probablemente
esto sea así porque el diagnóstico del síndrome en
el momento actual se haga en casos menos graves,
gracias a la progresiva generalización del empleo de
tests genéticos cada vez más sensibles.
El grado de afectación cognitiva es diferente en
cada paciente y, según algunos autores, como Zolli-
no et al [6], dependiente del tamaño de la deleción.
Según este grupo, es de intensidad grave en la tota-
lidad de los pacientes de su muestra, cuyo tamaño
de deleción es superior a 25 Mb.
El lenguaje expresivo parece ser una de las face-
tas más afectadas en estos niños (aproximadamente
sólo un 6% de ellos se consigue comunicar median-
te frases sencillas); sin embargo, el interés comuni-
cativo de este colectivo no se ve igualmente afecta-
do [8,13]. Es más, se ve potenciado y mejorado con
el tiempo y el empleo de métodos de comunicación
aumentativa o no verbal. Parece que la afectación pre-
ferente del lenguaje expresivo se relaciona con los
síndromes cromosómicos 4p-, como se ha descrito
de manera reciente [14].
La presencia de un retraso del desarrollo psico-
motor es un dato inicial que muchas veces invita al
médico a solicitar una RM craneal en un paciente.
En nuestra muestra, sólo tiene realizada esta prue-
ba el 59,3% de los niños, con alteraciones en ellas
en la mitad de los casos. En la bibliografía revisada,
las anomalías estructurales del sistema nervioso cen-
tral aparecen hasta en el 80% de los individuos con
SWH [4]. Las que se describen con más frecuencia
son las que afectan al cuerpo calloso, así como la
existencia de quistes periventriculares (estos últi-
mos en ausencia de otras causas que pudieran pro-
vocarlos, como distrés perinatal, prematuridad o
infección congénita) [22], disminución del volumen
de la sustancia blanca bilateral y difusa o atrofia cór-
tico-subcortical.
Respecto a estas anomalías estructurales del sis-
tema nervioso central, en nuestra muestra aparecen
con menor frecuencia de la esperable, pero este
dato no lo consideramos significativo, dado el esca-
so número de RM craneales realizadas [15,22].
Las convulsiones suelen ser una importante fuen-
te de morbilidad en los niños con SWH. La epilep-
sia se describe entre el 50-100% de los casos (en
nuestra muestra la presentan el 92,6%) y suele ini-
ciarse en edades tempranas, entre los 3 y los 23 me-
ses [15,17,19,27]. En nuestro estudio, la edad media
de comienzo de las crisis son 10,6 ± 6,1 meses)
(rango: 2-24 meses), resultados totalmente acordes
con los publicados hasta la fecha.
Las crisis presentan unas características propias
del síndrome, como que son favorecidas por la fie-
bre y pueden ser prolongadas. Llega a registrarse
un importante número de estados epilépticos con-
vulsivos en este grupo de población (hasta en el 50%
55www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56
Síndrome de Wolf-Hirschhorn
de los casos) [15]. Pese a que en los estados iniciales
la epilepsia puede ser de difícil control, ésta tiende
a mejorar o desaparecer con la edad (hasta en el
55% de los casos al llegar a los 13 años [15]). Los ti-
pos de crisis que se presentan son variables, y des-
tacan las ausencias atípicas, sobre todo entre los
1-6 años de edad, que no siempre se detectan y de-
ben tratarse precozmente para no empeorar el pro-
nóstico de los pacientes.
Los niños con SWH pueden presentar un patrón
electroencefalográfico característico, como ocurre
en otras entidades, como el síndrome de Angelman,
aunque éste es un dato no consensuado por dife-
rentes autores [16,28]. Además, sus crisis respon-
den, sobre todo, a fármacos como el ácido valproico
y la etosuximida. Sin embargo, el empleo de otros
fármacos antiepilépticos, como la oxcarbacepina,
puede perjudicarles [7,16-18].
Sobre las otras características clínicas del síndro-
me (Tabla III), encontramos similitudes con otras
series publicadas [29,30], con una frecuencia lige-
ramente superior en las anomalías oftalmológicas,
que en nuestra serie aparecen en el 66,7% de los
casos, frente a un 25-50% en otras series [15]. Otras
diferencias existentes pueden explicarse por el tipo
de agrupación de los datos recogidos, como la fre-
cuencia de infecciones respiratorias y óticas, que
nosotros recogemos por separado.
Zollino et al [6] comparan la frecuencia de dife-
rentes alteraciones clínicas en función del tamaño
de la deleción que portan los pacientes, y encuen-
tran una correlación positiva entre el tamaño de la
deleción y el número y la gravedad de los hallazgos
clínicos. No hemos realizado ese análisis en nues-
tro caso, a la espera de disponer de una muestra si-
milar (80 pacientes) para poder comparar resulta-
dos. Los esfuerzos de investigación actuales se es-
tán centrando en el conocimiento de las claves ge-
néticas del síndrome, por lo que creemos interesante
estudiar esta correlación genética-clínica [31-35].
Por último, hay que señalar que no hemos en-
contrado estudios referentes a la calidad de vida o
grado de dependencia en los pacientes con SWH,
ni donde se valoren la opinión de los familiares so-
bre la atención médica recibida o el tiempo medio
empleado en el diagnóstico del síndrome. En nues-
tra muestra, el grado de dependencia estimado es
alto; por ejemplo, sólo un tercio de los pacientes
puede caminar de manera independiente y, en la
mitad de los casos, uno de los progenitores tuvo
que dejar su trabajo para cuidar al niño. El número
de intervenciones quirúrgicas es también un indi-
cador de calidad de vida, más frecuente en este co-
lectivo que en niños sanos de la misma edad. Esto
se debe a las múltiples malformaciones o disfuncio-
nes sensoriales que pueden presentar los pacientes
con SWH.
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Wolf-Hirschhorn syndrome. A series of 27 patients: their epidemiological and clinical characteristics.
The current situation of the patients and the opinions of their caregivers regarding the diagnostic process
Introduction. Wolf-Hirschhorn syndrome (WHS) is a chromosome pathology produced by a deletion in the distal region
of the short arm of chromosome 4. It is characterised by the presence of a peculiar phenotype, delayed growth, delayed
psychomotor development and epilepsy.
Aims. To describe the characteristics of a series of children with WHS, including the mean amount of time spent on
reaching the diagnosis, and to evaluate the opinion of the families about the diagnostic process.
Patients and methods. The researchers contacted the National WHS Association and, through them, contact was established
with 29 families affected by the condition. Information was collected about the clinical features of the child and the opinion
about the diagnostic process, and the families were asked to present medical reports that confirmed the information they
had given. Once a database of information about the patients had been created, it was submitted to a statistical analysis.
Results. Information was obtained on 27 families. The mean age of the patients is currently 6.94 ± 6.37 years. The mean
age of diagnosis was 14.34 months. Delayed intrauterine growth exists in 92.6% of the pregnancies. Epilepsy is present in
92.6% of patients, 44.4% of them in monotherapy. Delayed psychomotor/cognitive development exists in all the patients.
Thirty-three per cent of them can walk unaided. The parents rated the treatment offered by physicians with a mean score
of 7.25 ± 2.17 and the information they were provided with was given a score of 6.29 ± 2.11.
Conclusions. No references have been found regarding the mean age of diagnosis for WHS. In our sample there are
important variations in this respect, possibly influenced by the phenotype of the case and the doctor’s own experience.
The clinical characteristics are similar to the ones that were expected. The estimated degree of dependence is high and, in
contrast, the quality of the information received by the family is low.
Key words. 4p monosomy. 4p- syndrome. Delayed intrauterine growth. Deletion. Epilepsy. Greek helmet facies. Hypogrowth.
Wolf-Hirschhorn.

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Síndrome de Wolf-Hirschhorn. Serie de 27 pacientes: características epidemiológicas y clínicas. Situación actual de los pacientes y opinión de sus cuidadores respecto al proceso diagnóstico

  • 1. 49www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 ORIGINAL Introducción El síndrome de Wolf-Hirschhorn (SWH) se define como una cromosomopatía o síndrome polimalfor- mativo (síndrome 4p-, monosomía 4p, OMIM 14190) [1]. Se produce como resultado de una deleción en la región distal del brazo corto del cromosoma 4 (4p16.3), en la denominada región crítica para el SWH, una región de unas 200 kb que incluye los genes WHSCR1 y WHSCR2. La pérdida de material genético en dicha región tiene como consecuencia una serie de manifesta- ciones clínicas, algunas de ellas casi constantes y otras que forman parte de un espectro, variable en- tre los diferentes individuos. El SWH se considera un síndrome del tipo ‘genes contiguos’ [2-4]. Desde su descripción inicial en 1961 por Cooper y Hirschhorn [5] y Wolf, de manera independiente [6], el número de casos descritos hasta la fecha es escaso, y las series más amplias publicadas son infe- riores a 90 pacientes [6-12]. Se estima una inciden- cia de 1/50.000-1/20.000 nacimientos, con predo- minio por el sexo femenino (razón de 2 a 1) [1,4]. Existen unas manifestaciones clínicas que se con- sideran ‘nucleares’ o básicas para sospechar un SWH. Éstas son la presencia de un fenotipo caracte- rístico o facies peculiar (en ‘casco griego’), retraso del crecimiento intrauterino (CIR), que suele conti- nuarse de retraso en el crecimiento en etapas pos- natales, retraso del desarrollo psicomotor/déficit cog- nitivo en diferente grado y epilepsia o alteraciones en el electroencefalograma. Estas características son con- sideradas por determinados autores como criterios diagnósticos mínimos para el síndrome [6,13-18]. Síndrome de Wolf-Hirschhorn. Serie de 27 pacientes: características epidemiológicas y clínicas. Situación actual de los pacientes y opinión de sus cuidadores respecto al proceso diagnóstico Raquel Blanco-Lago, Ignacio Málaga, Juan José García-Peñas, Adrián García-Ron Introducción. El síndrome de Wolf-Hirschhorn (SWH) es una cromosomopatía producida por una deleción en la región distal del brazo corto del cromosoma 4. Se caracteriza por la presencia de un fenotipo peculiar, retraso en el crecimiento, retraso del desarrollo psicomotor y epilepsia. Objetivos. Describir las características de una serie de niños con SWH, incluido el tiempo medio empleado para el diag- nóstico, y valorar la opinión de las familias sobre el proceso diagnóstico. Pacientes y métodos. Se contactó con la Asociación Nacional de SWH y, a través de ella, con 29 familias afectadas. Se re- cogió información sobre la clínica del niño y la opinión sobre el proceso diagnóstico, y se solicitaron informes médicos que confirmaran la información facilitada. Constituida una base de datos de pacientes, se procedió a su análisis estadístico. Resultados. Se obtuvo información de 27 familias. Los pacientes presentan una edad media actual de 6,94 ± 6,37 años. La edad media de diagnóstico fue de 14,34 meses. Existe retraso del crecimiento intrauterino en el 92,6% de los embara- zos. Un 92,6% de los pacientes presenta epilepsia, el 44,4% de ellos en monoterapia. Existe retraso del desarrollo psico- motor/cognitivo en todos los pacientes. Camina sin ayuda el 33%. Los padres califican con una nota media de 7,25 ± 2,17 el trato ofrecido por los facultativos y de 6,29 ± 2,11 la información recibida. Conclusiones. No se han encontrado referencias a la edad media de diagnóstico para el SWH. En nuestra muestra, existen variaciones importantes en este aspecto, posiblemente condicionadas por el fenotipo del caso y la experiencia del médi- co. Las características clínicas son similares a las esperadas. El grado de dependencia estimado es alto y la calidad de la información recibida por la familia, baja. Palabras clave. Deleción. Epilepsia. Facies en ‘casco griego’. Hipocrecimiento. Monosomía 4p. Retraso del crecimiento in­trauterino. Síndrome 4p-. Wolf-Hirschhorn. Unidad de Neuropediatría; Hospital Universitario Central de Asturias; Oviedo, Asturias (I. Málaga). Sección de Neuropediatría; Hospital Infantil Universitario Niño Jesús; Madrid (J.J. García-Peñas). Unidad de Neuropediatría; Hospital Universitario Infanta Cristina; Parla, Madrid, España (R. Blanco-Lago, A. García-Ron). Correspondencia: Dra. Raquel Blanco Lago. Servicio de Pediatría. Unidad de Neuropediatría. Hospital Universitario Infanta Cristina. Avda. 9 de Junio, 2. E-28981 Parla (Madrid). E-mail: rblancol@salud.madrid.org Agradecimientos: A padres y niños con síndrome de Wolf-Hirschhorn, por su inestimable ayuda. A la Asociación Nacional del Síndrome de Wolf-Hirschhorn, por su labor y colaboración con el trabajo, en especial a N. Graña. A los médicos de los niños: Dra. Ruiz-Falcó, Dr. Gutiérrez Solana, Dra. González Álvarez, Dra. Pineda, Dra. Gean, Dr. Galcerán Jové, Dr. Eirís Puñal, Dr. Carratalá Marco, Dr. Galán Gómez, Dr. Simón, Dra. Gallego Gómez, Dra. Arteaga, Dr. Sánchez del Pozo, Dra. Carrascosa Romero, Dr. Del Campo Casanelles, Dr. Márquez, Dr. Martínez Granero, Dr. Madruga Garrido, Dra. Ayuso, Dra. Ruiz Esninoza, Dra. García Barcina, Dra. Fernández Cuesta. Aceptado tras revisión externa: 16.04.13. Cómo citar este artículo: Blanco-Lago R, Málaga I, García- Peñas JJ, García-Ron A. Síndrome de Wolf-Hirschhorn. Serie de 27 pacientes: características epidemiológicas y clínicas. Situación actual de los pacientes y opinión de sus cuidadores respecto al proceso diagnóstico. Rev Neurol 2013; 57: 49-56. © 2013 Revista de Neurología
  • 2. 50 www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 R. Blanco-Lago, et al Existen otras afecciones médicas propias del sín- drome, como se describe en la tabla I; las más ca- racterísticas son las alteraciones sensoriales, car- diológicas, genitourinarias o los problemas de fu- sión de la línea media. Estas manifestaciones, junto con la mayor incidencia de procesos infecciosos, empeoran la ya menguada calidad de vida de estos niños. La presencia de los síntomas nucleares descritos debe hacernos sospechar un posible síndrome 4p-. La confirmación diagnóstica se realiza mediante pruebas genéticas que detecten la deleción situada en la región crítica del SWH, en el cromosoma 4p16.3. En cuanto a su rentabilidad, el cariotipo en ban- das sólo detectará un 40-50% de los casos, ya que puede no detectar microdeleciones. Las técnicas que ofrecen mayor sensibilidad son la hibridación con fluorescencia in situ (FISH) y el análisis por mi- croarray cromosómico. Esto es así porque la tecnología necesaria para diagnosticar el síndrome debe ser capaz de detectar la deleción en la región crítica para el SWH que, en ocasiones, es de muy pequeño tamaño. Tanto la FISH con una sonda específica para la región crítica del SWH como el análisis por microarray cromosómico presentan una sensibilidad del 95-99% [1,15,19-23]. Con relativa frecuencia, estos pacientes presen- tan alteraciones genéticas añadidas a la deleción, como traslocaciones no equilibradas, duplicaciones u otras. Por ello, siempre se precisa un estudio ge- nético apropiado para caracterizar correctamente el mapa genético del niño. Esto es importante no sólo con fines diagnósticos, sino también pronós­ ticos, ya que determinadas alteraciones genéticas añadidas a la deleción, así como un tamaño supe- rior a ciertas Mb de ella, pueden asociarse a un peor pronóstico funcional [6]. Las pruebas genéticas servirán para realizar un adecuado consejo genético, planificar las actuacio- nes preventivas propias de estos pacientes [4], opti- mizar el tratamiento de su epilepsia y evitar prue- bas complementarias innecesarias. Para facilitar un consejo genético, es necesario un estudio genético al niño y los progenitores, que permita detectar en éstos reordenamientos equili- brados que incluyan la región 4p16.3. Un 55% de los niños presenta una deleción pura y de novo 4p16; sin embargo, un 40% presenta una trasloca- ción no equilibrada con deleción 4p y trisomía par- cial en un brazo cromosómico distinto. Estas tras- locaciones no equilibradas pueden ser de novo o heredadas de un progenitor con un reordenamien- to equilibrado (de ahí la necesidad de hacer estudio genético a los padres). El resto de los pacientes (5%) Tabla I. Manifestaciones clínicas del síndrome de Wolf-Hirschhorn (basado en [4,15,19]). Presentes en prácticamente todos los pacientesa Facies típica Retraso del crecimiento pre y posnatal Retraso del desarrollo psicomotor/déficit cognitivo Epilepsia Hipotonía Dificultades para la alimentación Presentes en el 25-75% de los casos Anomalías cutáneas Hemangiomas Esqueléticas (60-70%) Cifoescoliosis Malformaciones de los cuerpos vertebrales Costillas accesorias o fusionadas Pie zambo Malformaciones del sistema nervioso central (75-80%) Hipoplasia y otras alteraciones del cuerpo calloso Hipoplasia de la sustancia blanca Dilatación de los ventrículos laterales Quistes paraventriculares Atrofia córtico-subcortical Hipoplasia/agenesia de lóbulos posteriores Hipoplasia cerebelosa Médula anclada Inmunodeficiencias (69%) IgA e IgG2 Responsables de numerosas infecciones otorrinolaringológicas Alteraciones en la dentición (50%) Retraso en el brote dentario Taurodontismo Agenesias dentarias Alteraciones en la forma (afilados...) Patología cardiológica (50%) Defectos del septo atrial Estenosis de la pulmonar Defectos del septo ventricular Ducto arterioso persistente Insuficiencia aórtica Tetralogía de Fallot
  • 3. 51www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 Síndrome de Wolf-Hirschhorn puede presentar otros reordenamientos complejos que incluyan la conocida deleción 4p16.3 (como podría ser un cromosoma 4 en anillo) [2,15]. El riesgo de recurrencia en el siguiente hijo de- penderá del mecanismo de origen de la deleción, y es prácticamente nulo en los casos originados de novo. Además, sería posible realizar tests prenatales o preimplantacionales en las familias en las que uno de los progenitores es portador de un reordena- miento cromosómico (traslocación equilibrada) que incluya la región 4p16.3. Recientemente se ha publicado un trabajo sobre diagnóstico prenatal del síndrome, que es posible si la deleción 4p- es de un tamaño suficientemente grande como para ser detectada por un cariotipo en bandas. Los autores exponen cómo el empleo de técnicas de mucho mayor rendimiento, como la FISH o el microarray, facilitan la detección de dele- ciones de menor tamaño u otras anomalías genéti- cas asociadas [23,24]. En cuanto a los factores pronósticos, parece que el número de crisis y haber presentado estados epi- lépticos convulsivos influyen de manera negativa en el posterior desarrollo psicomotor. En cuanto a la correlación fenotipo-genotipo, existen dos pos- turas diferentes. Así, el grupo de Zollino et al [6] correlaciona el tamaño de la deleción con la grave- dad clínica y el fenotipo del paciente, y otros auto- res, como Battaglia et al [20] o Meloni et al [21], no encuentran tal correlación. Existen guías de salud [4] para niños con SWH donde se especifican las revisiones y precauciones que deben tenerse en cuenta en el seguimiento de estos pacientes para mejorar su calidad de vida y pronóstico. Objetivos – Describir las características de una serie amplia de pacientes diagnosticados de SWH en nuestro país, ofreciendo una visión global del síndrome, comparando los datos obtenidos con los publi- cados hasta la fecha, y realizar una revisión bi- bliográfica sobre el tema. – Conocer la edad media actual y el tiempo medio precisado para el diagnóstico de estos niños. – Valorar la opinión de las familias sobre el trato y la información recibidos por parte de los facul- tativos, así como la repercusión sociofamiliar del síndrome. – Difundir y dar a conocer mejor el SWH, en espe- cial su fenotipo característico, mediante fotogra- fías de niños con el síndrome a diferentes edades. Pacientes y métodos Nos pusimos en contacto con la Asociación Nacio- nal del SWH y, a través de ella, contactamos con varias familias de niños afectados (un total de 29). Facilitamos a cada una de esas familias un cues- tionario que incluía preguntas sobre la clínica que presenta o presentó el niño, datos epidemiológicos y somatométricos, así como sobre su opinión acer- ca del trato e información recibidos durante el pro- ceso diagnóstico (Tabla II). Tabla I. Manifestaciones clínicas del síndrome de Wolf-Hirschhorn (basado en [4,15,19]) (cont.). Presentes en el 25-75% de los casos Patología visual (25-50%) Estrabismo Obstrucción lacrimonasal Coloboma Hipoplasia foveal Hipoplasia palpebral Glaucoma Patología auditiva (40%) Pérdida auditiva de tipo conductivo Tipo neurosensorial (menos común) Malformaciones del oído medio Paladar hendido/labio leporino Patología genitourinaria (30%) Agenesia renal Displasia quística, hipoplasia renal Oligomeganefrona Riñones en herradura Malrotación renal Extrofia vesical Uropatía obstructiva Reflujo vesicoureteral Criptorquidia e hipospadias (en el 50% de los varones) Presentes en menos del 25% de los casos Alteración hepática o gastrointestinal Alteraciones hematológicas: citopenias Patología pulmonar Patología diafragmática a Favorecen la sospecha diagnóstica inicial.
  • 4. 52 www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 R. Blanco-Lago, et al Solicitamos, igualmente, fotografías e informes médicos que confirmaran el diagnóstico de SWH y corroboraran la información facilitada en el cues- tionario. Consideramos la edad de diagnóstico la correspondiente a la fecha en la que se confirmó mediante estudio genético. Se obtuvo consentimiento informado por escrito de las familias participantes y se contactó con los médicos responsables de los pacientes para infor- marles de la inclusión de alguno de sus pacientes en el estudio. Constituida una base de datos de pacientes, se procedió a su análisis estadístico mediante el pro- grama SPSS Statistics v. 20.0. Resultados Nos facilitaron la información requerida un total de 27 familias procedentes de 11 comunidades autó- nomas: siete familias de Madrid, cinco de Cataluña, tres de Asturias, tres de Castilla-La Mancha, dos de Cantabria, dos de la Comunidad Valenciana, y una de Murcia, Galicia, Andalucía, País Vasco y Canarias. Los niños presentan una edad media actual de 6,94 ± 6,37 años. La edad media de diagnóstico fue de 14,34 meses (rango: 15 días-60 meses). Un 77,8% de la muestra está representada por mujeres. El tiempo medio estimado desde que el facultati- vo comunicó a la familia la existencia de una altera- ción en el desarrollo de su hijo hasta que se confir- mó el diagnóstico fue de 11,4 meses. Un 55,6% de los padres ya sospechaba la existencia de algún pro- blema antes de que el médico se lo comunicara por primera vez. La edad gestacional media fue de 36 ± 2,56 se- manas, detectándose un CIR en el 92,6% de los em- barazos. El peso medio al nacimiento fue de 1.936 ± 592 g, y el perímetro craneal medio de los niños de la muestra, de 30,67 ± 3,13 cm. Mostramos el fenotipo de algunos de los niños del estudio en la figura. En cuanto a la clínica (Tabla III), un 92,6% de los pacientes (n = 25) de la mues- tra presentó epilepsia. Sólo dos de ellos no toman fármacos antiepilépticos actualmente. La edad me- dia de comienzo de las crisis fue de 10,6 ± 6,1 meses (rango: 2-24 meses). El número medio de fármacos antiepilépticos que han probado los pacientes es de 2,21 (rango: 1-5). En el momento actual, se encuen- tran en monoterapia el 44,4% de los niños con epi- lepsia. En casi la mitad de los casos (48,1%), las cri- sis están estrechamente relacionadas con la fiebre. El retraso del desarrollo psicomotor/cognitivo estaba presente en todos los pacientes de la mues- tra, y el área afectada con más frecuencia fue la del lenguaje. El 59,3% de los pacientes de la muestra tenía he- cha una resonancia magnética (RM) craneal, y se encontraron alteraciones en la mitad de ellas. Los hallazgos descritos son atrofia corticosubcortical (n = 3), atrofia cortical asociada a afectación difusa de la sustancia blanca e hipoplasia del cuerpo callo- so (n = 1), agenesia del cuerpo calloso (n = 1), al­ teración de la sustancia blanca periventricular no inmediatamente adyacente a las paredes ventricu- Tabla II. Síndrome de Wolf-Hirschhorn: cuestionario para padres. 1. ¿A qué edad fue su hijo diagnosticado definitivamente de síndrome de Wolf-Hirschhorn? 2. ¿A qué edad algún médico les dijo por primera vez que podría haber algún problema en el desarrollo de su hijo? 3. ¿Había notado usted algo en el desarrollo de su hijo que no le parecía normal antes de que se lo comunicaran los médicos? (sí/no) 4. Señale los problemas que tiene o ha tenido su pequeño hasta la fecha: Problemas de corazón Problemas respiratorios Problemas para crecer (sólo marque si ha precisado suplementos alimentarios o sonda nasogástrica) Mi hijo es portador de gastrostomía Problemas en los oídos/garganta frecuentes Problemas endocrinológicos (tiroides…) Problemas con la vista Problemas nefrourológicos (con el riñón o los genitales, incluidos hipospadias, etc.) Epilepsia 5. Si su hijo se ha tenido que operar, indique el número de operaciones a las que se ha sometido 6. Califique de 1 a 10 el trato recibido por los médicos que han atendido a su hijo 7. ¿Su hijo camina sin ayudas en el momento actual? 8. ¿Algunadelaspersonasdelaunidadfamiliarhatenidoquedejarsutrabajoparacuidardelpequeño?(sí/no) 9. Califique de 1 a 10 la información que le han aportado los médicos que tratan a su hijo 10. ¿Quién le ha informado mejor sobre la naturaleza del síndrome (neuropediatra, genetista, otorrino, cardiólogo, pediatra de atención primaria...)? 11. ¿Su hijo tiene hecha una resonancia magnética cerebral? (sí/no). Si la respuesta es afirmativa, ¿esa resonancia muestra alguna alteración? (sí/no, y, si es posible, describa la alteración) 12. ¿Podría decirnos el tamaño del perímetro craneal que tuvo su niño al nacimiento? 13. Observaciones/otros comentarios
  • 5. 53www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 Síndrome de Wolf-Hirschhorn lares, sin distorsión de la morfología ventricular (n = 1), disminución del tamaño del hipocampo iz- quierdo (n = 1) y microquistes periventriculares bi- laterales (n = 1). En cuanto a las alteraciones sensoriales, descri- bimos un 67% de patología oftalmológica. Se agru- pan aquí defectos de refracción, estrabismo, obs- trucción del conducto lacrimonasal y cataratas como las más frecuentes. Además, un 52% de los niños de la muestra presenta o presentó patología otorrino- laringológica, agrupándose aquí problemas auditi- vos y de fusión de la línea media (paladar hendido). También aparecieron problemas cardiológicos (44,4%), en su mayoría del tipo defectos atriales y de esteno- sis pulmonar. Se detectaron alteraciones genitouri- narias en un porcentaje similar, fundamentalmente reflujo vesicoureteral y criptorquidia. Otros datos que se deben señalar sobre nuestra muestra son la existencia de dos casos familiares de SWH y un caso de embarazo gemelar, con uno de los niños afectado por el síndrome y otro sano. En cuatro de los 27 casos se había realizado una am- niocentesis, que resultó normal. En cuanto a la situación de dependencia actual, sólo el 33,3% de los niños de la muestra presenta deambulación libre (todos ellos tienen una edad su- perior a 16 meses en el momento actual) y en algo más de la mitad de los casos (51,9%) alguno de los progenitores ha tenido que dejar su trabajo para ocuparse del cuidado del niño. Pese a la corta edad de los niños de la muestra, se registra una media de 0,92 ± 1,24 cirugías (rango: 0-6 cirugías) realizadas en estos pacientes. Los padres califican con una nota media de 7,25 ± 2,17 el trato recibido por parte de los facultativos y de 6,29 ± 2,11 la calidad de la información que los profesionales les han ofrecido sobre el síndrome que presenta su hijo. Discusión Si bien existen algunos estudios con muestras más amplias que la que aquí presentamos [6,7], no he- mos encontrado referencias a la edad media de diagnóstico de los niños con SWH ni al tiempo pre- cisado para realizarlo. En nuestra muestra, existen variaciones importantes en este aspecto, desde un pequeño grupo de niños que se diagnosticaron du- rante el período neonatal hasta otros en los que se tardó años en llegar al diagnóstico. Los pacientes con SWH no siempre presentan el fenotipo típico (Figura) y, además, se trata de un síndrome con baja frecuencia de presentación, por lo que puede en- tenderse que, en ocasiones, el diagnóstico se demo- re por su desconocimiento. Será interesante obser- var en futuros estudios cómo este tiempo necesario para el diagnóstico se va acortando gracias a la ge- Tabla III. Principales características clínicas en los pacientes de nuestra muestra (n = 27). Pacientes del estudio que la presentan Basadas en referencias publicadas [4,15,19] Epilepsia 92,6% 75-100% Alteración del crecimiento/fallo del medro (que ha requerido soporte nutricional) 88,9% 75-100% Anomalías visualesa 66,7% 25-50% Alteraciones otorrinolaringológicasb 51,9% 40% Alteración estructural del sistema nervioso centrala 50% (sólo se ha realizado neuroimagen en 16 pacientes) 75-80% Infecciones respiratorias frecuentes 48,1% 69% Patología cardiológicaa 44,4% 50% Patología nefrourológicaa 44,4% 30% Patología endocrinológicac 14,81% a Incluye las manifestaciones detalladas en la tabla I; b Se refiere a déficits auditivos y también a defectos de fusión de la línea media (paladar hendido); c Fundamentalmente hipotiroidismo. Figura. Fenotipo de algunos de los niños de la muestra.
  • 6. 54 www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 R. Blanco-Lago, et al neralización en el empleo de estudios genéticos cada vez más eficientes y al mejor conocimiento del sín- drome por la comunidad médica. El aspecto característico de estos niños suele de- berse a su facies en ‘casco griego’, con una raíz y puente nasal anchos que se continúan con una fren- te prominente. Su nariz tiene una forma angulosa, cuadrada y rebasa el tabique hacia abajo. También presentan hipertelorismo, cejas arqueadas, epican- tus, fitrum corto, comisuras bucales dirigidas hacia abajo, micrognatia, microcefalia y, en ocasiones, malformaciones o malposiciones de los pabellones auriculares. Este fenotipo puede hacerse menos evidente con la edad y varía de manera individual. Algunos autores encuentran correlación entre el fe- notipo y el tipo de genes afectados [2]. De manera casi constante, los niños con SWH presentaron un CIR, que suele continuarse de un fa- llo del medro durante la infancia [25]. Este retraso en el crecimiento tiene como consecuencia un perí- metro craneal inferior a la población media. Los ni- ños con SWH son, por tanto, ‘pequeños y armóni- cos’. Esta norma encuentra raras excepciones (algu- nos pacientes con traslocaciones no equilibradas). Recientemente se han descrito las posibles razo- nes moleculares de este defecto de crecimiento. Pa- rece ser que la deleción responsable del síndrome provocaría un trastorno en la reorganización de la cromatina de las células de estos pacientes, que tendría como consecuencia un retraso en la normal progresión del ciclo celular y una alteración en la replicación del ADN [11]. El retraso de crecimiento se observa en niños con ingesta calórica adecuada, pero también existen otros casos en los que la in- gesta se ve dificultada por las propias característi- cas del síndrome, como pueden ser la hipotonía, defectos de la línea media facial, como un paladar hendido, reflujo gastroesofágico o alteraciones en la coordinación de la succión-deglución. En cuanto a la edad gestacional, no encontramos estudios que relacionen específicamente el síndro- me con la prematuridad; sin embargo, en nuestra muestra, la edad gestacional media es de 36 sema- nas, y no se superan las 39 semanas en ningún caso (edad gestacional máxima: 38 + 5 semanas). Pese a que en los casos publicados hace décadas se destacaba un importante retraso cognitivo en estos niños, con nulo desarrollo del lenguaje [12], cabe destacar que, a medida que se han descrito se- ries más amplias, se ha concluido que en un tercio de los pacientes el retraso cognitivo puede clasifi- carse como leve o moderado [6,26]. Probablemente esto sea así porque el diagnóstico del síndrome en el momento actual se haga en casos menos graves, gracias a la progresiva generalización del empleo de tests genéticos cada vez más sensibles. El grado de afectación cognitiva es diferente en cada paciente y, según algunos autores, como Zolli- no et al [6], dependiente del tamaño de la deleción. Según este grupo, es de intensidad grave en la tota- lidad de los pacientes de su muestra, cuyo tamaño de deleción es superior a 25 Mb. El lenguaje expresivo parece ser una de las face- tas más afectadas en estos niños (aproximadamente sólo un 6% de ellos se consigue comunicar median- te frases sencillas); sin embargo, el interés comuni- cativo de este colectivo no se ve igualmente afecta- do [8,13]. Es más, se ve potenciado y mejorado con el tiempo y el empleo de métodos de comunicación aumentativa o no verbal. Parece que la afectación pre- ferente del lenguaje expresivo se relaciona con los síndromes cromosómicos 4p-, como se ha descrito de manera reciente [14]. La presencia de un retraso del desarrollo psico- motor es un dato inicial que muchas veces invita al médico a solicitar una RM craneal en un paciente. En nuestra muestra, sólo tiene realizada esta prue- ba el 59,3% de los niños, con alteraciones en ellas en la mitad de los casos. En la bibliografía revisada, las anomalías estructurales del sistema nervioso cen- tral aparecen hasta en el 80% de los individuos con SWH [4]. Las que se describen con más frecuencia son las que afectan al cuerpo calloso, así como la existencia de quistes periventriculares (estos últi- mos en ausencia de otras causas que pudieran pro- vocarlos, como distrés perinatal, prematuridad o infección congénita) [22], disminución del volumen de la sustancia blanca bilateral y difusa o atrofia cór- tico-subcortical. Respecto a estas anomalías estructurales del sis- tema nervioso central, en nuestra muestra aparecen con menor frecuencia de la esperable, pero este dato no lo consideramos significativo, dado el esca- so número de RM craneales realizadas [15,22]. Las convulsiones suelen ser una importante fuen- te de morbilidad en los niños con SWH. La epilep- sia se describe entre el 50-100% de los casos (en nuestra muestra la presentan el 92,6%) y suele ini- ciarse en edades tempranas, entre los 3 y los 23 me- ses [15,17,19,27]. En nuestro estudio, la edad media de comienzo de las crisis son 10,6 ± 6,1 meses) (rango: 2-24 meses), resultados totalmente acordes con los publicados hasta la fecha. Las crisis presentan unas características propias del síndrome, como que son favorecidas por la fie- bre y pueden ser prolongadas. Llega a registrarse un importante número de estados epilépticos con- vulsivos en este grupo de población (hasta en el 50%
  • 7. 55www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 Síndrome de Wolf-Hirschhorn de los casos) [15]. Pese a que en los estados iniciales la epilepsia puede ser de difícil control, ésta tiende a mejorar o desaparecer con la edad (hasta en el 55% de los casos al llegar a los 13 años [15]). Los ti- pos de crisis que se presentan son variables, y des- tacan las ausencias atípicas, sobre todo entre los 1-6 años de edad, que no siempre se detectan y de- ben tratarse precozmente para no empeorar el pro- nóstico de los pacientes. Los niños con SWH pueden presentar un patrón electroencefalográfico característico, como ocurre en otras entidades, como el síndrome de Angelman, aunque éste es un dato no consensuado por dife- rentes autores [16,28]. Además, sus crisis respon- den, sobre todo, a fármacos como el ácido valproico y la etosuximida. Sin embargo, el empleo de otros fármacos antiepilépticos, como la oxcarbacepina, puede perjudicarles [7,16-18]. Sobre las otras características clínicas del síndro- me (Tabla III), encontramos similitudes con otras series publicadas [29,30], con una frecuencia lige- ramente superior en las anomalías oftalmológicas, que en nuestra serie aparecen en el 66,7% de los casos, frente a un 25-50% en otras series [15]. Otras diferencias existentes pueden explicarse por el tipo de agrupación de los datos recogidos, como la fre- cuencia de infecciones respiratorias y óticas, que nosotros recogemos por separado. Zollino et al [6] comparan la frecuencia de dife- rentes alteraciones clínicas en función del tamaño de la deleción que portan los pacientes, y encuen- tran una correlación positiva entre el tamaño de la deleción y el número y la gravedad de los hallazgos clínicos. No hemos realizado ese análisis en nues- tro caso, a la espera de disponer de una muestra si- milar (80 pacientes) para poder comparar resulta- dos. Los esfuerzos de investigación actuales se es- tán centrando en el conocimiento de las claves ge- néticas del síndrome, por lo que creemos interesante estudiar esta correlación genética-clínica [31-35]. Por último, hay que señalar que no hemos en- contrado estudios referentes a la calidad de vida o grado de dependencia en los pacientes con SWH, ni donde se valoren la opinión de los familiares so- bre la atención médica recibida o el tiempo medio empleado en el diagnóstico del síndrome. En nues- tra muestra, el grado de dependencia estimado es alto; por ejemplo, sólo un tercio de los pacientes puede caminar de manera independiente y, en la mitad de los casos, uno de los progenitores tuvo que dejar su trabajo para cuidar al niño. El número de intervenciones quirúrgicas es también un indi- cador de calidad de vida, más frecuente en este co- lectivo que en niños sanos de la misma edad. Esto se debe a las múltiples malformaciones o disfuncio- nes sensoriales que pueden presentar los pacientes con SWH. Bibliografía 1. Battaglia A, South S, Carey J. Clinical utility gene card for: Wolf-Hirschhorn (4p-) syndrome. Eur J Hum Genet 2011; Apr 19. [Epub ahead of print]. 2. Hammond P, Hannes F, Suttie M, Devriendt K, Vermeesch JR, Faravelli F, et al. Fine-grained facial phenotype-genotype analysis in Wolf-Hirschhorn syndrome. Eur J Hum Genet 2012; 20: 33-40. 3. Bergemann AD, Cole F, Hirschhorn K. The etiology of Wolf-Hirschhorn syndrome. Trends Genet 2005; 21: 188-95. 4. Battaglia A, Filippi T, Carey JC. Update on the clinical features and natural history of Wolf-Hirschhorn (4p-) syndrome: experience with 87 patients and recommendations for routine heath supervision. Am J Med Genet C Semin Med Genet 2008; 148C: 246-51. 5. Cooper H, Hirschhorn K. Apparent deletion of short arms of one chromosome (4 or 5) in a child with defects of midline fusion. 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  • 8. 56 www.neurologia.com  Rev Neurol 2013; 57 (2): 49-56 R. Blanco-Lago, et al 19. Battaglia A, Carey JC, Wrignt TJ. Wolf-Hirschhorn (4p-) syndrome. Adv Pediatr 2001; 48: 75-113. 20. Battaglia A, Carey JC, Cederholm P, Viskochil DH, Brothman AR, Galasso C. Natural history of Wolf-Hirschhorn syndrome: experience with 15 cases. Pediatrics 1999; 103: 830-6. 21. Meloni A, Shepard RR, Battaglia A, Wright TJ, Carey JC. Wolf-Hirschhorn syndrome: correlation between cytogenetics, FISH and severity of disease. Am J Hum Genet 2008; 45: 71-80. 22. Verbrugge J, Choudhary AK, Ladda R. Tethered cord, corpus callosum abnormalities and periventricular cysts in Wolf-Hirschhorn syndrome. Report of two cases and review of the literature. Am J Med Genet A 2009; 149A: 2280-4. 23. Sifakis S, Manolakosn E, Vetro A, Kappou D, Peitsidis P, Kontodiou M, et al. 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The current situation of the patients and the opinions of their caregivers regarding the diagnostic process Introduction. Wolf-Hirschhorn syndrome (WHS) is a chromosome pathology produced by a deletion in the distal region of the short arm of chromosome 4. It is characterised by the presence of a peculiar phenotype, delayed growth, delayed psychomotor development and epilepsy. Aims. To describe the characteristics of a series of children with WHS, including the mean amount of time spent on reaching the diagnosis, and to evaluate the opinion of the families about the diagnostic process. Patients and methods. The researchers contacted the National WHS Association and, through them, contact was established with 29 families affected by the condition. Information was collected about the clinical features of the child and the opinion about the diagnostic process, and the families were asked to present medical reports that confirmed the information they had given. Once a database of information about the patients had been created, it was submitted to a statistical analysis. Results. Information was obtained on 27 families. The mean age of the patients is currently 6.94 ± 6.37 years. The mean age of diagnosis was 14.34 months. Delayed intrauterine growth exists in 92.6% of the pregnancies. Epilepsy is present in 92.6% of patients, 44.4% of them in monotherapy. Delayed psychomotor/cognitive development exists in all the patients. Thirty-three per cent of them can walk unaided. The parents rated the treatment offered by physicians with a mean score of 7.25 ± 2.17 and the information they were provided with was given a score of 6.29 ± 2.11. Conclusions. No references have been found regarding the mean age of diagnosis for WHS. In our sample there are important variations in this respect, possibly influenced by the phenotype of the case and the doctor’s own experience. The clinical characteristics are similar to the ones that were expected. The estimated degree of dependence is high and, in contrast, the quality of the information received by the family is low. Key words. 4p monosomy. 4p- syndrome. Delayed intrauterine growth. Deletion. Epilepsy. Greek helmet facies. Hypogrowth. Wolf-Hirschhorn.