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El Residente
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Clasificación y evaluación de la desnutrición
en el paciente pediátrico
Horacio Márquez-González,* Verónica Marlene García-Sámano,** María de Lourdes
Caltenco-Serrano,*** Elsy Aideé García-Villegas,**** Horacio Márquez-Flores,*****
Antonio Rafael Villa-Romero******
* Residente de Pediatría del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI.
** Médico adscrito al Departamento de Preescolares del Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI.
*** Jefe del Área de Preescolares del Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI.
**** Licenciada en Nutrición. MCS. Adscrita al Departamento Vigilancia Epidemiológica del Instituto Nacional de Ciencias
Médicas y Nutrición «Salvador Zubirán».
***** Médico Internista. Jefe de Áreas Críticas del «Sanatorio Español de la Laguna».
****** MSP, M en C Investigador Nacional Nivel III - Sistema Nacional de Investigadores. Departamento de Salud Pública.
Facultad de Medicina, UNAM.
Dirección para correspondencia:
Horacio Márquez-González
Avenida Cuauhtémoc·No. 271. Colonia Roma Norte, CP 06700. México, D.F., México. Tel (55)37-54-15-62
E-mail: horaciomarquez84@hotmail.com
Recibido: 9 de junio del 2012.
Aceptado con modificaciones: 30 de julio del 2012.
REVISIÓN - OPINIÓN
Este artículo puede ser consultado en versión completa en http://www.medigraphic.com/elresidente
RESUMEN. Es una condición patológica inespecífica, sistémica y reversible en potencia, que resulta de la
deficiente utilización de los nutrimentos por las células del organismo que se acompaña de variadas manifes-
taciones clínicas relacionadas con diversos factores ecológicos, y que reviste diferentes grados de intensidad.
Se trata, en la actualidad, de un problema mundial de salud. En México se encuentra aún presente hasta en el
17% de la población. Se sugiere que la clasificación y manejo de la desnutrición se realice de la siguiente mane-
ra: A: antropometría completa, consistente en peso, talla, perímetro cefálico, segmentos superior e inferior y
pliegues. B: bioquímica, de acuerdo a la vida media de los marcadores: albúmina, prealbúmina, proteína unida
a retinol y transferrina. C: Clínica, identificar los signos universales, circunstanciales y agregados de la des-
nutrición; clínica: marasmo, kwashiorkor o mixta. Y en temporalidad y gravedad por índice de Waterlow por
los índices peso para la estatura (%P/E) y talla para la edad (%T/E) en: normal, desnutrido agudo, desnutrido
crónico recuperado y desnutrido crónico agudizado. D: Dietética, dependiendo de la adecuada clasificación,
el objetivo del tratamiento será llevar al paciente inicialmente para llevar el peso para la edad biológica, que
corresponde de acuerdo a la talla.
Palabras clave: Desnutrición, marasmo, kwashiorkor, clasificación de Gómez, clasificación de Waterlow.
ABSTRACT. It is a non-specific pathological condition, systemic and potentially reversible; resulting in poor
utilization of nutrients by the body’s cells which is accompanied by various clinical manifestations related
to various ecological factors, and it is of varying degrees of intensity. This is currently a worldwide health
problem. In Mexico it is still present in up to 17% of the population. It is suggested that the classification and
management of malnutrition is performed as follows: A: Full anthropometry, consisting of weight, height,
head circumference, upper and lower segments folds. B: Biochemistry, according to the average life of the
markers: albumin, prealbumin, retinol binding protein and transferrin. C: Clinical, identify universal signs,
circumstantial and aggregates of malnutrition; clinical marasmus, kwashiorkor or mixed. And in timing and
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60
Clasificación de desnutrición infantil
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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severity by index Waterlow by weight for height indices (% W / Wh) and height for age (% T / A): normal, acute
malnourished, chronically undernourished and malnourished chronic recovered sharpened. D: Diet depending
on the proper classification, the goal of treatment will initially take the patient to carry the weight for biolo-
gical age, which corresponds according to size.
Key words: Malnutrition, marasmus, kwashiorkor, Gomez classification, classification of Waterlow.
Se le llama desnutrición a aquella condición pa-
tológica inespecífica, sistémica y reversible en
potencia que resulta de la deficiente utilización
de los nutrimentos por las células del organis-
mo, se acompaña de variadas manifestaciones
clínicas relacionadas con diversos factores ecoló-
gicos, y además reviste diferentes grados de in-
tensidad.1
Se trata de un problema mundial que
refleja los programas económicos y de salud; en
particular, la distribución de los recursos de las
naciones.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
publicó en 2010 el Índice Global de Hambre
(IGH-2010), una herramienta adaptada y desa-
rrollada para dar seguimiento de manera com-
prensiva al hambre del mundo, y que toma en
cuenta tres indicadores:2
la proporción de perso-
nas subnutridas, el peso para la edad de niños
y niñas y, finalmente, la mortalidad infantil en
menores de 5 años; la conclusión de este índice
es que existe una disminución del hambre en las
regiones de Sudamérica (14%) y un incremento
en África (33%). Estos datos se asocian directa-
mente con los reportados posteriormente en el
documento de las Estadísticas Sanitarias Mun-
diales de la OMS (ESM.OMS.2011), publicado
en 2011,3
en donde países como Malawi, que
calificaron un índice de hambre de 18.1 presen-
tan una insuficiencia ponderal del 15.5% en ni-
ños menores de 5 años y deficiencia ponderal al
nacer del 14%. Con datos como éstos podemos
concluir que la desnutrición se asocia en mayor
medida a la deficiencia en la ingestión de los nu-
trimentos, repercutiendo directamente sobre el
desarrollo de los individuos.
En el caso de México, se publicó en el IGH-
2010 una disminución del 62% del hambre en 10
años (índice global de hambre menor al 5%) y un
déficit ponderal en niños de 5 años menor del
4%. Esto concuerda con la ESM.OMS.2011 que
reporta un porcentaje de desnutrición menor al
3.4% en niños menores de 5 años. Sin embargo,
¿estos datos concuerdan con las estadísticas na-
cionales? La Encuesta Nacional de Salud y Nu-
trición (ENSANUT) 20064
reporta talla baja en
10.4% de la población. Ávila y colaboradores re-
portaron en 1998 un índice de desnutrición has-
ta del 56% en la Sierra Tarahumara.5
En 2003, la Secretaría del Desarrollo Social
(SEDESOL) publicó la encuesta de Desnutrición
Infantil y Pobreza en México con el siguiente
dato: 17.8% de desnutrición en la población ana-
lizada y más del 34% asociada a algún grado de
pobreza.6
Ya que la desnutrición es un problema palpa-
ble y presente, obliga a que el médico en forma-
ción conozca a fondo la fisiopatología, su clasifi-
cación y tratamiento oportuno.
Fisiopatología
La nutrición está íntimamente ligada con el fe-
nómeno biológico del crecimiento, que puede
manifestarse por el aumento (balance positivo),
mantenimiento (balance neutro) o disminución
(balance negativo) de la masa y del volumen, que
conforman al organismo, así como por la ade-
cuación a las necesidades del cambio de forma,
función y composición corporal. Cuando la velo-
cidad de síntesis es menor que la de destrucción,
la masa corporal disminuye en relación con el
momento previo, pero el balance negativo, cual-
quiera que sea la causa que lo genere, no puede
mantenerse por tiempo prolongado, ya que las
disfunciones orgánicas que lo acompañan son
incompatibles con la vida. Por ello, la desnu-
trición daña las funciones celulares de manera
progresiva, afectándose primero el depósito de
nutrientes y posteriormente la reproducción, el
crecimiento, la capacidad de respuesta al estrés,
el metabolismo energético, los mecanismos de
comunicación y de regulación intra e intercelu-
61
Márquez-González H y cols.
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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lar y, finalmente, la generación de temperatura,
lo cual lleva a un estado de catabolismo que de
no resolverse a tiempo conduce a la destrucción
del individuo.7
Hay cuatro mecanismos que pue-
den verse afectados:
1. Falta de aporte energético (falla en la ingesta).
2. Alteraciones en la absorción.
3. Catabolismo exagerado.
4. Exceso en la excreción.
Ya desde 1950, Jolliffe propuso la siguiente
secuencia de eventos en el organismo carente
de energía: depleción de reservas nutricias, al-
teraciones bioquímicas, alteraciones funcionales
y alteraciones anatómicas. Los requerimientos
de energía no son iguales para todos los órganos,
las células del corazón y el cerebro son las que se
protegen durante el catabolismo acelerado.8
Un ser humano que por alguna razón presen-
ta una interrupción en la transformación de los
alimentos podrá mantener la energía durante
las primeras horas por el almacenamiento de
glucógeno en el hígado, que aporta en promedio
900 kilocalorías. Cuando estas reservas se han
depletado, la gluconeogénesis otorga energía a
los tejidos vitales (cerebro y corazón), a través
de la oxidación de los lípidos. Durante el proceso
se obtiene energía; sin embargo, en el proceso se
liberan lactato y cuerpos cetónicos.9
Una vez que el tejido adiposo se ha sacrificado
para mantener la energía, el siguiente proceso de
producción energética de la gluconeogénesis es a
través de las reservas proteicas. La alanina es un
aminoácido que circula libremente; no obstante,
una vez que se ha utilizado por completo, precisa
de la catabolia del músculo estriado para su libe-
ración. Durante este proceso la masa muscular
disminuye y los niveles de urea (secundarios a
la liberación de otros aminoácidos) incremen-
tan hasta que se agota por completo la reserva
corporal de aminoácidos. Para este momento, el
individuo ha manifestado cambios anatómicos
como los descritos en los signos universales de la
desnutrición y falla orgánica secundaria.1
Gómez propone la siguiente falla orgánica
durante la desnutrición: pérdida inicial de peso,
pérdida de la relación entre el segmento superior
e inferior, estancamiento de la talla, perímetro
torácico y finalmente cefálico. Funcionalmente:
pérdida de la capacidad de lenguaje, capacidad
motora y finalmente funcional a expensas de fa-
lla cardiaca y neurológica que conlleva finalmen-
te a la muerte.10
El curso de la desnutrición es, en resumen,
una carrera para mantener energía a costa de lo
que sea. La emaciación es el resultado de esta
penosa secuencia de eventos.
El clínico puede identificar en el paciente pe-
diátrico el inicio del proceso de la desnutrición, de
acuerdo con el siguiente horizonte: el motivo que
condiciona la intervención médica será frecuen-
temente la talla baja o la pérdida de peso acen-
tuada; excepcionalmente será la falla orgánica (es
de esperarse que la condición de estos niños sea
grave); la conducta deberá buscar inicialmente la
estabilización si el estado es precario y posterior-
mente clasificar la desnutrición de acuerdo a la
etiología, clínica, temporalidad e intensidad. Un
vez que se hayan contestado estas interrogantes
deberá iniciarse el tratamiento gradual, evitando
la indicación acelerada de nutrimentos para im-
pedir síndrome de realimentación.11
La respuesta
se espera que sea sumamente parecida a la se-
cuencia de las pérdidas, esto es: recuperación del
peso, armonización del peso con la talla, recupe-
ración bioquímica, recuperación de cada uno de
los segmentos afectados: talla, torácico y cefálico.
Todo lo anterior refleja que el organismo ha al-
canzado un estado de homeostasis (Figura 1).
La mejor herramienta diagnóstica de esta en-
fermedad es la clínica. La desnutrición presenta
los siguientes signos:
Signos universales: Al menos uno de ellos
está presente en todos los pacientes con esta en-
fermedad y son tres:12
• Dilución bioquímica: Principalmente en la
desnutrición energético-proteica por la hi-
poproteinemia sérica (aunque no excluye a
las otras entidades clínicas). Se presenta con
osmolaridad sérica disminuida, alteraciones
electrolíticas como hiponatremia, hipokale-
mia e hipomagnesemia.
62
Clasificación de desnutrición infantil
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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• Hipofunción: De manera general, los siste-
mas del organismo manifiestan déficit en las
funciones (Cuadro I).
• Hipotrofia: La disminución en el aporte ca-
lórico ocasiona que las reservas se consuman
y se traduzcan con afectación directa en la
masa muscular, el panículo adiposo, la osifi-
cación y repercutan sobre la talla y el peso.
Signos circunstanciales: No se presentan
en todos los pacientes; al ser encontrados du-
rante la exploración esto puede manifestar que
la intensidad de la desnutrición es de modera-
da a severa. Los más frecuentemente encontra-
dos: alteraciones dermatológicas y mucosas; por
ejemplo, en pelagra por déficit de niacina, en
piel y faneras uñas frágiles y quebradizas; ca-
bello delgado, quebradizo, con pérdida del bri-
llo y decoloración (por déficit de zinc); edema,
temblores o rigidez muscular, manifestaciones
clínicas por déficit de vitaminas específicas
como raquitismo por déficit de vitamina D, en-
tre otras.
Signos agregados: No son ocasionados di-
rectamente por la desnutrición, sino por las en-
fermedades que acompañan al paciente y que se
agravan por la patología de base; por ejemplo, un
paciente con síndrome de intestino corto presen-
tará deficiencias vitamínicas importantes debido
a la limitación de su absorción.
Por lo anterior, se propone el ABCD del abor-
daje de la desnutrición: Antropométrica, Bioquí-
mica, Clínica y Dietética. En el presente trabajo
abordaremos las tres primeras.
A: Antropométrica13
La medición de segmentos es una forma objetiva
de evaluar el crecimiento, la distribución muscu-
lar y grasa, así como determinar la respuesta al
tratamiento. Prácticamente todos los segmentos
del cuerpo pueden medirse y existen percentilas
para comparar sus resultados. Los segmentos
antropométricos que ya se han validado para
el estudio de la desnutrición son los siguientes:
peso, talla o estatura, circunferencia de cabeza,
circunferencia de la parte media del brazo, espe-
sor del pliegue cutáneo de cadera y tricipital, el
segmento superior e inferior.
Estos segmentos corporales deberán medirse
en todas las consultas; sin embargo, los dos más
utilizados para la evaluación nutricional son el
Falla
orgánicaAntropometría
Via
metabólica
Peso
Talla Cardiovascular
Neurológica
Gl inmunológicaMuscular
Talla
Peso
PC
N
A
C-A
CAA
Proteínas
Lípidos
Carbohidratos
Glucogénesis
Glucogénesis
Tiempo
Figura 1.
Abreviaturas: N = normal, PC = perímetro
cefálico, A = armonizado, C-A = crónica ar-
monizado, CAA = crónica agudizada.
El gráfico se encuentra divido en tres partes,
cada una de las divisiones del eje de las Y
corresponde a un análisis distinto, mientras
que en el eje de las X se representa el tiempo:
• Falla orgánica, aparición de falla por siste-
mas en relación al tiempo.
• Alteraciones de los segmentos corporales:
peso, talla y perímetro cefálico de acuerdo al
tiempo de evolución de la desnutrición. Los
círculos ejemplifican los tipos de desnutrición
de acuerdo a Waterlow.
Vía metabólica: alteraciones de los nutrimen-
tos y la vía metabólica afectada en relación
al tiempo.
Nota: Los eventos de los tres apartados del
eje de las Y no son sincrónicos entre sí.
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Márquez-González H y cols.
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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Este documento es elaborado por Medigraphic
peso y la talla. La técnica debe ser estandarizada
para que las mediciones sean confiables.
B: Bioquímica14
La evaluación de los depósitos proteicos es una
herramienta útil en el seguimiento de la desnu-
trición. Conocer la vida media de éstas marcará
la frecuencia en la que se solicitará su medición;
es importante saber determinar cuáles son las
que auxilian en la fase aguda y en la crónica. Las
siguientes son las proteínas más solicitadas de
acuerdo con la fase y la vida media:
Cuadro I. Falla por órganos y sus manifestaciones clínicas en la Desnutrición.
Sistema Fisiopatología Manifestación clínica
Sistema nervio-
so central
• Disminución del crecimiento del tejido cerebral
• Alteraciones en la desmielinización
• Retraso mental
• Alteraciones motrices
Sistema cardio-
vascular
• Disminución de la masa muscular cardiaca que conlleva
bajo gasto y falla cardiaca
• En el marasmo hay disminución del consumo de oxígeno y
bradicardia aun con datos de sepsis, lo que conduce fácil-
mente a la falla de bomba
• Hipotensión
• Hipotermia
• Disminución de la amplitud
del pulso
• Precordio hipodinámico
• Soplo cardiaco
Pulmonar • Disminución de la masa de los músculos intercostales y
accesorios de la respiración
• Disminuye la expulsión de secreciones
• Hay disminución de la inmunoglobulina A secretora
• Bradipnea
• Cuadros neumónicos recu-
rrentes
Gastrointes-
tinal
• Acortamiento y aplanamiento de las vellosidades
• Hipoclorhidria
• Hipomotilidad intestinal
• Sobrecrecimiento y traslocación bacteriana
• Hígado: incremento en radicales libres de oxígeno, toxinas
derivadas de la colonización bacteriana, salida de lipopro-
teínas
• Páncreas: disminución por desorganización celular de la
secreción de lipasas y amilasas, en estadios muy avanzados
hipoinsulinemia
• Malabsorción
• Esteatórrea
• Intolerancia a disacáridos
• Infecciones gastrointestinales
y diarrea aguda
• Estreñimiento
• Hígado graso
• Insuficiencia pancreática
exógena
Inmunológico • Pérdida de la integridad de las barreras anatómicas (piel y
mucosas)
• Atrofia de órganos linfoides
• Hipocomplementemia a expensas de C3
• Disminución de la quimiotaxis y fagocitosis
• Deficiencia medular de linfocitos, inicialmente de estirpes
jóvenes, posteriormente todas
• Alteraciones en la inmunidad humoral
• Infecciones recurrentes y de
presentación más severa
• Disminuye la disponibilidad
de la utilidad de las vacunas
Sistema endo-
crino
• Hipercortisolismo inicialmente para incrementar la dispo-
nibilidad energética y una vez que se acaban las reservas
disminuye su secreción
• Disminución de T3 (forma activa de hormona tiroidea)
• Reducción de concentración de sometomedina C
• Hipercortisolismo y posterior-
mente hipocortisolismo
• Hipotiroidismo
• Talla baja
Hematológico • Disponibilidad de hierro baja
• Anemia microcítica e hipocrómica
• Anemia de las enfermedades crónicas cuando se asocia a
infecciones recurrentes
• Cansancio
• Palidez
• Cianosis distal
• Hipocratismo digital
Sistema renal • Disminución de la filtración glomerular y la absorción de
electrolitos
• Acumulación de iones hidrógeno libres, la acidez titulable y
la producción de amonio
• Disminución del peso y del flujo plasmático renal
• Disminución en la tasa de
filtración glomerular
• Proteinuria
• Acidosis metabólica
• Edema
64
Clasificación de desnutrición infantil
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• Aguda: α-1 antitripsina, complemento C3,
proteína C reactiva, ferritina y fibrinógeno.
• Crónica o de seguimiento: Albúmina (vida
media de 20 días), prealbúmina (transretini-
na, 2 días), proteína unida a retinol (12 ho-
ras), transferrina y globulina de unión a la
tiroxina.
La determinación sérica de vitaminas es tam-
bién útil en caso de que exista deficiencia especí-
fica de alguna de éstas.
C: Clínica, la clasificación
de la desnutrición:
De acuerdo con su etiología: Cuando se
realiza el análisis nutricional de un paciente, es
imperioso determinar el origen de la carencia de
los nutrimentos; ésta se divide en tres:1
• Primaria: Se determina si la ingesta de ali-
mentos es insuficiente; por ejemplo, en zonas
marginadas los niños presentarán carencias
físicas de alimentos que afectarán directa-
mente el estado nutricional.
• Secundaria: Cuando el organismo no utiliza
el alimento consumido y se interrumpe el
proceso digestivo o absortivo de los nutri-
mentos; el ejemplo más claro son las infec-
ciones del tracto digestivo que lesionan las
vellosidades del íleon y limitan la absorción.
• Mixta o terciaria: Cuando la coalescencia de
ambas condiciona la desnutrición. Un niño
con leucemia que se encuentre en fase de qui-
mioterapia de inducción a la remisión presen-
tará en el proceso eventos de neutropenia y
fiebre asociados a infecciones que condicionen
catabolia y poca ingesta de alimentos, por lo
tanto la causa es la suma de las dos.
Clasificación clínica: la suma de signos es-
pecíficos pueden encuadrar la desnutrición de la
siguiente manera:
• Kwashiorkor o energético proteica:15
La
etiología más frecuentemente descrita es
por la baja ingesta de proteínas, sobre todo
en pacientes que son alimentados con leche
materna prolongadamente, o en zonas en-
démicas donde los alimentos sean pobres en
proteínas animales o vegetales. Incluso se
describió que en países africanos que fueron
alimentados con maíz alterado, la deficien-
cia del triptófano en este alimento provocó
la interrupción de la formación de proteínas
propiciando la hipoproteinemia y las mani-
festaciones descritas.16
Usualmente se presenta en pacientes de más
de un año de edad, en particular aquellos
que han sido destetados de la leche mater-
na tardíamente, la evolución es aguda. Las
manifestaciones clínicas son con una apa-
riencia edematosa, el tejido muscular es dis-
minuido, pueden acompañarse de esteatosis
hepática y hepatomegalia, lesiones húmedas
de la piel (dermatosis). El comportamiento
del paciente es usualmente asténico. Pueden
cursar con alteraciones hidroelectrólicas ca-
racterizadas por hipokalemia e incremento
del tercer espacio. Cursan con hipoalbumi-
nemia e hipoproteinemia marcada. Una vez
que se inicia el tratamiento la respuesta es
acelerada y satisfactoria. Las complicaciones
más asociadas son infecciones del aparato
respiratorio y digestivo. Según Waterlow, los
pacientes con una manifestación clínica de
Kwashiorkor serán aquellos que se compor-
ten como desnutridos agudos.
• Marasmática o energético-calórica:17
Los pa-
cientes que la presentan se encuentran más
«adaptados» a la deprivación de nutrientes.
Este fenómeno se debe a que cuentan con ni-
veles incrementados de cortisol, una reduc-
ción en la producción de insulina y una sín-
tesis de proteínas «eficiente» por el hígado a
partir de las reservas musculares.
La evolución es crónica, se asocia a destete
temprano. La apariencia clínica es más bien
de emaciación con disminución de todos los
pliegues, de la masa muscular y tejido adipo-
so; la talla y los segmentos corporales se ve-
rán comprometidos. La piel es seca, plegadiza.
El comportamiento de estos pacientes es con
irritación y llanto persistente, pueden presen-
65
Márquez-González H y cols.
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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tar retraso marcado en el desarrollo. Las com-
plicaciones más frecuentes son las infecciones
respiratorias, del tracto gastrointestinal, así
como la deficiencia específica de vitaminas. La
recuperación, una vez iniciado el tratamiento,
es prolongada. Usualmente, estos pacientes se
clasificarán por Waterlow como los desnutri-
dos crónicos en recuperación.
• Kwashiorkor-marasmático o mixta: Es la
combinación de ambas entidades clínicas,
esto es, cuando un paciente presenta des-
nutrición de tipo marasmática que puede
agudizarse por algún proceso patológico
(infecciones por ejemplo) que ocasionará in-
cremento del cortisol de tal magnitud que la
movilización de proteínas sea insuficiente,
las reservas musculares se agoten y la sín-
tesis proteica se interrumpa en el hígado
ocasionando hepatomegalia, aunado a una
hipoalbunemia que disminuya la presión on-
cótica desencadenando el edema.
Estos niños presentarán ambas manifestacio-
nes clínicas y por Waterlow se ubicarán en el re-
cuadro de desnutridos crónico agudizados.
Clasificación por grado y tiempo: Este
punto es el más complicado de determinar, debi-
do a que existen diversas formas e instrumentos
utilizables para su ejecución.
México ha sido uno de los países pioneros en el
estudio de la desnutrición, el Dr. Federico Gómez
realizó una clasificación,18
aún vigente en docu-
mentos como la Norma Oficial Mexicana; en ésta
se divide en grados: normal, leve, moderada y se-
vera. El índice antropométrico utilizado es el peso
para la edad. La fórmula utilizada es la siguiente:
Porcentaje de
=
peso real
x 100
peso/edad (%P/E)
Peso que le corres-
ponde para la edad
Los resultados se interpretan, de acuerdo con
el déficit, de la siguiente manera:
• 0-10%, normal.
• del 10 al 24%, leve.
• del 25 al 40%, moderada.
• más del 41%, severa.
Las ventajas de esta clasificación son la senci-
llez de su ejecución, la medición de un solo índice
(el peso) y una sola tabla, así como el peso para
la edad.
La desventaja principal consiste en que no se
realiza una evaluación longitudinal del paciente
y si está respondiendo satisfactoriamente al tra-
tamiento, por ejemplo:
Acude a la consulta un paciente masculino
de un año de edad con enfermedad por reflujo,
con un peso de 6 kg. Se espera que el peso de
este paciente para esta edad sea entre 9 y 11
kg; si aplicamos la fórmula, el resultado sería
el siguiente: %P/E = 6/10 x 100, 60%; por lo
tanto, presenta, por la clasificación de Gómez,
un déficit de 40% o moderada. Usted ofrece una
maniobra médica y educativa que consiste en
tratamiento médico para el reflujo y un plan
nutricio para incrementar el peso. Tres meses
después, el paciente presenta un peso de 7.5
kg; si aplicamos la misma fórmula el resultado
será: 7.5/10 x 100 = 75%, déficit del 25% o mo-
derado; de acuerdo con lo anterior, a pesar del
tratamiento, el paciente continúa con desnutri-
ción moderada; aseverar que no hay respuesta
es erróneo.
La clasificación no ofrece al clínico si se tra-
ta de un evento agudo o crónico, o si el peso se
encuentra armonizado para la talla del paciente.
La clasificación de Waterlow19
es la mejor he-
rramienta ya que la diferencia radica en que per-
mite determinar la cronología y la intensidad de
la desnutrición. Para la realización de esta eva-
luación se necesitan dos indicadores:
• Porcentaje de
=
peso real
x 100
peso/estatura (l P/E)
Peso que debería
tener para la estatura
• Porcentaje de estatura real x100
estatura/edad (I T/E
=
Estatura que debería
tener para la edad
Con el fin de determinar el peso para la talla y
la talla para la edad, es necesario tomar el valor
que corresponde al percentil 50 en las gráficas
66
Clasificación de desnutrición infantil
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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de crecimiento; más adelante abordaremos la re-
comendación sobre la utilización del mejor gráfi-
co para realizar la evaluación.
Una vez que se han obtenido los porcentajes,
se ubican en el gráfico (Figura 2) y el resultado
de las mediciones puede ser el siguiente:
• Normal: cuando el peso para la talla y la ta-
lla para la edad se encuentran dentro de va-
lores adecuados para la edad.
• Desnutrición aguda: peso para la talla bajo y
talla para la edad normal.
• Desnutrición crónica recuperada o en ho-
meorresis: talla para la edad alterada y peso
para la talla normal.
• Desnutrición crónica agudizada: talla para la
estatura alterada y peso para la talla baja.
Y por intensidad será:
• Grado I: menos del 90%
• Grado II: entre el 80 y 89%
• Grado III: menos del 79%
Por ejemplo, un paciente de cuatro años de
edad que vive en una zona rural acude a consul-
ta con antecedentes de cuadros intermitentes de
diarrea, se realiza antropometría convencional y
se obtienen los siguientes datos: peso 10 kg, talla
90 centímetros (cm). Si se percentila de acuerdo
con los gráficos de la OMS, el percentil 50 que
corresponde a la talla de 90 cm es de 12.9 kg; el
percentil 50 de la talla para la edad es 103 cm.
El resultado de la evaluación nutricional es la
siguiente: porcentaje de peso para la estatura =
10/12.9 x 100, es 77.5% (grado III); el resultado
del porcentaje de talla para la edad = 90/103 x
100, es de 87%.
Ubicando estos valores en el gráfico de Water-
low entonces el cuadrante correspondiente es
el de desnutrido crónico agudizado. A partir de
estas conclusiones se inicia tratamiento con an-
timicrobiano, progresión de los aportes calóricos
y seis meses después la antropometría es la si-
guiente: peso de 12 kg, talla 95 cm. La evalua-
ción es: % p/t = 12/12.9 x 100, ó 93%; y %t/e =
95/103 x 100, ó 92%. La ubicación en el gráfico
Figura 2. Clasifica-
ción por Waterlow.
Grado III Grado II Grado I Grado 0
100
95
90
85
80
Talla/edad
Grado 0
Grado I
Grado II
Grado III
Desnutrido
agudo
Desnutrido
crónico
agudizado
Normal
Desnutrido
crónico
armonizado
60 70 80 90 100
Peso/talla
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Márquez-González H y cols.
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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es normal; por lo tanto, el tratamiento y el segui-
miento es adecuado.
¿Cómo seleccionar las curvas
adecuadas para la evaluación
nutricional?
Utilizar la curva adecuada para el cálculo de los
índices es la mejor herramienta que sustenta el
proceso de la evaluación antropométrica. La in-
quietud de graficar y percentilar el crecimiento
de los niños es una labor que se ha especializa-
do con el tiempo gracias al esfuerzo conjunto de
organismos gubernamentales que han reunido
datos poblacionales para realizar gráficos que
reflejen al médico el crecimiento del paciente pe-
diátrico. Históricamente, las gráficas más utili-
zadas son:
• Curvas de crecimiento de Ramos Galván,
1975:20
Fueron las primeras reportadas en
niños mexicanos; en ellas se documenta las
percentilas por edad de 0 a 18 años de peso,
talla, segmento superior, cefálico, circun-
ferencia de brazo y pierna. Las desventajas
principales: no son representativas de la po-
blación (la mayoría eran niños procedentes
del Distrito Federal), el tamaño de muestra
es pequeño, no están controladas por ali-
mentación o estado patológico.
• Instituto de Investigación Fels en Yellow
Springs, Ohio, 1977:21
Esfuerzo de médicos
y epidemiólogos que realizaron curvas que
percentilaban peso, talla, perímetro cefálico
y otros pliegues. Sin embargo, no eran repre-
sentativas de la población.
• Curvas del Centro Nacional de Estadística
para la Salud (National Center for Health
Statistics, NCHS), 1977:22
Representaron
un esfuerzo de obtener antropometría de
20,000 niños que representaban a 70 millo-
nes de niños de Estados Unidos de América
(EUA); fueron aceptadas durante un tiempo
por la OMS; sin embargo, en evaluaciones
posteriores se detectó que no representaban
a la población general ya que se habían ob-
tenidos de niños de medio socioeconómico
medio-alto de raza blanca, alimentados con
fórmula (posteriormente se detectó que el
crecimiento era diferente), los lactantes ha-
bían sido evaluados en dos mediciones que
intentaban representar el crecimiento men-
sual hasta el primer año de vida. Algunos da-
tos se obtuvieron de las curvas del Fels en
Yellow Springs, en tiempos diferentes en po-
blaciones distintas. Tras una revisión se de-
tectaron las inconsistencias y se modificaron
en las nuevas curvas en 1985.
• Curvas del Euro Crecimiento, 2000:23
Son re-
sultado de la unión de un esfuerzo multina-
cional de países europeos que reunieron da-
tos de crecimiento de niños menores de cinco
años en 22 sitios de 11 países. El seguimien-
to fue longitudinal de 1,746 niños hasta los
cinco años de edad. Pueden obtenerse en la
siguiente dirección: www.euro-growth.org, el
software puede incluso predecir, mediante la
desviación estándar, el crecimiento del niño.
• Curvas de los centros para el control y pre-
vención de enfermedades (CDC), 2000:24
La
inquietud de su realización nace cuando la
OMS detecta la inconsistencia de las cur-
vas de los NCHS. Se construyeron a partir
de datos obtenidos en encuestas nacionales
de 1976 a 1994; se incluyeron poblaciones
marginadas y etnias representativas de cada
raza. De esta manera se construyeron grá-
ficos de crecimiento de los dos hasta los 20
años. En el proceso se excluyeron a menores
de un año, ya que los datos no eran signifi-
cativos, y niños mayores de seis años de los
censos de 1994-1998, debido a que se detectó
prevalencia incrementada de obesidad. (Para
tener acceso a las gráficas en Internet, acuda
al siguiente sitio: http://www.cdc.gov/growth-
charts/)
• Curvas de la OMS de 2005:25
Este es el ma-
yor esfuerzo hasta ahora realizado; en estas
curvas se tomaron países de todas las regio-
nes, incluida la población latina; los menores
fueron alimentados exclusivamente con seno
materno y fueron seguidos hasta los cinco
años. Son hasta ahora las que mejor repre-
sentan el crecimiento de la población pediá-
68
Clasificación de desnutrición infantil
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
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trica. Sin embargo, la desventaja principal es
que proporcionan datos hasta los cinco años.
(Para tener acceso a los gráficos, acuda al
sitio: http://www.who.int/childgrowth/stan-
dards/en/)
En relación a lo anterior, la recomendación
actual para el análisis del crecimiento es la uti-
lización de los gráficos de la OMS de 2005 para
niños menores de cinco años y los del CDC 2000
para el análisis nutricional en pacientes de seis
a 20 años.26
D: Dietética
La parte final, sin embargo, no es la más im-
portante, la adecuada clasificación del paciente
marcará la pauta al clínico para iniciar el trata-
miento. Si el objetivo del médico es llevar el peso
actual al que corresponde para la edad (según las
curvas de crecimiento seleccionadas), entonces
el paciente tendrá un riesgo alto de presentar
síndrome de realimentación que podría incluso
llevarlo a la muerte; además de que el apego a
la maniobra dietética fracasará debido a que los
aportes energéticos serán excesivos para sus ne-
cesidades y condicionará mayor catabolia.27
La razón de lo anterior es que el comporta-
miento biológico del paciente desnutrido no es
el mismo al esperado para un niño normal, la
edad biológica del paciente será en función de la
talla que el paciente presente en ese momento
(ya que la edad ósea y el desarrollo se asocian en
esta fase de la desnutrición). En otras palabras,
a un paciente de cuatro años desnutrido que
por antropometría presente un peso de 11 kg y
talla de 90 cm (gráficos de según la OMS 2005,
%P/T de 11/14 x 100 = 78% y %T/E = 90/103 x
100 = 87%) corresponde a una clasificación por
Waterlow a un paciente con desnutrición crónica
agudizada. Al momento de iniciar el tratamien-
to el objetivo no debe ser llevar al paciente
al peso que corresponde a su edad, en este
caso 16 kg, sino al peso que corresponde a
la talla actual, que es 14 kg. De esta manera
el organismo se recuperará sin complicaciones
(fenómeno de armonización) y la talla se recu-
perará posteriormente en las edades pediátricas
posteriores y durante el brote puberal.
Conclusiones
• La desnutrición es una enfermedad de pre-
sentación mundial; en México su prevalencia
actual corresponde al 17%.
• El abordaje de la desnutrición debe ser siste-
matizado: A (antropométrico), B (bioquími-
co), C (clínico) y D (dietético).
• En la clasificación clínica deben identificar-
se los signos universales, circunstanciales
y agregado; el tipo de presentación: Kwas-
hiorkor, marasmo o mixta (marasmo-Kwas-
hiorkor).
• La clasificación de Waterlow es la mejor ma-
nera de identificar la desnutrición mediante
temporalidad e intensidad y puede ser de la
siguiente manera, de acuerdo a los índices:
Normal (%P/T < 10% , %T/E < 5%), desnu-
trido agudo (%P/T = entre 80 y 90%, %T/E
> 90%), desnutrido crónico en recuperación
(%P/T > 90%, %T/E 80-90%) y crónico agu-
dizado (%P/T < 90%, > T/E < 90%). El índi-
ce antropométrico que deberá utilizarse será
el peso para la talla.
• Las gráficas de crecimiento que más se ajus-
tan a la población latina son: para menores
de 5 años, OMS 2005, y mayores de 5 años,
CDC de 2000.
• El tratamiento debe realizarse en relación a
la edad biológica y no a la edad cronológica.
69
Márquez-González H y cols.
Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69
www.medigraphic.org.mx
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Clasificación de waterlow

  • 1. Vol. VII Número 2-2012: 59-69 El Residente www.medigraphic.org.mx Clasificación y evaluación de la desnutrición en el paciente pediátrico Horacio Márquez-González,* Verónica Marlene García-Sámano,** María de Lourdes Caltenco-Serrano,*** Elsy Aideé García-Villegas,**** Horacio Márquez-Flores,***** Antonio Rafael Villa-Romero****** * Residente de Pediatría del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional Siglo XXI. ** Médico adscrito al Departamento de Preescolares del Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI. *** Jefe del Área de Preescolares del Hospital de Pediatría Centro Médico Nacional Siglo XXI. **** Licenciada en Nutrición. MCS. Adscrita al Departamento Vigilancia Epidemiológica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición «Salvador Zubirán». ***** Médico Internista. Jefe de Áreas Críticas del «Sanatorio Español de la Laguna». ****** MSP, M en C Investigador Nacional Nivel III - Sistema Nacional de Investigadores. Departamento de Salud Pública. Facultad de Medicina, UNAM. Dirección para correspondencia: Horacio Márquez-González Avenida Cuauhtémoc·No. 271. Colonia Roma Norte, CP 06700. México, D.F., México. Tel (55)37-54-15-62 E-mail: horaciomarquez84@hotmail.com Recibido: 9 de junio del 2012. Aceptado con modificaciones: 30 de julio del 2012. REVISIÓN - OPINIÓN Este artículo puede ser consultado en versión completa en http://www.medigraphic.com/elresidente RESUMEN. Es una condición patológica inespecífica, sistémica y reversible en potencia, que resulta de la deficiente utilización de los nutrimentos por las células del organismo que se acompaña de variadas manifes- taciones clínicas relacionadas con diversos factores ecológicos, y que reviste diferentes grados de intensidad. Se trata, en la actualidad, de un problema mundial de salud. En México se encuentra aún presente hasta en el 17% de la población. Se sugiere que la clasificación y manejo de la desnutrición se realice de la siguiente mane- ra: A: antropometría completa, consistente en peso, talla, perímetro cefálico, segmentos superior e inferior y pliegues. B: bioquímica, de acuerdo a la vida media de los marcadores: albúmina, prealbúmina, proteína unida a retinol y transferrina. C: Clínica, identificar los signos universales, circunstanciales y agregados de la des- nutrición; clínica: marasmo, kwashiorkor o mixta. Y en temporalidad y gravedad por índice de Waterlow por los índices peso para la estatura (%P/E) y talla para la edad (%T/E) en: normal, desnutrido agudo, desnutrido crónico recuperado y desnutrido crónico agudizado. D: Dietética, dependiendo de la adecuada clasificación, el objetivo del tratamiento será llevar al paciente inicialmente para llevar el peso para la edad biológica, que corresponde de acuerdo a la talla. Palabras clave: Desnutrición, marasmo, kwashiorkor, clasificación de Gómez, clasificación de Waterlow. ABSTRACT. It is a non-specific pathological condition, systemic and potentially reversible; resulting in poor utilization of nutrients by the body’s cells which is accompanied by various clinical manifestations related to various ecological factors, and it is of varying degrees of intensity. This is currently a worldwide health problem. In Mexico it is still present in up to 17% of the population. It is suggested that the classification and management of malnutrition is performed as follows: A: Full anthropometry, consisting of weight, height, head circumference, upper and lower segments folds. B: Biochemistry, according to the average life of the markers: albumin, prealbumin, retinol binding protein and transferrin. C: Clinical, identify universal signs, circumstantial and aggregates of malnutrition; clinical marasmus, kwashiorkor or mixed. And in timing and www.medigraphic.org.mx
  • 2. 60 Clasificación de desnutrición infantil Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx severity by index Waterlow by weight for height indices (% W / Wh) and height for age (% T / A): normal, acute malnourished, chronically undernourished and malnourished chronic recovered sharpened. D: Diet depending on the proper classification, the goal of treatment will initially take the patient to carry the weight for biolo- gical age, which corresponds according to size. Key words: Malnutrition, marasmus, kwashiorkor, Gomez classification, classification of Waterlow. Se le llama desnutrición a aquella condición pa- tológica inespecífica, sistémica y reversible en potencia que resulta de la deficiente utilización de los nutrimentos por las células del organis- mo, se acompaña de variadas manifestaciones clínicas relacionadas con diversos factores ecoló- gicos, y además reviste diferentes grados de in- tensidad.1 Se trata de un problema mundial que refleja los programas económicos y de salud; en particular, la distribución de los recursos de las naciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en 2010 el Índice Global de Hambre (IGH-2010), una herramienta adaptada y desa- rrollada para dar seguimiento de manera com- prensiva al hambre del mundo, y que toma en cuenta tres indicadores:2 la proporción de perso- nas subnutridas, el peso para la edad de niños y niñas y, finalmente, la mortalidad infantil en menores de 5 años; la conclusión de este índice es que existe una disminución del hambre en las regiones de Sudamérica (14%) y un incremento en África (33%). Estos datos se asocian directa- mente con los reportados posteriormente en el documento de las Estadísticas Sanitarias Mun- diales de la OMS (ESM.OMS.2011), publicado en 2011,3 en donde países como Malawi, que calificaron un índice de hambre de 18.1 presen- tan una insuficiencia ponderal del 15.5% en ni- ños menores de 5 años y deficiencia ponderal al nacer del 14%. Con datos como éstos podemos concluir que la desnutrición se asocia en mayor medida a la deficiencia en la ingestión de los nu- trimentos, repercutiendo directamente sobre el desarrollo de los individuos. En el caso de México, se publicó en el IGH- 2010 una disminución del 62% del hambre en 10 años (índice global de hambre menor al 5%) y un déficit ponderal en niños de 5 años menor del 4%. Esto concuerda con la ESM.OMS.2011 que reporta un porcentaje de desnutrición menor al 3.4% en niños menores de 5 años. Sin embargo, ¿estos datos concuerdan con las estadísticas na- cionales? La Encuesta Nacional de Salud y Nu- trición (ENSANUT) 20064 reporta talla baja en 10.4% de la población. Ávila y colaboradores re- portaron en 1998 un índice de desnutrición has- ta del 56% en la Sierra Tarahumara.5 En 2003, la Secretaría del Desarrollo Social (SEDESOL) publicó la encuesta de Desnutrición Infantil y Pobreza en México con el siguiente dato: 17.8% de desnutrición en la población ana- lizada y más del 34% asociada a algún grado de pobreza.6 Ya que la desnutrición es un problema palpa- ble y presente, obliga a que el médico en forma- ción conozca a fondo la fisiopatología, su clasifi- cación y tratamiento oportuno. Fisiopatología La nutrición está íntimamente ligada con el fe- nómeno biológico del crecimiento, que puede manifestarse por el aumento (balance positivo), mantenimiento (balance neutro) o disminución (balance negativo) de la masa y del volumen, que conforman al organismo, así como por la ade- cuación a las necesidades del cambio de forma, función y composición corporal. Cuando la velo- cidad de síntesis es menor que la de destrucción, la masa corporal disminuye en relación con el momento previo, pero el balance negativo, cual- quiera que sea la causa que lo genere, no puede mantenerse por tiempo prolongado, ya que las disfunciones orgánicas que lo acompañan son incompatibles con la vida. Por ello, la desnu- trición daña las funciones celulares de manera progresiva, afectándose primero el depósito de nutrientes y posteriormente la reproducción, el crecimiento, la capacidad de respuesta al estrés, el metabolismo energético, los mecanismos de comunicación y de regulación intra e intercelu-
  • 3. 61 Márquez-González H y cols. Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx lar y, finalmente, la generación de temperatura, lo cual lleva a un estado de catabolismo que de no resolverse a tiempo conduce a la destrucción del individuo.7 Hay cuatro mecanismos que pue- den verse afectados: 1. Falta de aporte energético (falla en la ingesta). 2. Alteraciones en la absorción. 3. Catabolismo exagerado. 4. Exceso en la excreción. Ya desde 1950, Jolliffe propuso la siguiente secuencia de eventos en el organismo carente de energía: depleción de reservas nutricias, al- teraciones bioquímicas, alteraciones funcionales y alteraciones anatómicas. Los requerimientos de energía no son iguales para todos los órganos, las células del corazón y el cerebro son las que se protegen durante el catabolismo acelerado.8 Un ser humano que por alguna razón presen- ta una interrupción en la transformación de los alimentos podrá mantener la energía durante las primeras horas por el almacenamiento de glucógeno en el hígado, que aporta en promedio 900 kilocalorías. Cuando estas reservas se han depletado, la gluconeogénesis otorga energía a los tejidos vitales (cerebro y corazón), a través de la oxidación de los lípidos. Durante el proceso se obtiene energía; sin embargo, en el proceso se liberan lactato y cuerpos cetónicos.9 Una vez que el tejido adiposo se ha sacrificado para mantener la energía, el siguiente proceso de producción energética de la gluconeogénesis es a través de las reservas proteicas. La alanina es un aminoácido que circula libremente; no obstante, una vez que se ha utilizado por completo, precisa de la catabolia del músculo estriado para su libe- ración. Durante este proceso la masa muscular disminuye y los niveles de urea (secundarios a la liberación de otros aminoácidos) incremen- tan hasta que se agota por completo la reserva corporal de aminoácidos. Para este momento, el individuo ha manifestado cambios anatómicos como los descritos en los signos universales de la desnutrición y falla orgánica secundaria.1 Gómez propone la siguiente falla orgánica durante la desnutrición: pérdida inicial de peso, pérdida de la relación entre el segmento superior e inferior, estancamiento de la talla, perímetro torácico y finalmente cefálico. Funcionalmente: pérdida de la capacidad de lenguaje, capacidad motora y finalmente funcional a expensas de fa- lla cardiaca y neurológica que conlleva finalmen- te a la muerte.10 El curso de la desnutrición es, en resumen, una carrera para mantener energía a costa de lo que sea. La emaciación es el resultado de esta penosa secuencia de eventos. El clínico puede identificar en el paciente pe- diátrico el inicio del proceso de la desnutrición, de acuerdo con el siguiente horizonte: el motivo que condiciona la intervención médica será frecuen- temente la talla baja o la pérdida de peso acen- tuada; excepcionalmente será la falla orgánica (es de esperarse que la condición de estos niños sea grave); la conducta deberá buscar inicialmente la estabilización si el estado es precario y posterior- mente clasificar la desnutrición de acuerdo a la etiología, clínica, temporalidad e intensidad. Un vez que se hayan contestado estas interrogantes deberá iniciarse el tratamiento gradual, evitando la indicación acelerada de nutrimentos para im- pedir síndrome de realimentación.11 La respuesta se espera que sea sumamente parecida a la se- cuencia de las pérdidas, esto es: recuperación del peso, armonización del peso con la talla, recupe- ración bioquímica, recuperación de cada uno de los segmentos afectados: talla, torácico y cefálico. Todo lo anterior refleja que el organismo ha al- canzado un estado de homeostasis (Figura 1). La mejor herramienta diagnóstica de esta en- fermedad es la clínica. La desnutrición presenta los siguientes signos: Signos universales: Al menos uno de ellos está presente en todos los pacientes con esta en- fermedad y son tres:12 • Dilución bioquímica: Principalmente en la desnutrición energético-proteica por la hi- poproteinemia sérica (aunque no excluye a las otras entidades clínicas). Se presenta con osmolaridad sérica disminuida, alteraciones electrolíticas como hiponatremia, hipokale- mia e hipomagnesemia.
  • 4. 62 Clasificación de desnutrición infantil Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx • Hipofunción: De manera general, los siste- mas del organismo manifiestan déficit en las funciones (Cuadro I). • Hipotrofia: La disminución en el aporte ca- lórico ocasiona que las reservas se consuman y se traduzcan con afectación directa en la masa muscular, el panículo adiposo, la osifi- cación y repercutan sobre la talla y el peso. Signos circunstanciales: No se presentan en todos los pacientes; al ser encontrados du- rante la exploración esto puede manifestar que la intensidad de la desnutrición es de modera- da a severa. Los más frecuentemente encontra- dos: alteraciones dermatológicas y mucosas; por ejemplo, en pelagra por déficit de niacina, en piel y faneras uñas frágiles y quebradizas; ca- bello delgado, quebradizo, con pérdida del bri- llo y decoloración (por déficit de zinc); edema, temblores o rigidez muscular, manifestaciones clínicas por déficit de vitaminas específicas como raquitismo por déficit de vitamina D, en- tre otras. Signos agregados: No son ocasionados di- rectamente por la desnutrición, sino por las en- fermedades que acompañan al paciente y que se agravan por la patología de base; por ejemplo, un paciente con síndrome de intestino corto presen- tará deficiencias vitamínicas importantes debido a la limitación de su absorción. Por lo anterior, se propone el ABCD del abor- daje de la desnutrición: Antropométrica, Bioquí- mica, Clínica y Dietética. En el presente trabajo abordaremos las tres primeras. A: Antropométrica13 La medición de segmentos es una forma objetiva de evaluar el crecimiento, la distribución muscu- lar y grasa, así como determinar la respuesta al tratamiento. Prácticamente todos los segmentos del cuerpo pueden medirse y existen percentilas para comparar sus resultados. Los segmentos antropométricos que ya se han validado para el estudio de la desnutrición son los siguientes: peso, talla o estatura, circunferencia de cabeza, circunferencia de la parte media del brazo, espe- sor del pliegue cutáneo de cadera y tricipital, el segmento superior e inferior. Estos segmentos corporales deberán medirse en todas las consultas; sin embargo, los dos más utilizados para la evaluación nutricional son el Falla orgánicaAntropometría Via metabólica Peso Talla Cardiovascular Neurológica Gl inmunológicaMuscular Talla Peso PC N A C-A CAA Proteínas Lípidos Carbohidratos Glucogénesis Glucogénesis Tiempo Figura 1. Abreviaturas: N = normal, PC = perímetro cefálico, A = armonizado, C-A = crónica ar- monizado, CAA = crónica agudizada. El gráfico se encuentra divido en tres partes, cada una de las divisiones del eje de las Y corresponde a un análisis distinto, mientras que en el eje de las X se representa el tiempo: • Falla orgánica, aparición de falla por siste- mas en relación al tiempo. • Alteraciones de los segmentos corporales: peso, talla y perímetro cefálico de acuerdo al tiempo de evolución de la desnutrición. Los círculos ejemplifican los tipos de desnutrición de acuerdo a Waterlow. Vía metabólica: alteraciones de los nutrimen- tos y la vía metabólica afectada en relación al tiempo. Nota: Los eventos de los tres apartados del eje de las Y no son sincrónicos entre sí.
  • 5. 63 Márquez-González H y cols. Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx Este documento es elaborado por Medigraphic peso y la talla. La técnica debe ser estandarizada para que las mediciones sean confiables. B: Bioquímica14 La evaluación de los depósitos proteicos es una herramienta útil en el seguimiento de la desnu- trición. Conocer la vida media de éstas marcará la frecuencia en la que se solicitará su medición; es importante saber determinar cuáles son las que auxilian en la fase aguda y en la crónica. Las siguientes son las proteínas más solicitadas de acuerdo con la fase y la vida media: Cuadro I. Falla por órganos y sus manifestaciones clínicas en la Desnutrición. Sistema Fisiopatología Manifestación clínica Sistema nervio- so central • Disminución del crecimiento del tejido cerebral • Alteraciones en la desmielinización • Retraso mental • Alteraciones motrices Sistema cardio- vascular • Disminución de la masa muscular cardiaca que conlleva bajo gasto y falla cardiaca • En el marasmo hay disminución del consumo de oxígeno y bradicardia aun con datos de sepsis, lo que conduce fácil- mente a la falla de bomba • Hipotensión • Hipotermia • Disminución de la amplitud del pulso • Precordio hipodinámico • Soplo cardiaco Pulmonar • Disminución de la masa de los músculos intercostales y accesorios de la respiración • Disminuye la expulsión de secreciones • Hay disminución de la inmunoglobulina A secretora • Bradipnea • Cuadros neumónicos recu- rrentes Gastrointes- tinal • Acortamiento y aplanamiento de las vellosidades • Hipoclorhidria • Hipomotilidad intestinal • Sobrecrecimiento y traslocación bacteriana • Hígado: incremento en radicales libres de oxígeno, toxinas derivadas de la colonización bacteriana, salida de lipopro- teínas • Páncreas: disminución por desorganización celular de la secreción de lipasas y amilasas, en estadios muy avanzados hipoinsulinemia • Malabsorción • Esteatórrea • Intolerancia a disacáridos • Infecciones gastrointestinales y diarrea aguda • Estreñimiento • Hígado graso • Insuficiencia pancreática exógena Inmunológico • Pérdida de la integridad de las barreras anatómicas (piel y mucosas) • Atrofia de órganos linfoides • Hipocomplementemia a expensas de C3 • Disminución de la quimiotaxis y fagocitosis • Deficiencia medular de linfocitos, inicialmente de estirpes jóvenes, posteriormente todas • Alteraciones en la inmunidad humoral • Infecciones recurrentes y de presentación más severa • Disminuye la disponibilidad de la utilidad de las vacunas Sistema endo- crino • Hipercortisolismo inicialmente para incrementar la dispo- nibilidad energética y una vez que se acaban las reservas disminuye su secreción • Disminución de T3 (forma activa de hormona tiroidea) • Reducción de concentración de sometomedina C • Hipercortisolismo y posterior- mente hipocortisolismo • Hipotiroidismo • Talla baja Hematológico • Disponibilidad de hierro baja • Anemia microcítica e hipocrómica • Anemia de las enfermedades crónicas cuando se asocia a infecciones recurrentes • Cansancio • Palidez • Cianosis distal • Hipocratismo digital Sistema renal • Disminución de la filtración glomerular y la absorción de electrolitos • Acumulación de iones hidrógeno libres, la acidez titulable y la producción de amonio • Disminución del peso y del flujo plasmático renal • Disminución en la tasa de filtración glomerular • Proteinuria • Acidosis metabólica • Edema
  • 6. 64 Clasificación de desnutrición infantil Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx • Aguda: α-1 antitripsina, complemento C3, proteína C reactiva, ferritina y fibrinógeno. • Crónica o de seguimiento: Albúmina (vida media de 20 días), prealbúmina (transretini- na, 2 días), proteína unida a retinol (12 ho- ras), transferrina y globulina de unión a la tiroxina. La determinación sérica de vitaminas es tam- bién útil en caso de que exista deficiencia especí- fica de alguna de éstas. C: Clínica, la clasificación de la desnutrición: De acuerdo con su etiología: Cuando se realiza el análisis nutricional de un paciente, es imperioso determinar el origen de la carencia de los nutrimentos; ésta se divide en tres:1 • Primaria: Se determina si la ingesta de ali- mentos es insuficiente; por ejemplo, en zonas marginadas los niños presentarán carencias físicas de alimentos que afectarán directa- mente el estado nutricional. • Secundaria: Cuando el organismo no utiliza el alimento consumido y se interrumpe el proceso digestivo o absortivo de los nutri- mentos; el ejemplo más claro son las infec- ciones del tracto digestivo que lesionan las vellosidades del íleon y limitan la absorción. • Mixta o terciaria: Cuando la coalescencia de ambas condiciona la desnutrición. Un niño con leucemia que se encuentre en fase de qui- mioterapia de inducción a la remisión presen- tará en el proceso eventos de neutropenia y fiebre asociados a infecciones que condicionen catabolia y poca ingesta de alimentos, por lo tanto la causa es la suma de las dos. Clasificación clínica: la suma de signos es- pecíficos pueden encuadrar la desnutrición de la siguiente manera: • Kwashiorkor o energético proteica:15 La etiología más frecuentemente descrita es por la baja ingesta de proteínas, sobre todo en pacientes que son alimentados con leche materna prolongadamente, o en zonas en- démicas donde los alimentos sean pobres en proteínas animales o vegetales. Incluso se describió que en países africanos que fueron alimentados con maíz alterado, la deficien- cia del triptófano en este alimento provocó la interrupción de la formación de proteínas propiciando la hipoproteinemia y las mani- festaciones descritas.16 Usualmente se presenta en pacientes de más de un año de edad, en particular aquellos que han sido destetados de la leche mater- na tardíamente, la evolución es aguda. Las manifestaciones clínicas son con una apa- riencia edematosa, el tejido muscular es dis- minuido, pueden acompañarse de esteatosis hepática y hepatomegalia, lesiones húmedas de la piel (dermatosis). El comportamiento del paciente es usualmente asténico. Pueden cursar con alteraciones hidroelectrólicas ca- racterizadas por hipokalemia e incremento del tercer espacio. Cursan con hipoalbumi- nemia e hipoproteinemia marcada. Una vez que se inicia el tratamiento la respuesta es acelerada y satisfactoria. Las complicaciones más asociadas son infecciones del aparato respiratorio y digestivo. Según Waterlow, los pacientes con una manifestación clínica de Kwashiorkor serán aquellos que se compor- ten como desnutridos agudos. • Marasmática o energético-calórica:17 Los pa- cientes que la presentan se encuentran más «adaptados» a la deprivación de nutrientes. Este fenómeno se debe a que cuentan con ni- veles incrementados de cortisol, una reduc- ción en la producción de insulina y una sín- tesis de proteínas «eficiente» por el hígado a partir de las reservas musculares. La evolución es crónica, se asocia a destete temprano. La apariencia clínica es más bien de emaciación con disminución de todos los pliegues, de la masa muscular y tejido adipo- so; la talla y los segmentos corporales se ve- rán comprometidos. La piel es seca, plegadiza. El comportamiento de estos pacientes es con irritación y llanto persistente, pueden presen-
  • 7. 65 Márquez-González H y cols. Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx tar retraso marcado en el desarrollo. Las com- plicaciones más frecuentes son las infecciones respiratorias, del tracto gastrointestinal, así como la deficiencia específica de vitaminas. La recuperación, una vez iniciado el tratamiento, es prolongada. Usualmente, estos pacientes se clasificarán por Waterlow como los desnutri- dos crónicos en recuperación. • Kwashiorkor-marasmático o mixta: Es la combinación de ambas entidades clínicas, esto es, cuando un paciente presenta des- nutrición de tipo marasmática que puede agudizarse por algún proceso patológico (infecciones por ejemplo) que ocasionará in- cremento del cortisol de tal magnitud que la movilización de proteínas sea insuficiente, las reservas musculares se agoten y la sín- tesis proteica se interrumpa en el hígado ocasionando hepatomegalia, aunado a una hipoalbunemia que disminuya la presión on- cótica desencadenando el edema. Estos niños presentarán ambas manifestacio- nes clínicas y por Waterlow se ubicarán en el re- cuadro de desnutridos crónico agudizados. Clasificación por grado y tiempo: Este punto es el más complicado de determinar, debi- do a que existen diversas formas e instrumentos utilizables para su ejecución. México ha sido uno de los países pioneros en el estudio de la desnutrición, el Dr. Federico Gómez realizó una clasificación,18 aún vigente en docu- mentos como la Norma Oficial Mexicana; en ésta se divide en grados: normal, leve, moderada y se- vera. El índice antropométrico utilizado es el peso para la edad. La fórmula utilizada es la siguiente: Porcentaje de = peso real x 100 peso/edad (%P/E) Peso que le corres- ponde para la edad Los resultados se interpretan, de acuerdo con el déficit, de la siguiente manera: • 0-10%, normal. • del 10 al 24%, leve. • del 25 al 40%, moderada. • más del 41%, severa. Las ventajas de esta clasificación son la senci- llez de su ejecución, la medición de un solo índice (el peso) y una sola tabla, así como el peso para la edad. La desventaja principal consiste en que no se realiza una evaluación longitudinal del paciente y si está respondiendo satisfactoriamente al tra- tamiento, por ejemplo: Acude a la consulta un paciente masculino de un año de edad con enfermedad por reflujo, con un peso de 6 kg. Se espera que el peso de este paciente para esta edad sea entre 9 y 11 kg; si aplicamos la fórmula, el resultado sería el siguiente: %P/E = 6/10 x 100, 60%; por lo tanto, presenta, por la clasificación de Gómez, un déficit de 40% o moderada. Usted ofrece una maniobra médica y educativa que consiste en tratamiento médico para el reflujo y un plan nutricio para incrementar el peso. Tres meses después, el paciente presenta un peso de 7.5 kg; si aplicamos la misma fórmula el resultado será: 7.5/10 x 100 = 75%, déficit del 25% o mo- derado; de acuerdo con lo anterior, a pesar del tratamiento, el paciente continúa con desnutri- ción moderada; aseverar que no hay respuesta es erróneo. La clasificación no ofrece al clínico si se tra- ta de un evento agudo o crónico, o si el peso se encuentra armonizado para la talla del paciente. La clasificación de Waterlow19 es la mejor he- rramienta ya que la diferencia radica en que per- mite determinar la cronología y la intensidad de la desnutrición. Para la realización de esta eva- luación se necesitan dos indicadores: • Porcentaje de = peso real x 100 peso/estatura (l P/E) Peso que debería tener para la estatura • Porcentaje de estatura real x100 estatura/edad (I T/E = Estatura que debería tener para la edad Con el fin de determinar el peso para la talla y la talla para la edad, es necesario tomar el valor que corresponde al percentil 50 en las gráficas
  • 8. 66 Clasificación de desnutrición infantil Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx de crecimiento; más adelante abordaremos la re- comendación sobre la utilización del mejor gráfi- co para realizar la evaluación. Una vez que se han obtenido los porcentajes, se ubican en el gráfico (Figura 2) y el resultado de las mediciones puede ser el siguiente: • Normal: cuando el peso para la talla y la ta- lla para la edad se encuentran dentro de va- lores adecuados para la edad. • Desnutrición aguda: peso para la talla bajo y talla para la edad normal. • Desnutrición crónica recuperada o en ho- meorresis: talla para la edad alterada y peso para la talla normal. • Desnutrición crónica agudizada: talla para la estatura alterada y peso para la talla baja. Y por intensidad será: • Grado I: menos del 90% • Grado II: entre el 80 y 89% • Grado III: menos del 79% Por ejemplo, un paciente de cuatro años de edad que vive en una zona rural acude a consul- ta con antecedentes de cuadros intermitentes de diarrea, se realiza antropometría convencional y se obtienen los siguientes datos: peso 10 kg, talla 90 centímetros (cm). Si se percentila de acuerdo con los gráficos de la OMS, el percentil 50 que corresponde a la talla de 90 cm es de 12.9 kg; el percentil 50 de la talla para la edad es 103 cm. El resultado de la evaluación nutricional es la siguiente: porcentaje de peso para la estatura = 10/12.9 x 100, es 77.5% (grado III); el resultado del porcentaje de talla para la edad = 90/103 x 100, es de 87%. Ubicando estos valores en el gráfico de Water- low entonces el cuadrante correspondiente es el de desnutrido crónico agudizado. A partir de estas conclusiones se inicia tratamiento con an- timicrobiano, progresión de los aportes calóricos y seis meses después la antropometría es la si- guiente: peso de 12 kg, talla 95 cm. La evalua- ción es: % p/t = 12/12.9 x 100, ó 93%; y %t/e = 95/103 x 100, ó 92%. La ubicación en el gráfico Figura 2. Clasifica- ción por Waterlow. Grado III Grado II Grado I Grado 0 100 95 90 85 80 Talla/edad Grado 0 Grado I Grado II Grado III Desnutrido agudo Desnutrido crónico agudizado Normal Desnutrido crónico armonizado 60 70 80 90 100 Peso/talla
  • 9. 67 Márquez-González H y cols. Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx es normal; por lo tanto, el tratamiento y el segui- miento es adecuado. ¿Cómo seleccionar las curvas adecuadas para la evaluación nutricional? Utilizar la curva adecuada para el cálculo de los índices es la mejor herramienta que sustenta el proceso de la evaluación antropométrica. La in- quietud de graficar y percentilar el crecimiento de los niños es una labor que se ha especializa- do con el tiempo gracias al esfuerzo conjunto de organismos gubernamentales que han reunido datos poblacionales para realizar gráficos que reflejen al médico el crecimiento del paciente pe- diátrico. Históricamente, las gráficas más utili- zadas son: • Curvas de crecimiento de Ramos Galván, 1975:20 Fueron las primeras reportadas en niños mexicanos; en ellas se documenta las percentilas por edad de 0 a 18 años de peso, talla, segmento superior, cefálico, circun- ferencia de brazo y pierna. Las desventajas principales: no son representativas de la po- blación (la mayoría eran niños procedentes del Distrito Federal), el tamaño de muestra es pequeño, no están controladas por ali- mentación o estado patológico. • Instituto de Investigación Fels en Yellow Springs, Ohio, 1977:21 Esfuerzo de médicos y epidemiólogos que realizaron curvas que percentilaban peso, talla, perímetro cefálico y otros pliegues. Sin embargo, no eran repre- sentativas de la población. • Curvas del Centro Nacional de Estadística para la Salud (National Center for Health Statistics, NCHS), 1977:22 Representaron un esfuerzo de obtener antropometría de 20,000 niños que representaban a 70 millo- nes de niños de Estados Unidos de América (EUA); fueron aceptadas durante un tiempo por la OMS; sin embargo, en evaluaciones posteriores se detectó que no representaban a la población general ya que se habían ob- tenidos de niños de medio socioeconómico medio-alto de raza blanca, alimentados con fórmula (posteriormente se detectó que el crecimiento era diferente), los lactantes ha- bían sido evaluados en dos mediciones que intentaban representar el crecimiento men- sual hasta el primer año de vida. Algunos da- tos se obtuvieron de las curvas del Fels en Yellow Springs, en tiempos diferentes en po- blaciones distintas. Tras una revisión se de- tectaron las inconsistencias y se modificaron en las nuevas curvas en 1985. • Curvas del Euro Crecimiento, 2000:23 Son re- sultado de la unión de un esfuerzo multina- cional de países europeos que reunieron da- tos de crecimiento de niños menores de cinco años en 22 sitios de 11 países. El seguimien- to fue longitudinal de 1,746 niños hasta los cinco años de edad. Pueden obtenerse en la siguiente dirección: www.euro-growth.org, el software puede incluso predecir, mediante la desviación estándar, el crecimiento del niño. • Curvas de los centros para el control y pre- vención de enfermedades (CDC), 2000:24 La inquietud de su realización nace cuando la OMS detecta la inconsistencia de las cur- vas de los NCHS. Se construyeron a partir de datos obtenidos en encuestas nacionales de 1976 a 1994; se incluyeron poblaciones marginadas y etnias representativas de cada raza. De esta manera se construyeron grá- ficos de crecimiento de los dos hasta los 20 años. En el proceso se excluyeron a menores de un año, ya que los datos no eran signifi- cativos, y niños mayores de seis años de los censos de 1994-1998, debido a que se detectó prevalencia incrementada de obesidad. (Para tener acceso a las gráficas en Internet, acuda al siguiente sitio: http://www.cdc.gov/growth- charts/) • Curvas de la OMS de 2005:25 Este es el ma- yor esfuerzo hasta ahora realizado; en estas curvas se tomaron países de todas las regio- nes, incluida la población latina; los menores fueron alimentados exclusivamente con seno materno y fueron seguidos hasta los cinco años. Son hasta ahora las que mejor repre- sentan el crecimiento de la población pediá-
  • 10. 68 Clasificación de desnutrición infantil Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx trica. Sin embargo, la desventaja principal es que proporcionan datos hasta los cinco años. (Para tener acceso a los gráficos, acuda al sitio: http://www.who.int/childgrowth/stan- dards/en/) En relación a lo anterior, la recomendación actual para el análisis del crecimiento es la uti- lización de los gráficos de la OMS de 2005 para niños menores de cinco años y los del CDC 2000 para el análisis nutricional en pacientes de seis a 20 años.26 D: Dietética La parte final, sin embargo, no es la más im- portante, la adecuada clasificación del paciente marcará la pauta al clínico para iniciar el trata- miento. Si el objetivo del médico es llevar el peso actual al que corresponde para la edad (según las curvas de crecimiento seleccionadas), entonces el paciente tendrá un riesgo alto de presentar síndrome de realimentación que podría incluso llevarlo a la muerte; además de que el apego a la maniobra dietética fracasará debido a que los aportes energéticos serán excesivos para sus ne- cesidades y condicionará mayor catabolia.27 La razón de lo anterior es que el comporta- miento biológico del paciente desnutrido no es el mismo al esperado para un niño normal, la edad biológica del paciente será en función de la talla que el paciente presente en ese momento (ya que la edad ósea y el desarrollo se asocian en esta fase de la desnutrición). En otras palabras, a un paciente de cuatro años desnutrido que por antropometría presente un peso de 11 kg y talla de 90 cm (gráficos de según la OMS 2005, %P/T de 11/14 x 100 = 78% y %T/E = 90/103 x 100 = 87%) corresponde a una clasificación por Waterlow a un paciente con desnutrición crónica agudizada. Al momento de iniciar el tratamien- to el objetivo no debe ser llevar al paciente al peso que corresponde a su edad, en este caso 16 kg, sino al peso que corresponde a la talla actual, que es 14 kg. De esta manera el organismo se recuperará sin complicaciones (fenómeno de armonización) y la talla se recu- perará posteriormente en las edades pediátricas posteriores y durante el brote puberal. Conclusiones • La desnutrición es una enfermedad de pre- sentación mundial; en México su prevalencia actual corresponde al 17%. • El abordaje de la desnutrición debe ser siste- matizado: A (antropométrico), B (bioquími- co), C (clínico) y D (dietético). • En la clasificación clínica deben identificar- se los signos universales, circunstanciales y agregado; el tipo de presentación: Kwas- hiorkor, marasmo o mixta (marasmo-Kwas- hiorkor). • La clasificación de Waterlow es la mejor ma- nera de identificar la desnutrición mediante temporalidad e intensidad y puede ser de la siguiente manera, de acuerdo a los índices: Normal (%P/T < 10% , %T/E < 5%), desnu- trido agudo (%P/T = entre 80 y 90%, %T/E > 90%), desnutrido crónico en recuperación (%P/T > 90%, %T/E 80-90%) y crónico agu- dizado (%P/T < 90%, > T/E < 90%). El índi- ce antropométrico que deberá utilizarse será el peso para la talla. • Las gráficas de crecimiento que más se ajus- tan a la población latina son: para menores de 5 años, OMS 2005, y mayores de 5 años, CDC de 2000. • El tratamiento debe realizarse en relación a la edad biológica y no a la edad cronológica.
  • 11. 69 Márquez-González H y cols. Vol. 7 Número 2. Mayo-Agosto 2012 pp 59-69 www.medigraphic.org.mx Bibliografía 1. Ramos GR. Desnutrición. En: Loredo AA. Medicina inter- na pediátrica. México: McGraw-Hill Interamericana; 1996. 2. von Grebmer K, Ruel MT, Menon P, Nestorova B, Olofinbiyi T, Fritschel H, Yohannes Y. 2010, Índice Global de Hambre. El desafío del hambre: énfasis en la crisis de la subnutrición infantil. Washington, DC: Concern Worldwide; 2010. 3. Estadísticas Sanitarias Mundiales 2011. Francia, Organiza- ción Mundial de la Salud. Disponible en: www.wh5o.int/nha/ 4. Rivera DJ, Cuevas NL, Shamah LT, Villalpando HS, An- tonio AM y cols. Estado nutricio. En: Olaiz-Fernández G, Rivera-Dommarco J, Shamah-Levy T, Rojas R, Villalpando- Hernández S, Hernández-Ávila M, Sepúlveda-Amor J. En- cuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública; 2006. 5. Ávila-Curiel A, Shamah-Levy T, Galindo-Gómez C, Ro- dríguez-Hernández G, Barragán-Heredia LM. La desnu- trición infantil en el medio rural mexicano. Sal Pub Mex 1998; 40: 150-160. 6. Hernández FD, Barberena RC, Camacho PJA, Vera LlH. Desnutrición infantil y pobreza en México. México: Edito- rial 12 cuadernos; 2003. 7. Gómez-Santos F, Aguilar R, Muñoz J. Desnutrición infantil en México. Bol Med Hosp Inf Mex 1997; 54(7): 341-347. 8. Jollife N. Recent advances in nutrition of importance to public health. Prensa Med Mex 1954; 19(8-9): 185-193. 9. Hartman C, Shamir R, Hecht C, Koletzko B. Malnutrition screening tools for hospitalized children. Curr Opin Clin Nutr Metab Care 2012; 15(3): 303-309. 10. Gómez F. Desnutrición. Sal Pub Mex 2003; 45(4): S586-592. 11. Viana LD, Burgos MG, Silva RD. Refeeding syndrome: clinical and nutritional relevance. Arq Bras Cir Dig 2012; 25(1): 56-59. 12. Martínez CG, García AJA. Desnutrición energético-proteica. En: Casanueva E, Kaufer-Howwirtz M, Pérez-Lizaur AB, Arroyo P. Nutriología médica. México: Panamericana; 2001. 13. Lee C, Rucinski J, Bernstein L. A systematized interdisci- plinary nutritional care plan results in improved clinical outcomes. Clin Biochem 2012; 23: 112-125. 14. Koletzko B, Cooper P, Makridez M, Garza C, Vavy R, Wang V y cols. Nutrición pediátrica en la práctica. Estados Uni- dos: Nestlé Nutrition; 2010. 15. Grover Z, Ee LC. Protein energy malnutrition. Pediatr Clin North Am 2009; 56(5): 1055-1068. 16. Williams CD, Oxon BM, Lond H. Kwashiorkor: a nutritio- nal disease of children associated with a maize diet. 1935 Bull World Health Organ 2003; 81(12): 912-913. 17. Antwi A. Assessment and management of severe malnutri- tion in children. West Afr J Med 2011; 30(1): 11-18. 18. Gómez F, Ramos GR, Cravioto MJ. Studies on malnutri- tion in children. Bol Med Hosp Infant Mex 1951; 8(5): 593-608. 19. Waterlow JC, Scrimshaw NS. The concept of Kwashiorkor from a public health point of view. Bull World Health Or- gan 1957; 16(2): 458-464. 20. Ramos-Galván R. Pediatric somatometry. Semilongituginal study of children in Mexico City. Arch Invest Med (Mex) 1975; 6(1): 83-396. 21. de Onis M, Garza C, Habicht JP. Time for a new growth reference Pediatrics 1997; 100: e8. 22. Hamill PV, Drizd TA, Johnson CL et al. NCHS growth cur- ves for children birth-18 years United States. Vital Health Stat 11 1977; 165: i-iv, 1-74. 23. Haschke F, van’t Hof MA, and the Euro-Growth Study Group. Euro-Growth References for length, weight, and body circumferences. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2000; 31(1): S14-38. 24. Kuczmarski RJ, Ogden CL, Guo SS, et al. 2000 CDC growth charts for the United States: Methods and develo- pment. National Center for Health Statistics. Vital Health Stat 11 2002; 246: 1-190. 25. WHO child growth standards: length/height-for-age, weight-for-age, weight-for-length, weight-for height and body mass index-for-age: methods and development. 2006. Suiza, World Health Organization. Disponible en: www. who.int/childgrowth/en 26. Kieffer ELF, Sánchez MM. Uso de las curvas de crecimien- to de los Centros para el Control y Prevención de Enferme- dades en niños mexicanos. An Med Asoc Med Hosp ABC 2002; 47(4): 189-201. 27. Bonvin V, Terrettaz C, Yguel N, Emery I, Aubert V, Godio M. Disease related malnutrition: oral and enteral artificial nutrition. Rev Med Suisse 2012; 11(8): 791-796.