El documento discute si Alemania debería ser considerada como teniendo desequilibrios macroeconómicos. Aunque Alemania rebasa cuatro de los once indicadores de desequilibrio, solo su superávit superior al 6% del PIB durante tres años seguidos ha atraído atención. Mientras un superávit en la cuenta corriente significa que un país está generando más ahorros que inversión doméstica y exportando capital, también significa que la economía alemana es muy competitiva, lo cual es un activo para Europa. Algunos argumentan que Alemania de
1. ¿EXPEDIENTE A ALEMANIA?
¿HAY QUE EXPEDIENTAR A ALEMANIA?
Manfred Nolte
El pasado miércoles 13 de noviembre, la Comisión Europeainiciaba su cuarto
„Semestre europeo‟.Esta rigurosa rutina procede de las normas comunitarias
recogidas en el „Paquete de seis medidas‟ („Six Pack‟), el Paquete sobre
supervisión presupuestaria („Two Pack‟) y el Tratado de Estabilidad,
Coordinación y Gobernanza.Se trata de un sistema integrado que asegura la
existencia de normas más claras, una mejor coordinación de las políticas
nacionales a lo largo del año, un seguimiento regular y una mayor celeridad en
la imposición de sanciones por inaplicación de las reglas. El ciclo arranca cada
año en el mes de noviembre con el Estudio de las prioridades económicas
generales para la UE, que presenta a los Estados miembros directrices de
intervención para el año siguiente y un informe preliminar de los desequilibrios
percibidos en los países miembros. A través de distintos hitos interactivos en
los meses siguientes, finalmente, en el mes de mayo, la Comisión publica las
recomendaciones finales –de obvia naturaleza vinculante- que son refrendadas
en Junio por el Consejo Europeo.
El acto de presentación y lanzamiento del „Semestre europeo‟ y en particular su
„Informe sobre mecanismos de alerta‟, venía precedidoesta vez de un alto grado
de expectación ya que junto a las habituales alusiones a los países que
presentan de forma reiteradadesequilibrios macroeconómicos en el sentido
mas obvio y peyorativo de la expresión, -entre los que se encuentra España-se
anticipaba un cuestionamiento enérgico de determinadas posiciones
macroeconómicas mantenidas por Alemania, en particular su recurrente y
estructural superávit de Balanza de Pagos. Algo que, hasta la fecha, constituía
la enseña más sagrada del liderato económico teutónpodía ser
catalogado,sentandoun precedente realmente histórico, de „desequilibrio
económico‟ e iba a someterse a un análisis minucioso cuyo eventual veredicto
podía
bien
consistir
en
una
conminación
al
gigante
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2. centroeuropeoparamodificar su modelo de crecimiento orientado a la
exportación y colaborarmás estrechamente con otros países europeos
deficitarios.
Llueve sobre mojado porque a la hora de destapar la caja de los nuevos ruidos
comunitarios aún no se han acallado los que , con análogo contenido, tenían su
procedencia del otro lado del Atlántico. A primeros de noviembre y rompiendo
con todos los precedentes, el informe semianual entregado por el Tesoro
americano al Congreso en relación a las „Políticas económicas internacionales y
de tipo de cambio‟ acusaba explícitamente a Alemania por sus reiterados
superávits por cuenta corriente, con la consecuencia de “un sesgo deflacionario
para la Eurozona así como para la economía mundial”. En una valoración
meramente subjetiva la respuesta del ministro de finanzas alemán de que dicho
déficit “no es ninguna causa de preocupación” no parece convencer a los
estudiosos del tema, que comparten mayoritariamente el punto de vista del
tesoro americano.
Pues bien, la identificación formal de Alemania como agente potencial de un
desequilibrio
económico,
por
parte
de
la
Comisión
Europea
(COM2013_790Final), suscita algún comentario en relación a la idoneidad y
alcance de la misma.
Conviene comenzar recordando que aunque Alemania rebasa cuatro de los 11
indicadores que señalan la existencia de un desequilibrio macroeconómico
potencialmente peligroso (cuota de exportación mundial, tipo de cambio real,
deuda pública superior al 80% del PIB, y un superávit superior al 6% de media
durante tres años seguidos), solamente este último parámetro ha disparado la
atención de la comunidad internacional y de forma un tanto desganada el de la
propia Comisión. La falta de convicción del Organismo bruselense obedece en
parte, como ha reconocido el propio Durao Barroso, a que es discutible que un
elevado superávit de balanza de pagos sea realmente un desequilibrio y menos
aun que lo sea en detrimento o a costa de otros países de la zona, ya que el
repetido superávit germano no se produce ni con los países de la eurozona ni
con la unión europea en su conjunto. Una cosa es estudiar la situación
producida por Alemania y otra muy distinta el cuestionarse la competitividad
alemana que no es ningún pasivo para la región sino uno de sus mayores
activos. El verdadero problema radica en que otros países Europeos, -todos los
países europeos -, se encuentra alejados, poco o mucho, de los estándares de
competitividad alemana.
El salto mental se produce cuando una mayoría de opinión aparca la idoneidad
técnica y alude a Eurozona o Unión Europea como ámbitos de solidaridad,
como clubes privados que aspiran a un trato y acomodo igualitario, e invocan la
posibilidad de que la gran locomotora económica europea podría jugar
voluntariamente un papel más activo en la redistribución de la renta europea.
Therefore a surplus in the current account means that the country is generating more
savings than it is investing domestically or, equivalently, that domestic income exceeds
domestic consumption and domestic investment. This implies that the country is investing
abroad, exporting capital and, as a result, accumulating foreign assets (i.e. credits, foreign
direct investment, etc.) vis-à-vis the rest of the world.
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3. Es cierto que la poderosa economía alemana se basa en un modelo de
contención de costes, ligero superávit público, una inversión y consumo
internos moderados y una exportación agresiva basada en la competitividad
que le otorgan sus factores de producción. Alemania genera más ahorro que
inversión domestica y a su ahorro se dirige al resto del mundo, exportando
capital y acumulando activos extranjeros. Una reforma drástica de los servicios
internos, acompañada de un plan de inversiones públicas, elevación del salario
mínimo e introducción de otros estímulos al consumo y a la inversión privada
como la reducción de impuestos y de contribuciones sociales , cambiaría – al
menos sobre el papel- el modelo vigente hacia otro volcado en la demanda
interna, cuya capacidad de compra, al verse incrementada, resultaría en
mayores importaciones del resto de socios europeos –sus exportaciones- al
tiempo que el superávit de su balanza se contendría.
Pero aunque todo lo anterior se abona bien „sobre el papel‟, la realidad puede
ser muy distinta,e incluso decepcionante. Una mayor demanda interna
alemana puede afectar beneficiosamente a la exportación de los países
deudores y deficitarios –entre los que se incluye España- siempre y cuando los
productos y servicios objeto de la exportación de estos últimos tengan la
suficiente relación calidad-precio como para ser competitivos y ganarse la
confianza del comprador alemán. En caso contrario la mayor demanda interna
alemana se satisfaría con otros países de otras áreas económicas sin aportar
beneficios alguno a los periféricos europeos, desmontando de paso la lógica de
las feroces críticas dirigidas al gigante teutón.
Lo que devuelve la pelota una vez más al tejado de nuestra cruda realidad que
consiste en proseguir con aquel invariable talante de ajuste, congruente con el
logro de unas reformas estructurales que hagan de España un país competitivo
en el escenario europeo y global.
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