Maria Mazzucato ha presentado en Bilbao un proyecto colaborativo con la Diputacion de Bizkaia para vincular Fiscalidad con Objetivos de desarrollo sostenibles.
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MAZZZUCATTO Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE.docx
1. MAZZUCATO Y LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE.
MAZZUCATO Y EL ‘MODELO BIZKAIA’.
Manfred Nolte
Días atrás, una de las economistas más influyentes del mundo, Mariana
Mazzucato, ha visitado Bilbao en el marco de un seminario organizado por la
escuela de negocios de la Universidad de Deusto y la Diputación Foral de Bizkaia.
La economista italoamericana, una persona extraordinariamente activa, añade a
la responsabilidad de su cátedra en la Universidad de Londres, donde ha fundado
el ‘Institutopara la Innovación y Orientación pública’, una decidida vocación de
consultora en materias de crecimiento inclusivo, innovador y sostenible. Con la
Hacienda Foral viene trabajando desde 2020 en un proyecto de política fiscal
regional, congruente con los Objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Esta
colaboración ha cristalizado ya en un estudio singular que lleva por título ‘El
Modelo Bizkaino: Alineando la política fiscal con los ODS de Naciones Unidas’.
En su intervención en la biblioteca de la Universidad jesuítica, Mazzucato volvió
el hilo central de su pensamiento, recogido en sus principales obras todas ellas
best-sellers de reputada calidad, que no es otro que la función del Estado.
Debatir sobre la función del estado es hacerlo sobre sus actividades básicas, sus
regulaciones, impuestos, subsidios o inversiones y otros gastos. Repensar el
estado equivale a reconsiderar el capitalismo, que según Mazzucato se muestra
impotente para afrontar los retos mayores de nuestro tiempo: la sanidad, la
transición ecológica y la digital, la desigualdad y la pobreza, la educación y la
igualdad de oportunidades en la escalera social.
Abstrayendo de los extremos, esto es, del marxismo obsoleto y del libertarismo
utópico, el pensamiento dominante en occidente sobre el papel del estado deriva
2. de la teoría de los mercados imperfectos: como regla general el funcionamiento
de los mercados es eficiente y compete al estado corregirlos solamente cuando se
desvía de su pauta habitual. Esto sucede en las llamadas externalidades positivas
cuando el sector privado no está presente en determinados ámbitos socialmente
necesarios, en las externalidades negativas como la contaminación
medioambiental que impele al gobierno a introducir tasas sobre el carbono y en
los múltiples supuestos de información asimétrica en las que el precio no revela
la totalidad de circunstancias del producto, velando por la transparencia y
evitando las posiciones dominantes de mercado. En circunstancias excepcionales
de crisis, y dado que en la actualidad todo el mundo es keynesiano, el estadohará
bien en volcarse en las políticas fiscales anticíclicas secundadas por las políticas
monetarias beligerantes de los bancos centrales. Esa lección parece bien
aprendida.
En el restode los asuntos, en épocas de estabilidad, el estado debe mantener una
prudente postura de vigilancia. Así piensa Occidente, el mundo desarrollado de
hoy.
Para Mazzucato este planteamiento tradicional es insuficiente y en cierto modo
insultante. El papel de ‘ancilla’ o instancia de último resorteesincapaz de resolver
las enormes fallas de mercado actuales. Muy al contrario, el servicio público debe
“sentarse en el asiento del conductor”, asumir su nuevo protagonismo e iniciar
“misiones” en los distintos ámbitos en los que el mercado se ha mostrado incapaz
con su cometido. Debe construir ‘catedrales’ en el sentido de la ambición del
proyecto y del desconocimiento de los plazos y recursos necesarios en su
construcción. ”Las misiones requieren pensar a largo plazo y una financiación
paciente”. El estado debe ir mucho más allá de la corrección de los fracasos del
mercado. No se trata de enderezar sus fallos sino de configurarlo, de liderarlo en
una acción paralela a la del sector privado, innovando y creando valor.
La intelectual londinense alude una y otra vez a un ejemplo histórico de la
administración americana y que pone como ejemplo de la acción ambiciosa y
proactiva del Estado. En septiembre de 1962, en un famoso discurso en la
Universidad Rice, el presidente John F. Kennedy anunció que el gobierno de los
Estados Unidos emprendería “la aventura más peligrosa y grande en la que se
haya embarcado el hombre: llevarlo a la luna y traerlo de regreso a salvo”. Así
sucedió siete años después, el 20 de julio de 1969. No se trató-razona Mazzucato-
de un proyecto con presupuesto calculado y vigilancia restrictiva y melindrosa.
Simplemente se trataba de ‘una misión’ que debía concluirse a cualquier precio,
que transformó la sociedad produciendo ingentes cantidades de ‘valor de
derrame’. La misión Apolo acarreó el descubrimiento de Internet, el desarrollo
del software, los modernos teléfonos inteligentes, el GPS y una docena más de
otros avances clave desde la nutrición a las prendas espaciales, aplicaciones
geológicas o aerodinámicas que catapultaron la industria tecnológica hasta
nuestros días.
¿Por qué no aplicar la intensidad de la misión Apolo o la disponibilidad ilimitada
de recursos desplegados en una guerra -es otra de sus referencias- a los grandes
problemas de la humanidad, en particular la transición ecológica, extensible al
resto de la agenda 2030 de los 17 objetivos de desarrollo sostenible?
3. A continuación, Kate Roll, Profesora del Instituto para la Innovación entró en
algún detalle del referido ‘Bizcay Model’. ¿Cómo pueden los impuestos y otras
herramientas de política fiscal ayudar a promover los ODS de las Naciones
Unidas? La asociación con el equipo tributario regional de Bizkaia para explorar
esta pregunta dio como resultado el desarrollo de una herramienta de índice
compuesto, el Modelo de Bizkaia, que permite a las autoridades medir el
desempeño de los ODS corporativos en áreas prioritarias para vincularlo con
incentivos fiscales, más allá de la suficiente financiación de los proyectos.
El índice propuesto está compuesto por 28 áreas de contribución (AC); estas AC
están agrupadas por tres prioridades estratégicas regionales, a saber, cambio
demográfico, emergencia climática y resiliencia económica, que están vinculadas
a diez ODS focales. El índice está diseñado para reconocer diferentes niveles de
contribución (por ejemplo, conciencia, acción y logros) dentro de cada CA. La
demostración de estas actividades se hará, cuando sea posible, según los
estándares de información establecidos.
El modelo proporciona una herramienta tangible y procesable para que las partes
interesadas de una región trabajen juntas para dar forma a la economía regional
hacia una dirección sostenible, a través de sus herramientas fiscales.
No es fácil evaluar el realismo del proyecto colaborativo. Lo que queda fuera de
toda dudad es el entusiasmo profesado por el Diputado General Unai Rementeria
al mismo. ¡Suerte y tino!