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TECNICA 108: VUÉLVETE TU PROPIO GUÍA INTERNO.
Tercera técnica: Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste.
Lo primero es que tienes la guía dentro de ti, pero no la usas. Y no la has usado durante tanto tiempo, durante
tantas vidas, que puede que ni siquiera seas consciente de que existe una guía dentro de ti.
Estuve leyendo el libro de Castaneda. Su maestro, Don Juan, le asigna un bello experimento. Es uno de los
experimentos más antiguos. En una noche oscura, en un sendero muy montañoso, el maestro de Castaneda
dijo: «Simplemente cree en el guía interno y empieza a correr.» Era peligroso. Era un sendero montañoso,
desconocido, con árboles, arbustos, barrancos. Se podía caer en cualquier sitio. Incluso a la luz del día tenía
que estar alerta al caminar allí, y por la noche todo estaba oscuro.
No veía nada, y su maestro le dijo: «No andes, ¡corre!» ¡No podía creerlo! Era sencillamente suicida. Se
asustó; pero el maestro corrió. Salió corriendo como un animal salvaje, y volvió corriendo. Y Castaneda
no entendía cómo lo estaba haciendo. No sólo estaba corriendo en esta oscuridad, sino que cada vez venía
corriendo directamente hasta él, como si pudiese ver. Entonces, poco a poco, Castaneda se armó de valor. Si
este anciano podía hacerlo, ¿por qué no él? Lo intentó, y poco a poco sintió que le llegaba una luz
interna. Entonces empezó a correr.
Sólo estás cuando dejas de pensar. En el momento en que dejas de pensar, sucede lo interno. Si no
piensas, todo está bien; es como si un guía interno estuviera operando. Tu razón te ha guiado mal, y la
peor guía ha sido ésta, no crees en el guía interno.
En primer lugar, tienes que convencer a tu razón. Incluso si tu guía interno dice: «Sigue», tienes que
convencer a tu razón, y entonces pierdes oportunidades. Porque hay momentos...; puedes usarlos o
puedes desaprovecharlos. El intelecto requiere tiempo, y mientras estás pensándotelo, reflexionando,
cavilando, te pierdes el momento. La vida no está esperándote. Hay que vivir inmediatamente. Hay que
ser realmente un guerrero, como dicen en Zen, porque cuando estás luchando en el campo con tu
espada, no puedes pensar. Tienes que moverte sin pensar.
Los maestros Zen han usado la espada como una técnica para la meditación, y en Japón dicen que si dos
maestros Zen, dos personas meditativas, están luchando con esas espadas, la lucha no puede concluir.
Ninguno puede ser derrotado y ninguno va a vencer, porque ninguno de los dos está pensando. Las espadas
no están en sus manos, sino en manos de su guía interno, el guía interno que no piensa, y antes de que
el otro ataque, el guía sabe y defiende. No puedes pensar en ello porque no hay tiempo. El otro está
apuntando a tu corazón. En un instante, la espada penetrará en el corazón. No hay tiempo para pensar
en ello, en qué hacer. Cuando a él se le ocurra el pensamiento «penetra en el corazón», simultáne-
amente se te debe ocurrir a ti el pensamiento «defiende»; simultáneamente, sin ningún intervalo:.., sólo
entonces puedes defenderte. De lo contrario, ya no existirás.
De modo que enseñan la esgrima como una meditación, y dicen: «Estate en todo momento con el guía
interno; no pienses. Permite que el guía interno haga todo lo que te suceda. No dejes que interfiera la
mente.» Esto es muy difícil, porque estamos muy adiestrados con nuestras mentes. Nuestras escuelas,
nuestros colegios, nuestras universidades, toda la cultura, toda la pauta de la civilización, enseña a nuestras
cabezas. Hemos perdido el contacto con el guía interno. Todo el mundo nace con ese guía interno, pero no se
le permite trabajar, funcionar. Está casi paralizado, pero puede ser reavivado.
Este sutra es para ese guía interno. Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste. No
pienses con la cabeza. En realidad, no pienses en absoluto. Simplemente actúa. Pruébalo en algunas
situaciones. Será difícil, porque el viejo hábito será empezar a pensar. Tendrás que estar alerta, no pensar,
sino sentir internamente que está llegando a la mente. Puede que estés confuso muchas veces, porque no
podrás saber si está viniendo del guía interno o de la superficie de la mente. Pero pronto conocerás la
sensación, la diferencia.
Cuando algo viene de lo interno, sube desde el ombligo. Puedes sentir el flujo, el calor, subiendo desde
el ombligo. Cuando piensa tu mente, está sólo en la superficie, en la cabeza, y luego baja. Si tu mente
decidió algo, entonces tienes que forzarlo a que baje. Si decide tu guía interno, entonces algo sube
burbujeando en ti. Va del núcleo profundo de tu ser hacia la mente. La mente lo recibe, pero no es de la
mente. Viene de más allá..., y esa es la razón por la que la mente está asustada de ello. Para la razón no
es digno de confianza porque viene de atrás, sin ninguna razón, sin ninguna prueba. Simplemente sube
burbujeando.
Pruébalo en ciertas situaciones. Por ejemplo, te has perdido en un bosque. Pruébalo. No pienses, simplemente
cierra los ojos, siéntate, se meditativo, y no pienses, porque es inútil; ¿cómo vas a pensar? No sabes. Pero
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pensar se ha vuelto un hábito tal que sigues pensando incluso en los momentos en que no puede salir
nada de ello. Sólo se puede pensar acerca de algo que ya se conoce. Estás perdido en un bosque, no
tienes ningún mapa, no hay nadie a quien preguntar. ¿En qué estás pensando? Pero sigues pensando. Ese
pensamiento será sólo una preocupación, no un pensamiento. Y cuanto más te preocupas, menos
competente puede ser el guía interno.
No te preocupes. Siéntate bajo un árbol, y deja que los pensamientos cesen y se asienten. Espera, no pienses.
No crees el problema, simplemente espera. Y cuando sientas que ha llegado un momento de no
pensamiento, levántate y empieza a avanzar. Dondequiera que vaya tu cuerpo, deja que vaya.
Simplemente se un testigo. No interfieras. El camino perdido puede ser encontrado muy fácilmente. Pero la
única condición es, no dejes que interfiera la mente.
Esto ha sucedido muchas veces sin que te hayas dado cuenta de ello. Los grandes científicos dicen que
siempre que se ha hecho un gran descubrimiento, nunca fue hecho por la mente; siempre fue hecho por el
guía interno.
Madame Curie estaba intentando e intentando resolver un problema matemático. Hizo todo lo que pudo, todo lo
posible; entonces se hartó. Había estado trabajando durante días, semanas seguidas, y no había conseguido
nada. Se sentía furiosa. Ningún camino llevaba a la solución. Entonces, una noche, exhausta, se quedó
dormida. Y por la noche, en un sueño, brotó la conclusión. Estaba tan preocupada por la conclusión que
el sueño se rompió; se despertó. Inmediatamente, escribió la conclusión; porque en el sueño no había
ningún proceso, sólo una conclusión. La escribió en un cuaderno y se volvió a dormir. Por la mañana
estaba desconcertada; la conclusión era correcta, pero no sabía cómo había sido alcanzada. No había ningún
proceso, ningún método.
Entonces intentó encontrar el proceso; ahora era más fácil, porque ya tenía la conclusión, y es fácil ir hacia
atrás desde la conclusión. Ganó el Premio Nobel a raíz de este sueño..., pero siempre se preguntó cómo había
sucedido.
Cuando tu mente se agota y no puede hacer más, simplemente se retira. En ese momento de retiro, el guía
interno puede dar indicios, pistas, claves. El hombre que ganó el Premio Nobel por la estructura interna
de la célula humana, la vio en un sueño. Vio toda la estructura de la célula humana, la célula interna, en un
sueño, y luego, por la mañana, la dibujó. Él mismo no podía creer que pudiera ser así, así es que tuvo que
trabajar durante años. Después de años de trabajo, pudo concluir que el sueño era cierto.
Con Madame Curie sucedió que, cuando llegó a conocer este proceso interno del guía interno, decidió
intentarlo. En cierta ocasión había un problema que quería resolver, así que pensó: «¿Por qué
preocuparme por ello, y por qué intentarlo? Vete a dormir.» Durmió bien, pero no hubo ninguna solución.
De modo que se sintió perpleja. Lo intentó muchas veces. Cuando había un problema, inmediatamente se iba a
dormir. Pero no se produjo ninguna solución. Primero hay que intentarlo completamente con el intelecto;
sólo entonces puede brotar la solución. La cabeza tiene que estar completamente exhausta; de lo
contrario sigue funcionando incluso en un sueño.
De manera que ahora los científicos dicen que todos los grandes descubrimientos son intuitivos, no
intelectuales. Esto es lo que se quiere decir con el guía interno.
Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste. Pierde la cabeza y cae en este guía interno.
Está ahí. Las Escrituras antiguas dicen que el maestro o el gurú -el gurú externo- sólo puede ser útil para
encontrar el gurú interno. Eso es todo. Una vez que el gurú externo te ha ayudado a encontrar el gurú
interno, la función del gurú externo ha terminado.
No puedes llegar a la verdad por medio de un maestro; por medio de un maestro sólo puedes llegar al
maestro interno; y entonces este maestro interno te llevará a la verdad. El maestro externo es sólo un
representante, un substituto. Él tiene su guía interno y puede sentir también tu guía interno, porque
ambos existen en la misma longitud de honda, ambos existen en la misma sintonía y la misma
dimensión. Si he encontrado mi guía interno, puedo mirarte y sentir tu guía interno. Y si realmente soy
un guía para ti, toda mi guía será llevarte a tu guía interno.
Una vez que estás en contacto con el guía interno, yo ya no soy necesario. Ahora puedes avanzar solo.
De modo que lo único que puede hacer un gurú es bajarte de la cabeza al ombligo, de la fuerza
razonadora a la intuitiva, de la mente argumentativa a tu guía confiado. Y esto no es así sólo con los seres
humanos, sino también con los animales, con los pájaros, con los árboles, con todo. El guía interno existe, y
se han descubierto muchos nuevos fenómenos que son misterios.
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Hay numerosos casos. Por ejemplo, el pez madre muere inmediatamente después de poner los huevos.
Entonces el padre ayuda a fecundar los huevos, y luego muere. Los huevos permanecen solos sin madre ni
padre. Maduran. Entonces nacen nuevos peces. Estos peces no saben nada sobre su padre, su madre, sus
padres; no saben de dónde vinieron. Pero aunque estos peces específicos viven en una parte específica
del mar, irán a la parte de la que vinieron el padre y la madre para poner los huevos. Irán al origen. Esto
ha estado sucediendo una y otra vez, y cuando quieran poner huevos vendrán a este banco, pondrán los hue-
vos, y morirán. De modo que no hay ninguna comunicación entre los padres y sus hijos, pero los hijos
saben de alguna forma dónde tienen que ir, adónde tienen que mudarse..., y nunca se equivocan. Y no
puedes desorientarles. Se ha intentado, pero no se les puede desorientar. Llegarán al origen. Está
operando algún guía interno.
En la antigua Unión Soviética experimentaron con gatos, con ratas, y con muchos animales pequeños. Una
gata, una gata madre, fue separada de sus hijos y llevaron a éstos a las profundidades del mar; no había forma
de que ella supiera lo que les estaba sucediendo a sus hijos. Le pusieron todo tipo de instrumentos
científicos para medir lo que pasaba en su mente y en su corazón, y entonces mataron a uno de los
hijos, en las profundidades del mar. La madre se dio cuenta inmediatamente. Su pulso cambió. Se
quedó perpleja y preocupada; su ritmo cardiaco se aceleró... en cuanto mataron a su hijo. Y el instru-
mental científico indicó que estaba sintiendo un dolor intenso. Luego, al cabo de un rato, todo volvió a ser
normal. Entonces mataron a otro de sus hijos, de nuevo el cambio. Y lo mismo con el tercer hijo. Sucedió cada
vez, exactamente al mismo tiempo, sin ningún intervalo. ¿Qué estaba sucediendo?
Ahora aquellos científicos dicen que la madre tiene una guía interna, un centro interno que siente y está
unido a sus hijos, independientemente dónde estén. Y siente inmediatamente una relación telepática. La
madre humana no sentirá tanto. Esto es extraño. Debería ser justo al revés, la madre humana debería sentir
más porque está más evolucionada. Pero no lo sentirá porque la cabeza se ha hecho cargo de todo y los
centros internos están todos paralizados.
Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste. Siempre que estés desconcertado en una
situación y no puedas ver cómo salir de ella, no pienses; simplemente estate en un estado profundo sin
pensamientos y deja que el guía interno te guíe. Al principio te sentirás asustado, inseguro, pero pronto,
cuando todas las veces llegues a la conclusión correcta, cuando todas las veces llegues a la puerta
correcta, cobrarás ánimo y te llenarás de confianza.
Si sucede esta confianza, yo la llamo fe. Esto es realmente la fe religiosa: la confianza en el guía interno.
Razonar forma parte del ego. Eres tú creyendo en ti mismo. En el momento en que vas a lo profundo de
ti, has ido al alma misma del universo. Tu guía interno forma parte de la guía divina. Cuando le sigues,
sigues a lo divino; cuando te sigues a ti mismo, estás complicando las cosas, y no sabes lo que estás
haciendo. Puede que pienses que eres muy sabio. No lo eres.
La sabiduría viene del corazón, no del intelecto. La sabiduría viene de la profundidad más íntima de tu
ser, no de la cabeza. Córtate la cabeza, estate sin cabeza... y sigue al ser, te lleve a donde te lleve. Incluso si
te lleva al peligro, entra en el peligro, porque ese será el camino para ti y tu crecimiento. Mediante ese peligro
crecerás y madurarás. Incluso si el guía interno te lleva a la muerte, entra en ella, porque ese va a ser el
camino para ti. Síguele, confía en él, y avanza con él.