2. La manera
en que atiendes una herida inmediatamente después de su aparición puede
jugar un papel importante en cómo esta sanará. Por lo general, una herida
leve que se limpia y venda de manera apropiada sanará sin mayores
complicaciones. Sin embargo, una herida que no recibe esta atención podría
infectarse y requerir atención profesional. Por este motivo, es de vital
importancia limpiar una herida y determinar cuándo se debe buscar atención
médica. Afortunadamente, este es un proceso simple.
3. 6 PASOS
Examina la herida. El primer paso para tratar cualquier lesión es examinarla de cerca. Al
hacerlo, deberás determinar la naturaleza y gravedad de la herida.
Determina si se requiere atención médica. Por lo general, las heridas leves pueden tratarse
en casa. Sin embargo, en caso de heridas graves, la persona lesionada debe buscar ayuda
médica de inmediato.
Detén el sangrado. Aplica presión suave sobre la herida con ayuda de un paño o gaza y
envuelve la tela sobrante alrededor del área afectada. De ser posible, eleva el área lesionada
por encima del corazón de la persona.
Elimina los cuerpos extraños pequeños. Si notas la presencia de objetos en la herida que
puedes retirar (tales como pequeñas piedras, astillas o anzuelos), hazlo con mucho cuidado.
Irriga la herida. Una vez que el sangrado se haya detenido, el próximo paso es limpiar
completamente el área con un flujo constante de agua caliente.
Venda la herida. Luego de limpiar la herida, envuélvela con una venda limpia. El vendaje
restringe la movilidad, de modo que los extremos de la herida puedan juntarse y sanar. Esto
también evita que la lesión se expanda y que se produzca una infección.
4. CERRAR HERIDA
Cerrar y tratar heridas (con mayor frecuencia, raspones pequeños) es una
tarea común a la hora de prestar primeros auxilios. Para cerrar con eficacia
una herida, es necesario estar provisto de un botiquín. Luego debes limpiarla
con agua, retirar la suciedad u otros residuos y vendarla con gasa o una tirita.
Si estás tratando una herida grave, tu prioridad es detener el sangrado y
conseguir ayuda de emergencia.
Aplica una suave presión en la herida pequeña. Busca rápido un trapo, una
toalla o una gasa limpia y ejerce una suave presión en la zona lastimada.
Detén el flujo de sangre. Debes sostener una toalla o una gasa en el lugar
afectado por unos cuantos minutos para detener por completo el sangrado. En
caso de que sea un leve raspón o rasguño, el sangrado generalmente se
detendrá poco después de sostener la herida.
5.
Retira los residuos de la herida. Una vez controlado el sangrado, será
necesario limpiar los restos de suciedad o desechos de la herida pequeña. Con
la ayuda de un par de pinzas, extrae cuidadosamente las piedras pequeñas o
los trozos de tierra que hayan quedado atascados en la piel expuesta
Limpia la herida con agua fría. Ahora que la herida ya no tendrá suciedad o
desechos, la siguiente prioridad será limpiar la zona lastimada. Si te
encuentras cerca de una casa o un edificio, usa el agua de un grifo o una
manguera. De lo contrario, enjuaga la herida con agua limpia embotellada.
Dejar correr agua sobre la zona afectada por 5 a 10 minutos eliminará la
suciedad o bacterias persistentes.
Coloca una capa fina de crema antibiótica sobre la herida. Esta crema mata
cualquier bacteria que se haya introducido en la herida, además de ayudarla
a formar la costra y a sanarse con mayor rapidez. Este producto también sella
la herida, lo que la hace hermética.