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4,5 may 2016 Jornada Técnica. Estrés en el trabajo, un reto colectivo. El Estrés desde su origen con respuesta colectiva. M. Figueroa.ICASEL
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El estrés: desde su origen con respuesta colectiva.
M.A.Figueroa. 2016.
La democracia industrial se identificaba a partir de un ideario que fuera posible de
trasladar la democracia política al ámbito de las empresas. Se pretendía, a través de
una gestión democrática, en la que la participación de los trabajadores elegiría a sus
dirigentes en la empresa, mejorar las condiciones de trabajo en sentido amplio de la
nueva clase proletaria urbana.
El modelo no prosperó salvo en Alemania y tan solo se fraguó en la
materialización de cierto grado de poder y de libertad sindical. El pretendido objetivo de
cogestión se frustró antes de lo deseado y, sobre manera, mucho antes de los
esperado, en parte, por el desistimiento de la clase obrera en la asunción y el gobierno
participado en la multidiversidad de factores en los que intervenir.
Esta introducción parece que nos quiere acercar, aunque sea remotamente al
contenido del lema de la celebración, por iniciativa de la Organización Internacional del
Trabajo ( OIT) del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el trabajo el pasado 28 de
abril de 2016, “Estrés en el trabajo. Un reto colectivo. Y seguro que también nos trae a
la memoria la campaña de la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo para
el bienio 2014-2015, de título “Trabajos saludables. Gestionemos el estrés”. Ambas
iniciativas tienen, además del objeto de las mismas, elementos comunes desde su
planteamiento y en los objetivos a lograr.
El estrés pretende leerse, o mejor interpretarse, como algo que esta presente en
sus disfunciones, en el origen de las relaciones sociales de producción. Pero una nueva
posición hace que para soslayar la dificultad de asumir una gestión reactiva del mismo
en sus múltiples manifestaciones, sea analizado desde una reinterpretación proactiva a
través de los agentes intervinientes en el ámbito empresarial en su permanente
interacción con las los factores causales.
Luego, de una parte se incorpora lo proactivo como mejor línea de abordaje de
los efectos del estrés. Para ello, que mejor que potenciar el sistema relacional de
participación democrática en la empresa.
El mecanismo no es denostable. De sobra es sabido que el diálogo social es un
régimen de participación que fomenta la asunción de objetivos que , si bien pudieran
parecer ajenos a las partes, en su resultado marca una confluencia en positivo que
define un clima de consenso y futuro común en la empresa.
El estudio clásico del estrés laboral lo define como una “respuesta inespecífica
del cuerpo a cualquier solicitud de cambio”. La definición de Hans Seyle (1974), derivó
en la determinación de los factores estresantes o estresores. Hoy en día, esos
elementos se denominan factores de riesgo psicosocial ( peligros psicosociales). El
concepto de peligro ( en lo psicosocial) se debe entender, por tanto como, aquella
condición que es innata al sistema productivo y que puede interaccionar con el
comportamiento de los trabajadores, activando los factores de riesgo psicosocial. El
texto de la OIT organiza estos factores en dos grupos ligados al contenido del trabajo –
condiciones del trabajo y organización del trabajo-, y al contexto del trabajo –
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organización del trabajo y relaciones laborales, como cultura y función organizativa, el
rol de la empresa, el desarrollo de la carrera profesional, el margen de decisión y
control, la conciliación de la vida familiar y las relaciones interpersonales en el lugar de
trabajo-.
Si pensamos, en un momento de sosiego, en ambos grupos de elementos
podemos atrevernos a soñar con una empresa en la que la organización del trabajo
fuera tal que no crispara las actividades laborales de sus productores. Quizá podamos
imaginar una empresa que no limitara nuestra progresión en la organización, de manera
que cada cual pudiera formalizar un carrera profesional de acuerdo con sus
pretensiones en los necesarios y justos principios de mérito y competencia. Estaríamos
idealizando, una empresa que permitiera un desarrollo personal ligado a un régimen
reconocido de autónoma toma de decisiones en cada puesto. También podríamos
dejarnos llevar, en nuestra ensoñación, a imaginar una empresa que favoreciese un
horario flexible que permitiera conciliar nuestra vida familiar con nuestra prestación
laboral. Si todo sucediera como lo hemos imaginado hasta aquí, despertaríamos del
sueño porque la cultura de empresa estaría de tal manera fidelizada en cada uno que la
realidad superaría a cualquier juego de nuestro imaginación.
El origen de la cultura preventiva está en la cultura de la seguridad en la empresa
industrial apoyada en un ámbito organizacional. Este concepto se poya en dos
perspectivas: la socio-antropológica, basada en símbolos , mitos y dramas rituales y
sociales. Se trata de un producto colectivo que es mucho más que un añadido de
subjetividades. La cultura propiamente organizacional, atiende al una interpretación
funcional de la cultura de la organización como un instrumento orientado a la
productividad.
Pero quizá el estrés sea difícil de abordar proactivamente cuando la crisis en el
denominador común por activa y por pasiva del nuevo mercado laboral. Los contratos
por debajo de los niveles de capital humano de una sociedad no nos puede alejar del
estrés. La espalda a la prevención en cualquier ámbito de la empresa no es una buena
posición para avanzar en la eliminación del estrés. Por ello, el origen del estrés es difícil
de abordar desde posiciones colectivas de participación. Hay circunstancias que no
cambian y si lo hacen se tornan en peores condiciones de trabajo aunque se vistan de
transformación.
Es peligroso que un atisbo de democracia industrial nos ciegue de tal manera
que nuestra dependencia del sistema empresarial nos lleve a paisajes laborales
desconocidos. En un mundo en crisis pueden desaparecer los puestos de trabajo, las
empresas con mayor precariedad pero lo que no desaparece son los trabajadores y los
empresarios, porque no hay nuevos modelos definitivos que innoven en perfiles de los
agentes que intervienen en el marco de relaciones sociales de producción. Lo que se
conoce es una transformación desde el déficit de un sistema, en parte obsoleto, que no
da respuesta positiva, pero si tiene como objetivo resultados económicos positivos.
Quizá estamos abocados a un sistema de sobreexplotación de modelos productivos
que pretenden ahorran costes por las partes más débiles, por sus propios medios,
capital fijo y variable.
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En ese caldo de cultivo la seguridad y la salud en el general y la que se estudia
desde los factores psicosociales desvela una ausencia generalizada de cultura
preventiva en los representantes de los agentes sociales. Ahí la salud y la vida en el
trabajo se puede convertir, y está probado, en una forma de negocio para unos pocos,
pero no en el beneficio de los que deben disfrutar tales derechos constitucionales.
En el documento de la OIT pueden verificar como el estrés laboral daña: la salud
de los trabajadores de niveles ocupacionales más precarios, la dimensión de género, a
la productividad de las empresas y, por qué no, la salud mental de los trabajadores y
de sus familias, y por consiguiente de la sociedad.
Esta situación de los efectos del estrés esta generalizada universalmente por
mucha importancia que se le quiera reconocer a situaciones positivas. Las normativas
nacionales, en general no vinculantes, en materia de riesgo psicosociales ofrecen un
panorama insuficiente que no se ve compensado por los intentos de diálogo social ni
por las necesarias actuaciones de las inspecciones de trabajo.
Con todo lo expuesto, no son escasas las estrategias para la prevención y la
gestión de los factores de riesgo y los riesgos psicosociales. Desde organizaciones
internacionales como la OIT, regionales continentales y nacionales surgen estrategias e
iniciativas con directrices e instrumentos de intervención. Sin embargo, el informe de la
OIT establece tendencias globales y escenarios futuros a partir de dos estudios. Uno,
basado en las conclusiones de una encuesta a expertos y otro, mediante una encuesta
Delphi.
Como resultado de los estudios citados de la OIT se propone un enfoque colectivo para
controlar las causas del estrés laboral. Son varias las razones que motiva a ello (OIT,
2016, PP34):
• Se advierte un incremento de la incidencia y severidad del estrés en el trabajo.
• El estrés laboral tiene repercusión en el ámbito económico de las naciones, dado
que influye en la seguridad, la productividad y el funcionamiento global de la
organización. Por ello, para la OIT se trata de un problema colectivo con efectos
en el bienestar de los trabajadores, sus familias y la sociedad.
• A pesar de destacados ejemplos de intervención en países nórdicos, en el resto
hace poco tiempo que la cuestión a llegado a la legislación orientándose a sus
orígenes a través de actividades de evaluación y gestión.
• En el diálogo social en torno a la SST ha comenzado a estar en el orden del día
en los debates entre los agentes implicados.
• La investigación actual participa de recursos de intervención como las redes
sociales.
• La OIT reclama a los empleadores una sensibilidad especial ante al sobrecarga
de trabajo y la falta de control de las tareas y de los comportamientos de
afrontamiento ante los efectos negativos sobre al salud.
• La concienciación, mediante la información y formación, de empresarios y
trabajadores redunda en alcanzar un entorno seguro y saludable de trabajo,
afianzar una cultura preventiva positiva y constructiva, impulsando el compromiso
y la eficacia, al tiempo que se protege la salud y el bienestar de ls trabajadores y
se incrementa la productividad.
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• Con todo se debe de promover tanto medidas colectivas como las tradicionales
individuales mediante instrumentos innovadores para integrar ambas.
• Se insiste en apuntar hacia el origen, las causas primarias que, sin embargo,
pueden ser divergentes al parecer en el trabajo, el hogar, el entorno social o en
la sociedad, en su conjunto. Esto recuerda la importancia de desarrollo de
procesos de socialización primaria y secundaria justos; decentes en el respeto de
los derechos todos los individuos.
• Aún así el documento de la OIT preconiza una intervención en el lugar de trabajo
para tener un alcance mayor. Y propone el diseño de estrategias intervención en
los orígenes de las condiciones de trabajo, el medio ambiente de trabajo, la
cultura organizativa – se entiende que sustituyendo la democracia industrial por
el diálogo social -, y las relaciones de trabajo.
• Objetivo fundamental es eliminar tantas causas como sea posible.
• No solo la identificación de los riesgos psicosociales, es de interés para la OIT,
además se debe de prestar atención a la evaluación del desempeño profesional,
la organización del trabajo y de los problemas personales derivados del estrés
laboral.
• Deberá ser una evaluación sistemática y con permanente consulta a los
trabajadores (art. 33 L31/1995).
• Para llevar a buen puerto los objetivos planteados ha de surgir un enfoque de
gestión activa de los riesgos en SST, de manera coherente, para dar lugar a
medidas de promoción de la salud integrando la gestión de los riesgos
psicosociales.
Se pretende, por consiguiente partir desde el origen del estrés, desde sus
causas, con intervención participada, o lo que es igual, con una respuesta colectiva
desde la identificación, primera fase de la evaluación.
Bibliografia.
Agencia europea para la seguridad y salud en el trabajo. 2014. La estimación del coste
del estrés y los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo. Luxemburgo:
Oficina de Publicaciones de la Unión Europea.
Daniellou, F; Simard, M. Et Boissières, I. 2013. Factores humanos y organizativos de la
seguridad industrial: estado del arte. Número 2013-2014 de Cahiers de la
Securité Industrielle, Fondation pour une Culture de Securité Industrielle.
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Conceptos y preceptos”. Modus Laborandi. Madrid.
Organización Internacional del Trabajo (OIT). 2016. Estrés en el trabajo: Un reto
colectivo. Informe para Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. 28 de
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