1. ¿Nos alimentamos bien?
¿Sabemos lo que comemos?
¿Qué tipo de alimentación
tenemos?
2. En general, la alimentación de la población española
deja bastante que desear:
Bajo consumo de fruta y verdura.
Bajo consumo de cereales integrales y fibra.
Alto consumo de embutidos, carnes grasas y
azúcares refinados.
Alto consumo de bollería, snacks, dulces y bebidas
azucaradas.
Alta ingesta de sal. 9 de cada 10 españoles tomamos
el doble del máximo de sal que deberíamos ingerir
para evitar riesgos innecesarios (6).
Alto consumo de alcohol en determinadas
poblaciones, especialmente en los jóvenes (6).
9. La característica que identifica y define a la dieta mediterránea es
que prioriza el consumo de los alimentos que son de la etapa del
año y que por lo tanto están frescos. Este es el ideal y es lo que
siempre se intenta lograr cuando sea posible.
La base de esta dieta está constituída por el consumo de
verduras, frutas, cereales, legumbres, tubérculos y frutos secos.
Dieta que permite incorporar al organismo buenas cantidades de
vitaminas, fibras y antioxidantes.
Lo que se sugiere por consumo moderado son los huevos, el
pescado y los lácteos. Respecto a las carnes rojas y a los
productos que derivan de ella, en realidad no forman parte de
los alimentos consumidos con frecuencia, sino más bien
esporádicos.
El vino también tiene un lugar privilegiado en la dieta
mediterránea y se debe a que él está por entero relacionado a las
culturas del mediterráneo, ya que junto con el aceite oliva, son
un elemento identificatorio de la cultura de alimentación del
mediterráneo.
10. Prevenir las enfermedades del tipo cardiovascular
Fuente de grasas monoinsaturadas pero al mismo
tiempo baja en las saturadas.
Es fuente de ácidos grasos esenciales -como el
omega 3 y 6-.
Fuente de antioxidantes y fibras.
Su escaso consumo de carnes rojas y derivados, es
bajo en proteína animal.
Por todas estas propiedades, es una dieta que
puede ser una gran aliada a la hora de mantener
bien los niveles de colesterol en sangre, de
mejorar la presión arterial, fortalecer el sistema
inmune, el hepático y el antioxidante.
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13. Consumo muy elevado de pescados (de mar y de río) y mariscos (moluscos y crustáceos) que constituyen
la gran reserva actual natural del Atlántico. Se recomienda el consumo de pescado y marisco de tres a
cuatro veces a la semana en las diferentes etapas de la vida.
Consumir alimentos vegetales en abundancia: cereales, patatas y legumbres. Las dietas ricas en estos
alimentos constituyen la mejor manera de conseguir un perfil calórico recomendado en el que un 50% de
la energía total consumida lo sea en forma de hidratos de carbono complejos, así como para favorecer un
mayor aporte de fibra alimentaria.
Consumo elevado de frutas y hortalizas. Se recomienda entre las primeras el consumo de una amplia
variedad de las mismas, especialmente manzanas y cítricos. De entre las segundas, es conveniente
mantener el consumo de las del género brassica, de acuerdo a los hábitos de producción y consumo
(repollo, berzas, grelos y nabizas), además de judías, pimientos, cebollas, zanahorias, guisantes y ajos.
Utilización de aceite de oliva como principal grasa culinaria, especialmente como aderezo en crudo.
Consumir diariamente productos lácteos. Son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico,
minerales (calcio, fósforo, etc.) y vitaminas. Adicionalmente, el consumo de leches fermentadas está
asociado a una serie de beneficios para la salud al aportar microorganismos capaces de mejorar el
equilibrio de la microflora intestinal.
El consumo de carnes es importante y debe hacerse con moderación. Aunque es un grupo muy
heterogéneo, en general aportan proteína de muy alto valor biológico, hierro altamente utilizable y
equivalentes de niacina.
Se recomienda la ingesta abundante de líquidos, prioritariamente agua como bebida de excelencia. El vino
se ha de tomar a través de un consumo moderado
Gusto por la sencillez en la preparación de los alimentos, para mantener la calidad de las materias primas
y, por tanto, el valor nutritivo. características organolépticas y nutritivas de las materias primas de la dieta
atlántica. Atención: teniendo en cuenta que una de las indicaciones de esta dieta es la ingesta de
mariscos, hemos de destacar que su consumo puede resultar perjudicial para los pacientes con colesterol
alto.
14. CONTROL DE LAS PORCIONES
CONSUMIR FRUTAS Y VERDURAS
AUMENTAR EL CONSUMO DE CEREALES
INTEGRALES
LIMITAR GRASA
LIMITAR LOS ALIMENTOS PROCESADOS
EJERCICIO PARA TONIFICAR
15. MANTENIMIENTO DEL PESO
TENER BUEN HUMOR, COMER FRUTAS
TENER MÁS ENERGÍA
INSPIRAR A OTROS GRACIAS A LOS LOGROS
17. Similitudes y diferencias entre las Dietas
Dieta Atlántica
– Pescado y marisco por excelencia
– Carne de cerco y vacuno
– Guisos y potajes
– Hortalizas
– Cocción y plancha
– Comer despacio y tiempo de reposo en la
mesa
Dieta Mediterránea
– Aceite por excelencia
– Carne y pasta
– Legumbres
– Fruta
– Asado y a la plancha
– Los horarios y el clima