El documento discute cómo reconstruir después de desastres naturales desde una perspectiva de resiliencia y equidad de género. Señala que es una oportunidad para fortalecer la cohesión social y modificar políticas territoriales. La reconstrucción debe ser descentralizada, con participación ciudadana y colaboración entre el Estado, mercado y sociedad civil. Debe comenzar con acompañamiento comunitario a largo plazo y articulación de acciones espontáneas con el Estado.