Este documento discute la mala imagen de los sindicatos mexicanos y propone estrategias para mejorar su comunicación y reputación. Reconoce que algunos líderes sindicales han causado una mala percepción, pero argumenta que la mayoría de trabajadores no son culpables. Luego presenta un plan para actualizar las áreas de comunicación sindical con enfoque en redes sociales, prensa y contenido creativo para lograr una imagen más positiva.