Este documento discute la relación cambiante entre la escuela y la familia. Explora cómo la educación se ha socializado y convertido en un bien público. También examina cómo la profesión docente ya no tiene un monopolio sobre el conocimiento y cómo la comunidad puede verse como un recurso o una fuente para la escuela. El documento concluye sugiriendo que la relación entre profesores y padres debería ser entre iguales expertos y que la participación y la elección son características propias de una sociedad liberal y democrática.