El gobierno argentino implementó el "corralito" en 2001, restringiendo la capacidad de los ciudadanos de retirar dinero de sus cuentas bancarias para evitar la salida de capitales del sistema. Esta medida provocó gran descontento público y protestas, lo que finalmente llevó a la renuncia del ministro de economía y del presidente Fernando de la Rúa. El "corralito" buscaba evitar el pánico financiero y el colapso del sistema económico nacional, pero afectó negativamente a la clase media.