Una adolescente de 18 años acude a la consulta por prurito y lesiones vaginales. Se le diagnostica herpes genital tipo 1 y 2. Se recomienda ampliar los estudios y el seguimiento con medicina familiar y posiblemente dermatología e infecciosas, dado que el herpes no tiene cura definitiva pero su tratamiento puede aliviar los síntomas y reducir las recurrencias.