Las primeras escuelas infantiles surgieron en Inglaterra durante la Revolución Industrial bajo la dirección de Robert Owen, con el objetivo de educar a los niños de las clases trabajadoras. Owen creía que la educación debía enfocarse en actividades divertidas como juegos, y que la salud y moral de los niños debían protegerse a través de hábitos de orden y limpieza. Sus escuelas infantiles estaban divididas por edades y enfatizaban la lectura, escritura, ejercicio físico y un buen clima de aula