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P E D I Á T R I C A
(Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 208-218)
ORIGINAL
14
Resumen
Introducción: La hipertensión pulmonar persistente neonatal es
una enfermedad confluente de múltiples y muy diferentes orí-
genes etiopatogénicos. Supone el 2% de los niños ingresados
en las unidades de cuidados intensivos neonatales. Se diferen-
cian cuadros primarios y secundarios.
Material y métodos: Se ha realizado una búsqueda bibliográ-
fica a través de PubMed, seleccionando los artículos relevan-
tes publicados hasta septiembre de 2004 que incluyeran los
términos «persistent pulmonary hypertension newborn», tanto
en ciencias básicas como clínicas.
Resultados: En total se seleccionaron 87 artículos que per-
miten abordar el estudio de la epidemiología, patogenia, crite-
rios diagnósticos, etiología, clínica, diagnóstico diferencial,
tratamiento y pronóstico de la hipertensión pulmonar persis-
tente neonatal.
Conclusiones: El objetivo fundamental del tratamiento es la
reducción de las resistencias vasculares periféricas, mante-
niendo la presión arterial sistémica y el volumen/minuto. Las
secuelas de mayor relevancia y prevalencia son las respirato-
rias y neurológicas. Las tasas de mortalidad en la hipertensión
pulmonar persistente neonatal oscilan en torno al 10-40%.
Palabras clave
Hipertensión, pulmonar, neonato
Abstract
Title: Persistent pulmonary hypertension of the newborn
Background: Persistent pulmonary hypertension of the new-
born is a complex, multifactorial clinical syndrome, associated
with primary and secondary cardiopulmonary diseases. It is
responsible for 2% of the admissions to the newborn intensive
care unit.
Material and methods: A review of the recent literature (up
until September 2004) in basic and clinical science, indexed in
Medline, that mentions the MeSh term “Persistent pulmonary
hypertension of the newborn” in basic and clinical science.
Results: In all, we selected 87 articles that provide informa-
tion on the epidemiology, pathogenesis, diagnostic criteria,
etiology, clinical features, differential diagnosis, treatment and
prognosis of persistent pulmonary hypertension of the new-
born.
Conclusions: The main objective of the treatment of newbor-
ns with persistent pulmonary hypertension is to lower the pe-
ripheral vascular resistance, while maintaining the blood pres-
sure and the cardiac output. It may be associated with
significant respiratory and neurological morbidity. The mortal-
ity rate ranges between 10% and 40%.
Keywords
Pulmonary hypertension, newborn.
Hipertensión pulmonar persistente neonatal
R. Santiago Gómez1 , M. Domínguez Salgado2, F
. Zaragozá Arnáez3
1
Sección de Pediatría C.S. Alpes. Área 4. 2
Departamento de Neuropediatría, Hospital Clínico «San Carlos».
3
Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina. Universidad Complutense. Madrid
208
Introducción
La hipertensión pulmonar persistente neonatal (HPPN) fue
descrita por primera vez en 1969 por Gersony, et al.1
en recién
nacidos a término con corazones estructuralmente normales.
Debido a la existencia de una presión en la arteria pulmonar
superior a la de la circulación sistémica, se genera un corto-
circuito derecha-izquierda a través del foramen oval y del
conducto arterioso (figura 1). Esta enfermedad inicialmente
se denominó persistencia de la circulación fetal (PCF) y, pos-
teriormente, se acuñó el nombre de hipertensión pulmonar
persistente neonatal, que define con más exactitud la fisiolo-
gía del proceso.
Epidemiología
Las series estadísticas que recogen los casos de HPPN son muy
variables, dependiendo del lugar del estudio y de la selección
del grupo de niños. De manera sorprendente, se desconoce la
incidencia verdadera de este tipo de hipertensión, lo que se
debe, en parte, a que no existe un código para esta enferme-
dad en la International Classification of Disease. No se ha lle-
vado a cabo hasta el momento investigación alguna sistemati-
zada basada en la población, aunque diversos autores han
intentado estudiar sus propios centros. Aproximadamente, los
recién nacidos con HPPN suponen el 2% de los niños ingresa-
dos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) neonatales2
.
Fecha de recepción: 22/02/05. Fecha de aceptación: 10/10/05.
Correspondencia: R. Santiago Gómez. Arturo Soria, 324, 5.º C. 28033 Madrid. Correo electrónico: med027612@saludalia.com
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Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al.
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Las estadísticas más recientes son las de Walsh-Sukys3, quien
describe que el número estimado de niños con HPPN en EE.UU.
es de 4.600, lo que supone una prevalencia de 1:908 recién
nacidos vivos. No se dispone de datos confiables referentes a
las distribuciones por sexo o raza en la población, aunque sí se
ha llegado a la conclusión de que la mayoría de los lactantes
con esta enfermedad son a término o posmaduros.
Patogenia
Dependiendo de la causa que origine el cuadro4
, estarán impli-
cados o no, y en mayor o menor medida, los siguientes factores
patogénicos:
1. Desarrollo anormal de la vasculatura pulmonar. Los estudios
anatomopatológicos revelan en los recién nacidos diagnostica-
dos clínicamente de HPPN la existencia de un aumento de la
capa muscular de las arterias pulmonares (figura 2), así como
una extensión anómala de la misma a los vasos más distales (de
las arterias extracinares a las intracinares), más allá de las divi-
siones de los bronquiolos terminales. La hipertrofia de la capa
media produce una disminución de la luz del vaso y disminuye la
respuesta vasodilatadora pulmonar5
. En estudios experimenta-
les también se ha demostrado la aparición de estos cambios tras
hipoxemia o acidosis grave6
. Sin embargo, algunos autores de-
fienden que las diferencias anatomopatológicas encontradas se
deben a la variabilidad de las técnicas de estudio empleadas. Por
otra parte, en ocasiones, el estudio histológico ha resultado ri-
gurosamente normal, por lo que se ha buscado una explicación
fisiopatológica basada en el desequilibrio entre la respuesta va-
sodilatadora y vasoconstrictora en las arterias pulmonares que
explique el origen del trastorno7
.
Se conoce cómo una adaptación estructural de los vasos
pulmonares incorrecta tras el nacimiento puede conducir al
desarrollo de una situación de HPPN mediante diversos meca-
nismos: subdesarrollo de los vasos pulmonares, como sucede
en la hipoplasia pulmonar, primaria o secundaria a hernia dia-
fragmática; alteraciones del desarrollo secundarias a fenóme-
nos de displasia o de excesiva muscularización, por acumula-
ción excesiva de matriz extracelular en la capa media y
adventicia; también se produce por extensión de las células
musculares lisas vasculares a las arterias intracinares, como
ocurre en la hipoxia intrauterina o en la aspiración meconial, o
una mala adaptación propia de aquellas situaciones en las que,
a pesar de un desarrollo estructural adecuado, existe una res-
puesta deficiente a los mediadores vasculares.
Diversos cambios estructurales se observan en las necrop-
sias de pacientes diagnosticados de HPPN8
: proliferación anó-
mala de las células musculares lisas vasculares; aumento pa-
ralelo de la producción de la matriz a expensas de elastina,
colágeno y fibronectina; degradación excesiva de las proteínas
de la matriz debido al aumento de las elastasas vasculares
endógenas y de las colagenasas; elevación de los niveles de
diversos factores de crecimiento plaquetario (PDGF), semejan-
te a la insulina 1 (IGF-1) y, en ocasiones, del transformante
(TGFβ1), y disminución de los receptores betadrenérgicos de
membrana y de la actividad de la adenilato ciclasa.
2. Desequilibrio entre los agentes vasoactivos. A pesar de
que son necesarios más estudios de los publicados hasta el
momento para llegar a resultados concluyentes en el conoci-
miento de la cascada etiopatogénica de la HPPN, se han impli-
cado una serie de agentes que regulan el tono vascular pulmo-
nar, entre los que destacan la endotelina 19
, el óxido nítrico y
su precursor la L-arginina10, 11
, y las enzimas implicadas en sus
vías metabólicas de síntesis y degradación, los eicosanoides12
y, en particular, el tromboxano A2
13.
Figura 1. Esquema gráfico del circuito sanguíneo en un recién
nacido a través de las cavidades cardiacas y los grandes vasos
en condiciones fisiológicas (A) y en un cuadro de HPPN (B).
AD: aurícula derecha; AI: aurícula izquierda; VD: ventrículo derecho;
VI: ventrículo izquierdo; AO: aorta; AP: arteria pulmonar; FOP:
foramen oval permeable; CAP: conducto arterioso permeable
Figura 2. Corte anatomopatológico de una arteria pulmonar de un
recién nacido con HPPN. Se identifica hipertrofia muscular lisa en
la capa media y adelgazamiento de la íntima
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3. Microtrombos en los vasos pulmonares. En diversos análisis
anatomopatológicos de niños afectados de HPPN primaria o se-
cundaria, sepsis o síndrome de aspiración meconial, se ha de-
mostrado la existencia de microtrombos en los vasos pulmonares
más distales14. Se ha propuesto que la presencia de estos micro-
trombos pulmonares pueda estar originada por una situación de
hipoxia intrauterina (modelo de HPPN producido tras oclusión
intrauterina del cordón umbilical), así como por la existencia de
sustancias vasoactivas y proagregantes presentes en el líquido
amniótico teñido o no de meconio. En estas situaciones se indu-
ce a través de la vía del tromboxano A2 tanto la constricción
vascular como la agregación plaquetaria. En apoyo a este hecho,
se ha confirmado la existencia de HPPN en niños que nacen con
líquido amniótico meconial, pero sin haberlo aspirado.
4. HPPN idiopática. Constituyen este grupo todos aquellos
casos en los que la causa no ha sido identificada. Algunos au-
tores proponen que en este tipo de HPPN el origen se deba
realmente a una situación de asfixia. Apoyados en los datos
experimentales obtenidos en ratas y lechones, se propone que,
en las situaciones de hipoxia crónica fetal, se produce una va-
soconstricción en las arteriolas pulmonares (y retrógradamente
de la arteria pulmonar) y vasos sistémicos de forma paralela,
como consecuencia directa de la falta de oxígeno. Sin embar-
go, no todos los casos de hipoxia intrauterina desencadenan en
HPPN, por lo que los resultados no parecen ser hasta el mo-
mento concluyentes15
.
Criterios diagnósticos
Hoy en día la HPPN está ampliamente reconocida como una
enfermedad confluente de múltiples y muy diferentes orígenes
etiopatogénicos. Con motivo de esta gran diversidad, se han
establecido una serie de criterios clínicos, gasométricos y eco-
gráficos que permiten su reconocimiento en la práctica clíni-
ca16-18
, como son:
1. Hipoxemia grave. Se considera, de forma arbitraria, que
es toda aquella definida por una presión arterial parcial de oxí-
geno (PO2) menor de 37,5-45 mmHg en el contexto de una ven-
tilación mecánica que utilice una fracción inspirada de oxígeno
(FiO2) del 100%.
2. Exclusión de enfermedad pulmonar grave. En los casos en
que sí existe enfermedad pulmonar, la hipoxemia resulta des-
proporcionada a los hallazgos clínicos, radiológicos o ácido-
básico de la misma.
3. Existencia de un cortocircuito derecha-izquierda. Median-
te técnicas ecográficas se puede diagnosticar la presencia de
foramen oval permeable, a través del cual discurre el cortocir-
cuito derecha-izquierda19
. Mediante signos directos e indirec-
tos hoy en día es posible llegar a una medición exacta de la
presión alcanzada en el circuito pulmonar y su diferencia con
la sistémica. Es frecuente, además, encontrar que el conducto
arterioso está permeable, al comprobar que la PO2 posductal
(medida en la aorta distal por medio de un catéter introducido
desde la arteria umbilical) es 7,5-15 mmHg menor que la PO2
preductal (medida en la arteria radial derecha).
4. Demostración de la normalidad estructural cardiaca. La
posibilidad de descartar el diagnóstico de una cardiopatía con-
génita en los enfermos en los que se sospecha la existencia de
un cuadro de HPPN resulta posible gracias a la evolución de las
técnicas de ecocardiografía.
Etiología
Resulta de gran importancia a nivel teoricopráctico diferenciar
el grupo de patologías que causan HPPN por alteración del pa-
trón anatomofisiológico vascular, de las enfermedades que
provocan dicha entidad como consecuencia de alteraciones en
el parénquima pulmonar y que originan, a su vez, hipoxemia o
acidosis. Así, se establece una diferencia entre los cuadros de
hipertensión pulmonar primarios de los secundarios.
1. La hipertensión pulmonar persistente neonatal primaria
fue descrita por Gersony, et al. en recién nacidos con hipoxe-
mia grave, no justificada por su patrón pulmonar clínico ni ra-
diológico, ni por la presión parcial de CO2 (PCO2) medida en la
sangre arterial. Hoy en día se conoce que esta entidad se debe
a un exceso de muscularización de las arterias pulmonares ini-
ciado ya en el periodo intrauterino. Si se tienen en considera-
ción los últimos estudios realizados en adultos20 y en neona-
tos21 con hipertensión arterial, en los que se postula la
existencia de una predisposición genética, se puede sugerir
igualmente en los casos de hipertensión pulmonar, y en parti-
cular en la primaria, la existencia de una cierta determinación
genética que explique tan temprana presentación. En este sen-
tido, se ha relacionado la expresión del inhibidor del ciclo ce-
lular p2122 o la sustitución de la guanina por la timina en la
posición 354 del exón 3 del gen que expresa un receptor del
factor de crecimiento transformante β23 con la HPPN, que, a su
vez, se ha relacionado con una forma hereditaria hemorrágica
de telangiectasia familiar.
2. Se han descrito múltiples situaciones susceptibles de cau-
sar una situación de hipertensión pulmonar persistente neona-
tal de forma secundaria, entre las que destacan:
a) HPPN secundaria al cierre prenatal del conducto arterioso
por ingestión materna de fármacos. De forma semejante a lo
descrito anteriormente en la HPPN primaria, pueden aparecer
cambios estructurales en los vasos pulmonares durante el pe-
riodo fetal, ocasionando un cuadro de hipertensión pulmonar
que persiste en la vida posnatal, en todas aquellas situaciones
en las que el conducto arterioso se ha cerrado precozmente, de-
bido a la ingestión materna de antinflamatorios no esteroideos
durante la gestación24
. En los hijos de madres que han consu-
mido ácido acetilsalicílico durante la gestación se han de-
mostrado niveles plasmáticos de salicilatos mayores en los que
presentan HPPN sin cortocircuito en el conducto arterioso que en
los niños con HPPN que presentan esta comunicación entre los
dos sistemas circulatorios, pulmonar y sistémico.
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Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al.
17
b) HPPN secundaria a cardiopatías congénitas. En todos
aquellos procesos con una anomalía estructural cardiovascular
que favorezca la creación de un cortocircuito derecha-izquier-
da, en los que exista fallo miocárdico o en los que esté dismi-
nuido el retorno venoso pulmonar, estará favorecido de forma
secundaria el desarrollo de un cuadro de hipertensión pulmo-
nar25.
c) HPPN secundaria a hipoplasia pulmonar. En la hipoplasia
pulmonar primaria y en la secundaria a hernia diafragmática se
produce un defecto del crecimiento vascular en sus ejes longi-
tudinal y transversal26
. Los cambios sufridos por estos pulmo-
nes hipoplásicos tras el nacimiento, en el proceso de adapta-
ción a la vida extrauterina, determinan con frecuencia la
instauración de un proceso de hipertensión pulmonar secunda-
ria. En estos casos, además, el gasto cardiaco, normal para el
resto del cuerpo, es excesivo para el peso del pulmón hipoplá-
sico, por lo que el volumen de sangre que fluye a través de los
vasos pulmonares es mayor que el que debiera, elevando, en
consecuencia, la presión de la arteria pulmonar.
d) HPPN secundaria a displasia alveolocapilar. En estudios
anatomopatológicos de niños con desenlace fatal que no res-
pondieron a las técnicas de oxigenación con membrana extra-
corpórea (ECMO) se demostró la existencia de una estructura
morfológica anormal de la vascularización terminal pulmonar,
no paralela al desarrollo alveolar, que podría ser la causa del
cuadro clínico al que se denominó displasia alveolocapilar27
.
Este cuadro se caracteriza por la presencia de un fallo en la
formación y el crecimiento de los capilares alveolares, por
la existencia de hipertrofia del músculo liso de la capa media
de las arterias y venas pulmonares, y por su localización anor-
mal, pues no siguen de forma adecuada el trayecto contiguo al
desarrollo de los espacios alveolares.
e) HPPN secundaria a asfixia intraparto. En este caso, los
cambios estructurales anteriormente referidos en la capa mus-
cular de los vasos pulmonares se originan ya en la vida extrau-
terina, como consecuencia de la lesión originada por la hipoxe-
mia y la acidosis que caracterizan a un proceso de grave asfixia
intraparto28. Este cuadro viene definido por el término vaso-
constricción pulmonar hipóxica. Si además existe hipotensión
debida a la asfixia sufrida por el miocardio, el cortocircuito
derecha-izquierda secundario al proceso de hipertensión pul-
monar se agrava.
f) HPPN secundaria a síndromes aspirativos. El síndrome de
aspiración meconial es típico de niños postérmino (en pretér-
minos se debe sospechar una infección por Listeria monocyto-
genes). En su evolución no es infrecuente que se desarrolle un
cuadro de HPPN. Se ha demostrado la existencia de sustancias
con efecto vasoconstrictor tanto en el meconio como en el lí-
quido amniótico, que podrían estar implicadas en la etiopato-
genia de los cuadros de HPPN secundarios a aspiración. Sin
embargo, se cree que la hipoxia también participa en estos
procesos, pues en la clínica se registran casos de HPPN en ni-
ños con expulsión de meconio secundario a una hipoxia intra-
parto en los que no se ha llegado a producir aspiración29
. Ade-
más de los cambios bioquímicos producidos a nivel vascular, en
los estudios anatomopatológicos efectuados en los niños con
HPPN secundaria a un proceso aspirativo, se han encontrado
alteraciones macroscópicas, como la presencia de microtrom-
bos, que complican aún más el conocimiento del desarrollo
etiológico del cuadro.
g) HPPN secundaria a enfermedad de membrana hialina o
síndrome de distrés respiratorio tipo I, que es típica de niños
pretérmino y está originada por un déficit de surfactante30. Es
frecuente que en estos niños encontremos altas presiones en
la arteria pulmonar que producen un claro cortocircuito dere-
cha-izquierda y episodios de hipoxemia grave. Y son estos ca-
sos los que suelen evolucionar a una forma de HPPN con pro-
nóstico infausto, a pesar de la agresividad en la terapéutica
empleada.
h) HPPN secundaria a procesos infecciosos. Streptococcus del
grupo B, entre otros, produce hipertensión en el territorio vascu-
lar pulmonar a través de la liberación de sustancias vasoactivas.
Entre estos mediadores se ha implicado al tromboxano A2 y a las
prostaglandinas. Por ello, se han utilizado medidas terapéuticas
en modelos animales de HPPN con antagonistas del tromboxano
A2 y de las prostaglandinas, obteniendo resultados satisfacto-
rios. Aunque Streptococcus del grupo B se ha señalado de forma
clásica como el principal causante infeccioso de los cuadros de
HPPN, las últimas series bibliográficas identifican al estafilococo
de la infección nosocomial tardía como un germen causante de
cuadros recidivantes de HPPN31
. El cuadro clínico de HPPN aso-
ciado a procesos sépticos tiene la particularidad de que en su
tratamiento es fundamental tratar en primer lugar la afectación
multiorgánica para que los resultados sean favorables. Es fre-
cuente que las medidas terapéuticas vasodilatadoras pulmo-
nares en estos niños hagan caer más aún su presión arterial
sistémica, agravando el cuadro de choque y el cortocircuito
derecha-izquierda. Por ello, se han introducido en las listas de
ECMO los niños diagnosticados de sepsis y HPPN con curso más
desfavorable, obteniendo resultados aceptables32
.
i) Otras situaciones asociadas a HPPN. Otros nexos de unión
entre las series de neonatos afectados por HPPN son la polici-
temia, la hipoglucemia o la hipocalcemia, el consumo materno
de tabaco, etc.; sin embargo, aún es demasiado pronto para
llegar a conclusiones científicas relevantes33. Se han publicado
también casos de HPPN con asociación familiar, pero el análi-
sis genético no ha sido hasta el momento concluyente.
Clínica
La HPPN primaria se manifiesta, como norma general, en niños
a término o incluso postérmino en las primeras 12 horas de
vida y no más tarde de las primeras 24. Aparece clínicamente
un cuadro de dificultad respiratoria moderado con respecto al
grado de hipoxia. Es típica la presencia de cianosis, pero no la
aparición de episodios de apnea. Se manifiesta, por lo tanto,
como un cuadro de gran semejanza al inicio de las cardiopatías
congénitas cianógenas34. En los casos en que la HPPN es se-
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cundaria a otros procesos, la clínica de presentación depende
en gran medida del origen de la enfermedad pulmonar. En es-
tas situaciones, por norma, el neonatólogo se encuentra ante
niños gravemente enfermos, refractarios al tratamiento y bajo
condiciones de asfixia o hipotensión que agravan aún más el
cuadro de hipertensión pulmonar.
El cuadro de dificultad respiratoria es mínimo en relación
con la situación de grave hipoxemia que sufre el recién nacido:
la polipnea por norma no sobrepasa las 80 respiraciones por
minuto, el esfuerzo respiratorio cuantificado con la escala de
Silverman no suele ser importante y el test de hiperoxia es
positivo. El niño presenta una frecuencia cardiaca y unos pul-
sos periféricos normales.
El mantenimiento de altas presiones pulmonares origina,
además, un aumento en la poscarga del ventrículo derecho y
de sus demandas de oxígeno. Se ha observado que este proce-
so origina un remodelado del citosqueleto del miocito que fa-
vorece la cronicidad del cuadro. En los cuadros más graves, se
puede llegar a producir isquemia miocárdica, típicamente loca-
lizada en las regiones subendocárdicas de la pared posterior de
ambos ventrículos. En ocasiones se genera incluso necrosis de
los músculos papilares creando, de forma secundaria, insufi-
ciencia valvular, lo que aumenta la regurgitación tricuspídea y
agrava el cuadro de forma significativa, al disminuir el volumen
minuto del ventrículo derecho. Cuando aparece el fallo cardiaco,
en la auscultación aparece un segundo tono fuerte, asociado a
un murmullo sistólico suave o a un soplo paraesternal derecho,
propios de insuficiencia mitral o tricuspídea, y la presión arte-
rial sistémica desciende a niveles inferiores al percentil 3 para
la edad y el sexo del niño.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial con las cardiopatías congénitas cia-
nógenas con inicio clínico precoz no resulta difícil, pues éstas
se presentan con un cuadro predominante de fallo cardiaco y
alteraciones en la auscultación pulmonar en el electrocardio-
grama (ECG), en el índice cardiotorácico o en la ecocardiogra-
fía35. El test de la hiperoxia con aporte de oxígeno al 100%
obtendrá una respuesta significativa en los cuadros pulmona-
res y no así en los cardiacos, aunque hay excepciones. Se debe
efectuar además un diagnóstico diferencial entre las múltiples
patologías que pueden ocasionar un cuadro de HPPN secunda-
ria, siendo quizá los más frecuentes el síndrome de distrés
respiratorio tipo I o enfermedad de membrana hialina, el sín-
drome de aspiración meconial y los cuadros de sepsis. Para
ello, es conveniente solicitar hemograma, bioquímica, gasome-
tría, radiografía toracoabdominal, electrocardiograma y eco-
cardiograma36, y tests microbiológicos.
Tratamiento
Los objetivos fundamentales del tratamiento en los niños afec-
tados por HPPN están estrechamente interrelacionados. Entre
ellos, destacan: reducir las resistencias vasculares periféricas,
mantener la presión arterial sistémica y el volumen/minuto,
interrumpir el cortocircuito derecha-izquierda, mejorar la satu-
ración arterial de oxígeno y el aporte de oxígeno a los tejidos.
Para ello, se ha desarrollado un algoritmo terapéutico de am-
plia aceptación37 (figura 3).
1. Medidas generales. Los recién nacidos afectados por
HPPN son extremadamente sensibles a la manipulación. Es
conveniente, por lo tanto, mantener una monitorización conti-
nua bajo condiciones de lo que habitualmente se denomina
«minimanejo». El mínimo estímulo en su medio ambiente pue-
de ocasionarles una crisis de hipertensión pulmonar que agra-
ve aún más su hipoxemia basal. El ambiente térmico debe ser
el adecuado para cada niño, con el fin de evitar el estímulo
vasoconstrictor noradrenérgico del frío, propio de un estado
hipercatabólico. La monitorización de estos niños debe ser con-
tinua y exhaustiva. Es conveniente tener información de la
temperatura, del ECG y de la saturación de oxígeno, de la pre-
sión transcutánea de oxígeno y, cuando resulte posible, de la
PO2. Conviene monitorizar cada día el recuento sanguíneo, los
iones y la imagen radiológica pulmonar. El resto de parámetros
Figura 3. Algoritmo terapéutico en los recién nacidos
con hipertensión pulmonar persistente neonatal (HPPN)
(tomada de Fugelseth, et al., 2001)
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Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al.
21
y las modificaciones de los anteriormente mencionados se eva-
luarán según el estado del niño.
Se tiene que mantener un correcto control de la presión ar-
terial. La presión arterial suele estar especialmente compro-
metida en los casos de HPPN de origen séptico o tras la admi-
nistración de vasodilatadores poco específicos del territorio
pulmonar, como la tolazolina. La infusión intravenosa continua
de dopamina en dosis bajas puede aumentar el volumen/minu-
to sin modificar las resistencias vasculares periféricas, lo que
ha conllevado que algunos autores recomienden su uso de for-
ma profiláctica. En dosis mayores, este fármaco estimula los
receptores alfadrenérgicos, pudiendo producir una aumento de
las resistencias vasculares periféricas y de la presión arterial
sistémica, pero también una reducción del gasto cardiaco, por
lo que su utilización pocas veces está justificada38.
Con el fin de asegurar un correcto transporte de oxígeno a
los tejidos, es preciso mantener unos niveles adecuados de
hemoglobina, mediante transfusión de concentrado de hema-
tíes si fuera necesario. Si por el contrario, nos encontramos
ante una situación de policitemia grave, estaría justificada una
exanguinotransfusión parcial siempre que el estado del neona-
to lo permitiera, con el fin de disminuir los efectos colaterales
de la hiperviscosidad en la hipertensión pulmonar.
Se debe transfundir plasma fresco congelado en los casos en
los que exista un déficit de coagulación grave que pueda em-
peorar la situación clínica del paciente. Especial cuidado mere-
cen, sin embargo, las infusiones de hemoderivados, las solucio-
nes hiperosmolares o las de calcio, pues son potencialmente
vasoactivas.
Con el propósito de mantener un adecuado aporte hidrocar-
bonado, asegurando de esta forma el consumo energético ce-
lular, es preciso mantener unos niveles de glucemia plasmática
en límites normales.
Es importante, además, controlar adecuadamente el equili-
brio hidroelectrolítico y el ácido-básico, para lo cual será nece-
sario, en ocasiones, administrar una perfusión de bicarbonato
u otras soluciones alcalinas39, así como mantener una buena
diuresis que asegure la eliminación de los productos tóxicos
del organismo, aunque habitualmente en los niños con HPPN
se recomienda una relativa restricción líquida.
El aporte enteral no siempre será posible, siendo exclusivo
el parenteral en la mayoría de estos neonatos gravemente en-
fermos. Resulta de extrema importancia aportar las necesida-
des calóricas adecuadas a los requerimientos de cada niño en
particular.
2. Asistencia ventilatoria. Pocos son los neonatos con HPPN
que no precisan ventilación mecánica. La tendencia actual es
adoptar una actitud terapéutica agresiva y suplir las necesida-
des ventilatorias del niño antes de que empeore su situación
clínica.
Habitualmente, en los neonatos con HPPN se utiliza en un
principio la técnica asistida controlada, con el objetivo de man-
tener un pH y una PCO2 adecuados al estado general del niño y
la PO2 más óptima posible en cada caso40. Debido a la gran
susceptibilidad de los recién nacidos con HPPN a los cambios
en la PO2, se recomienda tratar de mantener constante este
parámetro. En los recién nacidos especialmente graves se per-
miten valores límite de PO2 inferiores a los habituales, con el
fin de evitar las complicaciones inaceptables de tratamientos
más agresivos, monitorizando mientras la oxigenación hística
mediante determinaciones repetidas de lactato o de pH.
La magnitud del cortocircuito derecha-izquierda y, por lo tan-
to, la gravedad de la hipoxemia arterial depende directamente
del grado de hipoxia en las unidades alveolares abiertas. Por
ello, resulta fundamental conseguir un adecuado reclutamien-
to alveolar para obtener resultados favorables en la evolución
del paciente.
Con independencia de las orientaciones generales, cada
neonato requerirá un tipo de asistencia ventilatoria particular,
dependiendo de su situación. La retirada, una vez conseguida
cierta mejoría, debe efectuarse de forma progresiva con extre-
ma lentitud. Resulta conveniente evitar, en la medida de lo
posible, la realización de fisioterapia respiratoria y de aspira-
ciones traqueales con el fin de no producir estímulos que pue-
dan ocasionar, a su vez, mayores desaturaciones.
Especialmente en los recién nacidos a término, que necesi-
ten altas presiones inspiratorias, está justificada la utilización
de bloqueantes neuromusculares, como el pancuronio, aunque
existen controversias al respecto. Ello es debido a que el blo-
queo neuromuscular puede ocasionar una disminución de la
complianza pulmonar dinámica y un aumento de la resistencia
de la vía respiratoria, obligando a elevar su presión de disten-
sión, agravando el riesgo de barotrauma. Existe mayor acuerdo
entre los clínicos en cuanto a la utilización en la ventilación
mecánica en los neonatos de analgésicos sedantes, como la
morfina o el fentanilo.
Se debe administrar surfactante en los casos con un déficit
por la prematuridad del recién nacido, pudiendo plantearse, ade-
más, su utilización en las situaciones en las que exista inactiva-
ción de sus componentes o un exceso en su consumo, como son
los procesos sépticos o los aspirativos41
. Los recién nacidos con
hernia diafragmática congénita pueden tener un retraso en la
maduración del surfactante. Se ha demostrado que el aporte de
surfactante exógeno puede mejorar la supervivencia en corderos
recién nacidos con esta entidad. A pesar de estos resultados
aparentemente esperanzadores, el aporte exógeno sustitutivo
con surfactante en los niños con HPPN se encuentra aún en fase
experimental. Sin embargo, en los casos en que la PO2 no au-
menta con la ventilación con oxígeno, debe emplearse cualquier
medidafarmacológicaquetratedereducirlasresistenciasvascu-
lares pulmonares (entre las que se encuentra la administración
de surfactante).
En la refractariedad al tratamiento conservador, el siguiente
paso en el algoritmo terapéutico es la hiperventilación, descri-
ta inicialmente por Peckham y Fox42. Los riesgos evidentes de
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esta técnica son la rotura alveolar, el enfisema intersticial pul-
monar y el escape de aire extrapulmonar (especialmente cuan-
do se produce una presión positiva al final de la espiración
[PEEP] inadvertida) y la disminución del flujo cerebral hasta
límites poco tolerables (especialmente en los pretérmino).
Con el fin de evitar situaciones que favorezcan el atrapamien-
to aéreo con esta técnica, se utilizan tiempos inspiratorios
relativamente cortos con tiempos espiratorios prolongados.
En algunos estudios experimentales se ha demostrado que
esta situación de alcalosis respiratoria con hipocapnia provo-
cada por la técnica de hiperventilación, lejos de favorecer la
resolución del cuadro, agrava más aún la reactividad vascular
pulmonar, por lo que perpetúa claramente la cascada etiopa-
togénica de la HPPN. Existe concordancia, sin embargo, entre
los diferentes autores en aceptar un valor mínimo límite de
PCO2 de 30 mmHg.
Respecto a la utilización en estos niños de la ventilación de
alta frecuencia, no se han obtenido conclusiones unánimes,
aunque en algunos se ha descrito un aumento de la PO2 tras
la utilización de esta técnica. En los niños con HPPN secun-
daria a una enfermedad del parénquima pulmonar se ha ob-
servado con el uso de la alta frecuencia una mejoría signifi-
cativa en cuanto al control de la PCO2, así como un descenso
en las presiones inspiratorias requeridas inicialmente; sin
embargo, el resultado final del proceso desgraciadamente no
se ha modificado43.
3. Vasodilatadores pulmonares. Existen múltiples referen-
cias bibliográficas acerca de la utilización de fármacos vasodi-
latadores pulmonares en pacientes con HPPN, como clorpro-
mazina44
, nitroprusiato sódico45
, verapamilo46
, prostaglandina
D2
47, epoprostenol48
, acetilcolina49
, isoprenalina, morfina50
,
trifosfato de adenosina (ATP), sulfato magnésico51
o adenosi-
na52
(tabla 1)53
. Sin embargo, el excesivo número de efectos
adversos asociados a cada uno de ellos y la falta de selectivi-
dad pulmonar del efecto vasodilatador, con la consiguiente
hipotensión sistémica sufrida tras su administración, hacen
que la aplicación clínica de estos fármacos sea escasa54
. La
administración de este grupo de fármacos vasodilatadores pul-
monares se lleva a cabo mediante la infusión a través de una
vía parenteral central, que alcanza la entrada de la aurícula de-
recha desde la vena cava superior (por la inferior el flujo se
desvía a través del agujero oval) con el fin de alcanzar sus ma-
yores efectos pulmonares. Otras vías en estudio hoy en día son
la transdérmica o la inhalatoria, que se utiliza con el análogo de
la prostaglandina I2, el iloprost55
. De forma arbitraria, se consi-
dera que si el cuadro de hipertensión no mejora tras 6-12 horas
de la administración de este grupo de medicamentos, es conve-
niente pasar al siguiente punto en el algoritmo terapéutico.
Efectos de los fármacos vasodilatadores
Fármaco RVP N RVP H RVS N RVS H GC N GC H Especie
Acetilcolina –
⇓
–
⇓⇓
–
⇓⇓
–
⇓⇓
⇑⇑
⇑
–
⇔
Humano
Cordero
Tolazolina ⇓
−
⇓
⇓
⇓⇓
−
⇓⇓
⇓⇓
±⇑
−
±⇑
±⇑
Cordero
Cerdo
Isoproterenol ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ − − Cordero
Bradiquinina ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓⇓⇓ ⇓⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero
Nitroglicerina ⇓⇓ − – – – – Conejo
Prostaglandina E1 ±
−
⇓
⇓
⇓
⇓⇓
⇓⇓
−
−
⇓⇓
⇓⇓
−
⇑
−
−
⇑
±⇑
−
Cordero
Cerdo
Cabra
Prostaglandina E2 ⇓ ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero
6-keto-prostaglandina E1 ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero
Prostaciclina o prostaglandina I1 ⇓
±
⇓⇓
⇓⇓
⇓⇓
⇓
⇓⇓
⇓⇓
⇑
⇑
⇑
⇑⇑
Cordero
Cerdo
Prostaglandina D2 ⇑ ⇔ ⇑ ⇑ ±⇓ ⇓ Cordero
Verapamilo − ±⇓ − ⇓ − ⇑ Cordero
Nifedipino ⇔ ⇓ ⇓⇓ ⇓ − − Cordero
Péptido intestinal vasoactivo ⇓ ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero
Amrinona ⇓ ⇓⇓ ⇓ ⇓ ⇑ ⇑ Cordero
⇔: sin efecto; ⇑, ⇑⇑, ⇑⇑⇑: pequeño, medio o gran incremento; ⇓, ⇓⇓, ⇓⇓⇓: pequeño, medio o gran decremento; − no estudiado; RVP: resistencias vasculares
pulmonares; RVS: resistencias vasculares sistémicas; GC: gasto cardiaco; N: condiciones de normoxia; H: condiciones hipóxicas. Tomada de Drumond, et al., 1981.
TABLA
1
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Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al.
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La tolazolina, un antagonista de los receptores alfadrenérgi-
cos que produce la liberación de histamina, y además con pro-
piedades colinérgicas, quizá haya sido el vasodilatador más
utilizado, exceptuando al óxido nítrico inhalado, en los niños
con HPPN56. Hasta el 25-50% de los casos de HPPN, con inde-
pendencia de su causa, responden a su administración. La ad-
ministración intratraqueal de la tolazolina tiene el propósito de
evitar los efectos adversos sistémicos, pero hasta el momento
sólo ha sido utilizada de forma experimental en lechones y pe-
rros. Entre sus efectos adversos destacan la insuficiencia re-
nal, el aumento de secreciones gastrointestinales y la hemo-
rragia gastrointestinal, aunque quizás el más preocupante sea
la hipotensión sistémica derivada de su falta de selectividad
pulmonar57. Como ya se ha comentado, este efecto adverso
resulta de vital importancia en los niños con HPPN secundaria
a un proceso séptico, en el que ya de por sí existe cierta hipo-
tensión sistémica basal.
El otro agente vasodilatador utilizado en neonatos, del que
también se está ensayando de forma experimental la vía intra-
traqueal, es la prostaciclina58
.
Además, en 1992, se introdujo en el tratamiento de la
HPPN el sulfato magnésico, que administrado por vía intrave-
nosa produce vasodilatación pulmonar, aunque también sis-
témica59
.
La magnitud del cortocircuito derecha-izquierda no depende
únicamente de la presión en la arteria pulmonar, sino también
del gradiente de presiones entre el circuito pulmonar y el sis-
témico. Por ello, la vasodilatación del territorio sistémico con-
duce a un empeoramiento del cortocircuito. Este hecho explica
el motivo por el cual el fármaco ideal en el tratamiento de la
HPPN debe ser un vasodilatador selectivo del territorio pulmo-
nar. Por este hecho, el óxido nítrico inhalado es en el momento
actual, con diferencia, el fármaco vasodilatador más utilizado
en las unidades de cuidados intensivos neonatales en los niños
con HPPN y el que aporta mejores resultados a corto y largo
plazo en la evolución de estos niños60. Salvo este fármaco, que
presenta una gran selectividad pulmonar y a excepción de la
ECMO, ninguna terapéutica ha sido probada mediante un estu-
dio controlado61-63. De hecho, su utilización ha permitido dismi-
nuir la inclusión de pacientes en las listas de ECMO en un
tercio64, 65. Por otro lado, no debemos olvidar los riesgos deri-
vados de la utilización del óxido nítrico. Por lo tanto, aún se
precisan más estudios para llegar a conclusiones claras acerca
de los beneficios de la utilización del óxido nítrico inhalado.
4. Oxigenación con membrana extracorpórea. El siguiente
escalón terapéutico a considerar en los niños con HPPN que no
hayan respondido a las maniobras anteriormente mencionadas
es la ECMO66
. Se trata de una técnica complicada y costosa,
por lo que hoy en día se está diseñando un equipo portátil que
acceda directamente a los centros en los que el niño permane-
ce ingresado. Con ello, se pretende evitar durante el traslado
la hipoxemia grave secundaria a la retirada brusca del óxido
nítrico inhalado administrado en el centro hospitalario de ori-
gen. Además, teniendo en cuenta que se aconseja que los cen-
tros en los que se administra el óxido nítrico inhalado posean
ECMO, la creación de una ECMO portátil facilitaría la dotación
del sistema de óxido nítrico inhalado en un mayor número de
servicios de neonatología carentes de la técnica extracorpó-
rea67. La definición de hipoxemia potencialmente mortal que
justifique la inclusión del paciente en esta técnica tan agresiva
es aún objeto de grandes discusiones entre los diferentes cen-
tros. Los criterios de inclusión se encuentran, además, en cons-
tante cambio debido a la existencia de unas tasas de supervi-
vencia en el momento actual muy superiores a las presentadas
inicialmente, generado por una mayor experiencia en las técni-
cas de tratamiento conservador68.
5. Otras opciones terapéuticas. Además de las consideracio-
nes terapéuticas generales de cualquier situación de hiperten-
sión pulmonar, en los casos de HPPN secundaria se deben lle-
var a cabo una serie de medidas encaminadas a solucionar el
proceso original, como es la cirugía en los casos de hernia dia-
fragmática69
, la instauración de antibioticoterapia en la sep-
sis70
, etc.
6. Las expectativas futuras en el tratamiento de los niños
con HPPN son la realización de un protocolo con óxido nítrico
inhalado basado en datos experimentales y clínicos concluyen-
tes71
, la ventilación líquida parcial con perfluorocarbono aso-
ciada o no al óxido nítrico inhalado, que mejora la relación
ventilación/perfusión y la complianza pulmonar72-74
, la ventila-
ción mecánica que logra la distensión pulmonar gracias al
mantenimiento de una presión negativa constante alrededor
del tórax75
y el trasplante corazón-pulmón76
, entre otras.
Pronóstico
La HPPN parece comportarse clínicamente como una enferme-
dad de corto periodo de evolución. Se observa, tras aproxima-
damente 4 días de tratamiento, que la PO2 tiende a estabilizar-
se77
. La recuperación pulmonar completa en los casos que
responden a la terapéutica empleada es la norma78
, y no se
observan diferencias respecto a los controles en los estudios
desarrollados a largo plazo.
En cuanto a la morbilidad, en torno al 50% de los casos en
los que no hay respuesta al tratamiento en los 4 primeros días,
se desarrolla un cuadro compatible con edema pulmonar79, ca-
racterizado por una disminución de la complianza, la presencia
de infiltrados en la radiografía de tórax y la ausencia de res-
puesta a los cambios de pH o FiO2. El desarrollo de estos cua-
dros de enfermedad pulmonar crónica80 parece estar relaciona-
do con la prematuridad, la falta de respuesta inicial al
tratamiento conservador o la presencia familiar de cuadros de
hiperreactividad bronquial. Incluso se ha descrito cierta vaso-
rreactividad latente en pacientes asintomáticos, que se pone
de manifiesto durante la vida adulta, por ejemplo, en condicio-
nes de hipoxemia81.
En cuanto al resto de secuelas, excluyendo las de tipo respi-
ratorio, las de mayor relevancia y prevalencia son las neuroló-
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gicas82. Los niños con pronóstico neurológico más infausto son
los que han sufrido peores condiciones de asfixia83 e hiperven-
tilación durante largo tiempo84, o los que han requerido ECMO85.
Sin embargo, es difícil determinar si el déficit neurológico, ha-
bitualmente de moderado a grave, que se observa en algunos
supervivientes después de la ECMO, es secundario al padeci-
miento subyacente o a la propia técnica terapéutica.
Las tasas de mortalidad en la HPPN oscilan en torno al 30-
40% de los enfermos (10-20% en las series americanas, en las
que la inclusión en ECMO es mayor)86
. El fallecimiento ocurre,
por lo general, en aquellos niños que no han respondido de
forma inicial al tratamiento conservador, a la técnica de hiper-
ventilación o a la administración de óxido nítrico inhalado87
.
Peor pronóstico tienen los pacientes con hernia diafragmática
congénita y con sepsis respecto a los diagnosticados de HPPN
primaria o secundaria a enfermedad de membrana hialina. Las
mejores tasas de supervivencia se registran en los cuadros as-
pirativos. En la sepsis entran en consideración factores asocia-
dos a la hipertensión pulmonar, como la hipotensión, el fallo
cardiaco o la insuficiencia renal.
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  • 1. P E D I Á T R I C A (Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 208-218) ORIGINAL 14 Resumen Introducción: La hipertensión pulmonar persistente neonatal es una enfermedad confluente de múltiples y muy diferentes orí- genes etiopatogénicos. Supone el 2% de los niños ingresados en las unidades de cuidados intensivos neonatales. Se diferen- cian cuadros primarios y secundarios. Material y métodos: Se ha realizado una búsqueda bibliográ- fica a través de PubMed, seleccionando los artículos relevan- tes publicados hasta septiembre de 2004 que incluyeran los términos «persistent pulmonary hypertension newborn», tanto en ciencias básicas como clínicas. Resultados: En total se seleccionaron 87 artículos que per- miten abordar el estudio de la epidemiología, patogenia, crite- rios diagnósticos, etiología, clínica, diagnóstico diferencial, tratamiento y pronóstico de la hipertensión pulmonar persis- tente neonatal. Conclusiones: El objetivo fundamental del tratamiento es la reducción de las resistencias vasculares periféricas, mante- niendo la presión arterial sistémica y el volumen/minuto. Las secuelas de mayor relevancia y prevalencia son las respirato- rias y neurológicas. Las tasas de mortalidad en la hipertensión pulmonar persistente neonatal oscilan en torno al 10-40%. Palabras clave Hipertensión, pulmonar, neonato Abstract Title: Persistent pulmonary hypertension of the newborn Background: Persistent pulmonary hypertension of the new- born is a complex, multifactorial clinical syndrome, associated with primary and secondary cardiopulmonary diseases. It is responsible for 2% of the admissions to the newborn intensive care unit. Material and methods: A review of the recent literature (up until September 2004) in basic and clinical science, indexed in Medline, that mentions the MeSh term “Persistent pulmonary hypertension of the newborn” in basic and clinical science. Results: In all, we selected 87 articles that provide informa- tion on the epidemiology, pathogenesis, diagnostic criteria, etiology, clinical features, differential diagnosis, treatment and prognosis of persistent pulmonary hypertension of the new- born. Conclusions: The main objective of the treatment of newbor- ns with persistent pulmonary hypertension is to lower the pe- ripheral vascular resistance, while maintaining the blood pres- sure and the cardiac output. It may be associated with significant respiratory and neurological morbidity. The mortal- ity rate ranges between 10% and 40%. Keywords Pulmonary hypertension, newborn. Hipertensión pulmonar persistente neonatal R. Santiago Gómez1 , M. Domínguez Salgado2, F . Zaragozá Arnáez3 1 Sección de Pediatría C.S. Alpes. Área 4. 2 Departamento de Neuropediatría, Hospital Clínico «San Carlos». 3 Departamento de Farmacología. Facultad de Medicina. Universidad Complutense. Madrid 208 Introducción La hipertensión pulmonar persistente neonatal (HPPN) fue descrita por primera vez en 1969 por Gersony, et al.1 en recién nacidos a término con corazones estructuralmente normales. Debido a la existencia de una presión en la arteria pulmonar superior a la de la circulación sistémica, se genera un corto- circuito derecha-izquierda a través del foramen oval y del conducto arterioso (figura 1). Esta enfermedad inicialmente se denominó persistencia de la circulación fetal (PCF) y, pos- teriormente, se acuñó el nombre de hipertensión pulmonar persistente neonatal, que define con más exactitud la fisiolo- gía del proceso. Epidemiología Las series estadísticas que recogen los casos de HPPN son muy variables, dependiendo del lugar del estudio y de la selección del grupo de niños. De manera sorprendente, se desconoce la incidencia verdadera de este tipo de hipertensión, lo que se debe, en parte, a que no existe un código para esta enferme- dad en la International Classification of Disease. No se ha lle- vado a cabo hasta el momento investigación alguna sistemati- zada basada en la población, aunque diversos autores han intentado estudiar sus propios centros. Aproximadamente, los recién nacidos con HPPN suponen el 2% de los niños ingresa- dos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) neonatales2 . Fecha de recepción: 22/02/05. Fecha de aceptación: 10/10/05. Correspondencia: R. Santiago Gómez. Arturo Soria, 324, 5.º C. 28033 Madrid. Correo electrónico: med027612@saludalia.com 014-026 Original-HIPERTE.indd 14 014-026 Original-HIPERTE.indd 14 11/5/06 18:12:03 11/5/06 18:12:03 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
  • 2. Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al. 15 Las estadísticas más recientes son las de Walsh-Sukys3, quien describe que el número estimado de niños con HPPN en EE.UU. es de 4.600, lo que supone una prevalencia de 1:908 recién nacidos vivos. No se dispone de datos confiables referentes a las distribuciones por sexo o raza en la población, aunque sí se ha llegado a la conclusión de que la mayoría de los lactantes con esta enfermedad son a término o posmaduros. Patogenia Dependiendo de la causa que origine el cuadro4 , estarán impli- cados o no, y en mayor o menor medida, los siguientes factores patogénicos: 1. Desarrollo anormal de la vasculatura pulmonar. Los estudios anatomopatológicos revelan en los recién nacidos diagnostica- dos clínicamente de HPPN la existencia de un aumento de la capa muscular de las arterias pulmonares (figura 2), así como una extensión anómala de la misma a los vasos más distales (de las arterias extracinares a las intracinares), más allá de las divi- siones de los bronquiolos terminales. La hipertrofia de la capa media produce una disminución de la luz del vaso y disminuye la respuesta vasodilatadora pulmonar5 . En estudios experimenta- les también se ha demostrado la aparición de estos cambios tras hipoxemia o acidosis grave6 . Sin embargo, algunos autores de- fienden que las diferencias anatomopatológicas encontradas se deben a la variabilidad de las técnicas de estudio empleadas. Por otra parte, en ocasiones, el estudio histológico ha resultado ri- gurosamente normal, por lo que se ha buscado una explicación fisiopatológica basada en el desequilibrio entre la respuesta va- sodilatadora y vasoconstrictora en las arterias pulmonares que explique el origen del trastorno7 . Se conoce cómo una adaptación estructural de los vasos pulmonares incorrecta tras el nacimiento puede conducir al desarrollo de una situación de HPPN mediante diversos meca- nismos: subdesarrollo de los vasos pulmonares, como sucede en la hipoplasia pulmonar, primaria o secundaria a hernia dia- fragmática; alteraciones del desarrollo secundarias a fenóme- nos de displasia o de excesiva muscularización, por acumula- ción excesiva de matriz extracelular en la capa media y adventicia; también se produce por extensión de las células musculares lisas vasculares a las arterias intracinares, como ocurre en la hipoxia intrauterina o en la aspiración meconial, o una mala adaptación propia de aquellas situaciones en las que, a pesar de un desarrollo estructural adecuado, existe una res- puesta deficiente a los mediadores vasculares. Diversos cambios estructurales se observan en las necrop- sias de pacientes diagnosticados de HPPN8 : proliferación anó- mala de las células musculares lisas vasculares; aumento pa- ralelo de la producción de la matriz a expensas de elastina, colágeno y fibronectina; degradación excesiva de las proteínas de la matriz debido al aumento de las elastasas vasculares endógenas y de las colagenasas; elevación de los niveles de diversos factores de crecimiento plaquetario (PDGF), semejan- te a la insulina 1 (IGF-1) y, en ocasiones, del transformante (TGFβ1), y disminución de los receptores betadrenérgicos de membrana y de la actividad de la adenilato ciclasa. 2. Desequilibrio entre los agentes vasoactivos. A pesar de que son necesarios más estudios de los publicados hasta el momento para llegar a resultados concluyentes en el conoci- miento de la cascada etiopatogénica de la HPPN, se han impli- cado una serie de agentes que regulan el tono vascular pulmo- nar, entre los que destacan la endotelina 19 , el óxido nítrico y su precursor la L-arginina10, 11 , y las enzimas implicadas en sus vías metabólicas de síntesis y degradación, los eicosanoides12 y, en particular, el tromboxano A2 13. Figura 1. Esquema gráfico del circuito sanguíneo en un recién nacido a través de las cavidades cardiacas y los grandes vasos en condiciones fisiológicas (A) y en un cuadro de HPPN (B). AD: aurícula derecha; AI: aurícula izquierda; VD: ventrículo derecho; VI: ventrículo izquierdo; AO: aorta; AP: arteria pulmonar; FOP: foramen oval permeable; CAP: conducto arterioso permeable Figura 2. Corte anatomopatológico de una arteria pulmonar de un recién nacido con HPPN. Se identifica hipertrofia muscular lisa en la capa media y adelgazamiento de la íntima 209 014-026 Original-HIPERTE.indd 15 014-026 Original-HIPERTE.indd 15 11/5/06 18:12:04 11/5/06 18:12:04 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
  • 3. (Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 208-218) 16 3. Microtrombos en los vasos pulmonares. En diversos análisis anatomopatológicos de niños afectados de HPPN primaria o se- cundaria, sepsis o síndrome de aspiración meconial, se ha de- mostrado la existencia de microtrombos en los vasos pulmonares más distales14. Se ha propuesto que la presencia de estos micro- trombos pulmonares pueda estar originada por una situación de hipoxia intrauterina (modelo de HPPN producido tras oclusión intrauterina del cordón umbilical), así como por la existencia de sustancias vasoactivas y proagregantes presentes en el líquido amniótico teñido o no de meconio. En estas situaciones se indu- ce a través de la vía del tromboxano A2 tanto la constricción vascular como la agregación plaquetaria. En apoyo a este hecho, se ha confirmado la existencia de HPPN en niños que nacen con líquido amniótico meconial, pero sin haberlo aspirado. 4. HPPN idiopática. Constituyen este grupo todos aquellos casos en los que la causa no ha sido identificada. Algunos au- tores proponen que en este tipo de HPPN el origen se deba realmente a una situación de asfixia. Apoyados en los datos experimentales obtenidos en ratas y lechones, se propone que, en las situaciones de hipoxia crónica fetal, se produce una va- soconstricción en las arteriolas pulmonares (y retrógradamente de la arteria pulmonar) y vasos sistémicos de forma paralela, como consecuencia directa de la falta de oxígeno. Sin embar- go, no todos los casos de hipoxia intrauterina desencadenan en HPPN, por lo que los resultados no parecen ser hasta el mo- mento concluyentes15 . Criterios diagnósticos Hoy en día la HPPN está ampliamente reconocida como una enfermedad confluente de múltiples y muy diferentes orígenes etiopatogénicos. Con motivo de esta gran diversidad, se han establecido una serie de criterios clínicos, gasométricos y eco- gráficos que permiten su reconocimiento en la práctica clíni- ca16-18 , como son: 1. Hipoxemia grave. Se considera, de forma arbitraria, que es toda aquella definida por una presión arterial parcial de oxí- geno (PO2) menor de 37,5-45 mmHg en el contexto de una ven- tilación mecánica que utilice una fracción inspirada de oxígeno (FiO2) del 100%. 2. Exclusión de enfermedad pulmonar grave. En los casos en que sí existe enfermedad pulmonar, la hipoxemia resulta des- proporcionada a los hallazgos clínicos, radiológicos o ácido- básico de la misma. 3. Existencia de un cortocircuito derecha-izquierda. Median- te técnicas ecográficas se puede diagnosticar la presencia de foramen oval permeable, a través del cual discurre el cortocir- cuito derecha-izquierda19 . Mediante signos directos e indirec- tos hoy en día es posible llegar a una medición exacta de la presión alcanzada en el circuito pulmonar y su diferencia con la sistémica. Es frecuente, además, encontrar que el conducto arterioso está permeable, al comprobar que la PO2 posductal (medida en la aorta distal por medio de un catéter introducido desde la arteria umbilical) es 7,5-15 mmHg menor que la PO2 preductal (medida en la arteria radial derecha). 4. Demostración de la normalidad estructural cardiaca. La posibilidad de descartar el diagnóstico de una cardiopatía con- génita en los enfermos en los que se sospecha la existencia de un cuadro de HPPN resulta posible gracias a la evolución de las técnicas de ecocardiografía. Etiología Resulta de gran importancia a nivel teoricopráctico diferenciar el grupo de patologías que causan HPPN por alteración del pa- trón anatomofisiológico vascular, de las enfermedades que provocan dicha entidad como consecuencia de alteraciones en el parénquima pulmonar y que originan, a su vez, hipoxemia o acidosis. Así, se establece una diferencia entre los cuadros de hipertensión pulmonar primarios de los secundarios. 1. La hipertensión pulmonar persistente neonatal primaria fue descrita por Gersony, et al. en recién nacidos con hipoxe- mia grave, no justificada por su patrón pulmonar clínico ni ra- diológico, ni por la presión parcial de CO2 (PCO2) medida en la sangre arterial. Hoy en día se conoce que esta entidad se debe a un exceso de muscularización de las arterias pulmonares ini- ciado ya en el periodo intrauterino. Si se tienen en considera- ción los últimos estudios realizados en adultos20 y en neona- tos21 con hipertensión arterial, en los que se postula la existencia de una predisposición genética, se puede sugerir igualmente en los casos de hipertensión pulmonar, y en parti- cular en la primaria, la existencia de una cierta determinación genética que explique tan temprana presentación. En este sen- tido, se ha relacionado la expresión del inhibidor del ciclo ce- lular p2122 o la sustitución de la guanina por la timina en la posición 354 del exón 3 del gen que expresa un receptor del factor de crecimiento transformante β23 con la HPPN, que, a su vez, se ha relacionado con una forma hereditaria hemorrágica de telangiectasia familiar. 2. Se han descrito múltiples situaciones susceptibles de cau- sar una situación de hipertensión pulmonar persistente neona- tal de forma secundaria, entre las que destacan: a) HPPN secundaria al cierre prenatal del conducto arterioso por ingestión materna de fármacos. De forma semejante a lo descrito anteriormente en la HPPN primaria, pueden aparecer cambios estructurales en los vasos pulmonares durante el pe- riodo fetal, ocasionando un cuadro de hipertensión pulmonar que persiste en la vida posnatal, en todas aquellas situaciones en las que el conducto arterioso se ha cerrado precozmente, de- bido a la ingestión materna de antinflamatorios no esteroideos durante la gestación24 . En los hijos de madres que han consu- mido ácido acetilsalicílico durante la gestación se han de- mostrado niveles plasmáticos de salicilatos mayores en los que presentan HPPN sin cortocircuito en el conducto arterioso que en los niños con HPPN que presentan esta comunicación entre los dos sistemas circulatorios, pulmonar y sistémico. 210 014-026 Original-HIPERTE.indd 16 014-026 Original-HIPERTE.indd 16 11/5/06 18:12:05 11/5/06 18:12:05 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
  • 4. Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al. 17 b) HPPN secundaria a cardiopatías congénitas. En todos aquellos procesos con una anomalía estructural cardiovascular que favorezca la creación de un cortocircuito derecha-izquier- da, en los que exista fallo miocárdico o en los que esté dismi- nuido el retorno venoso pulmonar, estará favorecido de forma secundaria el desarrollo de un cuadro de hipertensión pulmo- nar25. c) HPPN secundaria a hipoplasia pulmonar. En la hipoplasia pulmonar primaria y en la secundaria a hernia diafragmática se produce un defecto del crecimiento vascular en sus ejes longi- tudinal y transversal26 . Los cambios sufridos por estos pulmo- nes hipoplásicos tras el nacimiento, en el proceso de adapta- ción a la vida extrauterina, determinan con frecuencia la instauración de un proceso de hipertensión pulmonar secunda- ria. En estos casos, además, el gasto cardiaco, normal para el resto del cuerpo, es excesivo para el peso del pulmón hipoplá- sico, por lo que el volumen de sangre que fluye a través de los vasos pulmonares es mayor que el que debiera, elevando, en consecuencia, la presión de la arteria pulmonar. d) HPPN secundaria a displasia alveolocapilar. En estudios anatomopatológicos de niños con desenlace fatal que no res- pondieron a las técnicas de oxigenación con membrana extra- corpórea (ECMO) se demostró la existencia de una estructura morfológica anormal de la vascularización terminal pulmonar, no paralela al desarrollo alveolar, que podría ser la causa del cuadro clínico al que se denominó displasia alveolocapilar27 . Este cuadro se caracteriza por la presencia de un fallo en la formación y el crecimiento de los capilares alveolares, por la existencia de hipertrofia del músculo liso de la capa media de las arterias y venas pulmonares, y por su localización anor- mal, pues no siguen de forma adecuada el trayecto contiguo al desarrollo de los espacios alveolares. e) HPPN secundaria a asfixia intraparto. En este caso, los cambios estructurales anteriormente referidos en la capa mus- cular de los vasos pulmonares se originan ya en la vida extrau- terina, como consecuencia de la lesión originada por la hipoxe- mia y la acidosis que caracterizan a un proceso de grave asfixia intraparto28. Este cuadro viene definido por el término vaso- constricción pulmonar hipóxica. Si además existe hipotensión debida a la asfixia sufrida por el miocardio, el cortocircuito derecha-izquierda secundario al proceso de hipertensión pul- monar se agrava. f) HPPN secundaria a síndromes aspirativos. El síndrome de aspiración meconial es típico de niños postérmino (en pretér- minos se debe sospechar una infección por Listeria monocyto- genes). En su evolución no es infrecuente que se desarrolle un cuadro de HPPN. Se ha demostrado la existencia de sustancias con efecto vasoconstrictor tanto en el meconio como en el lí- quido amniótico, que podrían estar implicadas en la etiopato- genia de los cuadros de HPPN secundarios a aspiración. Sin embargo, se cree que la hipoxia también participa en estos procesos, pues en la clínica se registran casos de HPPN en ni- ños con expulsión de meconio secundario a una hipoxia intra- parto en los que no se ha llegado a producir aspiración29 . Ade- más de los cambios bioquímicos producidos a nivel vascular, en los estudios anatomopatológicos efectuados en los niños con HPPN secundaria a un proceso aspirativo, se han encontrado alteraciones macroscópicas, como la presencia de microtrom- bos, que complican aún más el conocimiento del desarrollo etiológico del cuadro. g) HPPN secundaria a enfermedad de membrana hialina o síndrome de distrés respiratorio tipo I, que es típica de niños pretérmino y está originada por un déficit de surfactante30. Es frecuente que en estos niños encontremos altas presiones en la arteria pulmonar que producen un claro cortocircuito dere- cha-izquierda y episodios de hipoxemia grave. Y son estos ca- sos los que suelen evolucionar a una forma de HPPN con pro- nóstico infausto, a pesar de la agresividad en la terapéutica empleada. h) HPPN secundaria a procesos infecciosos. Streptococcus del grupo B, entre otros, produce hipertensión en el territorio vascu- lar pulmonar a través de la liberación de sustancias vasoactivas. Entre estos mediadores se ha implicado al tromboxano A2 y a las prostaglandinas. Por ello, se han utilizado medidas terapéuticas en modelos animales de HPPN con antagonistas del tromboxano A2 y de las prostaglandinas, obteniendo resultados satisfacto- rios. Aunque Streptococcus del grupo B se ha señalado de forma clásica como el principal causante infeccioso de los cuadros de HPPN, las últimas series bibliográficas identifican al estafilococo de la infección nosocomial tardía como un germen causante de cuadros recidivantes de HPPN31 . El cuadro clínico de HPPN aso- ciado a procesos sépticos tiene la particularidad de que en su tratamiento es fundamental tratar en primer lugar la afectación multiorgánica para que los resultados sean favorables. Es fre- cuente que las medidas terapéuticas vasodilatadoras pulmo- nares en estos niños hagan caer más aún su presión arterial sistémica, agravando el cuadro de choque y el cortocircuito derecha-izquierda. Por ello, se han introducido en las listas de ECMO los niños diagnosticados de sepsis y HPPN con curso más desfavorable, obteniendo resultados aceptables32 . i) Otras situaciones asociadas a HPPN. Otros nexos de unión entre las series de neonatos afectados por HPPN son la polici- temia, la hipoglucemia o la hipocalcemia, el consumo materno de tabaco, etc.; sin embargo, aún es demasiado pronto para llegar a conclusiones científicas relevantes33. Se han publicado también casos de HPPN con asociación familiar, pero el análi- sis genético no ha sido hasta el momento concluyente. Clínica La HPPN primaria se manifiesta, como norma general, en niños a término o incluso postérmino en las primeras 12 horas de vida y no más tarde de las primeras 24. Aparece clínicamente un cuadro de dificultad respiratoria moderado con respecto al grado de hipoxia. Es típica la presencia de cianosis, pero no la aparición de episodios de apnea. Se manifiesta, por lo tanto, como un cuadro de gran semejanza al inicio de las cardiopatías congénitas cianógenas34. En los casos en que la HPPN es se- 211 014-026 Original-HIPERTE.indd 17 014-026 Original-HIPERTE.indd 17 11/5/06 18:12:05 11/5/06 18:12:05 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
  • 5. (Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 208-218) 18 cundaria a otros procesos, la clínica de presentación depende en gran medida del origen de la enfermedad pulmonar. En es- tas situaciones, por norma, el neonatólogo se encuentra ante niños gravemente enfermos, refractarios al tratamiento y bajo condiciones de asfixia o hipotensión que agravan aún más el cuadro de hipertensión pulmonar. El cuadro de dificultad respiratoria es mínimo en relación con la situación de grave hipoxemia que sufre el recién nacido: la polipnea por norma no sobrepasa las 80 respiraciones por minuto, el esfuerzo respiratorio cuantificado con la escala de Silverman no suele ser importante y el test de hiperoxia es positivo. El niño presenta una frecuencia cardiaca y unos pul- sos periféricos normales. El mantenimiento de altas presiones pulmonares origina, además, un aumento en la poscarga del ventrículo derecho y de sus demandas de oxígeno. Se ha observado que este proce- so origina un remodelado del citosqueleto del miocito que fa- vorece la cronicidad del cuadro. En los cuadros más graves, se puede llegar a producir isquemia miocárdica, típicamente loca- lizada en las regiones subendocárdicas de la pared posterior de ambos ventrículos. En ocasiones se genera incluso necrosis de los músculos papilares creando, de forma secundaria, insufi- ciencia valvular, lo que aumenta la regurgitación tricuspídea y agrava el cuadro de forma significativa, al disminuir el volumen minuto del ventrículo derecho. Cuando aparece el fallo cardiaco, en la auscultación aparece un segundo tono fuerte, asociado a un murmullo sistólico suave o a un soplo paraesternal derecho, propios de insuficiencia mitral o tricuspídea, y la presión arte- rial sistémica desciende a niveles inferiores al percentil 3 para la edad y el sexo del niño. Diagnóstico diferencial El diagnóstico diferencial con las cardiopatías congénitas cia- nógenas con inicio clínico precoz no resulta difícil, pues éstas se presentan con un cuadro predominante de fallo cardiaco y alteraciones en la auscultación pulmonar en el electrocardio- grama (ECG), en el índice cardiotorácico o en la ecocardiogra- fía35. El test de la hiperoxia con aporte de oxígeno al 100% obtendrá una respuesta significativa en los cuadros pulmona- res y no así en los cardiacos, aunque hay excepciones. Se debe efectuar además un diagnóstico diferencial entre las múltiples patologías que pueden ocasionar un cuadro de HPPN secunda- ria, siendo quizá los más frecuentes el síndrome de distrés respiratorio tipo I o enfermedad de membrana hialina, el sín- drome de aspiración meconial y los cuadros de sepsis. Para ello, es conveniente solicitar hemograma, bioquímica, gasome- tría, radiografía toracoabdominal, electrocardiograma y eco- cardiograma36, y tests microbiológicos. Tratamiento Los objetivos fundamentales del tratamiento en los niños afec- tados por HPPN están estrechamente interrelacionados. Entre ellos, destacan: reducir las resistencias vasculares periféricas, mantener la presión arterial sistémica y el volumen/minuto, interrumpir el cortocircuito derecha-izquierda, mejorar la satu- ración arterial de oxígeno y el aporte de oxígeno a los tejidos. Para ello, se ha desarrollado un algoritmo terapéutico de am- plia aceptación37 (figura 3). 1. Medidas generales. Los recién nacidos afectados por HPPN son extremadamente sensibles a la manipulación. Es conveniente, por lo tanto, mantener una monitorización conti- nua bajo condiciones de lo que habitualmente se denomina «minimanejo». El mínimo estímulo en su medio ambiente pue- de ocasionarles una crisis de hipertensión pulmonar que agra- ve aún más su hipoxemia basal. El ambiente térmico debe ser el adecuado para cada niño, con el fin de evitar el estímulo vasoconstrictor noradrenérgico del frío, propio de un estado hipercatabólico. La monitorización de estos niños debe ser con- tinua y exhaustiva. Es conveniente tener información de la temperatura, del ECG y de la saturación de oxígeno, de la pre- sión transcutánea de oxígeno y, cuando resulte posible, de la PO2. Conviene monitorizar cada día el recuento sanguíneo, los iones y la imagen radiológica pulmonar. El resto de parámetros Figura 3. Algoritmo terapéutico en los recién nacidos con hipertensión pulmonar persistente neonatal (HPPN) (tomada de Fugelseth, et al., 2001) 212 014-026 Original-HIPERTE.indd 18 014-026 Original-HIPERTE.indd 18 11/5/06 18:12:05 11/5/06 18:12:05 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
  • 6. Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al. 21 y las modificaciones de los anteriormente mencionados se eva- luarán según el estado del niño. Se tiene que mantener un correcto control de la presión ar- terial. La presión arterial suele estar especialmente compro- metida en los casos de HPPN de origen séptico o tras la admi- nistración de vasodilatadores poco específicos del territorio pulmonar, como la tolazolina. La infusión intravenosa continua de dopamina en dosis bajas puede aumentar el volumen/minu- to sin modificar las resistencias vasculares periféricas, lo que ha conllevado que algunos autores recomienden su uso de for- ma profiláctica. En dosis mayores, este fármaco estimula los receptores alfadrenérgicos, pudiendo producir una aumento de las resistencias vasculares periféricas y de la presión arterial sistémica, pero también una reducción del gasto cardiaco, por lo que su utilización pocas veces está justificada38. Con el fin de asegurar un correcto transporte de oxígeno a los tejidos, es preciso mantener unos niveles adecuados de hemoglobina, mediante transfusión de concentrado de hema- tíes si fuera necesario. Si por el contrario, nos encontramos ante una situación de policitemia grave, estaría justificada una exanguinotransfusión parcial siempre que el estado del neona- to lo permitiera, con el fin de disminuir los efectos colaterales de la hiperviscosidad en la hipertensión pulmonar. Se debe transfundir plasma fresco congelado en los casos en los que exista un déficit de coagulación grave que pueda em- peorar la situación clínica del paciente. Especial cuidado mere- cen, sin embargo, las infusiones de hemoderivados, las solucio- nes hiperosmolares o las de calcio, pues son potencialmente vasoactivas. Con el propósito de mantener un adecuado aporte hidrocar- bonado, asegurando de esta forma el consumo energético ce- lular, es preciso mantener unos niveles de glucemia plasmática en límites normales. Es importante, además, controlar adecuadamente el equili- brio hidroelectrolítico y el ácido-básico, para lo cual será nece- sario, en ocasiones, administrar una perfusión de bicarbonato u otras soluciones alcalinas39, así como mantener una buena diuresis que asegure la eliminación de los productos tóxicos del organismo, aunque habitualmente en los niños con HPPN se recomienda una relativa restricción líquida. El aporte enteral no siempre será posible, siendo exclusivo el parenteral en la mayoría de estos neonatos gravemente en- fermos. Resulta de extrema importancia aportar las necesida- des calóricas adecuadas a los requerimientos de cada niño en particular. 2. Asistencia ventilatoria. Pocos son los neonatos con HPPN que no precisan ventilación mecánica. La tendencia actual es adoptar una actitud terapéutica agresiva y suplir las necesida- des ventilatorias del niño antes de que empeore su situación clínica. Habitualmente, en los neonatos con HPPN se utiliza en un principio la técnica asistida controlada, con el objetivo de man- tener un pH y una PCO2 adecuados al estado general del niño y la PO2 más óptima posible en cada caso40. Debido a la gran susceptibilidad de los recién nacidos con HPPN a los cambios en la PO2, se recomienda tratar de mantener constante este parámetro. En los recién nacidos especialmente graves se per- miten valores límite de PO2 inferiores a los habituales, con el fin de evitar las complicaciones inaceptables de tratamientos más agresivos, monitorizando mientras la oxigenación hística mediante determinaciones repetidas de lactato o de pH. La magnitud del cortocircuito derecha-izquierda y, por lo tan- to, la gravedad de la hipoxemia arterial depende directamente del grado de hipoxia en las unidades alveolares abiertas. Por ello, resulta fundamental conseguir un adecuado reclutamien- to alveolar para obtener resultados favorables en la evolución del paciente. Con independencia de las orientaciones generales, cada neonato requerirá un tipo de asistencia ventilatoria particular, dependiendo de su situación. La retirada, una vez conseguida cierta mejoría, debe efectuarse de forma progresiva con extre- ma lentitud. Resulta conveniente evitar, en la medida de lo posible, la realización de fisioterapia respiratoria y de aspira- ciones traqueales con el fin de no producir estímulos que pue- dan ocasionar, a su vez, mayores desaturaciones. Especialmente en los recién nacidos a término, que necesi- ten altas presiones inspiratorias, está justificada la utilización de bloqueantes neuromusculares, como el pancuronio, aunque existen controversias al respecto. Ello es debido a que el blo- queo neuromuscular puede ocasionar una disminución de la complianza pulmonar dinámica y un aumento de la resistencia de la vía respiratoria, obligando a elevar su presión de disten- sión, agravando el riesgo de barotrauma. Existe mayor acuerdo entre los clínicos en cuanto a la utilización en la ventilación mecánica en los neonatos de analgésicos sedantes, como la morfina o el fentanilo. Se debe administrar surfactante en los casos con un déficit por la prematuridad del recién nacido, pudiendo plantearse, ade- más, su utilización en las situaciones en las que exista inactiva- ción de sus componentes o un exceso en su consumo, como son los procesos sépticos o los aspirativos41 . Los recién nacidos con hernia diafragmática congénita pueden tener un retraso en la maduración del surfactante. Se ha demostrado que el aporte de surfactante exógeno puede mejorar la supervivencia en corderos recién nacidos con esta entidad. A pesar de estos resultados aparentemente esperanzadores, el aporte exógeno sustitutivo con surfactante en los niños con HPPN se encuentra aún en fase experimental. Sin embargo, en los casos en que la PO2 no au- menta con la ventilación con oxígeno, debe emplearse cualquier medidafarmacológicaquetratedereducirlasresistenciasvascu- lares pulmonares (entre las que se encuentra la administración de surfactante). En la refractariedad al tratamiento conservador, el siguiente paso en el algoritmo terapéutico es la hiperventilación, descri- ta inicialmente por Peckham y Fox42. Los riesgos evidentes de 213 014-026 Original-HIPERTE.indd 21 014-026 Original-HIPERTE.indd 21 11/5/06 18:12:06 11/5/06 18:12:06 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. 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  • 7. (Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 208-218) 22 esta técnica son la rotura alveolar, el enfisema intersticial pul- monar y el escape de aire extrapulmonar (especialmente cuan- do se produce una presión positiva al final de la espiración [PEEP] inadvertida) y la disminución del flujo cerebral hasta límites poco tolerables (especialmente en los pretérmino). Con el fin de evitar situaciones que favorezcan el atrapamien- to aéreo con esta técnica, se utilizan tiempos inspiratorios relativamente cortos con tiempos espiratorios prolongados. En algunos estudios experimentales se ha demostrado que esta situación de alcalosis respiratoria con hipocapnia provo- cada por la técnica de hiperventilación, lejos de favorecer la resolución del cuadro, agrava más aún la reactividad vascular pulmonar, por lo que perpetúa claramente la cascada etiopa- togénica de la HPPN. Existe concordancia, sin embargo, entre los diferentes autores en aceptar un valor mínimo límite de PCO2 de 30 mmHg. Respecto a la utilización en estos niños de la ventilación de alta frecuencia, no se han obtenido conclusiones unánimes, aunque en algunos se ha descrito un aumento de la PO2 tras la utilización de esta técnica. En los niños con HPPN secun- daria a una enfermedad del parénquima pulmonar se ha ob- servado con el uso de la alta frecuencia una mejoría signifi- cativa en cuanto al control de la PCO2, así como un descenso en las presiones inspiratorias requeridas inicialmente; sin embargo, el resultado final del proceso desgraciadamente no se ha modificado43. 3. Vasodilatadores pulmonares. Existen múltiples referen- cias bibliográficas acerca de la utilización de fármacos vasodi- latadores pulmonares en pacientes con HPPN, como clorpro- mazina44 , nitroprusiato sódico45 , verapamilo46 , prostaglandina D2 47, epoprostenol48 , acetilcolina49 , isoprenalina, morfina50 , trifosfato de adenosina (ATP), sulfato magnésico51 o adenosi- na52 (tabla 1)53 . Sin embargo, el excesivo número de efectos adversos asociados a cada uno de ellos y la falta de selectivi- dad pulmonar del efecto vasodilatador, con la consiguiente hipotensión sistémica sufrida tras su administración, hacen que la aplicación clínica de estos fármacos sea escasa54 . La administración de este grupo de fármacos vasodilatadores pul- monares se lleva a cabo mediante la infusión a través de una vía parenteral central, que alcanza la entrada de la aurícula de- recha desde la vena cava superior (por la inferior el flujo se desvía a través del agujero oval) con el fin de alcanzar sus ma- yores efectos pulmonares. Otras vías en estudio hoy en día son la transdérmica o la inhalatoria, que se utiliza con el análogo de la prostaglandina I2, el iloprost55 . De forma arbitraria, se consi- dera que si el cuadro de hipertensión no mejora tras 6-12 horas de la administración de este grupo de medicamentos, es conve- niente pasar al siguiente punto en el algoritmo terapéutico. Efectos de los fármacos vasodilatadores Fármaco RVP N RVP H RVS N RVS H GC N GC H Especie Acetilcolina – ⇓ – ⇓⇓ – ⇓⇓ – ⇓⇓ ⇑⇑ ⇑ – ⇔ Humano Cordero Tolazolina ⇓ − ⇓ ⇓ ⇓⇓ − ⇓⇓ ⇓⇓ ±⇑ − ±⇑ ±⇑ Cordero Cerdo Isoproterenol ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ − − Cordero Bradiquinina ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓⇓⇓ ⇓⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero Nitroglicerina ⇓⇓ − – – – – Conejo Prostaglandina E1 ± − ⇓ ⇓ ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ − − ⇓⇓ ⇓⇓ − ⇑ − − ⇑ ±⇑ − Cordero Cerdo Cabra Prostaglandina E2 ⇓ ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero 6-keto-prostaglandina E1 ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero Prostaciclina o prostaglandina I1 ⇓ ± ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇑ ⇑ ⇑ ⇑⇑ Cordero Cerdo Prostaglandina D2 ⇑ ⇔ ⇑ ⇑ ±⇓ ⇓ Cordero Verapamilo − ±⇓ − ⇓ − ⇑ Cordero Nifedipino ⇔ ⇓ ⇓⇓ ⇓ − − Cordero Péptido intestinal vasoactivo ⇓ ⇓ ⇓⇓ ⇓⇓ ⇑ ⇑ Cordero Amrinona ⇓ ⇓⇓ ⇓ ⇓ ⇑ ⇑ Cordero ⇔: sin efecto; ⇑, ⇑⇑, ⇑⇑⇑: pequeño, medio o gran incremento; ⇓, ⇓⇓, ⇓⇓⇓: pequeño, medio o gran decremento; − no estudiado; RVP: resistencias vasculares pulmonares; RVS: resistencias vasculares sistémicas; GC: gasto cardiaco; N: condiciones de normoxia; H: condiciones hipóxicas. Tomada de Drumond, et al., 1981. TABLA 1 214 014-026 Original-HIPERTE.indd 22 014-026 Original-HIPERTE.indd 22 11/5/06 18:12:06 11/5/06 18:12:06 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
  • 8. Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al. 23 La tolazolina, un antagonista de los receptores alfadrenérgi- cos que produce la liberación de histamina, y además con pro- piedades colinérgicas, quizá haya sido el vasodilatador más utilizado, exceptuando al óxido nítrico inhalado, en los niños con HPPN56. Hasta el 25-50% de los casos de HPPN, con inde- pendencia de su causa, responden a su administración. La ad- ministración intratraqueal de la tolazolina tiene el propósito de evitar los efectos adversos sistémicos, pero hasta el momento sólo ha sido utilizada de forma experimental en lechones y pe- rros. Entre sus efectos adversos destacan la insuficiencia re- nal, el aumento de secreciones gastrointestinales y la hemo- rragia gastrointestinal, aunque quizás el más preocupante sea la hipotensión sistémica derivada de su falta de selectividad pulmonar57. Como ya se ha comentado, este efecto adverso resulta de vital importancia en los niños con HPPN secundaria a un proceso séptico, en el que ya de por sí existe cierta hipo- tensión sistémica basal. El otro agente vasodilatador utilizado en neonatos, del que también se está ensayando de forma experimental la vía intra- traqueal, es la prostaciclina58 . Además, en 1992, se introdujo en el tratamiento de la HPPN el sulfato magnésico, que administrado por vía intrave- nosa produce vasodilatación pulmonar, aunque también sis- témica59 . La magnitud del cortocircuito derecha-izquierda no depende únicamente de la presión en la arteria pulmonar, sino también del gradiente de presiones entre el circuito pulmonar y el sis- témico. Por ello, la vasodilatación del territorio sistémico con- duce a un empeoramiento del cortocircuito. Este hecho explica el motivo por el cual el fármaco ideal en el tratamiento de la HPPN debe ser un vasodilatador selectivo del territorio pulmo- nar. Por este hecho, el óxido nítrico inhalado es en el momento actual, con diferencia, el fármaco vasodilatador más utilizado en las unidades de cuidados intensivos neonatales en los niños con HPPN y el que aporta mejores resultados a corto y largo plazo en la evolución de estos niños60. Salvo este fármaco, que presenta una gran selectividad pulmonar y a excepción de la ECMO, ninguna terapéutica ha sido probada mediante un estu- dio controlado61-63. De hecho, su utilización ha permitido dismi- nuir la inclusión de pacientes en las listas de ECMO en un tercio64, 65. Por otro lado, no debemos olvidar los riesgos deri- vados de la utilización del óxido nítrico. Por lo tanto, aún se precisan más estudios para llegar a conclusiones claras acerca de los beneficios de la utilización del óxido nítrico inhalado. 4. Oxigenación con membrana extracorpórea. El siguiente escalón terapéutico a considerar en los niños con HPPN que no hayan respondido a las maniobras anteriormente mencionadas es la ECMO66 . Se trata de una técnica complicada y costosa, por lo que hoy en día se está diseñando un equipo portátil que acceda directamente a los centros en los que el niño permane- ce ingresado. Con ello, se pretende evitar durante el traslado la hipoxemia grave secundaria a la retirada brusca del óxido nítrico inhalado administrado en el centro hospitalario de ori- gen. Además, teniendo en cuenta que se aconseja que los cen- tros en los que se administra el óxido nítrico inhalado posean ECMO, la creación de una ECMO portátil facilitaría la dotación del sistema de óxido nítrico inhalado en un mayor número de servicios de neonatología carentes de la técnica extracorpó- rea67. La definición de hipoxemia potencialmente mortal que justifique la inclusión del paciente en esta técnica tan agresiva es aún objeto de grandes discusiones entre los diferentes cen- tros. Los criterios de inclusión se encuentran, además, en cons- tante cambio debido a la existencia de unas tasas de supervi- vencia en el momento actual muy superiores a las presentadas inicialmente, generado por una mayor experiencia en las técni- cas de tratamiento conservador68. 5. Otras opciones terapéuticas. Además de las consideracio- nes terapéuticas generales de cualquier situación de hiperten- sión pulmonar, en los casos de HPPN secundaria se deben lle- var a cabo una serie de medidas encaminadas a solucionar el proceso original, como es la cirugía en los casos de hernia dia- fragmática69 , la instauración de antibioticoterapia en la sep- sis70 , etc. 6. Las expectativas futuras en el tratamiento de los niños con HPPN son la realización de un protocolo con óxido nítrico inhalado basado en datos experimentales y clínicos concluyen- tes71 , la ventilación líquida parcial con perfluorocarbono aso- ciada o no al óxido nítrico inhalado, que mejora la relación ventilación/perfusión y la complianza pulmonar72-74 , la ventila- ción mecánica que logra la distensión pulmonar gracias al mantenimiento de una presión negativa constante alrededor del tórax75 y el trasplante corazón-pulmón76 , entre otras. Pronóstico La HPPN parece comportarse clínicamente como una enferme- dad de corto periodo de evolución. Se observa, tras aproxima- damente 4 días de tratamiento, que la PO2 tiende a estabilizar- se77 . La recuperación pulmonar completa en los casos que responden a la terapéutica empleada es la norma78 , y no se observan diferencias respecto a los controles en los estudios desarrollados a largo plazo. En cuanto a la morbilidad, en torno al 50% de los casos en los que no hay respuesta al tratamiento en los 4 primeros días, se desarrolla un cuadro compatible con edema pulmonar79, ca- racterizado por una disminución de la complianza, la presencia de infiltrados en la radiografía de tórax y la ausencia de res- puesta a los cambios de pH o FiO2. El desarrollo de estos cua- dros de enfermedad pulmonar crónica80 parece estar relaciona- do con la prematuridad, la falta de respuesta inicial al tratamiento conservador o la presencia familiar de cuadros de hiperreactividad bronquial. Incluso se ha descrito cierta vaso- rreactividad latente en pacientes asintomáticos, que se pone de manifiesto durante la vida adulta, por ejemplo, en condicio- nes de hipoxemia81. En cuanto al resto de secuelas, excluyendo las de tipo respi- ratorio, las de mayor relevancia y prevalencia son las neuroló- 215 014-026 Original-HIPERTE.indd 23 014-026 Original-HIPERTE.indd 23 11/5/06 18:12:07 11/5/06 18:12:07 ©2006 Ediciones Mayo, S.A. Todos los derechos reservados
  • 9. (Acta Pediatr Esp. 2006; 64: 208-218) 24 gicas82. Los niños con pronóstico neurológico más infausto son los que han sufrido peores condiciones de asfixia83 e hiperven- tilación durante largo tiempo84, o los que han requerido ECMO85. Sin embargo, es difícil determinar si el déficit neurológico, ha- bitualmente de moderado a grave, que se observa en algunos supervivientes después de la ECMO, es secundario al padeci- miento subyacente o a la propia técnica terapéutica. Las tasas de mortalidad en la HPPN oscilan en torno al 30- 40% de los enfermos (10-20% en las series americanas, en las que la inclusión en ECMO es mayor)86 . El fallecimiento ocurre, por lo general, en aquellos niños que no han respondido de forma inicial al tratamiento conservador, a la técnica de hiper- ventilación o a la administración de óxido nítrico inhalado87 . Peor pronóstico tienen los pacientes con hernia diafragmática congénita y con sepsis respecto a los diagnosticados de HPPN primaria o secundaria a enfermedad de membrana hialina. Las mejores tasas de supervivencia se registran en los cuadros as- pirativos. En la sepsis entran en consideración factores asocia- dos a la hipertensión pulmonar, como la hipotensión, el fallo cardiaco o la insuficiencia renal. Bibliografía 1. Gersony WM, Duc GV, Sinclair JC. “PCF” Syndrome (Persistence of the fetal circulation). Circulation. 1969; 40: 87. 2. Hsieh WS, Yang PH, Fu RH. Persistent pulmonary hypertension of the newborn: experience in a single institution. Acta Paediatr Tai- wan. 2001; 42: 94-100. 3. Walsh-Sukys MC. Persistent pulmonary hypertension of the new- born. The black box revisited. Clin Perinatol. 1993; 20: 137-153. 4. Skinner JR, Milligan DW, Hunter S, Hey EN. Central venous pressure in the ventilated neonate. Arch Dis Child. 1992b; 67: 374-377. 5. Rabinovitch M. 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  • 10. Hipertensión pulmonar persistente neonatal. R. Santiago Gómez, et al. 25 32.Lutsbader D, Fein A. Other modalities of oxygen therapy: hyper- baric oxygen, nitric oxide, and ECMO. Respir Care Clin North Am. 2000; 6: 659-674. 33.Murascas JK, Juretschke LJ, Weiss MG, Bhola M, Besinger RE. Neonatal-perinatal risk factors for the development of persistent pulmonary hypertension of the newborn in preterm newborns. Am J Perinatol. 2001; 18: 87-91. 34.Field DJ. Clinical management of persistent pulmonary hyperten- sion of the newborn. Semin Neonatol. 1997; 2: 59-68. 35.Torielli F, Fashaw LM, Knudson O, Kinsella J, Ivy D, Valdes-Cruz L, et al. Echocardiographic outcome of infants treated as newborns with inhaled nitric oxide for severe hypoxemic respiratory failure. J Pediatr. 2001; 138: 349-354. 36.Su BH, Peng CT, Tsai CH. Persistent pulmonary hypertension of the newborn: echocardiographic assesment. Acta Paediatr Taiwan. 2001; 42: 218-223. 37.Fugelseth D. 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