3. Especificar los objetivos de la actividad,
no solo los objetivos académicos sino los
objetivos que están relacionados con las
habilidades sociales. Es necesario que el
estudiante sepa el qué y el cómo se
quiere lograr el aprendizaje.
Poner en marcha la actividad colaborativa,
teniendo en cuenta la necesidad de
proporcionar espacios para que los
estudiantes trabajen conjuntamente y que
el docente puede hacer observaciones e ir
sistematizando información para poder
retroalimentar a todos los grupos.
4. Controlar la efectividad de los grupos de
aprendizaje e intervenir cuando sea
necesario. Saber elegir cuándo intervenir
y cuándo no hacerlo.
Evaluar los logros de los alumnos, evaluar
la cantidad de lo aprendido por los
estudiantes. Esto les ayuda a discutir cómo
ha resultado la colaboración en el grupo,
qué limites se dieron y de dónde provienen
esas limitaciones. Estos aportes pueden
provenir del docente y de los propios
estudiantes.