3. A principios de los 80 se decía que la principal barrera para que se
aplicase el ordenador en la educación era el escaso parque instalado.
Cuando se impartía una charla sobre informática educativa (en esos
momentos se denominaba Enseñanza Asistida por Ordenador), o se
mostraba una experiencia, todo el mundo quedaba impresionado; pero
siempre había alguien que preguntaba ¿pero por qué no se implanta en
las aulas? La respuesta solía ser: “estará implantado cuando se abaraten
los ordenadores y se implanten en la sociedad”, según las previsiones
esto sería a finales de los 80.
4. El final de los 80 llegó, los ordenadores se abarataron y se implantaron en la
sociedad, pero no se implantaron en las aulas. El problema es que ya no se
hablaba de enseñanza asistida por ordenador, se hablaba de los multimedia
educativos (basados en CD-ROM), y se decía: ahora sí, esta es la tecnología
educativa que se implantará en las aulas y esto ocurrirá a mediados de los 90,
cuando todos los ordenadores tengan lectores de CD-ROM (los primeros
lectores eran externos y costaban bastante).
A mediados de los 90, todos los ordenadores tenían CD-ROM; pero la
informática educativa seguía sin implantarse en las aulas. En esa época todo el
mundo había olvidado el multimedia educativa y todas las experiencias se
centraban en el uso de Internet (se le denominó tele-formación y posteriormente
e-learning), nos decían que esa sí que era la tecnología definitiva; pero que no se
implantaría hasta finales de los 90, cuando Internet se implantase en la sociedad.
Con el comienzo del nuevo siglo en las aulas todo continua igual que a
principios de los 80, al menos en la mayoría.
5. De toda esta pequeña historia se puede llegar a dos conclusiones:
La aplicación de nuevas tecnologías en la educación siempre se ha visto
como una oportunidad, al menos en el momento en que éstas son novedad.
La tecnología nunca ha sido la barrera, cada vez son más baratas, mas
potentes, más fáciles de utilizar
y están más implantadas en todos los ámbitos de la sociedad.
6. Si esto es así, cabe plantearse la razón por la que no se han implantado estas
tecnologías en las aulas. Entre otras razones, me permito apuntar tres:
El énfasis lo hemos realizado en la tecnología, no en la metodología. Siempre
hemos vendido la aplicación de la última tecnología; si nos centramos en una
metodología concreta nos obligaría a buscar indicadores de eficacia y no de
novedad.
Hemos transmitido un mensaje de fugacidad en toda la innovación tecnológica. Si
cada tres años decimos que la tecnología anterior ya no vale y ahora tenemos que
7. Políticamente no se apuesta por un cambio en las metodologías. Supongo que
ningún político estaría de acuerdo conmigo en esta razón; pero la realidad es que
mientras los indicadores para la promoción profesional estén en la investigación (al
menos en la universidad) en lugar de la renovación metodológica, no se estará
apoyando realmente el cambio metodológico en la formación. El mensaje que se
transmite es que, profesionalmente, eso no vale para nada.
Ahora parece que estamos hablando del Web 2.0, al menos hay un buen
planteamiento, ya que se dice que el Web 2.0 no es sólo una tecnología sino una
metodología; espero que no caigamos en los mismos errores que con el resto de
tecnologías.