Las terapias alternativas y complementarias (TCA) son populares pero carecen de base biológica y evidencia de eficacia. A menudo se usan para problemas benignos y autolimitados en lugar de enfermedades graves. Los médicos deben comunicarse con los pacientes sobre el uso de TCA debido a posibles interacciones con medicamentos y para asegurar el seguimiento de tratamientos eficaces.