1. 28. ASPECTOS SOCIALES
Introducción
En la Atención Primaria de Salud, en lo que se refiere a la atención al niño/a, es fundamental atender
a la concepción integral de la salud (biopsicosocial). En este sector de población adquieren especial
relevancia los aspectos sociales, debido a la mayor vulnerabilidad en razón de su situación de depen-
dencia de los adultos.
En esta área vamos a significar los aspectos sociales a tener en cuenta en el niño/a, tanto en su valo-
ración como en el abordaje.
Por las características propias de la atención primaria de salud, se configura como un lugar privilegia-
do en la detección de situaciones de riesgo social y desprotección en el niño/a, principalmente en la
franja de edad de 0 a 5 años, cuando aún no ha comenzado la enseñanza obligatoria.
La valoración de los aspectos sociales en el Programa de Salud Infantil incluye el binomio niño/a -
familia, por tanto es necesario la valoración incluyendo aspectos sociales, familiares y del entorno.
En esta Área se incluye:
1. La actuación general para identificar los factores de riesgo social que aumentan el riesgo de tener
una salud deficitaria en el niño/a y la actuación ante la presencia de los mismos.
2. El Protocolo de actuación ante el maltrato infantil que incluye los indicadores de maltrato infan-
til (físicos, comportamentales y del cuidador/es).
3. El Protocolo de atención social al niño/a discapacitado/a.
4. La propuesta de las líneas generales de lo que será la Coordinación Interinstitucional para la
Atención del Menor. La Atención Integral del Menor incluye la actuación coordinada con los otros sec-
tores públicos, fundamentalmente del Sector Educativo (colegios e institutos), y del Sector de Servicios
Sociales (Servicios Sociales Municipales, Centros de Atención Infantil y centros/ casas de Acogida).
I. ACTUACIÓN GENERAL ANTE RIESGO SOCIAL
En este apartado se define la actuación general para la identificación de factores de riesgo social
la infancia, entendiendo el riesgo social como el incremento de la susceptibilidad a contraer enfer-
medad psíquica y/u orgánica y la mayor vulnerabilidad de presentar situación de desprotección del
niño.
Cualquier profesional del Equipo de Atención Primaria (médicos de familia, enfermeras, matronas, tra-
bajadora social, etc.) puede identificar Factores de Riesgo Social en la Infancia en la atención a adul-
tos y si se conoce su condición de progenitores/ cuidadores deben comunicarlo a la trabajador/a social
a través de interconsulta y derivación si procede
La Unidad de Atención Pediátrica incluirá sistemáticamente en la anamnesis del niño/a la identifi-
cación de los factores de riesgo social que motivarán la interconsulta con la Trabajadora Social del
209
2. EAP para la valoración sociofamiliar y puesta en marcha del plan de intervención social si procede.
• La no existencia de Factores de Riesgo Social, se recogerá en la Historia de Salud
• Ante la existencia de un Factor de Riesgo Social o a criterio del profesional, se realizará inter-
consulta con la Trabajadora Social del Equipo de Atención Primaria, para acordar forma de derivación.
• Una vez realizada la Valoración Sociofamiliar se define el Plan de Intervención si procede.
ALGORITMO GENERAL
En consulta y/o domicilio
Pediatras, Médicos/as de Familia, Enfermeras/os,
Trabajadores/as Sociales, Matronas.
IDENTIFICAR SI EXISTEN FACTORES DE RIESGO SOCIAL
1. Enfermedad psíquica del padre/madre
2. Discapacidad intelectual de la madre
3. Antecedentes de maltrato de los padres
4. Patología crónica grave y/o discapacidad del menor.
NO SI
Seguir Protocolo de atención Social a la discapacidad
5. Dependencia al alcohol y/o otras drogas de los padres
6. Madre y/o padre adolescentes
7. Aislamiento social
8. Dificultades familiares: Conflictividad, disfunción familiar
y/o familia monoparental sin apoyo.
9. Marginalidad: prisión, desempleo repetido, bajo nivel
económico, sin vivienda, inmigración, mendicidad, etc.
10. Ausencia continuada de los padres
Identificar Factores de Riesgo Interconsulta con Trabajador/a
Social en los controles de salud Social del EAP para Valoración
según Programa Social
PLAN DE INTERVENCIÓN. Según cada caso.
Los factores de Riesgo Social en la Infancia.
Los factores de riesgo social asociados a la mayor vulnerabilidad de enfermar y que en sí mismo repre-
sentan un deterioro del estado de salud, están descritos en la bibliografía de forma coincidente.
En la consulta de pediatría se deben identificar estos Factores de riesgo social (Anexo 10) de mane-
ra activa teniendo en cuenta, en la anamnesis, los aspectos sociales del binomio niño – familia. La pre-
sencia de alguno de ellos plantea la valoración sociofamiliar y del entorno de forma pormenorizada a
fin de articular intervenciones que protejan al niño/a y los servicios de salud se conviertan en fuente
de apoyo directa.
210
3. Los factores de Riesgo Social son:
1. Enfermedad psíquica del padre/madre: Presencia de enfermedad mental que ha precisado o pre-
cisa de tratamiento farmacológico y/o seguimiento.
2. Discapacidad intelectual de la madre: Dificultad manifiesta, con o sin diagnóstico, para entender
las instrucciones o mensajes en consulta por Coeficiente Intelectual bajo.
3. Antecedentes de maltrato de los padres: Tanto como víctimas como presencia de maltrato a la madre
4. Patología crónica grave y/o discapacidad del menor: Ver protocolo de discapacidad
5. Dependencia al alcohol y/o otras drogas de los padres: Dependencia al alcohol y/o otras dro-
gas del padre/madre
6. Madre y/o padre adolescentes: Edad de la pareja inferior a 18 años, especialmente la madre sin apoyo.
7. Aislamiento social: Madre/padre adolescentes: Inexistencia o carencia de contactos de apoyo per-
cibido o dificultad para recibirlo por causas culturales, físicas (aislamiento geográfico) u otras.
8. Dificultades familiares: Conflictividad, disfunción familiar y/o familia monoparental sin apoyo:
Dificultades familiares como conflictividad, disfunción familiar y/o familia monoparental sin apoyo:
Dificultades expresada por alguno de sus miembros.
9. Marginalidad: prisión, desempleo repetido, bajo nivel económico, sin vivienda, inmigración, mendi-
cidad, etc. Dificultades expresadas por alguno de sus miembros.
10. Ausencia continuada de los padres: Excesivo número de horas fuera del hogar que suponga
responsabilidades prematuras de los menores.
La exploración de los factores sociales, en ocasiones genera dificultades para los profesionales sani-
tarios, no familiarizados con el abordaje de forma sistemática de algunos aspectos de carácter social,
las siguientes sugerencias pueden ayudar a la exploración de los mismos.
• Para los factores 1, 2, 3, 5: Preguntar cuando se explora sobre los Antecedentes y situación de
la salud actual de los padres. Para el factor 3: ¿Ha habido algún problema de violencia en su
familia/infancia?
• Para el factor 6: Edad de los padres
• Para el Factor 7: ¿Tiene apoyo para el cuidado del niño/a y lo considera suficiente? Es decir, si
tiene quien le ayude a cuidar al niño cuando lo necesita
• Para los factores 8 y 9: ¿Existe algún problema en su familia, que les esté afectando en este
momento? Si hay que especificar, introducir algunos ejemplos como enfermedad, conflictos, difi-
cultades económicas, etc. que afectan en un momento u otro a todas las familias.
• Para el factor 10: Situación laboral y horario laboral de los padres. ¿Cuántas horas pasa el
niño/a en casa solo/a (teniendo en cuenta la edad)?
211
4. Actividades
Prevención Primaria en POBLACIÓN GENERAL. Sin presencia de factores de RIESGO SOCIAL
• Exploración periódica de presencia de factores de riesgo en los controles de salud según programa.
• Educación sanitaria individual según este Programa. Controles del Programa de Salud Infantil, en
la bibliografía se cita como Guía Anticipatoria (alimentación, perretas, sueño, disciplina, etc.) (Nivel
de evidencia Tipo I Recomendación C). Tener en cuenta que la asistencia al Programa de Salud
Infantil es un derecho, no un deber.
• Educación sanitaria grupal para reforzar la competencia de los padres y a su vez la autoestima.
Fomentar la realización de estas actividades de forma interinstitucional.
Prevención Primaria orientadas a la población con presencia de FACTORES DE RIESGO SOCIAL
• Seguimiento específico de niños de riesgo social desde las consultas de UAP y Trabajo Social,
incorporando la visita domiciliaria de los diferentes profesionales (enfermera, matrona, trabajadora
social, etc.). La visita domiciliaria de enfermería de una frecuencia y características tiene un Nivel
de evidencia Tipo I, Recomendación B, para prevención del Maltrato en población de riesgo.
• Intervención sociofamiliar del Trabajador/a Social del EAP, que incluya el fomento del apoyo social
formal e informal. (Existe una asociación directa entre aislamiento social y maltrato infantil. Gracia
y Musito 1993)
• Identificación de los factores de protección (Anexo 12)
• Comunicación en el EAP (médico y enfermería) para tratar las patologías de los padres (droga-
dic ción, alcoholismo, enfermos psíquicos) y seguimiento
• Atención específica según protocolo a los niños discapacitados
• Estar alerta ante la presencia de indicadores de maltrato en sus diferentes tipos.
II. ATENCIÓN AL MALTRATO INFANTIL
Magnitud del Problema.
El maltrato infantil en todas sus formas constituye un problema de salud pública originado por múlti-
ples causas: psicológicas, familiares, económicas y sociales. Su incidencia es similar a la de otras cau-
sas de mortalidad y morbilidad infantil como el cáncer o los accidentes, siendo causante de diversas
secuelas físicas y psíquicas.
La incidencia anual de maltrato infantil en España es de 1 caso por 2.500 niños. La prevalencia
real del maltrato infantil se desconoce, ya que la mayor parte de los casos no son identificados. Se
estima que sólo son detectados entre el 10– 20% de casos de maltrato existentes según los datos
obtenidos en distintas comunidades autónomas de nuestro país. Requieren atención médica 25 casos
por cada 100.000 habitantes/año. Representa la segunda causa de muerte en los primeros 5 años de
vida (excluido el período perinatal), debiéndose fundamentalmente a traumatismos craneales. Según
los últimos datos de Jano de Mayo 2004, la mortalidad por maltrato infantil se triplicó en España entre
1997 y 2001, aunque faltan cifras precisas de la magnitud del problema según un estudio sobre salud
212
5. infantil realizado por el grupo de Género y Salud del SESPAS. La investigación concluye que a pesar
de que la mortalidad es semejante entre ambos sexos, los niños sufren más daños físicos, emociona-
les y negligencia (86% de los tipos de maltrato) mientras que las niñas padecen más abusos sexua-
les (2% del total).
Con relación al abuso sexual, en España el 15% de los hombres y el 22% de las mujeres adultas
declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia (Félix López 1994).
El maltrato es 15 veces más frecuente en familias donde uno de los progenitores recibió maltrato de niño.
La mortalidad es producida tanto como consecuencia directa de los malos tratos, como indirectamen-
te por las graves consecuencias psicosociales en la adolescencia y en la edad adulta, ya sea por lesio-
nes, complicaciones o por suicidio. Vamos a ver seguidamente las consecuencias que tiene el maltra-
to infantil
Consecuencias del Maltrato sobre la Salud del Niño.
Independientemente de las secuelas físicas que desencadenan directamente las agresiones, todos los
tipos de maltrato dan lugar a diversos trastornos. La importancia, severidad y cronicidad de las secue-
las depende de:
• Intensidad y frecuencia del maltrato.
• Características del niño/a.
• El uso o no de violencia física.
• Relación con el agresor.
• Apoyo intrafamiliar a la víctima.
• Acceso y competencia de los servicios de ayuda sanitaria, social y psicológica.
Los niños y niñas víctimas o testigos de maltrato con frecuencia experimentan trastornos en el des-
arrollo físico, social y emocional. Los que sufrieron maltrato son más proclives al abuso de alcohol,
tabaco y otras drogas, intentos de suicidio, o a mostrar conductas violentas o criminales.
El abuso sexual infantil casi siempre trae como consecuencia traumatismo psicológico grave. Los ado-
lescentes que sufrieron abuso sexual tienen más probabilidad de ser sexualmente activos precozmen-
te, de consumir alcohol y drogas. El intento de suicidio es cinco veces más frecuente.
Se conoce que el maltrato es un fenómeno regular y que la probabilidad de que los hechos maltratan-
tes se repitan es bastante alta. Se trata así mismo de un fenómeno cuya intensidad suele aumentar
con el tiempo. Se sabe, además, que la probabilidad de que el maltrato afecte a otros miembros de la
familia – hermanos u otras personas vulnerables– es alta. Es decir, la frecuencia y la intensidad de
los malos tratos aumentan, a no ser que se intervenga a tiempo.
El maltrato de manera global, a corto y largo plazo tiene consecuencias físicas, conductuales, emo-
cionales y sociales. Algunas de ellas son:
Pesadillas y problemas del sueño, pérdida de control de esfínteres, secuelas anatómicas y funciona-
les, hiperactividad, bajo rendimiento académico, delincuencia juvenil, fugas del domicilio, consumo de
drogas y alcohol, miedo generalizado, culpa y vergüenza, conductas autolesivas, síndrome de estrés
postraumático, problemas de relación interpersonal, mayor probabilidad de ser víctima de violencia
doméstica (mujeres), mayor probabilidad de ser agresor de esposa e hijos (hombres), aislamiento
social, etc.
213
6. La Importancia de los Profesionales de la Salud.
Los profesionales del ámbito sanitario son clave en todo el proceso de protección infantil. Sus funcio-
nes van desde la detección precoz de casos de maltrato, el diagnóstico y el tratamiento de secuelas
por malos tratos. Como se ha dicho anteriormente, por las características propias de la atención pri-
maria de salud, es un lugar privilegiado en la detección de situaciones de riesgo social y desprotec-
ción en el niño, principalmente en la franja de edad de 0 a 5 años, cuando aún no ha comenzado la
enseñanza obligatoria.
La dificultad de la detección del maltrato reside en la privacidad del suceso, en que frecuentemente
ocurre en el medio familiar por lo que pasa desapercibido al profesional.
Nuestro objetivo irá encaminado a estar alerta ante
los indicadores de existencia de maltrato.
Fundamentalmente las responsabilidades de los servicios sanitarios en relación con el tema, se pue-
den resumir en:
• Educación sanitaria a padres
• Detección y notificación de los casos
• Diagnóstico y tratamiento a las víctimas
• Seguimiento de la salud de los niños en riesgo y de familias vulnerables
• Elaboración de informes de la situación de salud cuando el Juez lo requiera
• Coordinación interinstitucional para la atención y seguimiento de los menores en situación de Ries-
go o con medidas de protección (según Ley IM 1/1997– Anexo 15)
Indicadores de Malos Tratos en la Infancia.
“Los datos epidemiológicos conocidos indican la necesidad de considerar el maltrato infantil
dentro de los diagnósticos pediátricos posibles, debiendo estar incluido como una enfermedad
más a descartar o confirmar dentro de un amplio abanico de signos o síntomas compatibles
con este diagnóstico”
El objetivo de la detección de sospecha o evidencia de maltrato infantil es posibilitar la ayuda a la fami-
lia y al niño, activar las medidas de protección al menor en el caso que se requiera, minimizar las con-
secuencias, tratar las secuelas y prevenir las recurrencias.
No hay características de clase social, nivel socioeconómico o educativo que excluya la posi-
bilidad de abuso en niños.
El maltrato infantil es difícil de predecir, los cuestionarios diseñados para identificar a familias de ries-
go de maltratar a sus hijos se han revelado ineficaces.
Sin embargo el profesional de Atención Primaria debe conocer los Indicadores de maltrato (Anexo
11) teniendo en cuenta que:
214
7. • La constatación de un único indicador no prueba que exista maltrato
• Sirven para alertar a cualquier profesional sobre la posible existencia de una situación de
maltrato cuando exista:
- La presencia reiterada de uno de los indicadores
- La presencia de diversos indicadores combinados
- La aparición de lesiones serias
Existen además una serie de Indicadores Inespecíficos que también hay que tener presentes en la
consulta, éstos son:
• No acudir a las consultas concertadas
• Ausencia de informes tras ingresos hospitalarios
• Cambios frecuentes de médicos
• Acudir a consulta sin motivo aparente
• Imposibilidad de recabar datos de la vida familiar en la entrevista clínica
ALGORITMO GENERAL DE DETECCIÓN Y NOTIFICACIÓN DEL MALTRATO INFANTIL
PRESENCIA DE INDICADORES DE MALTRATO (Anexo 3)
Evidencia de maltrato Sospecha de maltrato
Interconsulta en EAP
Valoración social
Valoración clínica
Maltrato No Maltrato
Agudo Agudo
Se confirma No se confirma
PLAN DE INTERVENCIÓN SEGÚN CADA CASO
1. SOSPECHA DE MALTRATO (con indicadores)
Menor en situación de sospecha de maltrato, no se confirma
• Seguimiento específico de niños de riesgo social desde las consultas en Atención Primaria, que
incorpore la visita domiciliaria de apoyo de los diferentes profesionales (enfermera, matrona, tra-
bajadora social, etc.)
215
8. • Valoración, diagnóstico e intervención social del Trabajador/a social del EAP, que incluya el aumento
del apoyo social formal e informal
• Derivar a su médico de familia para tratar las patologías de los padres (drogadictos, alcohólicos,
enfermos psíquicos) y seguimiento
• Atención específica según protocolo a los niños discapacitados
• Estar alerta ante nuevas manifestaciones de indicadores de maltrato en sucesivas consultas. Diag-
nóstico diferencial descartando o confirmando la situación de maltrato.
2. EVIDENCIA DE MALTRATO NO AGUDO
Menor víctima de maltrato no agudo
El maltrato no agudo hace referencia a la evidencia de maltrato detectado y estudiado por el profesio-
nal en consulta sin que exista demanda explícita por parte de centro escolar, familiares, etc.
• Interconsulta en el EAP
• Oficio de Notificación enviar a:
Dirección General de Protección al Menor y Familia
• Parte de lesiones e Informe Médico.
• Valoración y atención clínica al menor por la UAP
• Valoración y atención social por TS del EAP
• Intervención sobre problemas de salud de los padres/cuidadores
• Coordinación del Trabajador Social de AP con Equipo de Familia de Servicios Sociales para coor-
dinación de las intervenciones, estableciendo vías de colaboración para el abordaje e información
que se precise
3. EVIDENCIA DE MALTRATO EN SITUACIÓN AGUDA
A los Servicios de Atención Primaria de Salud el menor puede venir acompañado de su progenitor que
puede ser el propio maltratador/a, también por profesionales del ámbito educativo u otros. La situación
aguda hace referencia a la solicitud de intervención por parte de un profesional o familiar del menor
en un momento dado. Lo primero que debemos hacer tras la acogida es conocer el tipo de maltrato
y el vínculo del adulto que le acompaña con el menor, que nos va a orientar hacia la forma de actuación.
En caso de Maltrato físico y/o psicológico se actuará según el Algoritmo de la siguiente forma:
• Atención sanitaria
• Cumplimentar el Parte de Lesiones y/o Oficio de Notificación
• El Parte de lesiones y la hoja de notificación se entregará en el área de administración del Centro
de Salud desde donde se realizará su envío a:
El Parte de Lesiones e Informe Médico:
- Juzgado de Instrucción
216
9. El Oficio de Notificación:
- Dirección General de Protección al Menor y la Familia
• Derivación al Hospital siempre que exista lesiones físicas. Por parte del facultativo, para garantizar
el estudio de las lesiones. Si hay dudas con respecto a si el adulto que lo acompaña lo llevará al
Servicio de Urgencias de Hospital, se solicitará el Servicio de 112 y cuerpos de seguridad si procede.
• Ante la resistencia de progenitores para la intervención, se podrá requerir la presencia de cuerpos
de Seguridad, que se requerirán a través del mismo teléfono de Urgencias 112. Éstos son:
- Policía Nacional: Grupo de Menores – GRUME
- Guardia civil: Equipo de Mujer y Menores – EMUME
- Policía local: SEAMM
• Comunicar a la Trabajadora Social del EAP, que establecerá la coordinación necesaria con las dis-
tintas Instituciones implicadas (Servicios Socialesmunicipales, Fiscalía, D.G. del Menor, Colegio,
etc) y emitirá Informe Social si procede.
En caso de Maltrato Sexual
• Valoración sanitaria inicial sin exploración, se realiza el Oficio de Notificación y el Parte de Lesiones
(si se considera necesario), debe remitirse al Hospital con derivación activa (llamada telefónica)
• En el Hospital se realizará la exploración y el consiguiente Parte de Lesiones
• Se debe garantizar el traslado del Menor al Hospital, si procede, a través de ambulancia.
4. MALTRATO EN SITUACIÓN AGUDA
ALGORITMO DE ACTUACIÓN ANTE CASOS AGUDOS
MENOR VÍCTIMA DE MALTRATO DE FORMA AGUDA
MALTRATO MALTRATO ABUSO
PSICOLÓGICO Y NEGLIGENCIA FÍSICO SEXUAL
(Por acción u omisión) (Por acción)
ATENCIÓN SANITARIA
VALORACIÓN DE LA GRAVEDAD
PARTE DE LESIONES
NOTIFICACIÓN
HOSPITAL DE REFERENCIA HOSPITAL DE REFERENCIA
Y Y
NOTIFICACIÓN NOTIFICACIÓN
SEGUIMIENTO EN ATENCIÓN PRIMARIA
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10. CUADRO RESUMEN DE ACTUACIONES GENERALES ANTE EL MALTRATO INFANTIL
Para la Detección de Maltrato
• Tener presente los indicadores a todo niño que venga a consulta programada y a demanda.
• Diagnóstico diferencial
• Ante sospecha, interconsulta de la UAP y TS del EAP, valoración multidisciplinar
Para la Intervención y Tratamiento del maltrato
• Entrevistas de valoración
• Visita domiciliaria para valoración social si procede
• Coordinación con Servicios Sociales por parte del Trabajador/a Social
• Tratamiento de patologías en los padres y menores si procede
• Toma de decisiones multidisciplinar.
• Coordinación con los otros niveles asistenciales si procede
Para la Notificación, Parte de Lesiones e Informe Médico
• Cumplimentación del Parte de Lesiones e Informe Médico por parte del pediatra ante maltrato físico
y/o psicológico en situación
aguda que se garantizará sea enviado a través del Área Administrativa del Centro de Salud.
• Cumplimentación del Oficio de Notificación por cualquiera de los profesionales asistenciales
que conozcan el caso (Pediatra, Trabajador/a social, enfermera, Médico Familia, Matrona) en todos
los casos que:
- Exista sospecha con presencia de indicadores de cualquier tipo de maltrato
- Exista evidencia de maltrato (agudo o no agudo).
Remisión a la Dirección General de Prorección al Menor y la Familia.
Glosario de Términos
• La protección a la infancia consiste en garantizar la integración del menor en sus grupos natura-
les de convivencia, en unas condiciones que posibiliten su participación en la vida familiar, social, cul-
tural y económica, potenciando su desarrollo como individuo. La Protección a la infancia es responsa-
bilidad de todos, e incluye a los padres, los ciudadanos, los profesionales sanitarios además de los
profesionales de las instituciones competentes en materia de protección infantil
• El concepto de desprotección infantil se refiere a la situación en la que se encuentra un menor de 18
años cuando confluyen una serie de factores o situaciones que pueden desembocar en maltrato infantil.
• Se entiende por maltrato infantil, “la acción, omisión o trato negligente, no accidental, que priva al
menor de 18 años de sus derechos y su bienestar, que amenaza y/o interfiere en su ordenado des-
arrollo físico, psíquico o social y cuyos autores pueden ser personas, instituciones o la propia socie-
dad”. Incluye además la amenaza.
218
11. • Al hablar de riesgo social hace referencia a aquellos niños que por su situación sociofamiliar y
del entorno, son más susceptibles al desarrollo de un estado de salud deficiente respecto al resto de
la población infantil y una mayor vulnerabilidad a la desprotección infantil.
• Situación de Riesgo (según la Ley de Atención Integral del Menor 1/1997– Anexo 15) se refie-
re a la existencia de factores en la vida del niño/a que están perjudicando su desarrollo personal o
social que no motiva tutela del menor por parte de la autoridad competente. Sin embargo incluye
actuaciones de los Equipos de Familia de la Administración Local (Nivel Municipal).
• Situación de Desamparo (según la misma Ley 1/1997): Situación en que el menor es víctima de
maltrato infantil y que precisa la intervención de la Dirección General del Menor como organismo com-
petente.
• Tipos de maltrato
En la siguiente tabla se presenta una clasificación de los tipos de maltrato. En este protocolo se opta
por la clasificación que diferencia dos ejes (Sánchez et al, 1993; Arruabarrena y de Paul, 1995), inclu-
yendo los otros tipos de maltrato para después definirlos.
Activo Pasivo
Físico Maltrato físico Negligencia
Abuso sexual Abandono físico
Emocional Maltrato emocional Negligencia
Abandono emocional
Explotación laboral
Otros Maltrato prenatal
Maltrato Institucional
Síndrome Munchausen por poderes
Definiciones de los tipos de maltrato
• Maltrato o abuso físico es la acción no accidental de alguna persona adulta que provoca daño
físico o enfermedad en el niño/a o que le coloca en grave riesgo de padecerlo. Puede ser una acción
voluntaria o también derivar de un exceso de disciplina o de un castigo inapropiado. Incluye: Lesiones
cutáneas (excoriaciones, equimosis, heridas, hematomas, quemaduras, mordeduras), traumatismos,
fracturas, Síndrome del niño zarandeado, intoxicaciones.
• Maltrato o abuso emocional. Acciones de los padres o responsables del niño tales como hostili-
dad verbal crónica en forma de insulto, desprecio, crítica o amenaza de abandono y constante bloqueo
de las iniciativas de interacción infantiles por parte de cualquiera de los miembros de la familia. Incluye
además: infundir miedo o terror, rechazar, humillar, infravalorar, aislamiento, encierro, o implicar al niño
en actividades antisociales
• Abuso sexual. Implicación de niños en actividades sexuales para satisfacción del adulto a través
de forzar, engaño o aprovechando la posición de superioridad, ascendencia, poder o autoridad. Con
contacto físico serían la violación, incesto, tocamientos, estimulación sexual, etc. Sin contacto físico
serían el exhibicionismo, solicitud verbal, etc.
219
12. • Negligencia o abandono físico. Es dejar o abstenerse de atender a las necesidades del niño y a
los deberes de guarda y protección o cuidado inadecuado del niño. Las formas que adquiere este tipo
de maltrato son la desatención, el abandono, los problemas físicos o necesidades médicas no atendi-
das, o ausencia de los cuidados médicos rutinarios (vacunaciones, etc.).
• Negligencia o abandono emocional. Falta persistente de respuesta a las señales, expresiones
emocionales y conductas procuradoras de proximidad e interacción iniciadas por el niño y falta de ini-
ciativa de interacción y contacto por parte de una figura adulta estable. Las formas que puede tomar
este tipo de maltrato incluyen: la privación afectiva, no atender las necesidades afectivas del niño (cari-
ño, estabilidad, seguridad, estimulación, apoyo, protección, autoestima, etc.).
• Explotación laboral. Los padres/tutores asignan al niño/a con carácter obligatorio la realización
continuada de trabajos (domésticos o no). Y que exceden los límites de lo habitual, deberían ser rea-
lizados por adultos e interfieren en sus necesidades como menor.
• Maltrato prenatal. Falta de cuidado por acción o por omisión, del cuerpo de la futura madre o auto-
suministro de sustancias o drogas que, de una manera consciente o inconsciente perjudican al feto.
• Maltrato institucional: Se refiere a cualquier legislación, procedimiento, actuación u omisión, pro-
cedente de los poderes públicos o bien derivada de la actuación individual del profesional que com-
porte abuso, negligencia, detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físi-
co, la correcta maduración o que viole los derechos básicos de la infancia.
• El síndrome Munchausen por poderes: Los cuidadores inventan o provocan enfermedades en el
niño al que someten a continuas exploraciones médicas, suministro de medicamentos o ingresos.
• La Gravedad del Maltrato hace referencia a la intensidad o severidad del daño sufrido ya sea por
negligencia o abuso. Para valorar el nivel de gravedad hay que valorar estos aspectos:
- Severidad de las lesiones físicas o de los síntomas psicológicos
- Cercanía temporal del incidente con respecto a la fecha de investigación
- Localización de la lesión, teniendo en cuenta el lugar donde se produce la lesión y afectación a
órganos vitales;
- Historia previa de informes de maltrato o abandono
• El Riesgo en Maltrato indica la probabilidad de que vuelva a ocurrir el hecho que se ha dado. Para
valorar el riesgo al que está expuesto hay que valorar:
- La frecuencia con que ocurre y la cronicidad (desde cuándo y cuántas veces);
- Características de los padres (habilidades, capacidad mental y física, conducta antisocial, etc);
- Recursos familiares y apoyo social para proteger al niño. Familiares de apoyo y defensa del menor
- Nivel de vulnerabilidad del menor que se refiere a la capacidad que tiene el niño de defenderse.
- Respuesta ante la intervención protectora
La normativa de referencia para el Programa De Salud Infantil se recoge en el anexo 13.
220
13. III. ATENCIÓN SOCIAL A LA DISCAPACIDAD
Magnitud del Problema
La Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud (EDDS) realizada en 1999 por el
Instituto Nacional de Estadística (INE), el IMSERSO y la Fundación ONCE, ha permitido disponer de
una amplia información estadística sobre la discapacidad en España. Dicha encuesta entiende por dis-
capacidad “ toda limitación o dificultad grave o importante que, debido a una deficiencia, tiene una per-
sona para realizar actividades de la vida cotidiana, tales como desplazarse, cuidar de sí mismo, ver,
oír, relacionarse con otros, etc”.
Según la encuesta mencionada el número total de personas con discapacidad en España ascien-
de a 3.528.221; en términos relativos esta cifra supone el 9% de la población española.
En lo que se refiere a los discapacitados menores de 16 años, el número total de discapacitados de
estas edades es de 117.860, siendo las tasas de prevalencia por tramos de edad:
• Menores de 6 años (22 por 1000 )
• De 6 a 9 años (19 por 1000)
• De 10 a 15 años (15 por 1000)
De estos datos se desprende que casi 50.000 niños menores de 6 años tienen limitaciones que han
causado o pueden causar una discapacidad. De las limitaciones más frecuentes en los menores de 6
años según la misma fuente, cabe señalar las dificultades para caminar y la presencia de debilidad o
rigidez en las piernas, que afectan a más de 11.000 niños; la imposibilidad de hacer las cosas como
los demás niños que afecta a más de 14.000 niños; las dificultades para hablar que afecta a más de
13.000 niños con más de tres años; las dificultades para ver (más de 8.000); las dificultades para oír
(más de 5.000)
Con respecto a la distribución territorial, según la EDDS, Canarias se encuentra entre las comunida-
des autónomas que están por debajo de la media nacional, con 106.285 discapacitados mayores de
6 años, que supone una tasa de 70 por mil habitantes, frente a la tasa media nacional (94 por mil).
En la Comunidad Canaria, si bien no existen datos de toda la Comunidad Autónoma salvo los ofreci-
dos por la Encuesta mencionada a nivel nacional, se ha realizado un estudio por el Cabildo de
Lanzarote sobre discapacidad en la isla en el año 2003 (Encuesta de discapacitados de Lanzarote
2003). En ella se realizan estimaciones en base a la EDDS y los datos del Padrón Municipal de 2002,
cuantificando en 5.103 personas discapacitadas que representan un 4,3 % de la población de dere-
cho de la isla. Por tramos de edad, un 1,7 % son discapacitados menores de 6 años, los menores entre
6 a 16 años supone un 2,9 %.
En Tenerife, el IASS, en base a la citada Encuesta de Discapacidades del año 1999 cuantifica los dis-
capacitados de la isla en el Apartado 4: “Estudio de la demanda”, del Plan Estratégico Insular de
Atención Social y Sociosanitaria de Tenerife. Plan de Atención a la discapacidad. En ella cuantifica en
21.557 los discapacitados en la isla según los datos de Simpromi. Los discapacitados de 0 a 16 años
representan el 4,39 del total de discapacitados en el año 1999.
221
14. Por otro lado en lo que se refiere a la prevención de deficiencias y el estado de salud de personas
con discapacidad, la Encuesta Nacional de Salud y otras fuentes de información (Movimiento Natural
de la Población Española, Estudio Colaborativo de Malformaciones Congénitas, etc) proporcionan una
serie de datos a tener en cuenta en el abordaje de la discapacidad en los primeros años de vida.
• Los accidentes (de tráfico, laborales y domésticos y de ocio) constituyen la cuarta causa de muerte
en la Unión Europea, con un 5% de defunciones y la primera causa de muerte en los menores de
35 años, generadores además de situaciones de discapacidad
• La tasa de mortalidad infantil ha descendido de forma constante durante la pasada década,
estando en valores cercanos al 4 por 1000.
• El 1,6 por 100 de los nacidos no alcanzan los dos kilos de peso al nacer. Aunque ha disminuido,
las razones del bajo peso al nacer tienen que ver fundamentalmente con los estilos de vida nocivos
de la mujer y la situación laboral durante el embarazo.
• Las coberturas de vacunación en menores de 2 años está en torno al 95 por 100.
• En los últimos años se ha observado una tendencia lineal decreciente en varias malformacio
nes como son la anencefalia (De 4,65 a 0,8 por 10.000 en más de una década), la espina bífida
(de 4,73 a 2,5 por 10.000 en el mismo periodo) y el Síndrome de Down (de 14,78 a 11,2 por 10.000)
Marco Normativo y Planificador
A nivel normativo el referente a nivel nacional para el colectivo de personas con discapacidad es la
Ley 13/1982, de 7 de abril, de Integración Social de los Minusválidos – LISMI y los posteriores
desarrollos normativos en consonancia con la misma.
Esta ley regula las principales cuestiones que afectan a las personas con discapacidad, las obligacio-
nes del Estado respecto a este colectivo, sus derechos, las prestaciones sociales y económicas que
debieran desarrollarse para las personas discapacitadas.
Después de más de 20 años recientemente se ha promulgado una nueva Ley que complementa a la
LISMI que continúa vigente, para que sirva de renovado impulso a las políticas de equiparación de las
personas con discapacidad. Es la Ley 51/2003 de 2 de Diciembre, de Igualdad de Oportunidades,
no Discriminación y Accesibilidad Universal de las Personas con Discapacidad (BOE 3 Dic 2003)
A nivel de Comunidad Autónoma al ser transferidas las competencias en materia de servicios sociales
a la Comunidad Autónoma Canaria, con carácter exclusivo, tal y como señala el Estatuto de
Autonomía (art. 30.13), el siguiente y más próximo referente jurídico lo constituye la Ley 9/87, de 28
de abril, de Servicios Sociales de Canarias.
Dicha Ley tiene como principios inspiradores del sistema el de normalización e integración según
los cuales los usuarios de los servicios sociales deberán mantener un régimen de vida tan común
222
15. como sea posible y los servicios sociales deberán tender al mantenimiento de los ciudadanos en su
entorno social, familiar y cultural, procurando su reinserción y utilizando los recursos comunitarios,
para satisfacer sus necesidades sociales.
Finalmente la Ley 8/95, de 6 de abril, de accesibilidad y supresión de barreras físicas y de la
comunicación, cuya vocación normalizadora del espacio físico supondrá una transformación de la
sociedad canaria que trasciende las actuaciones tradicionalmente más puntuales del área. Además de
sus implicaciones más tangibles, humanizar el medio o adaptarlo a las necesidades de todos es una
forma simbólica de derribar muros y barreras que separan a unos individuos, unas circunstancias o
unos grupos del ámbito de la ‘normalidad’, que dificultan su interacción y comunicación con los ‘otros’.
A nivel planificador, en la actualidad la atención a la discapacidad, se contempla a nivel nacional por
el II Plan de Acción para las Personas con Discapacidad 2003– 2007, marcado por la O.M.S, que
plantea las líneas de la planificación a nivel autonómico e insular
La Discapacidad y su Clasificación. Definiciones
El término “discapacidad” se ha utilizado para denominar a las personas afectas de alguna limitación
y ha ido evolucionando a lo largo de los tiempos como consecuencia, entre otros, de la sensibiliza-
ción y del cambio de actitudes, que en la sociedad se está experimentando
La Organización Mundial de la Salud ha desarrollado una clasificación que pueda ser utilizada indis-
tintamente por todos los profesionales implicados en el mundo de la discapacidad.
En 1.980, la OMS publica la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y
Minusvalías (CIDDM) planteando una concepción y terminología novedosa. Ha supuesto un notable
avance en la clarificación de las palabras que empleamos para referirnos a las consecuencias físicas,
psíquicas y sociales de las enfermedades, lesiones y los trastornos. Pretende facilitar la adopción de
criterios comunes de trabajo, la supresión de las etiquetas y, por tanto, la consolidación de la margi-
nación.
Esta clasificación establece tres niveles diferentes derivados de la enfermedad o trastorno:
• Deficiencia: “una deficiencia es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológi-
ca, fisiológica o anatómica. La deficiencia se caracteriza por pérdidas o anormalidades que pueden ser
temporales o permanentes, entre las que se incluye la existencia o aparición de una anomalía, defec-
to o pérdida producida en un miembro, órgano, tejido u otra estructura del cuerpo, incluidos los siste-
mas propios de la función mental. La deficiencia representa la exteriorización de un estado patológi-
co, y, en principio, refleja perturbaciones al nivel del órgano.”
• Discapacidad: “una discapacidad es toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la
capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un
ser humano. La discapacidad se caracteriza por excesos o insuficiencias en el desempeño y compor-
tamiento en una normal actividad rutinaria, los cuales pueden ser temporales o permanentes, reversi-
223
16. bles o irreversibles y progresivos o regresivos. Las discapacidades pueden surgir como consecuencia
directa de la deficiencia o como una respuesta del propio individuo, sobre todo la psicológica, a defi-
ciencias físicas, sensoriales o de otro tipo. La discapacidad representa la objetivación de una deficien-
cia y, en cuanto tal, refleja alteraciones a nivel de la persona.”
• Minusvalía: “una minusvalía es una situación desventajosa para un individuo determinado, conse-
cuencia de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desempeño de un rol que es
normal en su caso (en función de la edad, sexo y factores sociales y culturales). La minusvalía está
en relación con el valor atribuido a la situación o experiencia de un individuo cuando se aparta de la
norma. Se caracteriza por una discordancia entre el rendimiento o status del individuo y las expecta-
tivas del individuo mismo o del grupo concreto al que pertenece. La minusvalía representa, pues, la
socialización de una deficiencia o discapacidad, y en cuanto tal refleja las consecuencias – culturales,
sociales, económicas y ambientales– que para el individuo se derivan de la presencia de la deficien-
cia y la discapacidad.”
Aunque la definición de discapacidad es válida independientemente de la edad de la persona que la
padece, para los menores de 6 años es muy difícil conocer si una discapacidad va a tener carácter de
larga duración o transitorio. Por otra parte, existen muchas limitaciones que son inherentes a la edad
(no se puede considerar que un niño de dos meses tenga una discapacidad para andar o para hablar
y sin embargo puede tener algún problema que le ocasione esta discapacidad en el futuro, que no
siempre sea detectable en el momento). Por tanto en este grupo de edad se utiliza el término de limi-
taciones en vez de discapacidad
En los últimos años la OMS ha realizado la revisión de esta clasificación y recientemente ha publica-
do una nueva Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud
(CIF), en 2.001 que define los componentes de la salud y algunos componentes “relacionados con la
salud del bienestar”, tales como educación y trabajo dando además más importancia a los indicado-
res sociosanitarios. Tal clasificación (CIF 2001) no se utiliza en la actualidad ya que precisa de un pro-
ceso formativo de los profesionales que van a usarla.
La Importancia de la Atención Social del Discapacitado
La presencia de deficiencias en el niño /a desencadena un conjunto de reacciones en la familia y pone
en acción una serie de mecanismos de adaptación que deben ser atendidos y tenidos en cuenta por
parte de los profesionales que atienden a las mismas. Además el contacto en esta etapa con el siste-
ma sanitario es fundamental ya que se ponen en marcha todas las actuaciones para la asistencia de
la enfermedad: el tratamiento, la rehabilitación y las medidas preventivas pertinentes para la disminu-
ción de las secuelas.
Es en este contexto donde es necesario atender de forma integral en el seno del equipo de trabajo,
las distintas necesidades de la familia del menor con deficiencias, fundamentalmente las necesidades
de información, orientación y asesoramiento. Una información precoz adecuada puede garantizar la
atención infantil temprana para el logro del mayor desarrollo posible de las capacidades de la niña /o.
Por otro lado a partir de la normativa mencionada anteriormente, muchas son las medidas de integra-
224
17. ción social y de apoyo a las familias de niños con discapacidad que se han puesto en marcha, lo que
hace necesario informar a la familia de ellas para que se beneficie y mejore su situación. Ejemplo de
ellas son la Ley de Conciliación de la vida laboral y familiar, las prestaciones sociales económicas en
su vía contributiva y no contributiva, las exenciones fiscales, el acceso a la vivienda, etc.
Algunas de las necesidades de atención de la familia ante la situación:
• Necesidad de información adecuada y adaptada a los momentos por los que pasa la familia.
• Apoyo a los padres para conocer las formas de acceso a los servicios, prestaciones... de los dife-
rentes niveles del sistema sanitario.
• Atención coordinada entre los servicios y consultas de Atención Primaria y Atención Especializada.
• Apoyo psicosocial desde los primeros momentos.
• Información de recursos adecuado a las necesidades que va presentando la familia.
ALGORITMO DE ACTUACIÓN GENERAL ANTE EL NIÑO DISCAPACITADO
Niño/a con deficiencia o enfermedad crónica
que puede generar discapacidad (1)
Interconsulta o derivación de la UAP
al Trabajador Social EAP
Derivar siempre si los padres presentan:
• Falta de información sobre recursos, dificultades, etc
• Dificultades con escolaridad, ocupación, integración, etc
• Problemas laborales vinculados al cuidado
• Dificultades económicas derivadas de la situación de dis
capacidad
• Sentimiento o situación de aislamiento
• Sobrecarga de los cuidadores
• Sobreimplicación continuada
Valoración sociofamiliar y de la
demanda (2)
Plan de Intervención Social. Gestión de casos (3)
Solicitud de Calificación de Informe de pediatría para el
Minusvalía, si procede Equipo de Valoración y
Orientación de la D.G.SS.SS
Seguimiento
225
18. Explicación del Algoritmo: Actuación General
Una vez identificado el niño/a con posible discapacidad por patología o deficiencia, el profesional sani-
tario derivará al Trabajador/a Social de EAP de forma sistemática informando a los padres de que se
trata una entrevista de valoración e información para la atención social del niño y familia. El objetivo
de la intervención del Trabajador Social será la valoración y el abordaje de las dificultades en el entor-
no familiar y social, existentes y/o potenciales, derivadas del tipo y grado de discapacidad.
(1) Clasificación de Discapacidades
Seguidamente se incluye la clasificación de discapacidades como orientación.
Ver
Discapacidad para recibir cualquier imagen
Discapacidad para tareas visuales de conjunto
Discapacidad para tareas visuales de detalle
Otras discapacidades de visión
Oir
Discapacidad para recibir cualquier sonido
Discapacidad para la audición de sonidos fuertes
Discapacidad para escuchar el habla
Comunicarse
Comunicarse a través del habla
Comunicarse a través de lenguaje alternativo
Comunicarse a través de gestos no signados
Comunicarse a través de escritura– lectura convencional
Aprender, aplicar conocimientos y desarrollar tareas
Reconocer personas, objetos y orientarse en el espacio y en el tiempo
Recordar informaciones y episodios recientes y/o pasados
Entender y ejecutar órdenes sencillas y/o realizar tareas sencillas
Entender y ejecutar órdenes complejas y/o realizar tareas complejas
Desplazarse
Cambios y mantenimiento de las diversas posiciones del cuerpo
Levantarse, acostarse, permanecer de pie o sentado
Desplazarse dentro del hogar
Utilizar brazos y manos
Trasladar– transportar objetos no muy pesados
Utilizar utensilios y herramientas
Manipular objetos pequeños con manos y dedos
226
19. (2) Valoración Sociofamiliar y de la Demanda
Una vez la TS recibe a la familia del niño con discapacidad realizará valoración mediante entrevista
detectando aquellas necesidades que puede presentar la familia así como la demanda que presenta.
Se realizará la Valoración Sociofamiliar general del TS en este Programa (Anexo 10), dando especial
atención a los puntos 5, 7, 8 y 9:
• Situación de los cuidadores/as: organización de los cuidados, situación laboral, ocupacional, sobre-
carga, etc.
• Exploración de la adaptación del entorno a la discapacidad del menor, ayudas técnicas, etc.
• Situación económica para acceder a las mejoras que precisa, alimentación etc.
(3) Plan de Intervención Social de La Trabajadora Social como Gestora de Casos
Una vez hecha la valoración se abordará las actuaciones que sean precisas que estarán enmarcadas
entre las siguientes intervenciones:
• Información y orientación. Realizando una información adecuada y adaptada al momento y a las
necesidades en la que está la familia que incluya los recursos de apoyo, las dudas que se generen,
información para la toma de decisiones, etc
• Apoyo en la elaboración de estrategias de afrontamiento de situaciones actuales o previsibles (pro-
ceso de adaptación a la nueva situación, redefinición de roles dentro de la familia, adaptación de
vivienda - entorno, acceso a servicios especializados, apoyo para la relación con los distintos nive-
les y departamentos del sistema sanitario.
• Canalizar y poner en contacto con asociaciones y grupos de ayuda mutua
• Gestión de la Calificación de Minusvalía si procede. Se facilitará a la familia la gestión de este
documento si procediera, realizando interconsulta con el Pediatra para la elaboración del Informe
Médico según modelo
• Coordinación intra e interinstitucional. Enlace con los Servicios Sanitarios y con los Servicios
Sociales básicos y especializados facilitando la acción coordinada
IV. LINEAS GENERALES DE COORDINACIÓN INTERINSTITUCIONAL
La Atención Integral del Menor incluye además de la atención sanitaria, la actuación coordinada con
otros sectores públicos en su atención, que se concreta, en una red de recursos públicos de atención
social y educativa a nivel municipal, insular y autonómico cuyos recursos fundamentales son:.
• A nivel Municipal y de Zona Básica de Salud, en el Sector Educativo existen los colegios e institutos
y en el Sector de Servicios Sociales, los Servicios Sociales Municipales
227
20. • A nivel insular los distintos centros de atención de tipo residencial: Pisos, Casas y Centros de
Acogida
• A nivel Autonómico la Dirección General de Protección al Menor y Familia de la Consejería de
Empleo y Asuntos Sociales que es el último responsable de la Protección de los Menores
Este complejo entramado de recursos de atención a los menores en distintas situaciones (sin riesgo,
riesgo social o dificultades escolares; riesgo, desamparo y guarda - según Ley IM 1/1997), hacen
necesario definir las líneas de coordinación para una atención eficiente, coherente y armónica en
beneficio de los niños y niñas.
Este apartado propone unas líneas generales que hagan posible la Coordinación Interinstitucional
para la Atención del Menor en la Zona Básica de Salud, entre el Centro de Salud y los otros sectores:
Educativo y de Servicios Sociales.
El objetivo primordial de la Coordinación es establecer los mecanismos de relación formales entre la
Atención Primaria con los Servicios Sociales y Centros Escolares, para la promoción y la atención a
la salud así como para la detección precoz y seguimiento del maltrato a los menores.
En esta coordinación se debe avanzar en definir acuerdos de colaboración formal en el nivel local de
los tres sectores, que se concrete en un Protocolo de Coordinación Interinstitucional.
Lineas generales para el desarrollo de la Coordinación Interinstitucional para La Atención a
los Menores y sus Familias en la zona básica de Salud
1. La Coordinación Interinstitucional debe incluir los niveles político y técnico, superando el exclusi-
vo voluntarismo de los técnicos cuya participación en los grupos de trabajo a tal efecto debe estar res-
paldada por los representantes de la Institución de referencia
2. Las reuniones de trabajo creadas deben funcionar de manera estable y continuada en el tiempo.
3. La coordinación debe superar los acuerdos verbales por lo que se debe generar un documento
escrito que será un Protocolo de Coordinación Interinstitucional de atención a la infancia, que
incluya al menos :
• Definición de objetivos comunes
• Unificar indicadores e instrumentos para la detección, valoración y atención de la infancia de riesgo
• Clarificar las competencias y funciones de los distintos servicios
• Incluir mecanismos de derivación y de actuación en situaciones de urgencia
• Incluir la evaluación del protocolo
• Realización o actualización conjunta de la Guía de Recursos para infancia y familia de la ZBS
4. La coordinación debe incluir objetivos vinculados a la atención a los menores en situación maltrato
o de riesgo y objetivos de carácter promocional y preventivo
5. Esta coordinación debe favorecer estrategias que permitan la utilización coherente y eficaz de los
recursos de la zona, evitando la duplicidad
228
21. 6. La metodología a llevar a cabo por el grupo de trabajo debe tener en cuenta la participación real de
los técnicos implicados, consensuando lenguajes e incorporando objetivos en función de las necesi-
dades de menores y familias de la zona.
Responsables
En el Equipo de Atención Primaria (EAP) asumirán la responsabilidad conjuntamente el trabajador/a
social y el director/a y/o subdirector/a del EAP. Los profesionales responsables de la coordinación
interinstitucional, asumirán la relación entre el EAP, los Servicios Sociales y los Centros Escolares fun-
damentalmente incorporándose a la misma otros profesionales del EAP que participen en acciones
conjuntas (Red de Escuelas Promotoras, seguimiento de casos, etc).
Áreas de Coordinación
Las áreas para las que debe haber prioritariamente coordinación en las Zonas Básicas de Salud, vie-
nen dadas en función de las necesidades y competencias de cada sector en relación a los menores.
Detección y seguimiento de menores en dificultad
• En cuanto a la atención a los niños en situaciones de riesgo o víctimas de maltrato con medi
das de protección (según Ley Integral de menores 1/1997 Anexo 15), la competencia es muni-
cipal y de la Dirección General del Menor y Familia. Los sectores de sanidad y educación están
vinculados en cuanto a la detección y seguimiento de los aspectos de su competencia, salud y edu-
cación respectivamente
• En los Programas de Absentismo Escolar tiene competencias fundamentalmente los Ayuntamientos
y Centros Educativos. El sector sanitario participa si es preciso estudiar posibles causas del absen-
tismo relacionadas con la salud de los niños.
• En los menores con Dificultades Escolares tiene la competencia el sector educativo que realiza el
Diagnóstico Psicopedagógico. Al Diagnóstico Psicopedagógico, se incorpora la valoración de la
situación de salud, que es responsabilidad del sector sanitario, descartando o confirmando patolo-
gía psíquica u orgánica si fuera preciso.
Actuaciones preventivas y promocionales
En el nivel Promocional - Preventivo tienen competencias los tres sectores y pueden existir actua-
ciones puntuales o continuadas que pueden enmarcarse en estrategias como la Red de Escuelas
Promotoras de Salud y las Escuelas de Padres y Madres.
La Red de Escuelas Promotoras persigue:
• Facilitar la adopción, por toda la comunidad educativa, de modos de vida sanos en un ambiente
favorable a la salud.
229
22. • Desarrollar un trabajo coordinado entre los diferentes sectores de la Comunidad Educativa ( pro-
fesorado, personal no docente, alumnado, familias, etc.) y otras instituciones implicadas en la Pro-
moción de la Salud (Ayuntamientos, Centros de Salud, etc.)
Todos los centros educativos pueden participar en esta Red, solicitándolo al Centro de Profesorado de
su zona momento en el que el Centro de Salud puede coordinarse para llevar a cabo acciones en el
marco de esta estrategia.
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