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Disfagia y odinofagia
Marta Ponce, Julio Ponce*
Servicio de Medicina Digestiva. Hospital Universitari La Fe. Valencia
*Unidad de Patología Digestiva. Hospital Quirón. Valencia
Objetivos de este capítulo
❱❱ Identificar adecuadamente al paciente que
presenta disfagia u odinofagia.
❱❱ Conocer los rasgos clínicos que ayudan a
diferenciar disfagia orofaríngea o esofágica
y las características que permiten distinguir
una disfagia orgánica de otra de origen
funcional.
❱❱ Proporcionar una guía adecuada para
establecer el diagnóstico etiológico, así
como las bases del tratamiento.
REFERENCIAS CLAVE
1.	 Spechler SJ. AGA technical review on
treatment of patients with dyspha-
gia caused by benign disorders of the
distal esophagus. Gastroenterology 1999;
117:233-254.
2.	 Cook IJ, Kahrilas PJ. AGA technical review
on management of oropharyngeal dyspha-
gia. Gastroenterology 1999;116: 455-478.
3.	 Ortiz V, Clavé P. Disfagia orofaríngea y
trastornos motores esofágicos. En: Ponce
J, ed. Tratamiento de las enfermedades
gastroenterológicas. Elsevier Doyma. Bar-
celona, 2011:3-17.
Introducción
El término disfagia se refiere a la dificultad para
la deglución1
. Es un síndrome frecuente, cuya
prevalencia aumenta con la edad, y que reper-
cute de forma muy negativa sobre la calidad
de vida. En los casos más graves puede causar
deshidratación, pérdida de peso y desnutri-
ción, así como complicaciones pulmonares por
aspiración, e incluso la muerte. Con frecuencia
requiere la participación de equipos médicos
especializados y multidisciplinarios para su co-
rrecto diagnóstico y tratamiento. No obstante, la
orientación diagnóstica realizada por el médico
de familia es esencial para un manejo precoz y
correcto. En este sentido, se ha indicado que la
anamnesis y la exploración física permiten co-
nocer la causa en el 80% de los casos. El eso-
fagograma y la esofagoscopia son suficientes en
muchos pacientes para confirmar la impresión
clínica inicial. Sólo algunos casos requerirán
pruebas diagnósticas complejas, disponibles
únicamente en un ámbito especializado. Éstas
incluyen estudios neurológicos, videorradiolo-
gía, manometría y pHmetría esofágicas.
Fisiología de la deglución
La deglución se divide en tres fases: oral, farín-
gea y esofágica1
. La fase oral incluye la mastica-
ción, la formación del bolo alimenticio y su paso
a la faringe. La fase faríngea consta de procesos
altamente coordinados —cierre de la nasofa-
ringe mediante el velo del paladar, elevación y
cierre de la laringe, apertura del esfínter esofá-
gico superior (EES) y contracción del músculo
faríngeo— que hacen posible la incorporación
del bolo al esófago a la vez que impiden su en-
trada en la vía respiratoria. La llegada del bolo al
esófago inicia la fase esofágica, que permite la
trasferencia del mismo al estómago gracias a la
contracción peristáltica del esófago y la relajación
coordinada del esfínter esofágico inferior (EEI).
Tipos de disfagia
Desde un punto de vista eminentemente clínico y
práctico, la disfagia se clasifica en dos tipos: oro-
faríngea y esofágica. En ambos casos puede haber
causas de naturaleza orgánica o funcional. Dada
1
3S Í N T O M A S G A S T R O I N T E S T I N A L E S F R E C U E N T E S
Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes
4
la naturaleza de la musculatura que interviene en
las fases de la deglución, cuando la disfagia tiene
un origen funcional, se asume que la causa afec-
ta al músculo estriado si se trata de una disfagia
orofaríngea y al músculo liso cuando se trata de
una disfagia esofágica. Las manifestaciones clínicas
propias de estos dos síndromes, así como sus con-
secuencias y su tratamiento, tienen diferencias que
justifican que deban ser consideradas por separa-
do en la práctica clínica.
Valoración clínica inicial del paciente
con disfagia
El paciente con disfagia puede solicitar atención
médica a varios niveles: asistencia primaria o espe-
cializada; en régimen ambulatorio u hospitalario. En
cualquier caso, la valoración inicial debe comenzar
intentado responder a dos preguntas: ¿Padece el
paciente realmente una disfagia?; ¿se trata de una
disfagia orofaríngea o de una disfagia esofágica?
¿Padece el paciente disfagia?
Habitualmente, es fácil determinar que el motivo
de consulta es la presencia de disfagia. El paciente
suele describirla como dificultad para el inicio de
la deglución o, lo que es más común, como sensa-
ción de parada del bolo o sensación de dificultad
para el paso del mismo en algún lugar del cuello o
de la región esternal. La presencia de otros sínto-
mas relacionados, como la regurgitación o los sín-
tomas respiratorios coincidentes con la deglución,
pueden afianzar la impresión clínica, además de
ayudar en el diagnóstico etiológico.
En alguna ocasión, sin embargo, el enfermo puede
referir sus síntomas de forma confusa, siendo ne-
cesario un interrogatorio meticuloso para obtener
una conclusión clara. A este respecto, el motivo de
confusión más habitual es el globo faríngeo1
. Éste
suele definirse como una sensación de ocupación
que el paciente localiza en el cuello, de forma más
o menos continua y sin relación con la deglución.
De hecho, no es infrecuente que esta sensación
		 Disfagia orofaríngea	 Disfagia esofágica
Etiología 	 Predominan las alteraciones 	 Alteraciones orgánicas
		 funcionales neuromusculares 	 y funcionales
Manifestaciones clínicas
• Localización 	 Cuello 	 Región esternal y/o cuello
• Acompañantes 	 Dificultad para la masticación 	 Regurgitación tardía
		 Escape de comida por la boca 	 Dolor torácico
		 Sialorrea 	 Pirosis
		 Deglución fraccionada
		 Disartria
		 Dificultad para iniciar la deglución
		 Deglución repetida
		 Regurgitación nasal
		 Regurgitación oral inmediata
		 Aspiración: tos, asfixia
		 Disfonía
Valoración 	 Inmediata 	 Generalmente, no inmediata
riesgo deglución
TABLA 1. Principales diferencias entre la disfagia orofaríngea y la esofágica
1. Disfagia y odinofagia
5
desaparezca en el momento de la ingesta. La sensa-
ción de globo no se acompaña de un trastorno en el
tránsito del bolo y su causa queda, habitualmente,
desconocida, no requiriendo ningún tratamiento.
¿Es la disfagia orofaríngea o esofágica?
Las diferencias existentes en cuanto a la causa,
consecuencias y manejo diagnóstico y terapéutico
entre estos dos síndromes hacen necesario alcan-
zar una respuesta clara a esta pregunta (tabla 1).
El lugar donde el paciente localiza la detención del
bolo es el primer dato que se debe investigar. Como
regla general debe tenerse en cuenta que la sensa-
ción de parada se localiza en el mismo nivel donde
asienta la alteración causante de la disfagia o por
encima de aquél. Por lo tanto, si el trastorno es
referido por debajo del hueco supraesternal debe
sospecharse que la disfagia es de origen esofági-
co. Sin embargo, si éste es referido a la altura del
cuello, deben investigarse otros datos que ayuden
a diferenciar ambos trastornos, ya que tanto la oro-
faríngea como la esofágica pueden presentar esta
localización para el paciente.
La presencia o ausencia de síntomas acompañan-
tes pueden ser de ayuda en estos casos. La disfagia
oral puede ir acompañada de alteración en la for-
mación del bolo, dificultad para iniciar la deglución,
escape de comida por la boca, sialorrea, deglución
fraccionada y disartria. La disfagia faríngea suele
ocasionar sensación inmediata de parada del bolo,
regurgitación nasal, deglución repetida, síntomas
de aspiración como tos y asfixia coincidentes con la
deglución y disfonía1
. Además, la identificación de
enfermedades que pueden cursar con disfagia ayu-
da en el diagnóstico diferencial. Ejemplos típicos
son la coexistencia de una enfermedad neurológica
o muscular (p. ej.: enfermedad de Parkinson), que
apoyaría el diagnóstico de disfagia orofaríngea, o la
presencia de síntomas previos de enfermedad por
reflujo gastroesofágico (ERGE), que sugiere un ori-
gen esofágico de la disfagia.
Disfagia orofaríngea
Establecido el diagnóstico sindrómico de disfagia
orofaríngea, la evaluación del paciente tiene por
objetivos: 1) identificar la causa; 2) considerar el
riesgo de aspiración; 3) valorar las alteraciones fun-
cionales de la deglución y 4) decidir el tratamiento.
En la figura 1 se esquematiza la actuación clínica en
un paciente con disfagia orofaríngea.
Buena parte de la información necesaria puede ob-
tenerse mediante una historia clínica y una explo-
ración física minuciosas. En muchos pacientes, sin
embargo, se precisará la realización de exploracio-
nes complementarias para completar la búsqueda
etiológica y definir el tratamiento más adecuado.
Entre ellas, las más habituales son la endoscopia,
la videorradiografía de la deglución, la manometría
esofágica y las pruebas de imagen del sistema ner-
vioso central. El objetivo ideal de esta valoración
diagnóstica y terapéutica debería ser la norma-
lización o, al menos, una mejoría suficiente de la
deglución, que permita una adecuada nutrición del
paciente, evite o disminuya el riesgo de aspiración
y, en definitiva, mejore la calidad de vida del enfer-
mo, todo ello con el menor coste posible. Es nece-
sario comprobar que, en muchos casos, estos ob-
jetivos sólo pueden obtenerse con la instauración
Figura 1. Algoritmo de actuación en la disfagia orofaríngea.
Identificación
de causas con
tratamiento
específico
Evaluación riesgo aspiración
Evaluación alteraciones
deglución
Videorradiología
Manometría
Disfagia orofaríngea
Causa
sin
tratamiento
No se
identifica
ninguna
causa
Valoración
etiológica
Endoscopia
Decisión
terapéutica
Valoración etiológica
Anamnesis
Exploración física
Lesión
orgánica
Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes
6
de una vía alternativa de nutrición, habitualmente
mediante gastrostomía o alimentación por sonda;
siendo la primera opción además de la más segura
y efectiva2
, la más cómoda tanto para el paciente
como para su entorno familiar.
Identificar la causa de la disfagia
Las causas más comunes de disfagia orofaríngea se
refieren en la tabla 2. La importancia de su identifi-
cación viene determinada por el hecho de que para
algunas existe tratamiento específico y eficaz.
Anamnesis
Las características evolutivas de la disfagia pueden
proporcionar pistas importantes para el diagnósti-
co1
. Una disfagia de instauración brusca, a menudo
asociada a otros síntomas y signos neurológicos,
sugiere que la causa pueda relacionarse con un ac-
cidente vascular cerebral. En estos casos, la explo-
ración puede revelar la existencia de hemiparesia
o hemiplejia. Si la disfagia presenta una progresión
rápida y se acompaña de pérdida de peso debe sos-
pecharse una neoplasia. Si la evolución es lenta, las
causas más probables son las miopatías inflamato-
rias y degenerativas, la miastenia grave y las enfer-
medades neurológicas no vasculares.
Los síntomas asociados pueden ser también de uti-
lidad diagnóstica. Si existe temblor o ataxia sugiere
que el origen del problema puede ser la enferme-
dad de Parkinson. Un episodio brusco de pérdida
de conciencia sugiere, nuevamente, un accidente
vascular cerebral o tumor cerebral, especialmente
del tronco del encéfalo. Las alteraciones del tronco
de encéfalo se manifiestan por náuseas, vómitos,
hipo, diplopía, vértigo y acúfenos. Una alteración
generalizada de la función del músculo esqueléti-
co ocurre en las miopatías y en la miastenia gravis.
La disfagia puede ser la primera y, durante mucho
tiempo, la única manifestación de algunas enfer-
medades neuromusculares, como las distrofias
musculares, la miastenia gravis y las miopatías me-
tabólicas o inflamatorias. La anamnesis puede des-
cubrir, a su vez, la toma de fármacos que pueden
facilitar la aparición de disfagia orofaríngea. Entre
ellos debe citarse los anticolinérgicos, psicofárma-
cos o algunos que causan extrapiramidalismo, in-
cluyendo ciertos antieméticos.
Exploración física
La exploración física, no sólo proporciona pistas úti-
les para el diagnóstico etiológico, sino que aporta
información general relativa a las consecuencias
de la disfagia (estado de hidratación y de nutrición,
❱❱	 Enfermedades orgánicas:
• 	 Divertículo de Zenker.
• 	 Neoplasias.
• 	 Membranas: síndrome de Plummer-Vinson.
• 	 Compresión extrínseca: osteófitos, bocio,
adenomegalias.
❱❱	 Yatrogenia:
• 	 Postquirúrgica.
• 	 Radiación.
• 	 Fármacos.
❱❱	 Enfermedades infecciosas:
• 	 Bacterianas.
• 	 Víricas.
• 	 Candida.
• 	 Sífilis.
• 	 Botulismo.
❱❱	 Enfermedades neurológicas:
• 	 Accidente vascular cerebral.
• 	 Enfermedad de Parkinson.
• 	 Traumatismo cráneoencefálico.
• 	 Tumor del tronco del encéfalo.
• 	 Demencia.
• 	 Esclerosis múltiple.
• 	 Esclerosis lateral amiotrófica.
• 	 Poliomielitis.
❱❱	 Enfermedades musculares:
• 	 Miastenia gravis.
• 	 Miositis.
• 	 Conectivopatías.
• 	 Distrofias musculares.
• 	 Síndrome paraneoplásico.
❱❱	 Enfermedades metabólicas:
• 	 Amiloidosis.
• 	 Hipertiroidismo.
• 	 Enfermedad de Wilson.
• 	 Síndrome de Cushing.
❱❱	 Alteraciones funcionales:
• Acalasia cricofaríngea.
• Disinergia del esfínter esofágico superior.
TABLA 2. Causas de disfagia orofaríngea
1. Disfagia y odinofagia
7
semiología respiratoria indicativa de complicacio-
nes pulmonares por aspiración). Algunos datos de
la exploración general pueden sugerir la existencia
de hipertiroidismo, como exoftalmos, taquicardia,
temblor y sudor. En la esclerodermia y otras co-
nectivopatías, que a menudo se asocian a disfagia
orofaríngea, existen alteraciones en la piel que pue-
den resultar diagnósticas, como eritema en alas de
mariposa, púrpura, piel seca, telangiectasias o el
fenómeno de Raynaud.
La exploración neurológica es muy útil desde el
punto de vista etiológico y, con frecuencia, debe
ser realizada por un neurólogo que pueda evaluar
con mayor precisión la existencia de alguna enfer-
medad neuromuscular. El temblor y las alteraciones
del tono muscular sugieren enfermedad de Parkin-
son. La ptosis palpebral y la debilidad muscular
hacen pensar en miastenia gravis. La pérdida focal
de fuerza muscular sugiere enfermedad vascular
neurológica.
La exploración de la cabeza, de la boca y del cuello
es también muy útil. Puede descubrirse una tumo-
ración que protuye en el cuello y cuya compresión
provoca regurgitación, un signo característico del
divertículo de Zenker. Las cicatrices quirúrgicas, tra-
queostomía o la radiodermitis en el cuello indican
el tratamiento previo de una lesión orgánica, por lo
común neoplásica y sugieren que su recidiva o las
secuelas relacionadas con el tratamiento pueden
ser la causa de la disfagia.
Pruebas complementarias
Aunque la anamnesis y la exploración física per-
miten descifrar la causa de la disfagia en muchos
pacientes, con frecuencia se necesita realizar ex-
ploraciones complementarias para alcanzar el diag-
nóstico etiológico.
Las pruebas de laboratorio son útiles en algunos ca-
sos. El hipertiroidismo se confirma mediante la de-
terminación de los niveles de hormonas tiroideas.
Las colagenosis producen elevación de los reactan-
tes de fase aguda y positividad de determinados
autoanticuerpos.
El esofagograma baritado puede ser útil para des-
cubrir lesiones orgánicas muy evidentes como el
divertículo de Zenker y las membranas del esófago
superior típicas del síndrome de Plummer-Vinson
(figuras 2 y 3). Salvo en esos casos, en general, es
más útil la videorradiología de la deglución que
aporta, sobre todo, información funcional.
La exploración endoscópica de la faringe, la larin-
ge y el esófago superior es el mejor método para
descubrir lesiones orgánicas que cursan con dis-
fagia orofaríngea. Es necesario realizarla en todos
los pacientes sin diagnóstico etiológico, siendo de
primera elección si se sospecha una neoplasia tras
la anamnesis.
Figura 2. Esofagograma baritado que muestra la imagen de
un divertículo de Zenker (imagen lateral).
Figura 3. Esofagograma baritado. Membrana esofágica
superior (síndrome de Plummer-Vinson).
Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes
8
La manometría esofágica3
tiene unas indicaciones
muy concretas en pacientes con disfagia orofa-
ríngea. Su principal utilidad es la valoración de la
capacidad de relajación del EES, alterada en la aca-
lasia cricofaríngea que frecuentemente acompaña
al divertículo de Zenker. Con la metodología habi-
tualmente utilizada es poco fiable para medir la
capacidad contráctil de la faringe, pero sí lo es para
valorar su coordinación con la relajación del EES y la
capacidad contráctil del esófago superior, que pue-
de estar alterada en las miopatías. Actualmente, el
empleo de la manometría de alta resolución permi-
te caracterizar con mayor precisión las alteraciones
funcionales de la región faringoesofágica.
Evaluación del riesgo de aspiración
Éste es un aspecto importante de la valoración de la
disfagia orofaríngea4
. De la existencia de aspiración
se deriva en buena manera el pronóstico del cua-
dro clínico, dada la posibilidad de complicaciones
pulmonares, que pueden ser graves, y de muerte
por asfixia. Otro factor importante para el pronós-
tico es la propia causa de la disfagia. Cuando existe
riesgo significativo de aspiración, debe optarse por
un cambio en la alimentación, bien sea por sonda o
por gastrostomía.
En principio, todo paciente con disfagia orofarín-
gea tiene riesgo de presentar complicaciones por
aspiración. Algunos síntomas sugieren o confirman
su presencia. Entre ellos, la tos o sensación de as-
fixia durante la deglución, así como el desarrollo de
broncopatía crónica, neumonía o absceso pulmo-
nar (figuras 4 y 5). Debe tenerse en cuenta que los
síntomas infravaloran la presencia de aspiración. La
videorradiología es la prueba adecuada para de-
mostrar la aspiración, si bien, no detecta a todos
los pacientes que la padecen.
Valoración de las alteraciones
funcionales de la deglución
Permite caracterizar mejor la enfermedad y esta-
blecer un pronóstico más cierto, a la vez que posi-
bilita la toma de decisiones terapéuticas con mayor
seguridad. La videorradiología es la prueba más
adecuada para ello. Consiste en la grabación por
video de la deglución administrando bolos de ma-
terial radiopaco de diferente consistencia. Este pro-
cedimiento permite valorar: 1) la fase oral de la de-
glución, al analizar la masticación, la formación del
bolo, la contención oral y el inicio de la deglución
o trasferencia del bolo hacia la faringe; 2) la fase
faríngea de la deglución, analizando la progresión
del bolo hacia el EES, la regurgitación nasofaríngea,
la aspiración a la vía respiratoria y la existencia de
residuo faríngeo tras la deglución; y 3) la apertura
Figura 4. Esofagograma baritado. Imagen de broncograma
por penetración de bario en la vía respiratoria.
Figura 5. Rx de tórax que muestra la imagen de un absceso pulmonar con un nivel hidroaéreo, días después de un episodio de
broncoaspiración. A) Proyección PA. B) Proyección lateral.
	 A	 B
1. Disfagia y odinofagia
9
del EES, comprobando la facilidad para el paso del
bolo hacia el esófago.
Decisión del tratamiento
Algunas causas de disfagia orofaríngea son suscep-
tibles de un tratamiento que puede mejorar e inclu-
so hacer desaparecer las alteraciones de la deglu-
ción. Entre ellas, el hipertiroidismo; las miopatías
inflamatorias y las colagenosis que mejoran con
corticosteroides o inmunosupresores. En la enfer-
medad de Parkinson existe un disbalance entre la
inervación colinérgica y dopaminérgica en favor de
la primera, que mejora con anticolinérgicos o dopa-
minérgicos. En el ictus que cursa con disfagia suele
producirse una mejoría de la deglución durante las
dos primeras semanas tras el episodio agudo, lo
que aconseja un compás de espera antes de tomar
decisiones agresivas.
Las lesiones neoplásicas pueden ser tratadas me-
diante resección quirúrgica, el divertículo de Zenker
con diverticulotomía, diverticulopexia o miotomía
del cricofaríngeo, la acalasia cricofaríngea me-
diante miotomía y las estenosis postquirúrgicas,
postradioterapia y las membranas con dilatación
endoscópica.
Cuando no se ha identificado una etiología tribu-
taria de tratamiento específico la estrategia tera-
péutica se basa en la rehabilitación de la deglución,
la adecuación de las características del bolo, la
gastrostomía endoscópica y la miotomía del crico-
faríngeo4
. El tratamiento rehabilitador consiste en
enseñar posiciones favorables para la deglución,
maniobras deglutorias específicas, incrementar
la sensibilidad oral, así como cambios en el volu-
men y consistencia del bolo. Cuando se aplica en
unidades con experiencia consigue resultados muy
valiosos, siendo muy relevante el beneficio que se
obtiene por disminuir el riesgo de aspiración. El
estudio de las alteraciones de la deglución con vi-
deorradiología ayuda a decidir la dieta y la postura
más apropiadas1
. En general son mejores las dietas
de consistencia semisólida con líquidos espesados,
tomadas en pequeñas cantidades. La gastrostomía
endoscópica es la mejor opción cuando fracasan las
medidas anteriores y existe una esperanza de vida
de al menos 3 meses. La miotomía del cricofaríngeo
se reserva para pacientes en los que se ha docu-
mentado resistencia al tránsito faringoesófagico,
por alteración de la apertura del esfínter esofágico
superior y que conservan buena propulsión orofa-
ríngea del bolo.
Disfagia esofágica
La localización de la disfagia por debajo del hueco
supraesternal, en ausencia de las manifestaciones
propias de la disfagia orofaríngea, permite estable-
cer que el paciente padece una disfagia esofágica.
El primer objetivo es identificar su causa para po-
der indicar un tratamiento adecuado (tabla 3).
La anamnesis y la exploración física son básicas
para realizar el diagnóstico sindrómico y aportan
información primordial para discernir si el origen
reside en una causa orgánica o funcional. Final-
mente, el diagnóstico será confirmado mediante la
realización de esofagograma baritado, endoscopia
digestiva alta o una manometría y pHmetría esofá-
gicas en la mayoría de los casos.
Diagnóstico sindrómico
La tabla 4 muestra las características de la disfagia
que sirven de ayuda para establecer el origen orgá-
nico o funcional, así como su naturaleza benigna o
maligna. 	
❱❱ Enfermedad de la mucosa:
•	 Enfermedad por reflujo gastroesofágico
• 	 Anillo esofágico inferior (anillo de Schatzki)
• 	 Esofagitis eosinofílica
• 	 Esofagitis infecciosa
• 	 Lesión por cáusticos
• 	 Esofagitis por fármacos
• 	 Lesión yatrogénica (tras escleroterapia, ligadura
de varices, radiofrecuencia, etc.)
• 	 Esofagitis por radioterapia
• 	 Tumores esofágicos
❱❱ Enfermedades mediastínicas:
• 	 Compresión vascular
• 	 Tumores: linfoma, cáncer de pulmón
• 	 Infecciones: tuberculosis
❱❱ Trastornos motores:
• 	 Acalasia
• 	 Espasmo difuso esofágico
• 	 Esclerodermia
• 	 Otros trastornos motores esofágicos
TABLA 3. Causas de disfagia esofágica
Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes
10
El paradigma de disfagia funcional es la acalasia
esofágica, un trastorno caracterizado por la au-
sencia de peristaltismo primario en el esófago y la
ausencia o dificultad para la relajación del esfínter
esofágico inferior. Todo ello conduce a una dila-
tación progresiva del esófago que, en fases avan-
zados, puede adquirir la morfología típica de un
esófago sigmoide (figura 6). La disfagia es habitual-
mente paradójica, apareciendo indistintamente y
de forma variable para sólidos y líquidos, pudiendo
influir en ello las situaciones que provocan estrés.
Su localización puede variar en un mismo paciente.
Se presenta de forma intermitente, aunque en es-
tadios avanzados la disfagia es con cada comida. En
todo caso, la progresión suele ser lenta y la reper-
cusión sobre el estado general puede ser nula o es-
casa durante años. Sin embargo, en estadios avan-
zados puede provocar pérdida significativa de peso.
El paradigma de la disfagia orgánica benigna es la
estenosis péptica del esófago. Se trata de una disfa-
gia lógica, que aparece primero para alimentos sóli-
dos y sólo si persiste durante muchos meses puede
aparecer para semisólidos o, rara vez, para líquidos.
Su localización es fija y su presentación, constante.
Progresa en el tiempo con una velocidad interme-
dia y suele repercutir de forma escasa o modera-
da en el estado general del paciente. El carcinoma
esofágico es el ejemplo más representativo de la
disfagia de origen maligno. Aparece primero para
sólidos y rápidamente también para alimentos se-
misólidos e incluso líquidos. Su localización es fija y
su presentación constante. Se agrava rápidamente
		 Funcional 	 Orgánica benigna 	 Maligna
Tipo de alimento 	 Sólidos o líquidos 	 Primero sólidos 	 Primero sólidos
	 	 indistintamente
Localización 	 Variable 	 Fija 	 Fija
Presentación 	 Intermitente 	 Constante 	 Constante
Progresión 	 Muy lenta 	 Media 	 Rápida
Repercusión 	 Nula o escasa 	 Escasa 	 Importante
TABLA 4. Diagnóstico diferencial entre los diferentes tipos de disfagia esofágica
Figura 6. La acalasia es un trastorno motor primario del esófago consistente en una ausencia de relajación del EEI y una ausencia
del peristaltismo primario del esófago que conduce a una dilatación progresiva del esófago.
a) Radiografía simple de tórax. Se observa un ensanchamiento del mediastino con un nivel en el mediastino superior debido a la
presencia de un megaesófago secundario a acalasia esofágica.
b) Esofagograma baritado. Dilatación esofágica moderada en un paciente con acalasia en sus estadios iniciales.
c) Esofagograma baritado. Megaesófago en un paciente con acalasia en una fase avanzada.
a b c
1. Disfagia y odinofagia
11
y repercute significativamente en el estado gene-
ral del paciente, provocando una pérdida de peso
importante.
Además de estos ejemplos típicos de disfagia eso-
fágica, existen otras formas agudas o crónicas con
características peculiares. La disfagia vascular o
disfagia lusoria, provocada por alteraciones cardio-
vasculares como el aneurisma ventricular o aórtico
o malformaciones vasculares, es constante y fija,
aunque no progresa y no repercute en el estado ge-
neral. Los anillos esofágicos y, en menor medida, la
hernia hiatal provocan episodios repetidos de im-
pactación de alimentos sólidos que, en ocasiones,
requieren su extracción endoscópica. La esofagitis
eosinofílica también puede cursar con episodios de
impactación alimentaria que requieren, en ocasio-
nes, la extracción endoscópica5
. Otros tipos de eso-
fagitis (infecciosa, por fármacos, por cáusticos) y los
cuerpos extraños provocan disfagia de instauración
brusca y evolución aguda, generalmente acompa-
ñada de odinofagia.
La exploración física permite verificar la repercu-
sión de la disfagia en el estado general del paciente,
lo que puede ser de ayuda en el diagnóstico sin-
drómico.
Diagnóstico etiológico
Anamnesis y exploración física
Durante la valoración clínica inicial es posible ob-
tener información que permita una aproximación
al diagnóstico etiológico, aunque con frecuencia se
deberá recurrir a pruebas diagnósticas confirmato-
rias. La presencia de pirosis y regurgitación ácida
previas o simultáneas con la disfagia sugieren que
la ERGE es la causa de la misma. La disfagia puede
estar causada por alteraciones motoras secunda-
rias al reflujo, por la existencia de esofagitis o por
la presencia de estenosis péptica. Los antecedentes
familiares o personales de neoplasia y los hábitos
tóxicos como el tabaco y el alcohol incrementan
el riesgo de carcinoma esofágico. El tratamiento
previo de un carcinoma esofágico debe hacer sos-
pechar recidiva tumoral, estenosis postquirúrgica o
lesión por radioterapia.
Debe investigarse la toma de cáusticos, fármacos y
la ingestión de un cuerpo extraño, especialmente
en niños y enfermos psiquiátricos y cuando la dis-
fagia es de aparición brusca. En pacientes jóvenes
con antecedentes de patología alérgica y episodios
de impactación alimentaria o aquellos con sín-
tomas de ERGE que no responden al tratamiento
con inhibidores de la bomba de protones se debe
valorar la presencia de una esofagitis eosinofílica
mientras que en los pacientes inmunodeprimidos
debe considerarse la posibilidad de una esofagitis
infecciosa (véase capítulo 12). Finalmente, el co-
nocimiento o la sospecha de la existencia de una
conectivopatía puede sugerir que ésta es la causa
debido a una alteración motora o a la existencia de
reflujo gastroesofágico concomitante. La diabetes
mellitus provoca con frecuencia alteraciones moto-
ras del músculo liso esofágico, que ocasionalmente
pueden provocar disfagia.
Estudios radiológicos
El esofagograma baritado proporciona, en general,
información complementaria a la que puede ob-
tenerse con la endoscopia. De hecho, es más útil
que la endoscopia para valorar estenosis esofágicas
con un diámetro superior a 10 mm (figura 7) y en
algunos pacientes con acalasia en quienes la endos-
copia puede ser normal. Además permite obtener
información útil respecto al calibre y longitud de las
estenosis identificadas en la endoscopia, así como
valorar la presencia de una fístula esofágica. Igual-
mente posibilita el descubrimiento de una compre-
sión extrínseca. La videorradiología de la deglución
tiene poco rendimiento en la disfagia esofágica.
Finalmente, en algunos pacientes pueden ser de
utilidad tanto la radiografía simple de tórax como
la tomografía axial computarizada.
Endoscopia
Es la prueba más útil para evaluar la mucosa eso-
fágica, permitiendo un diagnóstico preciso de las
lesiones benignas y malignas (figuras 8 y 9). Permi-
te tomar muestras para citología, cultivo y estudio
anatomopatológico, necesarias para el diagnóstico
de esofagitis infecciosa, eosinofílica y neoplasias.
Además posibilita la dilatación para el tratamiento
de las estenosis benignas y de la acalasia, la coloca-
ción de prótesis para el tratamiento de neoplasias y
determinadas estenosis benignas y la extracción de
cuerpos extraños impactados en el esófago.
El desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías en-
doscópicas (cromoendoscopia óptica y electrónica,
endomicroscopia confocal, autofluorescencia), así
como el uso cada vez más extendido de endosco-
pios de magnificación y alta definición ha supuesto
un avance en el diagnóstico y caracterización de la
mucosa esofágica y sus lesiones; así como facilitar
la toma de biopsias dirigidas. Por el contrario, la
Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes
12
cápsula endoscópica de esófago no tiene papel en
la actualidad en el estudio de la disfagia, estando
contraindicada ante la sospecha de estenosis eso-
fágica6
.
Manometría y pHmetría esofágicas
La principal indicación de la manometría es la con-
firmación del diagnóstico de dismotilidad esofági-
ca3
siendo la acalasia el paradigma (figura 10). La
pHmetría esofágica ambulatoria de 24 horas es,
junto con la endoscopia, la prueba más sensible
para el diagnóstico de la ERGE (figura 11). Su máxi-
mo rendimiento diagnóstico viene dado cuando la
endoscopia es normal (ausencia de esofagitis) y
en pacientes con síntomas atípicos de reflujo gas-
troesofágico (síntomas laríngeos, dolor torácico o
asma de origen no aclarado).
En los últimos años se han producido avances en las
pruebas de evaluación de la función motora esofá-
Figura 7. El esofagograma es una
técnica que posee mayor sensibilidad
que la endoscopia en la detección
de la estenosis. Obsérvese la dife-
rencia entre una estenosis péptica,
secuela de la reparación cicatricial de
una lesión benigna relacionada con
el reflujo gastroesofágico, de contor-
nos lisos, regulares y uniformes (a) y
la estenosis abrupta, anfractuosa e
irregular producida por un carcino-
ma del esófago (b y c).
Figura 8. Esofagoscopia. Esofagitis péptica. Puede observarse
la presencia de mucosa ulcerada, como consecuencia del
efecto lesivo de la secreción clorhidropéptica en un caso de
enfermedad por reflujo.
a b c
Figura 9. Esofagoscopia. Imagen vegetante que protruye
sobre la luz del esófago, correspondiente a un adenocarcino-
ma del esófago.
1. Disfagia y odinofagia
13
Figura 10. Manometría esofágica de alta resolución. a) Normal: trazado de presión (izda.) y una imagen topográfica (dcha.) en
los que se registra esfínter esofágico superior e inferior normales y cuerpo esofágico con una onda primaria de características
normales. b) Trazado de presión y una imagen topográfica obtenidos en un paciente con acalasia esofágica. Se registran varias
ondas terciarias y ausencia de relajación del esfínter esofágico inferior (izda.) y una imagen topográfica (dcha.) de un paciente
con acalasia esofágica.
Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes
14
gica con aparición de nuevas tecnologías como la
impedancia y mejora de otras ya existentes, como
la manometría de alta resolución7,8
. La impedancia
evita la radiación en la evaluación del tránsito del
bolo mediante monitorización intraluminal de la re-
sistencia y proporciona evidencia cualitativa del va-
ciamiento esofágico. Por otro lado, el desarrollo de
la manometría de alta resolución ha permitido un
mejor conocimiento de la fisiopatología esofágica
lo que se ha traducido en una nueva clasificación de
los trastornos motores esofágicos, la denominada
clasificación de Chicago9
.
Utilización racional de las pruebas
diagnósticas
Las pruebas descritas se emplean a menudo en el
diagnóstico de pacientes con disfagia esofágica. Las
figuras 12 y 13 muestran en forma de algoritmo el
orden en que deben ser utilizadas en función de la
sospecha clínica inicial (disfagia funcional u orgá-
nica). Si la sospecha inicial es disfagia funcional, la
primera exploración a realizar es un esofagograma.
Si éste permite objetivar alteraciones compatibles
con una lesión orgánica debe realizarse una endos-
copia; y si se observan cambios sugerentes de una
compresión extrínseca debe practicarse una radio-
grafía de tórax o una tomografía computarizada.
Cuando el esofagograma es normal o muestra alte-
raciones sugerentes de un trastorno motor esofági-
co debe indicarse una manometría esofágica. Ésta
puede informar patrón de acalasia, en cuyo caso
debe realizarse endoscopia para excluir cualquier
indicio de malignidad. Si la manometría muestra
otros patrones de alteración motora, (espasmo di-
fuso esofágico, peristalsis sintomática o trastornos
motores inespecíficos), debería realizarse pHmetría
ambulatoria de 24 horas para descartar la implica-
ción de la ERGE. Cuando la manometría es normal
puede ser necesario realizar endoscopia o pHme-
tría según la evolución y características clínicas del
paciente.
Si la sospecha clínica es de disfagia orgánica el es-
tudio debe iniciarse con una endoscopia. Cuando
ésta confirma la existencia de una lesión orgánica,
la mayoría de las veces debe ser biopsiada para co-
nocer su naturaleza. Si se observa una lesión sub-
mucosa, la toma de biopsias endoscópicas no suele
ser útil para obtener tejido de la lesión, debiendo
realizar ecoendoscopia o tomografía computariza-
da. No hay que olvidar que en la esofagitis eosi-
nofílica, la endoscopia puede ser aparentemente
normal (aunque con frecuencia se identifican ani-
llos circulares que confieren al esófago un aspecto
similar al de la tráquea), por lo que para su diagnós-
tico se requiere un alto índice de sospecha clínica
y la toma de biopsias a varios niveles. Cuando la
exploración endoscópica es normal o muestra alte-
raciones sugerentes de trastorno motor, el esofa-
gograma puede aportar información adicional con
utilidad clínica, aunque generalmente deberá ser
complementado con la manometría para evaluar
la actividad motora del esófago. El esofagograma
puede sugerir la existencia de una compresión eso-
fágica extrínseca. Su naturaleza debe ser evaluada
mediante una radiografía simple de tórax y una to-
mografía computarizada, si se considera necesario.
Decisión de tratamiento
En primer lugar hay que garantizar una nutrición
adecuada sin riesgo de complicaciones, en particu-
lar la aspiración pulmonar y la impactación esofági-
ca. Para ello, en ocasiones sólo es necesario supri-
mir la ingesta de alimentos sólidos o compactos. En
casos extremos es imperativo anular todo tipo de
Figura 11. pHmetría esofágica ambulato-
ria. La línea roja marca el valor de pH 4. Se
observa reflujo gastroesofágico anormal en
bipedestación y en decúbito.
1. Disfagia y odinofagia
15
ingesta e indicar nutrición artificial en tanto se arbi-
tran medidas específicas para resolver el cuadro clí-
nico, bien mediante la aplicación de un tratamiento
efectivo, bien por la instauración de medidas tera-
péuticas paliativas.
En ocasiones, la disfagia tiene una etiología para la
que existe tratamiento específico y eficaz10
. Es el
caso de la estenosis péptica (dilataciones y trata-
miento antirreflujo), la acalasia (dilatación forzada
del cardias, cardiomiotomía), la esofagitis infeccio-
sa (antimicrobianos según el agente causal), esofa-
gitis eosinofílica (corticoides), etc. En otros casos
sólo es posible un tratamiento paliativo que permi-
ta la nutrición del paciente; ejemplos típicos son: el
tratamiento dilatador de la estenosis por cáusticos,
la aplicación de prótesis en tumores esofágicos o la
propia gastrostomía endoscópica.
Odinofagia
La odinofagia se define como dolor durante la de-
glución. Oscila desde dolor leve retroesternal du-
rante la deglución hasta dolor de intensidad extre-
ma, referido como una puñalada que irradia hacia
la espalda impidiendo la deglución de la propia sa-
liva. Suele reflejar la presencia de una lesión esofá-
gica ya sea por infiltración neoplásica, inflamación
o ulceración; sin embargo, al igual que ocurre con
la disfagia, puede ser secundaria a lesiones orofa-
Figura 12. Algoritmo de actuación ante la disfagia de posible
origen funcional.
Sospecha clínica de disfagia funcional
Esofagograma
Compresión
extrínseca
Rx tórax
TAC
Lesión
orgánica
Normal/
sospecha de
trastorno
motor
EndoscopiaManometría
Acalasia Normal
Otro trastorno
motor
Endoscopia EndoscopiapHmetría
Figura 13. Utilización racional de pruebas diagnósticas en la
disfagia de posible causa orgánica.
Sospecha clínica de disfagia orgánica
Endoscopia
Lesión
submucosa
Ecoendoscopia
TAC
Lesión
orgánica
Normal/
sospecha de
trastorno
motor
BiopsiaEsofagograma
Compresión
extrínseca
Normal
Sospecha de
trastorno
motor
Rx tórax
TAC
Manometría
Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes
16
ríngeas. La etiología de la odinofagia es variable
ocupando un papel importante las causas infeccio-
sas. El lector puede ampliar información sobre este
tópico en el capítulo 12.
Bibliografía
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management of oropharyngeal dysphagia.
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by benign disorders of the distal esophagus.
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Disfagia y odinofagia

  • 1. Disfagia y odinofagia Marta Ponce, Julio Ponce* Servicio de Medicina Digestiva. Hospital Universitari La Fe. Valencia *Unidad de Patología Digestiva. Hospital Quirón. Valencia Objetivos de este capítulo ❱❱ Identificar adecuadamente al paciente que presenta disfagia u odinofagia. ❱❱ Conocer los rasgos clínicos que ayudan a diferenciar disfagia orofaríngea o esofágica y las características que permiten distinguir una disfagia orgánica de otra de origen funcional. ❱❱ Proporcionar una guía adecuada para establecer el diagnóstico etiológico, así como las bases del tratamiento. REFERENCIAS CLAVE 1. Spechler SJ. AGA technical review on treatment of patients with dyspha- gia caused by benign disorders of the distal esophagus. Gastroenterology 1999; 117:233-254. 2. Cook IJ, Kahrilas PJ. AGA technical review on management of oropharyngeal dyspha- gia. Gastroenterology 1999;116: 455-478. 3. Ortiz V, Clavé P. Disfagia orofaríngea y trastornos motores esofágicos. En: Ponce J, ed. Tratamiento de las enfermedades gastroenterológicas. Elsevier Doyma. Bar- celona, 2011:3-17. Introducción El término disfagia se refiere a la dificultad para la deglución1 . Es un síndrome frecuente, cuya prevalencia aumenta con la edad, y que reper- cute de forma muy negativa sobre la calidad de vida. En los casos más graves puede causar deshidratación, pérdida de peso y desnutri- ción, así como complicaciones pulmonares por aspiración, e incluso la muerte. Con frecuencia requiere la participación de equipos médicos especializados y multidisciplinarios para su co- rrecto diagnóstico y tratamiento. No obstante, la orientación diagnóstica realizada por el médico de familia es esencial para un manejo precoz y correcto. En este sentido, se ha indicado que la anamnesis y la exploración física permiten co- nocer la causa en el 80% de los casos. El eso- fagograma y la esofagoscopia son suficientes en muchos pacientes para confirmar la impresión clínica inicial. Sólo algunos casos requerirán pruebas diagnósticas complejas, disponibles únicamente en un ámbito especializado. Éstas incluyen estudios neurológicos, videorradiolo- gía, manometría y pHmetría esofágicas. Fisiología de la deglución La deglución se divide en tres fases: oral, farín- gea y esofágica1 . La fase oral incluye la mastica- ción, la formación del bolo alimenticio y su paso a la faringe. La fase faríngea consta de procesos altamente coordinados —cierre de la nasofa- ringe mediante el velo del paladar, elevación y cierre de la laringe, apertura del esfínter esofá- gico superior (EES) y contracción del músculo faríngeo— que hacen posible la incorporación del bolo al esófago a la vez que impiden su en- trada en la vía respiratoria. La llegada del bolo al esófago inicia la fase esofágica, que permite la trasferencia del mismo al estómago gracias a la contracción peristáltica del esófago y la relajación coordinada del esfínter esofágico inferior (EEI). Tipos de disfagia Desde un punto de vista eminentemente clínico y práctico, la disfagia se clasifica en dos tipos: oro- faríngea y esofágica. En ambos casos puede haber causas de naturaleza orgánica o funcional. Dada 1 3S Í N T O M A S G A S T R O I N T E S T I N A L E S F R E C U E N T E S
  • 2. Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes 4 la naturaleza de la musculatura que interviene en las fases de la deglución, cuando la disfagia tiene un origen funcional, se asume que la causa afec- ta al músculo estriado si se trata de una disfagia orofaríngea y al músculo liso cuando se trata de una disfagia esofágica. Las manifestaciones clínicas propias de estos dos síndromes, así como sus con- secuencias y su tratamiento, tienen diferencias que justifican que deban ser consideradas por separa- do en la práctica clínica. Valoración clínica inicial del paciente con disfagia El paciente con disfagia puede solicitar atención médica a varios niveles: asistencia primaria o espe- cializada; en régimen ambulatorio u hospitalario. En cualquier caso, la valoración inicial debe comenzar intentado responder a dos preguntas: ¿Padece el paciente realmente una disfagia?; ¿se trata de una disfagia orofaríngea o de una disfagia esofágica? ¿Padece el paciente disfagia? Habitualmente, es fácil determinar que el motivo de consulta es la presencia de disfagia. El paciente suele describirla como dificultad para el inicio de la deglución o, lo que es más común, como sensa- ción de parada del bolo o sensación de dificultad para el paso del mismo en algún lugar del cuello o de la región esternal. La presencia de otros sínto- mas relacionados, como la regurgitación o los sín- tomas respiratorios coincidentes con la deglución, pueden afianzar la impresión clínica, además de ayudar en el diagnóstico etiológico. En alguna ocasión, sin embargo, el enfermo puede referir sus síntomas de forma confusa, siendo ne- cesario un interrogatorio meticuloso para obtener una conclusión clara. A este respecto, el motivo de confusión más habitual es el globo faríngeo1 . Éste suele definirse como una sensación de ocupación que el paciente localiza en el cuello, de forma más o menos continua y sin relación con la deglución. De hecho, no es infrecuente que esta sensación Disfagia orofaríngea Disfagia esofágica Etiología Predominan las alteraciones Alteraciones orgánicas funcionales neuromusculares y funcionales Manifestaciones clínicas • Localización Cuello Región esternal y/o cuello • Acompañantes Dificultad para la masticación Regurgitación tardía Escape de comida por la boca Dolor torácico Sialorrea Pirosis Deglución fraccionada Disartria Dificultad para iniciar la deglución Deglución repetida Regurgitación nasal Regurgitación oral inmediata Aspiración: tos, asfixia Disfonía Valoración Inmediata Generalmente, no inmediata riesgo deglución TABLA 1. Principales diferencias entre la disfagia orofaríngea y la esofágica
  • 3. 1. Disfagia y odinofagia 5 desaparezca en el momento de la ingesta. La sensa- ción de globo no se acompaña de un trastorno en el tránsito del bolo y su causa queda, habitualmente, desconocida, no requiriendo ningún tratamiento. ¿Es la disfagia orofaríngea o esofágica? Las diferencias existentes en cuanto a la causa, consecuencias y manejo diagnóstico y terapéutico entre estos dos síndromes hacen necesario alcan- zar una respuesta clara a esta pregunta (tabla 1). El lugar donde el paciente localiza la detención del bolo es el primer dato que se debe investigar. Como regla general debe tenerse en cuenta que la sensa- ción de parada se localiza en el mismo nivel donde asienta la alteración causante de la disfagia o por encima de aquél. Por lo tanto, si el trastorno es referido por debajo del hueco supraesternal debe sospecharse que la disfagia es de origen esofági- co. Sin embargo, si éste es referido a la altura del cuello, deben investigarse otros datos que ayuden a diferenciar ambos trastornos, ya que tanto la oro- faríngea como la esofágica pueden presentar esta localización para el paciente. La presencia o ausencia de síntomas acompañan- tes pueden ser de ayuda en estos casos. La disfagia oral puede ir acompañada de alteración en la for- mación del bolo, dificultad para iniciar la deglución, escape de comida por la boca, sialorrea, deglución fraccionada y disartria. La disfagia faríngea suele ocasionar sensación inmediata de parada del bolo, regurgitación nasal, deglución repetida, síntomas de aspiración como tos y asfixia coincidentes con la deglución y disfonía1 . Además, la identificación de enfermedades que pueden cursar con disfagia ayu- da en el diagnóstico diferencial. Ejemplos típicos son la coexistencia de una enfermedad neurológica o muscular (p. ej.: enfermedad de Parkinson), que apoyaría el diagnóstico de disfagia orofaríngea, o la presencia de síntomas previos de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), que sugiere un ori- gen esofágico de la disfagia. Disfagia orofaríngea Establecido el diagnóstico sindrómico de disfagia orofaríngea, la evaluación del paciente tiene por objetivos: 1) identificar la causa; 2) considerar el riesgo de aspiración; 3) valorar las alteraciones fun- cionales de la deglución y 4) decidir el tratamiento. En la figura 1 se esquematiza la actuación clínica en un paciente con disfagia orofaríngea. Buena parte de la información necesaria puede ob- tenerse mediante una historia clínica y una explo- ración física minuciosas. En muchos pacientes, sin embargo, se precisará la realización de exploracio- nes complementarias para completar la búsqueda etiológica y definir el tratamiento más adecuado. Entre ellas, las más habituales son la endoscopia, la videorradiografía de la deglución, la manometría esofágica y las pruebas de imagen del sistema ner- vioso central. El objetivo ideal de esta valoración diagnóstica y terapéutica debería ser la norma- lización o, al menos, una mejoría suficiente de la deglución, que permita una adecuada nutrición del paciente, evite o disminuya el riesgo de aspiración y, en definitiva, mejore la calidad de vida del enfer- mo, todo ello con el menor coste posible. Es nece- sario comprobar que, en muchos casos, estos ob- jetivos sólo pueden obtenerse con la instauración Figura 1. Algoritmo de actuación en la disfagia orofaríngea. Identificación de causas con tratamiento específico Evaluación riesgo aspiración Evaluación alteraciones deglución Videorradiología Manometría Disfagia orofaríngea Causa sin tratamiento No se identifica ninguna causa Valoración etiológica Endoscopia Decisión terapéutica Valoración etiológica Anamnesis Exploración física Lesión orgánica
  • 4. Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes 6 de una vía alternativa de nutrición, habitualmente mediante gastrostomía o alimentación por sonda; siendo la primera opción además de la más segura y efectiva2 , la más cómoda tanto para el paciente como para su entorno familiar. Identificar la causa de la disfagia Las causas más comunes de disfagia orofaríngea se refieren en la tabla 2. La importancia de su identifi- cación viene determinada por el hecho de que para algunas existe tratamiento específico y eficaz. Anamnesis Las características evolutivas de la disfagia pueden proporcionar pistas importantes para el diagnósti- co1 . Una disfagia de instauración brusca, a menudo asociada a otros síntomas y signos neurológicos, sugiere que la causa pueda relacionarse con un ac- cidente vascular cerebral. En estos casos, la explo- ración puede revelar la existencia de hemiparesia o hemiplejia. Si la disfagia presenta una progresión rápida y se acompaña de pérdida de peso debe sos- pecharse una neoplasia. Si la evolución es lenta, las causas más probables son las miopatías inflamato- rias y degenerativas, la miastenia grave y las enfer- medades neurológicas no vasculares. Los síntomas asociados pueden ser también de uti- lidad diagnóstica. Si existe temblor o ataxia sugiere que el origen del problema puede ser la enferme- dad de Parkinson. Un episodio brusco de pérdida de conciencia sugiere, nuevamente, un accidente vascular cerebral o tumor cerebral, especialmente del tronco del encéfalo. Las alteraciones del tronco de encéfalo se manifiestan por náuseas, vómitos, hipo, diplopía, vértigo y acúfenos. Una alteración generalizada de la función del músculo esqueléti- co ocurre en las miopatías y en la miastenia gravis. La disfagia puede ser la primera y, durante mucho tiempo, la única manifestación de algunas enfer- medades neuromusculares, como las distrofias musculares, la miastenia gravis y las miopatías me- tabólicas o inflamatorias. La anamnesis puede des- cubrir, a su vez, la toma de fármacos que pueden facilitar la aparición de disfagia orofaríngea. Entre ellos debe citarse los anticolinérgicos, psicofárma- cos o algunos que causan extrapiramidalismo, in- cluyendo ciertos antieméticos. Exploración física La exploración física, no sólo proporciona pistas úti- les para el diagnóstico etiológico, sino que aporta información general relativa a las consecuencias de la disfagia (estado de hidratación y de nutrición, ❱❱ Enfermedades orgánicas: • Divertículo de Zenker. • Neoplasias. • Membranas: síndrome de Plummer-Vinson. • Compresión extrínseca: osteófitos, bocio, adenomegalias. ❱❱ Yatrogenia: • Postquirúrgica. • Radiación. • Fármacos. ❱❱ Enfermedades infecciosas: • Bacterianas. • Víricas. • Candida. • Sífilis. • Botulismo. ❱❱ Enfermedades neurológicas: • Accidente vascular cerebral. • Enfermedad de Parkinson. • Traumatismo cráneoencefálico. • Tumor del tronco del encéfalo. • Demencia. • Esclerosis múltiple. • Esclerosis lateral amiotrófica. • Poliomielitis. ❱❱ Enfermedades musculares: • Miastenia gravis. • Miositis. • Conectivopatías. • Distrofias musculares. • Síndrome paraneoplásico. ❱❱ Enfermedades metabólicas: • Amiloidosis. • Hipertiroidismo. • Enfermedad de Wilson. • Síndrome de Cushing. ❱❱ Alteraciones funcionales: • Acalasia cricofaríngea. • Disinergia del esfínter esofágico superior. TABLA 2. Causas de disfagia orofaríngea
  • 5. 1. Disfagia y odinofagia 7 semiología respiratoria indicativa de complicacio- nes pulmonares por aspiración). Algunos datos de la exploración general pueden sugerir la existencia de hipertiroidismo, como exoftalmos, taquicardia, temblor y sudor. En la esclerodermia y otras co- nectivopatías, que a menudo se asocian a disfagia orofaríngea, existen alteraciones en la piel que pue- den resultar diagnósticas, como eritema en alas de mariposa, púrpura, piel seca, telangiectasias o el fenómeno de Raynaud. La exploración neurológica es muy útil desde el punto de vista etiológico y, con frecuencia, debe ser realizada por un neurólogo que pueda evaluar con mayor precisión la existencia de alguna enfer- medad neuromuscular. El temblor y las alteraciones del tono muscular sugieren enfermedad de Parkin- son. La ptosis palpebral y la debilidad muscular hacen pensar en miastenia gravis. La pérdida focal de fuerza muscular sugiere enfermedad vascular neurológica. La exploración de la cabeza, de la boca y del cuello es también muy útil. Puede descubrirse una tumo- ración que protuye en el cuello y cuya compresión provoca regurgitación, un signo característico del divertículo de Zenker. Las cicatrices quirúrgicas, tra- queostomía o la radiodermitis en el cuello indican el tratamiento previo de una lesión orgánica, por lo común neoplásica y sugieren que su recidiva o las secuelas relacionadas con el tratamiento pueden ser la causa de la disfagia. Pruebas complementarias Aunque la anamnesis y la exploración física per- miten descifrar la causa de la disfagia en muchos pacientes, con frecuencia se necesita realizar ex- ploraciones complementarias para alcanzar el diag- nóstico etiológico. Las pruebas de laboratorio son útiles en algunos ca- sos. El hipertiroidismo se confirma mediante la de- terminación de los niveles de hormonas tiroideas. Las colagenosis producen elevación de los reactan- tes de fase aguda y positividad de determinados autoanticuerpos. El esofagograma baritado puede ser útil para des- cubrir lesiones orgánicas muy evidentes como el divertículo de Zenker y las membranas del esófago superior típicas del síndrome de Plummer-Vinson (figuras 2 y 3). Salvo en esos casos, en general, es más útil la videorradiología de la deglución que aporta, sobre todo, información funcional. La exploración endoscópica de la faringe, la larin- ge y el esófago superior es el mejor método para descubrir lesiones orgánicas que cursan con dis- fagia orofaríngea. Es necesario realizarla en todos los pacientes sin diagnóstico etiológico, siendo de primera elección si se sospecha una neoplasia tras la anamnesis. Figura 2. Esofagograma baritado que muestra la imagen de un divertículo de Zenker (imagen lateral). Figura 3. Esofagograma baritado. Membrana esofágica superior (síndrome de Plummer-Vinson).
  • 6. Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes 8 La manometría esofágica3 tiene unas indicaciones muy concretas en pacientes con disfagia orofa- ríngea. Su principal utilidad es la valoración de la capacidad de relajación del EES, alterada en la aca- lasia cricofaríngea que frecuentemente acompaña al divertículo de Zenker. Con la metodología habi- tualmente utilizada es poco fiable para medir la capacidad contráctil de la faringe, pero sí lo es para valorar su coordinación con la relajación del EES y la capacidad contráctil del esófago superior, que pue- de estar alterada en las miopatías. Actualmente, el empleo de la manometría de alta resolución permi- te caracterizar con mayor precisión las alteraciones funcionales de la región faringoesofágica. Evaluación del riesgo de aspiración Éste es un aspecto importante de la valoración de la disfagia orofaríngea4 . De la existencia de aspiración se deriva en buena manera el pronóstico del cua- dro clínico, dada la posibilidad de complicaciones pulmonares, que pueden ser graves, y de muerte por asfixia. Otro factor importante para el pronós- tico es la propia causa de la disfagia. Cuando existe riesgo significativo de aspiración, debe optarse por un cambio en la alimentación, bien sea por sonda o por gastrostomía. En principio, todo paciente con disfagia orofarín- gea tiene riesgo de presentar complicaciones por aspiración. Algunos síntomas sugieren o confirman su presencia. Entre ellos, la tos o sensación de as- fixia durante la deglución, así como el desarrollo de broncopatía crónica, neumonía o absceso pulmo- nar (figuras 4 y 5). Debe tenerse en cuenta que los síntomas infravaloran la presencia de aspiración. La videorradiología es la prueba adecuada para de- mostrar la aspiración, si bien, no detecta a todos los pacientes que la padecen. Valoración de las alteraciones funcionales de la deglución Permite caracterizar mejor la enfermedad y esta- blecer un pronóstico más cierto, a la vez que posi- bilita la toma de decisiones terapéuticas con mayor seguridad. La videorradiología es la prueba más adecuada para ello. Consiste en la grabación por video de la deglución administrando bolos de ma- terial radiopaco de diferente consistencia. Este pro- cedimiento permite valorar: 1) la fase oral de la de- glución, al analizar la masticación, la formación del bolo, la contención oral y el inicio de la deglución o trasferencia del bolo hacia la faringe; 2) la fase faríngea de la deglución, analizando la progresión del bolo hacia el EES, la regurgitación nasofaríngea, la aspiración a la vía respiratoria y la existencia de residuo faríngeo tras la deglución; y 3) la apertura Figura 4. Esofagograma baritado. Imagen de broncograma por penetración de bario en la vía respiratoria. Figura 5. Rx de tórax que muestra la imagen de un absceso pulmonar con un nivel hidroaéreo, días después de un episodio de broncoaspiración. A) Proyección PA. B) Proyección lateral. A B
  • 7. 1. Disfagia y odinofagia 9 del EES, comprobando la facilidad para el paso del bolo hacia el esófago. Decisión del tratamiento Algunas causas de disfagia orofaríngea son suscep- tibles de un tratamiento que puede mejorar e inclu- so hacer desaparecer las alteraciones de la deglu- ción. Entre ellas, el hipertiroidismo; las miopatías inflamatorias y las colagenosis que mejoran con corticosteroides o inmunosupresores. En la enfer- medad de Parkinson existe un disbalance entre la inervación colinérgica y dopaminérgica en favor de la primera, que mejora con anticolinérgicos o dopa- minérgicos. En el ictus que cursa con disfagia suele producirse una mejoría de la deglución durante las dos primeras semanas tras el episodio agudo, lo que aconseja un compás de espera antes de tomar decisiones agresivas. Las lesiones neoplásicas pueden ser tratadas me- diante resección quirúrgica, el divertículo de Zenker con diverticulotomía, diverticulopexia o miotomía del cricofaríngeo, la acalasia cricofaríngea me- diante miotomía y las estenosis postquirúrgicas, postradioterapia y las membranas con dilatación endoscópica. Cuando no se ha identificado una etiología tribu- taria de tratamiento específico la estrategia tera- péutica se basa en la rehabilitación de la deglución, la adecuación de las características del bolo, la gastrostomía endoscópica y la miotomía del crico- faríngeo4 . El tratamiento rehabilitador consiste en enseñar posiciones favorables para la deglución, maniobras deglutorias específicas, incrementar la sensibilidad oral, así como cambios en el volu- men y consistencia del bolo. Cuando se aplica en unidades con experiencia consigue resultados muy valiosos, siendo muy relevante el beneficio que se obtiene por disminuir el riesgo de aspiración. El estudio de las alteraciones de la deglución con vi- deorradiología ayuda a decidir la dieta y la postura más apropiadas1 . En general son mejores las dietas de consistencia semisólida con líquidos espesados, tomadas en pequeñas cantidades. La gastrostomía endoscópica es la mejor opción cuando fracasan las medidas anteriores y existe una esperanza de vida de al menos 3 meses. La miotomía del cricofaríngeo se reserva para pacientes en los que se ha docu- mentado resistencia al tránsito faringoesófagico, por alteración de la apertura del esfínter esofágico superior y que conservan buena propulsión orofa- ríngea del bolo. Disfagia esofágica La localización de la disfagia por debajo del hueco supraesternal, en ausencia de las manifestaciones propias de la disfagia orofaríngea, permite estable- cer que el paciente padece una disfagia esofágica. El primer objetivo es identificar su causa para po- der indicar un tratamiento adecuado (tabla 3). La anamnesis y la exploración física son básicas para realizar el diagnóstico sindrómico y aportan información primordial para discernir si el origen reside en una causa orgánica o funcional. Final- mente, el diagnóstico será confirmado mediante la realización de esofagograma baritado, endoscopia digestiva alta o una manometría y pHmetría esofá- gicas en la mayoría de los casos. Diagnóstico sindrómico La tabla 4 muestra las características de la disfagia que sirven de ayuda para establecer el origen orgá- nico o funcional, así como su naturaleza benigna o maligna. ❱❱ Enfermedad de la mucosa: • Enfermedad por reflujo gastroesofágico • Anillo esofágico inferior (anillo de Schatzki) • Esofagitis eosinofílica • Esofagitis infecciosa • Lesión por cáusticos • Esofagitis por fármacos • Lesión yatrogénica (tras escleroterapia, ligadura de varices, radiofrecuencia, etc.) • Esofagitis por radioterapia • Tumores esofágicos ❱❱ Enfermedades mediastínicas: • Compresión vascular • Tumores: linfoma, cáncer de pulmón • Infecciones: tuberculosis ❱❱ Trastornos motores: • Acalasia • Espasmo difuso esofágico • Esclerodermia • Otros trastornos motores esofágicos TABLA 3. Causas de disfagia esofágica
  • 8. Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes 10 El paradigma de disfagia funcional es la acalasia esofágica, un trastorno caracterizado por la au- sencia de peristaltismo primario en el esófago y la ausencia o dificultad para la relajación del esfínter esofágico inferior. Todo ello conduce a una dila- tación progresiva del esófago que, en fases avan- zados, puede adquirir la morfología típica de un esófago sigmoide (figura 6). La disfagia es habitual- mente paradójica, apareciendo indistintamente y de forma variable para sólidos y líquidos, pudiendo influir en ello las situaciones que provocan estrés. Su localización puede variar en un mismo paciente. Se presenta de forma intermitente, aunque en es- tadios avanzados la disfagia es con cada comida. En todo caso, la progresión suele ser lenta y la reper- cusión sobre el estado general puede ser nula o es- casa durante años. Sin embargo, en estadios avan- zados puede provocar pérdida significativa de peso. El paradigma de la disfagia orgánica benigna es la estenosis péptica del esófago. Se trata de una disfa- gia lógica, que aparece primero para alimentos sóli- dos y sólo si persiste durante muchos meses puede aparecer para semisólidos o, rara vez, para líquidos. Su localización es fija y su presentación, constante. Progresa en el tiempo con una velocidad interme- dia y suele repercutir de forma escasa o modera- da en el estado general del paciente. El carcinoma esofágico es el ejemplo más representativo de la disfagia de origen maligno. Aparece primero para sólidos y rápidamente también para alimentos se- misólidos e incluso líquidos. Su localización es fija y su presentación constante. Se agrava rápidamente Funcional Orgánica benigna Maligna Tipo de alimento Sólidos o líquidos Primero sólidos Primero sólidos indistintamente Localización Variable Fija Fija Presentación Intermitente Constante Constante Progresión Muy lenta Media Rápida Repercusión Nula o escasa Escasa Importante TABLA 4. Diagnóstico diferencial entre los diferentes tipos de disfagia esofágica Figura 6. La acalasia es un trastorno motor primario del esófago consistente en una ausencia de relajación del EEI y una ausencia del peristaltismo primario del esófago que conduce a una dilatación progresiva del esófago. a) Radiografía simple de tórax. Se observa un ensanchamiento del mediastino con un nivel en el mediastino superior debido a la presencia de un megaesófago secundario a acalasia esofágica. b) Esofagograma baritado. Dilatación esofágica moderada en un paciente con acalasia en sus estadios iniciales. c) Esofagograma baritado. Megaesófago en un paciente con acalasia en una fase avanzada. a b c
  • 9. 1. Disfagia y odinofagia 11 y repercute significativamente en el estado gene- ral del paciente, provocando una pérdida de peso importante. Además de estos ejemplos típicos de disfagia eso- fágica, existen otras formas agudas o crónicas con características peculiares. La disfagia vascular o disfagia lusoria, provocada por alteraciones cardio- vasculares como el aneurisma ventricular o aórtico o malformaciones vasculares, es constante y fija, aunque no progresa y no repercute en el estado ge- neral. Los anillos esofágicos y, en menor medida, la hernia hiatal provocan episodios repetidos de im- pactación de alimentos sólidos que, en ocasiones, requieren su extracción endoscópica. La esofagitis eosinofílica también puede cursar con episodios de impactación alimentaria que requieren, en ocasio- nes, la extracción endoscópica5 . Otros tipos de eso- fagitis (infecciosa, por fármacos, por cáusticos) y los cuerpos extraños provocan disfagia de instauración brusca y evolución aguda, generalmente acompa- ñada de odinofagia. La exploración física permite verificar la repercu- sión de la disfagia en el estado general del paciente, lo que puede ser de ayuda en el diagnóstico sin- drómico. Diagnóstico etiológico Anamnesis y exploración física Durante la valoración clínica inicial es posible ob- tener información que permita una aproximación al diagnóstico etiológico, aunque con frecuencia se deberá recurrir a pruebas diagnósticas confirmato- rias. La presencia de pirosis y regurgitación ácida previas o simultáneas con la disfagia sugieren que la ERGE es la causa de la misma. La disfagia puede estar causada por alteraciones motoras secunda- rias al reflujo, por la existencia de esofagitis o por la presencia de estenosis péptica. Los antecedentes familiares o personales de neoplasia y los hábitos tóxicos como el tabaco y el alcohol incrementan el riesgo de carcinoma esofágico. El tratamiento previo de un carcinoma esofágico debe hacer sos- pechar recidiva tumoral, estenosis postquirúrgica o lesión por radioterapia. Debe investigarse la toma de cáusticos, fármacos y la ingestión de un cuerpo extraño, especialmente en niños y enfermos psiquiátricos y cuando la dis- fagia es de aparición brusca. En pacientes jóvenes con antecedentes de patología alérgica y episodios de impactación alimentaria o aquellos con sín- tomas de ERGE que no responden al tratamiento con inhibidores de la bomba de protones se debe valorar la presencia de una esofagitis eosinofílica mientras que en los pacientes inmunodeprimidos debe considerarse la posibilidad de una esofagitis infecciosa (véase capítulo 12). Finalmente, el co- nocimiento o la sospecha de la existencia de una conectivopatía puede sugerir que ésta es la causa debido a una alteración motora o a la existencia de reflujo gastroesofágico concomitante. La diabetes mellitus provoca con frecuencia alteraciones moto- ras del músculo liso esofágico, que ocasionalmente pueden provocar disfagia. Estudios radiológicos El esofagograma baritado proporciona, en general, información complementaria a la que puede ob- tenerse con la endoscopia. De hecho, es más útil que la endoscopia para valorar estenosis esofágicas con un diámetro superior a 10 mm (figura 7) y en algunos pacientes con acalasia en quienes la endos- copia puede ser normal. Además permite obtener información útil respecto al calibre y longitud de las estenosis identificadas en la endoscopia, así como valorar la presencia de una fístula esofágica. Igual- mente posibilita el descubrimiento de una compre- sión extrínseca. La videorradiología de la deglución tiene poco rendimiento en la disfagia esofágica. Finalmente, en algunos pacientes pueden ser de utilidad tanto la radiografía simple de tórax como la tomografía axial computarizada. Endoscopia Es la prueba más útil para evaluar la mucosa eso- fágica, permitiendo un diagnóstico preciso de las lesiones benignas y malignas (figuras 8 y 9). Permi- te tomar muestras para citología, cultivo y estudio anatomopatológico, necesarias para el diagnóstico de esofagitis infecciosa, eosinofílica y neoplasias. Además posibilita la dilatación para el tratamiento de las estenosis benignas y de la acalasia, la coloca- ción de prótesis para el tratamiento de neoplasias y determinadas estenosis benignas y la extracción de cuerpos extraños impactados en el esófago. El desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías en- doscópicas (cromoendoscopia óptica y electrónica, endomicroscopia confocal, autofluorescencia), así como el uso cada vez más extendido de endosco- pios de magnificación y alta definición ha supuesto un avance en el diagnóstico y caracterización de la mucosa esofágica y sus lesiones; así como facilitar la toma de biopsias dirigidas. Por el contrario, la
  • 10. Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes 12 cápsula endoscópica de esófago no tiene papel en la actualidad en el estudio de la disfagia, estando contraindicada ante la sospecha de estenosis eso- fágica6 . Manometría y pHmetría esofágicas La principal indicación de la manometría es la con- firmación del diagnóstico de dismotilidad esofági- ca3 siendo la acalasia el paradigma (figura 10). La pHmetría esofágica ambulatoria de 24 horas es, junto con la endoscopia, la prueba más sensible para el diagnóstico de la ERGE (figura 11). Su máxi- mo rendimiento diagnóstico viene dado cuando la endoscopia es normal (ausencia de esofagitis) y en pacientes con síntomas atípicos de reflujo gas- troesofágico (síntomas laríngeos, dolor torácico o asma de origen no aclarado). En los últimos años se han producido avances en las pruebas de evaluación de la función motora esofá- Figura 7. El esofagograma es una técnica que posee mayor sensibilidad que la endoscopia en la detección de la estenosis. Obsérvese la dife- rencia entre una estenosis péptica, secuela de la reparación cicatricial de una lesión benigna relacionada con el reflujo gastroesofágico, de contor- nos lisos, regulares y uniformes (a) y la estenosis abrupta, anfractuosa e irregular producida por un carcino- ma del esófago (b y c). Figura 8. Esofagoscopia. Esofagitis péptica. Puede observarse la presencia de mucosa ulcerada, como consecuencia del efecto lesivo de la secreción clorhidropéptica en un caso de enfermedad por reflujo. a b c Figura 9. Esofagoscopia. Imagen vegetante que protruye sobre la luz del esófago, correspondiente a un adenocarcino- ma del esófago.
  • 11. 1. Disfagia y odinofagia 13 Figura 10. Manometría esofágica de alta resolución. a) Normal: trazado de presión (izda.) y una imagen topográfica (dcha.) en los que se registra esfínter esofágico superior e inferior normales y cuerpo esofágico con una onda primaria de características normales. b) Trazado de presión y una imagen topográfica obtenidos en un paciente con acalasia esofágica. Se registran varias ondas terciarias y ausencia de relajación del esfínter esofágico inferior (izda.) y una imagen topográfica (dcha.) de un paciente con acalasia esofágica.
  • 12. Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes 14 gica con aparición de nuevas tecnologías como la impedancia y mejora de otras ya existentes, como la manometría de alta resolución7,8 . La impedancia evita la radiación en la evaluación del tránsito del bolo mediante monitorización intraluminal de la re- sistencia y proporciona evidencia cualitativa del va- ciamiento esofágico. Por otro lado, el desarrollo de la manometría de alta resolución ha permitido un mejor conocimiento de la fisiopatología esofágica lo que se ha traducido en una nueva clasificación de los trastornos motores esofágicos, la denominada clasificación de Chicago9 . Utilización racional de las pruebas diagnósticas Las pruebas descritas se emplean a menudo en el diagnóstico de pacientes con disfagia esofágica. Las figuras 12 y 13 muestran en forma de algoritmo el orden en que deben ser utilizadas en función de la sospecha clínica inicial (disfagia funcional u orgá- nica). Si la sospecha inicial es disfagia funcional, la primera exploración a realizar es un esofagograma. Si éste permite objetivar alteraciones compatibles con una lesión orgánica debe realizarse una endos- copia; y si se observan cambios sugerentes de una compresión extrínseca debe practicarse una radio- grafía de tórax o una tomografía computarizada. Cuando el esofagograma es normal o muestra alte- raciones sugerentes de un trastorno motor esofági- co debe indicarse una manometría esofágica. Ésta puede informar patrón de acalasia, en cuyo caso debe realizarse endoscopia para excluir cualquier indicio de malignidad. Si la manometría muestra otros patrones de alteración motora, (espasmo di- fuso esofágico, peristalsis sintomática o trastornos motores inespecíficos), debería realizarse pHmetría ambulatoria de 24 horas para descartar la implica- ción de la ERGE. Cuando la manometría es normal puede ser necesario realizar endoscopia o pHme- tría según la evolución y características clínicas del paciente. Si la sospecha clínica es de disfagia orgánica el es- tudio debe iniciarse con una endoscopia. Cuando ésta confirma la existencia de una lesión orgánica, la mayoría de las veces debe ser biopsiada para co- nocer su naturaleza. Si se observa una lesión sub- mucosa, la toma de biopsias endoscópicas no suele ser útil para obtener tejido de la lesión, debiendo realizar ecoendoscopia o tomografía computariza- da. No hay que olvidar que en la esofagitis eosi- nofílica, la endoscopia puede ser aparentemente normal (aunque con frecuencia se identifican ani- llos circulares que confieren al esófago un aspecto similar al de la tráquea), por lo que para su diagnós- tico se requiere un alto índice de sospecha clínica y la toma de biopsias a varios niveles. Cuando la exploración endoscópica es normal o muestra alte- raciones sugerentes de trastorno motor, el esofa- gograma puede aportar información adicional con utilidad clínica, aunque generalmente deberá ser complementado con la manometría para evaluar la actividad motora del esófago. El esofagograma puede sugerir la existencia de una compresión eso- fágica extrínseca. Su naturaleza debe ser evaluada mediante una radiografía simple de tórax y una to- mografía computarizada, si se considera necesario. Decisión de tratamiento En primer lugar hay que garantizar una nutrición adecuada sin riesgo de complicaciones, en particu- lar la aspiración pulmonar y la impactación esofági- ca. Para ello, en ocasiones sólo es necesario supri- mir la ingesta de alimentos sólidos o compactos. En casos extremos es imperativo anular todo tipo de Figura 11. pHmetría esofágica ambulato- ria. La línea roja marca el valor de pH 4. Se observa reflujo gastroesofágico anormal en bipedestación y en decúbito.
  • 13. 1. Disfagia y odinofagia 15 ingesta e indicar nutrición artificial en tanto se arbi- tran medidas específicas para resolver el cuadro clí- nico, bien mediante la aplicación de un tratamiento efectivo, bien por la instauración de medidas tera- péuticas paliativas. En ocasiones, la disfagia tiene una etiología para la que existe tratamiento específico y eficaz10 . Es el caso de la estenosis péptica (dilataciones y trata- miento antirreflujo), la acalasia (dilatación forzada del cardias, cardiomiotomía), la esofagitis infeccio- sa (antimicrobianos según el agente causal), esofa- gitis eosinofílica (corticoides), etc. En otros casos sólo es posible un tratamiento paliativo que permi- ta la nutrición del paciente; ejemplos típicos son: el tratamiento dilatador de la estenosis por cáusticos, la aplicación de prótesis en tumores esofágicos o la propia gastrostomía endoscópica. Odinofagia La odinofagia se define como dolor durante la de- glución. Oscila desde dolor leve retroesternal du- rante la deglución hasta dolor de intensidad extre- ma, referido como una puñalada que irradia hacia la espalda impidiendo la deglución de la propia sa- liva. Suele reflejar la presencia de una lesión esofá- gica ya sea por infiltración neoplásica, inflamación o ulceración; sin embargo, al igual que ocurre con la disfagia, puede ser secundaria a lesiones orofa- Figura 12. Algoritmo de actuación ante la disfagia de posible origen funcional. Sospecha clínica de disfagia funcional Esofagograma Compresión extrínseca Rx tórax TAC Lesión orgánica Normal/ sospecha de trastorno motor EndoscopiaManometría Acalasia Normal Otro trastorno motor Endoscopia EndoscopiapHmetría Figura 13. Utilización racional de pruebas diagnósticas en la disfagia de posible causa orgánica. Sospecha clínica de disfagia orgánica Endoscopia Lesión submucosa Ecoendoscopia TAC Lesión orgánica Normal/ sospecha de trastorno motor BiopsiaEsofagograma Compresión extrínseca Normal Sospecha de trastorno motor Rx tórax TAC Manometría
  • 14. Sección 1. Síntomas gastrointestinales frecuentes 16 ríngeas. La etiología de la odinofagia es variable ocupando un papel importante las causas infeccio- sas. El lector puede ampliar información sobre este tópico en el capítulo 12. Bibliografía 1. Cook IJ, Kahrilas PJ. AGA technical review on management of oropharyngeal dysphagia. Gastroenterology 1999;116:455-78. 2. Gomes CA Jr, Lustosa SA, Matos D, Andriolo RBm Waisberg DR, Waisberg J. Percutaneous endoscopic gastrostomy versus nasogastric tube feeding for adults with swallowing distur- bances. Cochrane Database Syst Rev 2010;Nov 10;11:CD008096. 3. Pandolfino JE, Kahrilas PJ. AGA Technical re- view on clinical use of esophageal manometry. 2005;128:209-24. 4. Ortiz V, Clavé P. Disfagia orofaríngea y trastor- nos motores esofágicos. En: Ponce J, ed. Trata- miento de las enfermedades gastroenterológi- cas. Elsevier Doyma. Barcelona, 2011:3-17. 5. Prasad GA, Talley NJ, Romero Y, Arora AS, Kry- zer LA, Smyrk TC, Alexander JA. Prevalence and predictive factors of eosinophilic esophagitis in patients presenting with dysphagia: a prospec- tive study. Am J Gastronterol 2007;102:2627- 32. 6. Waterman M, Gralnek IM. Capsule endoscopy of esophagus. J Clin Gastroenterol 2009;43: 605-12. 7. Kahrilas PJ, Sifrim D. High-resolution manome- try and impedance-pH/manometry: valuable tools in clinical and investigational esophago- logy. Gastroenterology 2008;135:756-69. 8. Wilson JA, Mainie I, Tutian R, Agrawal A, Castell DO. Multichannel intralunimal and esophageal manometry data for unrestricted swallowing: establishing normal values. Dis Esophagus 2008;21:51-6. 9. Kahrilas PJ, Ghosh SK, Pandolfino JE. Esopha- geal motility disorders in terms of pressure topography: the Chicago classification. J Clin Gastroenterol 2008;42:627-35. 10. Spechler SJ. American Gastroenterological Association medical position statement on treatment of patients with dysphagia caused by benign disorders of the distal esophagus. Gastroenterology 1999;117:229-33.