1. COLABORACIONES
DISFONÍAS FUNCIONALES (o disfuncionales)*
Por F. Le Huche
I. - DEFINICIÓN
L
A disfonía funcional se define clásicamente como
una alteración de las cualidades de la voz (y en
particular de su timbre), que corresponde, en lo
esencial, a un desarreglo del comportamiento fona-
torio: perturbación del «gesto fonatorio» (Tarneaud)
y falta de adaptación y de coordinación de los di-
versos órganos que intervienen en la fonación.
El término de disfonía funcional no es el mejor
y a veces da lugar a confusiones. Procede de un
tiempo en que se pensaba poder oponer radicalmente
los trastornos puramente funcionales y los trastornos
relacionados con alteraciones orgánicas.
Sin embargo, como veremos, una disfonía funcional
puede complicarse con lesiones orgánicas de la laringe
provocadas por el esfuerzo vocal; de ellas, el nódulo
de la cuerda vocal es el ejemplo más representativo.
Por otra parte, la disfonía funcional puede produ-
cirse con motivo de una alteración orgánica transitoria
de laringe (laringitis aguda, por ejemplo).
Esto nos lleva a preferir el término disfonía dis-
funcional que figura como subtítulo. Este término
—a pesar de resultar fonéticamente chocante— tiene
la gran ventaja de que en modo alguno excluye la
idea de una eventual lesión orgánica como origen
de la perturbación del gesto fonatorio o su com-
plicación.
II. - HISTORIA
- Frankel, en 1887, describía con el nombre de
mosifonía el enronquecimiento de la voz sin lesión
visible de la laringe.
- Flateau y Gutzman, en 1906, describieron el
mismo trastorno que interpretaban como una fatiga-
bilidad anormal del órgano vocal; de ahí el nombre
de fonastenia que daban a la afección.
- Tarneaud, en 1935, aportó la idea de disfunción
y describió la disfonía funcional o disfuncional como
el resultado del «desacuerdo pneumofónico», es decir
de un defecto de coordinación entre el vibrador (la-
ringe) y el fuelle. Estableció, por otra parte, la noción
de laringopatología de origen funcional.
Durante los años 50, se quiso ver (sin pruebas)
el origen de la disfunción en los desórdenes neuro-
lógicos o endocrinos (Husson, Garde).
Más recientemente, se ha intentado relacionar esta
disfunción con problemas de tipo psicológico. Como
veremos, esta tendencia sólo está justificada parcial-
mente.
III. - PATOGENIA DE LA «DISFUNCIÓN
VOCAL
Se establece sobre tres nociones clave: la de círculo
vicioso del esfuerzo vocal (o forzamiento vocal), la de
los factores desencadenantes y la de los factores
favorecedores.
1. Círculo vicioso del esfuerzo vocal
Cuando la emisión de la voz encuentra dificultades
por cualquier razón, la reacción más frecuente es
aumentar —inconscientemente— la cantidad de ener-
gía proporcionada por el aparato fonatorio. Dicho de
otra forma, «se fuerza la voz».
Evidentemente este sobreesfuerzo vocal se traduce,
al principio, por un aumento momentáneo de eficacia.
* Traducido de «La Revue du Praticien», Tomo XXVII, n.º 41.
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2. Pero esto se realiza a costa de un esfuerzo «desme-
dido» que conduce, de hecho, a una disminución
progresiva del rendimiento. La relación «eficacia-con-
sumo de energía» disminuye. Normalmente esta situa-
ción lleva consigo una reacción secundaria de re-
ducción de la producción vocal. Así, en cuanto se
toma más o menos consciencia de la dificultad vocal,
esta primera tentativa inconsciente de sobreesfuerzo
se reemplaza por un comportamiento de moderación:
durante algunas horas, o días, el sujeto se esfuerza
en limitar la duración o la intensidad de la producción
vocal hasta volver a condiciones más favorables.
Pero patológicamente, bajo el efecto de los factores
favorecedores y desencadenantes que describimos más
abajo, el sujeto puede verse llevado a continuar
aumentando su esfuerzo proporcionalmente a la dis-
minución de su rendimiento vocal. Así pues, cuanto
menos fácil es su voz, más la fuerza y cuanto más
la fuerza, menos fácil es. Este comportamiento de
esfuerzo, este sobreefuerzo, acaba por convertirse en
costumbre y conduce a las siguientes distorsiones
duraderas del mecanismo vocal:
a) Utilización del soplo torácico superior en el
momento de la «proyección vocal».
Es éste un elemento capital y que merece algunas
ampliaciones sin las cuales es difícil comprender el
mecanismo patogénico. El acto de proyección vocal
se define como utilización de la voz con la intención
deliberada de influir en los demás: esto ocurre cuando
se llama, cuando se da una orden, cuando se afirma,
cuando se informa. Se opone al acto de expresión
simple del que darán una idea los ejemplos siguientes:
hablar solo, explicar lo que acaba de ocurrir, dar a
conocer nuestras impresiones. En este último caso,
el interlocutor no se siente necesariamente concer-
nido, contrariamente a lo que tiene lugar si se trata
de proyección vocal.
Ahora bien, sucede que el comportamiento de pro-
yección vocal se caracteriza por la utilización de la
cincha abdominal: es la acción de los músculos abdo-
minales, particularmente los grandes oblicuos la que,
controlada por la acción antagónica del diafragma
actúa como motor del soplo fonatorio. Al contrario,
durante la expresión simple, el soplo fonatorio lo
proporciona habitualmente el soplo torácico superior,
es decir, el hundimiento del «plastrón esternocostal».
Durante el sobreesfuerzo vocal, este soplo torácico
se utiliza erróneamente y el sujeto busca una presión
pulmonar suplementaria. Ello no le permite benefi-
ciarse de la acción reguladora antagónica del dia-
fragma y le aumenta la dificultad.
b) Desorganización de la mecánica de la laringe.
Antes que instrumento vocal, la laringe es un
esfínter. Durante el sobreesfuerzo vocal, la laringe se
ve obligada a representar ambos papeles a la vez:
debe asegurar la producción sonora y, al mismo tiem-
po, regular el caudal del soplo, a causa del fallo del
papel regulador del diafragma. Clínicamente, esto
se traduce por una impresión de esfuerzo laríngeo
y por la existencia de «golpes de glotis» al principio
de la emisión.
c) Pérdida de la actitud vertical del paciente.
La proyección vocal correcta se acompaña de un
enderezamiento del cuerpo. En el comportamiento de
forzamiento vocal se tiene, por el contrario, tendencia
a la flexión de la parte superior del tronco: el sujeto
busca, en la flexión de su raquis, un refuerzo incre-
mentado además por la presión expiratoria. (Los
movimientos de extensión y de flexión del raquis
dorsal tienen, en efecto, una función de «mecanismo
respiratorio accesorio» muy importante.)
Esta actitud se acompaña, la mayor parte de las
veces, de unas crispaciones musculares que se extien-
den a la cara, a los órganos de articulación de la
palabra e incluso a los miembros superiores.
d) Sensaciones subjetivas.
Este comportamiento de esfuerzo, que puede ser
muy espectacular, no lo percibe a veces el propio
sujeto, quien se ha habituado a él progresivamente;
más bien experimenta sus dificultades como una ine-
ficacia de su voz, de opresión respiratoria y fatiga
durante la emisión vocal prolongada.
2. Factores desencadenantes
Se trata de acontecimientos más o menos seña-
lados, con cuyo motivo puede constituirse el círculo
vicioso del sobreesfuerzo vocal.
Algunos constituyen factores orgánicos, otros son
de naturaleza psicológica. Citaremos:
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3. COLABORACIONES
1.º Las alteraciones de laringe de origen infeccioso
o irritante (en particular la irritación debida a los
excesos vocales).
2.º Las afecciones que ocasionan tos.
3.º El embarazo y las intervenciones abdominales,
a causa del obstáculo que suponen para la mecánica
del soplo abdominal.
4.º La amigdalectomía: algunos niños no pueden
evitar hablar, a pesar del dolor, durante los días que
siguen a la intervención. Ello lleva consigo una per-
turbación del gesto fonatorio que puede volverse
duradero.
5.º Las contrariedades, los incidentes familiares,
profesionales o sentimentales, los conflictos psicoló-
gicos, las crispaciones de la «tensión psicomotriz»
que se manifiestan en esta ocasión a nivel del aparato
fonatorio (la emoción produce fácilmente un «nudo
en la garganta»).
En todos estos casos, el malestar momentáneo
impuesto al mecanismo fonatorio, puede acarrearle
una distorsión duradera al constituirse el círculo
vicioso del esfuerzo vocal.
3. Factores favorecedores
Los factores desencadenantes no son suficientes por
sí mismos para provocar este resultado. Es necesario
también que sobrevengan en un terreno propicio,
terreno que es el resultado de particularidades que
conciernen al sujeto y a su modo de vida. Son los
factores favorecedores. Citaremos:
1.º La obligación socioprofesional de hablar o
cantar. Es, sin duda alguna, el factor más impor-
tante. Si un sujeto está, o cree estar, en la imposibi-
lidad de reducir la utilización de su voz cuando se
encuentra alterada por cualquier razón, se arriesga
a introducirse en el círculo vicioso del sobreesfuerzo.
Esto concierne esencialmente a los que enseñan,
a los cantantes, a los actores, a los vendedores...
2.º Algunas características psicológicas: la viva-
cidad de reacción (primariedad de La Senne), el
perfeccionismo, el temperamento nervioso, favorecen
la constitución del círculo vicioso del esfuerzo vocal.
3.º Algunas situaciones psicológicas: los conflictos
familiares y las dificultades profesionales, crean un
terreno favorable a causa del aumento permanente
de la tensión psicológica que determinan.
4.º Las afecciones crónicas de la esfera ORL.
Los antecedentes pulmonares.
5.º El alcohol y —en grado inferior, contraria-
mente a la opinión común— el tabaco.
6.º La exposición al ruido, al polvo y a las emana-
ciones irritantes.
7.º La presencia de un disfónico en el medio inme-
diato (disfonía por imitación).
IV. - EXAMEN CLÍNICO
Anamnesis
El motivo de la consulta es variable.
Lo más corriente, sobre todo cuando se trata de
un profesional de la voz, es que el paciente consulte
por una alteración de sus cualidades acústicas:
- Alteración del timbre: «Estoy ronco», «Tengo
la voz tapada», «Me salen gallos».
- Alteración del tono: «Mi voz se ha vuelto más
grave», «No tengo agudos», «Encuentro dificul-
tades en los registros intermedios».
- Alteración de la intensidad: «Ya no puedo levan-
tar la voz», «Ya no se me oye cuando hay ruido».
- Pérdida de eficacia que afecta a algún modo
fonatorio en particular: «Ya no puedo cantar»,
«Ya no puedo llamar», «Ya sólo puedo hablar
a gritos».
A veces lo que llama la atención del paciente no es
la modificación de su voz sino su falta de resistencia,
el cansancio que sobreviene cuando se prolonga el
habla, la impresión del esfuerzo que le cuesta hacerse
oír.
A veces, el paciente no tiene conciencia de la alte-
ración, evidente sin embargo, de su voz y no da
importancia a la disminución de sus resultados voca-
les, por más sean notables; pero se queja de sensa-
ciones desagradables «en la garganta»: escozores,
quemazón, tensión, sensación de cuerpo extraño, do-
lores.
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4. No siempre se percibe la relación entre estos tras-
tornos y el comportamiento vocal y, a veces, es difícil
que el paciente la admita, ya que desea que cuidemos
su órgano vocal o, mejor aún su garganta, pero le
cuesta admitir que el problema estribe en aprender
a utilizar correctamente este órgano.
A veces la voz parece completamente normal, por
lo menos cuando se trata de la voz conversacional,
pero al paciente le parece como cambiada, falta de
gracia, molesta.
A veces, finalmente, éste no siente a primera vista
ninguna molestia (es frecuente en el niño), sino que
son quienes le rodean los que encuentran que la voz
ha cambiado y se ha vuelto defectuosa.
En estos dos últimos casos podemos esperar que
encontraremos conflictos o problemas psicológicos
subyacentes que sería quizá prudente no intentar dilu-
cidar prematuramente.
Cualquiera que sea el síntoma que se aborde en
primer lugar, el interrogatorio permitirá precisar cuán-
do se manifestaron por vez primera los trastornos
y en qué ocasión. Se llegará así al inventario de los
factores desencadenantes.
A continuación se tomará nota de la evolución de
los trastornos, primero intermitentes y después más
o menos permanentes: «Estaba ronco algunos días,
tres o cuatro veces al año», o «me dolía la garganta
algunas horas a la semana y después, los periodos
de ronquera o de dolor se prolongaron y fueron
haciéndose más frecuentes».
Se tomará nota igualmente de las circunstancias
en que se acrecienta el trastorno (utilización prolon-
gada, periodos de fatiga o de preocupación, contrarie-
dades) así como de las condiciones de vida y de los
antecedentes médicos; todo ello permitirá realizar el
inventario de los factores favorecedores. Se buscará
sistemáticamente la existencia de un tratamiento por
hormonas, o por anabolizantes de síntesis, cuya
acción sobre la voz es frecuente. Se averiguará, final-
mente, el temperamento del sujeto (¿nervioso, an-
sioso?).
Naturalmente este interrogatorio aporta elementos
susceptibles de orientar el tratamiento pero es ya por
sí mismo terapéutico por varios conceptos. En prin-
cipio, evidentemente, porque para el paciente repre-
senta la ocasión de expresarse, confiarse, establecer
un contacto; y también porque esta búsqueda de todos
los factores que pueden perjudicar su voz, le orienta
ya hacia una mejor comprensión de sus dificultades.
En materia de patología funcional, la información
es, bajo nuestro punto de vista, un punto importante
del tratamiento.
V. - EXAMEN DE LA VOZ
La escucha y la grabación de la voz conversacional
permite ya un cierto análisis del trastorno.
Se toma nota de las alteraciones de los caracteres
acústicos de la voz y con este motivo es interesante
constatar las diferencias entre lo que dice el paciente
de su voz y lo que realmente es.
También se toma nota de la influencia de la emo-
ción sobre esta voz y de la atención que se presta
a la voz.
La emoción agrava casi siempre el trastorno, pero
la atención lo mismo puede agravarla que mejorarla.
También se toma nota del comportamiento general
y de la importancia de un eventual sobreesfuerzo.
A veces, éste es considerable: se sufre al ver cómo
se cansa tanto el paciente cuando, de tan acostum-
brado como está, no es consciente del esfuerzo que
despliega.
La escucha de la voz conversacional es, sin em-
bargo, del todo insuficiente para advertir las dificul-
tades reales del paciente.
Por esta razón se le propone un cierto número de
pruebas de entre las siguientes:
- Lectura simple. Un párrafo corto es suficiente.
- Lectura bajo ensordecimiento. Se trasmite al
sujeto, mediante auriculares, un ruido blanco. En estas
condiciones se relee el párrafo anterior. Se constata
entonces frecuentemente una disminución importante,
incluso una completa desaparición, de la alteración
vocal gracias a la supresión del control auditivo
de la voz.
Esto aporta una prueba del carácter —al menos
parcial— funcional de la alteración vocal:
- Lectura en voz proyectada (se sugiere que el
texto leído se dirija a un amplio auditorio).
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5. COLABORACIONES
- Cuenta proyectada (se sugiere al paciente que
debe contar hasta 20 como si diera órdenes a perso-
nas situadas a 15 metros).
- Llamada (se sugiere al paciente que llame a
alguien situado a 30 o 50 metros).
Se explora así la actividad de proyección vocal,
es decir, la utilización de la voz cuando se trata no
ya de expresarse, sino de influir en los demás.
Se constata durante estas pruebas, que la calidad
de la voz varía considerablemente según se trate de
voz conversacional o voz proyectada.
El paciente descubre así, a menudo, que, a pesar
de la alteración de su voz conversacional, su voz
«proyectada» sigue siendo de buena calidad.
Por el contrario, a veces se advierte que la voz
conversacional es muy aceptable mientras que la voz
proyectada está considerablemente cohibida por un
«comportamiento de reserva» que puede correspon-
der a inhibiciones de tipo psicológico: una cierta
clase de aprensión al pensar en llenar el espacio con
la voz.
El estudio de la voz cantada termina este examen.
Este estudio será, evidentemente, muy distinto según
se trate de un cantante que viene por dificultades
de canto o de un paciente que canta rara vez o nunca.
Sin embargo, en todos los casos se intenta loca-
lizar la extensión de la voz y en particular el límite
inferior de la voz. Se observa una vez más la mane-
jabilidad y el tono (muchos piensan erróneamente
que no tienen oído y que les resulta imposible ento-
nar). Se observan igualmente las cualidades y los
eventuales accidentes del timbre, los problemas de
registro, de transición, etc...
Todas estas investigaciones permitirán establecer
un balance de las dificultades del paciente, pero ten-
drán, además, el gran interés de permitirle conocer
sus posibilidades vocales reales y potenciales, a me-
nudo totalmente ignoradas.
VI. - EXAMEN LARINGOSCÓPICO
Este examen podrá ser, para el paciente, la ocasión
de saber que sus cuerdas vocales no son «cuerdas»
sino labios dirigidos horizontalmente de delante hacia
atrás que forman una especie de media boca con la
comisura anterior al final de la tráquea. Podrán
incluso verlos gracias a un juego de espejos. Nos
parece importante que el paciente tenga una idea
precisa de lo que es su órgano vocal.
Encontraremos, a veces, cuerdas vocales perfecta-
mente normales tanto en su aspecto como en su
movilidad.
A veces se observa un defecto de rozamiento de las
cuerdas vocales en el momento de la fonación.
Puede tratarse de un defecto de rozamiento poste-
rior: las cuerdas vocales se unen bien en sus dos
tercios anteriores que vibran normalmente, pero dejan
atrás una pequeña abertura (fig. 1) triangular que
crea un escape de aire posterior.
Puede tratarse también de un defecto de rozamiento
que interese toda la longitud de la glotis. En este caso,
a veces las cuerdas vocales adquieren un aspecto
curvado hacia dentro lo que da la imagen clásica
de la glotis ovalada (fig. 2).
Cara posterior
de la epiglotis vuelta
hacia adelante por tracción
1 2
FIG. 1. - Falta de rozamiento posterior (escape posterior).
FIG. 2. - Falta de rozamiento medio (glotis ovalada).
La falta de rozamiento se traduce por una pérdida
de aire durante la fonación. Es este escape intempes-
tivo el que da a la voz un carácter timbrado y velado
durante el examen.
Generalmente estos aspectos se interpretan como
resultantes de una disminución de potencia de los
músculos laríngeos, concomitante con la incamación
de la mucosa y se habla de hipocinesia.
En realidad se trata de un mecanismo por el cual
el sujeto se defiende contra su propio comportamiento
de esfuerzo.
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6. Los músculos laríngeos siguen siendo perfectamente
capaces de bloquear la glotis, como puede consta-
tarse pidiendo al sujeto que tosa o que reproduzca
el esfuerzo de levantar un objeto pesado. La misión
del escape glótico, en fonación, es atenuar los incon-
venientes de la presión bajo la glotis debida al com-
portamiento de sobreesfuerzo. Se trata de una «reti-
cencia» (involuntaria e inconsciente) al rozamiento
de las cuerdas vocales que ciertamente atenúa el
sufrimiento de la mucosa de las cuerdas vocales.
Menos frecuentemente se constata, durante la fona-
ción, una presión importante de las cuerdas vocales
e incluso de las bandas ventriculares (falsas cuerdas
vocales) que se presentan rojas y congestivas. Se habla
entonces de formas hipercinéticas.
3 4
FIG. 3. - Nódulo de la cuerda vocal derecha (imagen larin-
goscópica invertida en el espejo).
FIG. 4. - Pólipo de la cuerda vocal derecha.
Estas distinciones entre hiper e hipocinesia no
tienen en realidad un interés primordial ya que tanto
en un caso como en el otro encontraremos un com-
portamiento general de sobreesfuerzo y es este com-
portamiento el que hay que considerar, más que
la manera con que reacciona la laringe.
El examen estroboscópico, gracias a un artificio de
iluminación permite observar, como al ralentí, las
cuerdas vocales durante la fonación y apreciar las
características de la vibración (amplitud, regularidad,
simetría), así como el estado de la mucosa, cuya
alteración no siempre es evidente en un examen con
luz ordinaria.
VII. - LARINGOPATÍAS
DE ORIGEN FUNCIONAL
(complicaciones laríngeas de disfunciones
disfuncionales)
El comportamiento de sobreesfuerzo vocal, conduce
a veces —asociado o no a otros factores— a lesiones
más o menos graves de la mucosa de las cuerdas
vocales, lesiones que necesitarán a veces terapias
particulares. Describiremos brevemente las laringopa-
tías más frecuentes de origen funcional.
1. Nódulo de la cuerda vocal (fig. 3)
El borde libre de la cuerda presenta un espesamiento
que se encuentra siempre en la unión del tercio
anterior y del tercio medio de la cuerda. Este espesa-
miento tiene la significación de un callo y la notable
constancia de su radicación se explica si pensamos
que, de hecho, corresponde al centro de la parte
llamada «membranosa» de la cuerda (el tercio poste-
rior de la cuerda es cartilaginoso).
Este nódulo está siempre ligado al comportamiento
de sobreesfuerzo. Es consecuencia de la alteración de
la mecánica vocal y agrava además esta alteración.
2. Pólipo de laringe (fig. 4)
A veces es un nódulo que se ha desarrollado hasta
convertirse en este «pseudotumor» que posee un
pedúnculo vascular que no experimentará regresión
alguna por más que se detenga el sobreesfuerzo
vocal.
Contrariamente al nódulo, el pólipo puede desa-
rrollarse en diversos puntos de la laringe (bajo la
glotis y en la comisura anterior particularmente). Se
ha constituido a consecuencia de una lesión inflama-
toria de la mucosa, a causa del sobreesfuerzo vocal.
3. Edema crónico
(llamado también pseudomixona)
Se trata de la degeneración de una parte importante
de la mucosa de la cuerda vocal, que aparece al final
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7. COLABORACIONES
como revestida de una masa gelatinosa que se desliza
por una y otra parte de la glotis.
Desde el punto de vista fonatorio este edema se
traduce por una «agravación» de la voz que en la
mujer ofrece la impresión de voz hombruna.
El consumo intensivo de tabaco es frecuente en esta
forma.
4. Tirón laríngeo
Es una hematoma de la cuerda vocal que sobre-
viene a causa de un esfuerzo vocal violento.
El esfuerzo de la laringe altera gravemente el tim-
bre vocal, pero cura sin secuelas en algunas semanas,
siempre y cuando se observe más moderación vocal
hasta la reabsorción del hematoma.
5. Úlcera de contacto
Es una ulceración de la mucosa de la cuerda vocal
que se encuentra a la altura de su tercio posterior, es
decir en su parte cartilaginosa.
Clínicamente la voz no está muy alterada, pero la
fonación provoca dolores.
La úlcera de contacto está relacionada con un
comportamiento de crispación laríngea muy particu-
lar, que debe corregirse por reeducación vocal.
A veces, en los bordes de la ulceración se desarrolla
un granuloma cuya ablación será, por demás, nece-
saria.
VIII. - TRATAMIENTO
Deberá tener en cuenta:
1.º Los factores desencadenantes y, sobre todo,
favorecedores, en la medida en que sean accesibles
a una terapia.
2.º El círculo vicioso del esfuerzo vocal.
3.º Las eventuales complicaciones laríngeas.
Para el primer apartado, las acciones terapéuticas
serán varias: desde los tratamientos ORL hasta la
psicoterapia, sin olvidar la información al paciente:
una mejor comprensión del mecanismo de sus tras-
52
tornos poniendo de nuevo cada factor en su sitio,
supone una importante ventaja.
El segundo apartado se constituye por la reeduca-
ción vocal. Practicada por el ortofonista o el foniatra,
consiste en iniciar al paciente en la práctica cotidiana
de una corta preparación (diez minutos) que pueda
producir una recuperación de los automatismos nor-
males del comportamiento fonatorio. En efecto, la
voz debe volver a la normalidad sin que el sujeto
tenga necesidad de ir con cuidado y esto sólo puede
obtenerse con una preparación regular. Ésta se aplica
particularmente al mecanismo del soplo y pretende
sobre todo proporcionar el dominio del soplo abdo-
minal.
Además cada vez se utilizan más las técnicas de
relajación. Constituyen, en primer lugar, una excelente
preparación para la técnica del soplo, pero también
permiten obtener resultados psicológicos interesantes
en pacientes a menudo «nerviosos» o ansiosos.
La duración de esta reeducación es muy variable.
Quizá sean necesarias únicamente quince sesiones,
aunque algunas veces serán más de treinta, repar-
tidas entre unos cuantos meses o un año.
Limitada a veces a problemas de pura mecánica
vocal, puede provocar transformaciones psicológicas
importantes.
El tercer apartado concierne a las complicaciones
laríngeas.
La irritación laríngea consecutiva al sobreesfuer-
zo vocal puede necesitar tratamientos antiinfla-
matorios (aerosoles o por vía general). Se trata,
sin embargo, de un tratamiento sintomatológico,
peligroso a la larga, si se dejan evolucionar los
desórdenes subyacentes.
El nódulo de la cuerda vocal, si no es demasiado
antiguo, puede experimentar una regresión por
simple reeducación. En algunos casos será objeto
de ablación por microcirugía. Gracias a la
laringoscopia «en suspensión» es posible, en
efecto, efectuar intervenciones bajo microscopio
que permiten una acción quirúrgica precisa y
segura.
Esta cirugía, por muy cuidadosa que sea, no
puede dispensar de una reeducación postopera-
toria: o, mejor aún, pre y postoperatoria y des-
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8. tinada a corregir el comportamiento de sobre-
esfuerzo vocal responsable.
El pólipo de laringe requiere una ablación qui-
rúrgica. También la reeducación será casi siem-
pre necesaria, pero en algunos casos se reducirá
únicamente a algunas sesiones. Si no hubiese
reeducación, en la mitad de los casos el pólipo
de laringe se reproduciría.
El edema crónico de las cuerdas vocales es,
a menudo, bien tolerado pero la recuperación
de una voz realmente normal exigiría «el ras-
pado» de las cuerdas vocales.
En resumen, el tratamiento de la disfonía dis-
funcional casi siempre se centra en la reeducación
vocal necesaria, pero ésta reclama a menudo
completarse mediante tratamientos medicamen-
tosos, psicoterapéuticos o quirúrgicos.
NOTA PRÁCTICA
En presencia de una disfonía, se pondrá cuidado
en respetar las dos reglas fundamentales siguientes:
- Toda disfonía que persista durante más de quin-
ce días debe, por lo menos, ser objeto de un examen
laringoscópico y cualquier disfonía, aunque sea de
duración más corta, que se reproduzca varias veces
al año, debe ser objeto por lo menos de un examen
laringoscópico y foniátrico.
- Normalmente, el internista dirigirá al paciente
hacia el ORL pero podrá tomar fácilmente la inicia-
tiva de orientar directamente, a su paciente, hacia el
foniatra (en la medida en que también sea laringó-
logo), cuando sospeche la importancia preponderante
de un factor funcional. Esto es, por demás, deseable
ya que el ORL está más preocupado por el órgano
(y por el pronóstico vital) que por la función y no es
infrecuente que se vea impulsado a subestimar el fac-
tor funcional.
Durante este plazo de quince días antes de la even-
tual llamada al especialista, se podrá prescribir un
tratamiento antiinfeccioso y antiinflamatorio, local
o general según la importancia de los signos generales
eventualmente asociados.
RESUMEN
La disfonía funcional (o mejor aún disfuncional)
se caracteriza por una utilización defectuosa del órga-
no vocal a causa de la instalación progresiva del
círculo vicioso del sobreesfuerzo vocal, bajo la influen-
cia de factores variados: psicológicos, sociológicos
y también orgánicos. Este sobreesfuerzo puede con-
ducir a lesiones laríngeas: laringopatías de origen
funcional.
El tratamiento recurre a medios muy diversos: ree-
ducación vocal, microcirugía laríngea, antiinflamato-
rios, psicoterapia...
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