La ira es una emoción que surge cuando un organismo se siente bloqueado en la consecución de una meta o necesidad. Se manifiesta a través de respuestas fisiológicas, cognitivas y conductuales, y está regulada principalmente por la amígdala cerebral. El trastorno explosivo intermitente se caracteriza por accesos extremos e incontrolables de ira desproporcionados a la situación, y su tratamiento implica terapia cognitivo-conductual y medicación.
1. ASIGNACIÓN 6:
La ira
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular Para la Educación Superior
Universidad Yacambú
Vicerrectorado de Estudios a Distancia
Facultad de Humanidades
Carrera: Psicología
Curso: Fisiología y Conducta. (THF-0753)
Estudiante:
Javier Naranjo
C.I. V-13140095
Sección: ED02D0V 2017-2
Docente: Xiomara Rodríguez C.
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3. DEFINICIÓN
La ira es una emoción que nos acompaña a lo largo de
nuestra vida. No en vano, la ira siempre esta presente en
situaciones de conflicto, ya sean con otros o con nosotros
mismos y puede oscilar desde una leve irritación hasta el
más profundo de los odios.
Cuando percibimos que somos tratados injustamente,
cuando nos sentimos heridos o cuando vemos dificultada
la consecución de alguna meta importante, sentimos ira.
Sentir esta emoción en estas circunstancias nos
predispone a la acción en un intento de protegernos de
aquello que nos hace daño y que es el origen de esta
emoción.
4. SEGÚN LA PSICOLOGÍA
Una de las definiciones más amplias y desde las
que más fácil resulta entender la ira es la dada por
Izard (1977, 1991) que la describe como una
emoción primaria que se presenta cuando un
organismo es bloqueado en la consecución de una
meta o en la obtención o satisfacción de una
necesidad.
Tanto Izard (1993) como Danesh (1977) o
Berkowitz (1993a, 1999), parten de que el
organismo responde ante la percepción de una
amenaza con un impulso de ataque, que sería la
ira, o con un impulso de huida, más relacionado
con el miedo y la ansiedad.
5. SEGÚN LA PSICOLOGÍA
La ira como todas las demás emociones es una reacción compleja en la que se
ponen en funcionamiento tres tipos de respuestas:
Nuestro cuerpo se activa para la defensa o el
ataque. Nuestro ritmo cardiaco aumenta al
igual que nuestra respiración se acelera,
nuestros músculos se tensan y el flujo
sanguíneo se dispara preparándonos para
actuar ante una amenaza percibida.
Cuando este estado de excitación permanece
estamos más predispuestos a actuar de
forma impulsiva llegando a emitir conductas
agresivas.
6. La ira como todas las demás emociones es una reacción compleja en la que se
ponen en funcionamiento tres tipos de respuestas:
Depende de nuestra manera de interpretar las
situaciones. Cuando estamos inmersos en una
situación, esta por si sola no tiene ningún valor
emocional, es la valoración personal que hacemos
de ella la que le confiere un significado. De esta
manera, las emociones están en función de
nuestros pensamientos, así que cuando
interpretamos una situación como un abuso, una
injusticia, una falta de respeto o como un
obstáculo para conseguir una meta, sentimos ira.
SEGÚN LA PSICOLOGÍA
7. La ira como todas las demás emociones es una reacción compleja en la que se
ponen en funcionamiento tres tipos de respuestas:
La última respuesta de la ira tiene que ver con la
gestión conductual en estas situaciones. La conducta
en estas circunstancias está orientada para
defendernos de aquello que se interpone un nuestro
camino y para ello se genera una energía interna que
mueve a la "destrucción" del obstáculo. Ahora bien,
no debemos confundir la emoción de la ira con la
agresividad, ya que ésta es una de las múltiples
maneras de gestión emocional.
SEGÚN LA PSICOLOGÍA
8. DONDE SE UBICA
LA IRA EN EL CEREBRO
Es cierto que cerebro y corazón están relacionados, puesto que el
corazón palpita a ritmo diferente en función de las emociones que
nuestro cuerpo siente, pero es el cerebro el que tiene el mando. Y no
todo el cerebro, sino una parte muy concreta: el sistema límbico.
El término ‘límbico’ fue acuñado en el año 1878 por el médico y
científico francés Paul Broca, para designar un área compuesta por
tres estructuras cuya función está relacionada con el aprendizaje, la
memoria y las respuestas emocionales. Está situado justo debajo de la
corteza cerebral y está formado por el tálamo, el hipotálamo, la
amígdala cerebral y el hipocampo.
Es la estructura más importante dentro del sistema límbico. Es la que
guarda y maneja nuestras emociones más irracionales. Es esta parte
del cerebro en la que se genera la ‘defensa’ contra los peores
sentimientos que tenemos los seres humanos: el miedo, la ira, la
tristeza, etc. Se encarga de regular estas sensaciones y de protegernos
ante ellas.
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10. INFLUENCIAS DEL
APRENDIZAJE
La emociones desagradables poderosas (ira,
ansiedad, tensión o tristeza) desvían la atención
hacia sus propias ocupaciones interfiriendo el
intento de concentración en otra cosa. Cuando las
emociones entorpecen la concentración lo que
ocurre es que se paraliza la capacidad mental
cognitiva que los científicos llaman “memoria
activa”, la capacidad de retener en la mente toda
la información que atañe a la tarea que estamos
realizando. La memoria activa es una función
ejecutiva por excelencia en la vida mental, que
hace posible todos los otros esfuerzos
intelectuales, desde pronunciar una frase hasta de
desempeñar una compleja proposición lógica.
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12. TRASTORNO EXPLOSIVO
INTERMITENTE (TEI)
El trastorno explosivo intermitente (abreviado
TEI) es un trastorno del comportamiento
caracterizado por expresiones extremas de
enfado, a menudo hasta el punto de rabia
incontrolada, que son desproporcionadas
respecto a las circunstancias en que se
producen.
Actualmente, dentro del Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV
TR) se categoriza dentro de los trastornos del
control de impulsos, junto a la cleptomanía, la
piromanía, la tricotilomania y al juego
patológico antes conocido como ludopatía,
entre otros.
13. Los criterios del DSM-IV para el TEI incluyen:
La ocurrencia de episodios aislados de fracaso al resistir los impulsos agresivos, y que tienen como
consecuencia asaltos violentos o destrucción de la propiedad;
El grado de agresividad expresada durante un episodio es desproporcionada con relación a la
provocación sufrida o al estresor psicosocial precipitante, y,
Debe haberse descartado la presencia de otros trastornos mentales que puedan causar
comportamientos violentos, como el trastorno antisocial de la personalidad, el trastorno límite de la
personalidad o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Además, los actos de agresión
no pueden estar provocados por algún tipo de condición médica (por ejemplo, un dolor de cabeza, la
enfermedad de Alzheimer, etc.) o por el efecto de un abuso de sustancias o de un medicamento. El
diagnóstico se realiza mediante una entrevista psiquiátrica, durante la que se comprueba el ajuste de
la sintomatología comportamental y afectiva a los criterios listados en el DSM-IV.
DIAGNÓSTICO DEL TEI
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15. TRATAMIENTO DEL TEI
El tratamiento puede conllevar una mezcla de terapia
cognitivo-conductual y tratamiento farmacológico. La terapia
puede ayudar al paciente a reconocer los impulsos para
facilitar la adquisición de un mayor nivel de conciencia y
control de los accesos de ira, así como a tratar el estrés
emocional que acompaña estos episodios. Existen diversos
tratamientos farmacológicos indicados para este tipo de
pacientes. Los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores
selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)
Los estabilizadores de ánimo gabaérgicos y las drogas
anticonvulsivas
Los ansiolíticos ayudan a aliviar la tensión y pueden favorecer
la reducción de los ataques de ira mediante el incremento de la
tolerancia a los estímulos que los provocan, y están
especialmente indicados en pacientes que también sufren de
un trastorno obsesivo-compulsivo.
16. Buscar la causa de nuestro
enfado y expresarlo de
manera adecuada.
ESTRATEGIAS PARA REGULAR LA IRA
Trabajar la empatía.
Practicar el respeto.
Nuestras reacciones de ira
vienen dadas por la percepción
de falta de respeto. Exigir
respeto hacia uno mismo no es
incompatible con respetar a los
demás.
No ceder al resentimiento.
Si tenemos ira sin resolver,
cualquier pequeño inconveniente,
puede hacer que estallemos en ira.
Por lo que es fundamental resolver
problemas del pasado para que no
estén presentes en nuestro día a
día.
Practicar técnicas de relajación.
Ya sea respiración, meditación, pasear, pintar, escuchar
música o cualquier actividad, que nos ayude a desviar
nuestra atención de los pensamientos que alimentan la
ira.
Poner Distancia.Reconocer la ira y no negar
que la sentimos en ese
momento.
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19. Referencias Bibliográficas
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Jan;25(1):14-23. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/pmid/10721680/ Disponible en:
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Calder AJ, Keane J, Lawrence AD, Manes F. Impaired recognition of anger following damage to the ventral striatum. Brain. 2004
Sep;127(Pt 9):1958-69. doi: 10.1093/brain/awh214. Disponible en: http://asociacioneducar.com/cerebro-ira (consultado el 07 de
julio 2017)