EDUCACIÓN PARA LA EMANCIPACIÓN

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INSTAURAR LA PEDAGOGÍA DE LA PREGUNTA, PARA
SUPERAR LA OBSESIÓN DE LA RESPUESTA CORRECTA.
Este es otro desatino derivado de los anteriores temas y que
abona a la crisis que sobrelleva la educación superior. La convicción
es que la función de todos los estudiantes de cualquier
especialidad es aprender respuestas correctas de innumerables
contenidos ya sea en las aulas, de los textos o los documentos
digitales.
Es la llamada “Pedagogía de la Respuesta Correcta”. El no cumplir
con esta exigencia sería una evidencia de escaso rendimiento, con
las consiguientes repercusiones en las calificaciones y
acreditaciones.
Al respecto, una investigación sobre la percepción que tienen
los estudiantes universitarios sobre la habilidad de preguntar
de los profesores (Villarroel, 2008), arrojó algunas
conclusiones reveladoras:
 Según los estudiantes el 61 % de profesores dedica su
tiempo de clases a explicar y solo el 11 % a preguntar.
 El 70 % de las preguntas de los profesores solicitan el
recuerdo o la repetición de conocimientos, el 24 provocan la
reflexión de los alumnos y el 5 % solicitan ideas nuevas y
comentarios originales.
 Solo el 8 % de estudiantes asegura que las preguntas de los
profesores provocan discusiones o debates en clase.
 El 17 % responde que la mayoría de docentes tienen la
habilidad para preguntar y el 39 % puy pocos.
 De acuerdo con la opinión de los estudiantes, el 78 % de los
profesores está interesado en las respuestas correctas de
los alumnos y el 21 % en las reflexiones de los mismos.
 El 56 % afirma que casi nadie de los profesores les enseñó
a formular preguntas.

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 Sobre el interés de los alumnos por plantear interrogantes
a los profesores en clase, el 71 % asegura que existe poco
o ninguna motivación.
Estos datos confirman los comentarios anteriores y también las
observaciones empíricas sobre la escasa vigencia de las preguntas
en clase, cuando deberían ser las que direccionen el trabajo en el
aula; pero, más que nada, aporten a la construcción de nuevos
conocimientos.
Dado el valor de la pregunta en la educación superior como
estrategia para devolver su esencia de generadora de
conocimiento, es procedente dedicar espacio a reconocer los tipos
de preguntas que los nuevos docentes deben implementarlos en su
práctica académica. Por cierto, existen numerosas clasificaciones
de preguntas académicas de acuerdo con la naturaleza de las
disciplinas y el propósito de los profesores. Sin embargo, los
ejemplos citados por el especialista Richard Paul (2005) nos
parecen pertinente.
Preguntas clarificadoras.
 ¿Qué quiere decir cuando dice ______?
 ¿Cuál es el punto central
 ¿Qué tiene _____ que ver con _____?
 ¿Puede decírmelo de otra manera?
 Déjeme ver si entiendo: ¿quiere decir _____ o _____?
 ¿Cómo se relaciona esto con nuestro tema?
 ¿Puede resumir lo que dijo su compañero? … ¿Es lo que quiso
decir? ¿Puede darme un ejemplo?
Preguntas que prueban asunciones o suposiciones.
 ¿Qué está suponiendo?
 ¿Qué está suponiendo su compañera?
 ¿Qué podríamos suponer en lugar de eso?

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 Me da la impresión de que da por hecho _____. ¿Le estoy
entendiendo correctamente?
 Todo su razonamiento se basa en la idea de que _____.
 ¿Por qué lo fundamenta en _____ en lugar de _____?
 Parece estar dando por sentado que _____.
 ¿Cómo justifica el dar eso por garantizado?
 ¿Eso es siempre así? ¿Por qué piensa que esa suposición es
válida en este caso?
 ¿Por qué alguien habría de suponer eso?
Preguntas que prueban motivos y evidencias
 ¿Podrías explicarnos sus motivos?
 ¿Cómo se aplica eso a este caso?
 ¿Hay alguna razón para dudar de esa evidencia?
 ¿Quién está en la posición de saber si eso es verdad?
 ¿Qué le diría a alguien que sostuviera que ____?
 ¿Puede alguien más aportar alguna evidencia que apoye ese
punto de vista?
 ¿Qué razonamiento le ha conducido a esa conclusión?
 ¿Cómo podríamos cerciorarnos de que eso es cierto?
Preguntas acerca de distintas perspectivas o puntos de vista
 ¿Qué está insinuando con eso?
 Cuando dice _____, ¿está insinuando _____?
 Pero, si sucedió eso, ¿qué más podría suceder como resultado?
¿Por qué?
 ¿A qué conduciría eso?
 Eso ¿debería suceder necesariamente o sólo sería posible o
probable que sucediera?
 ¿Hay alguna alternativa?
 Si _____ y _____ son así, entonces ¿qué otra cosa debería
también ser cierta?

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 Si decimos que ____ es ético, ¿qué pasaría con _____?
Preguntas que prueban implicaciones y consecuencias
 ¿Cómo podemos descubrirlo?
 ¿Qué es lo que implica o da por supuesto esta pregunta?
 ¿Podría formularse esta pregunta de otra forma?
 ¿Cómo podría alguien resolver o dirimir esta pregunta?
 ¿Podemos descomponer totalmente esta pregunta?
 ¿Es esta pregunta clara? ¿La entendemos?
 ¿Resulta esta pregunta fácil o difícil de responder? ¿Por qué?
 ¿Estamos todos de acuerdo en que ésta es la pregunta?
 Para responder esta pregunta, ¿qué otras deberíamos
responder antes?
 ¿Cómo formularía _____ la cuestión?
 ¿Por qué razón este asunto es importante?
 ¿Es ésta la pregunta más importante, o hay alguna otra
pregunta subyacente?
 ¿Puede ver cómo esto está relacionado con ________?
La “pedagogía de la respuesta acertada” nos lleva a otro asunto
crucial sobre el valor del ERROR en la formación académica de los
estudiantes.