En este trabajo vamos a repasar el uso de antibióticos en urgencias, intentando esclarecer cuando, cómo y por qué prescribimos antimicrobianos.
Repasaremos también cuáles son los antibióticos más frecuentes según el foco de infección y por qué se utilizan, y os mostraremos algunas herramientas útiles para facilitar la prescripción de antibióticos en nuestra práctica diaria.
2. Introducción
Los antibióticos:
• Han supuesto un cambio radical en la historia de la
medicina.
• Han cambiado el pronóstico de muchas enfermedades
antes mortales.
• Permiten otros tratamientos como cirugía, quimioterapia,
trasplantes…
• No son un recurso infinito Importante hacer un uso
adecuado
Gran número
de
antibióticos
Difícil
conocerlos
todos
Riesgo de uso
inadecuado
Resistencia
antibiótica
3. Selección y uso racional del antibiótico
Sospecha de infección bacteriana
Investigar microorganismo responsable
Iniciar tratamiento empírico
Reevaluar en 2-3 días.
•Si evolución desfavorable o antibiograma cambio antibiótico
4. Desarrollo de resistencias: un problema mundial
• La resistencia antibiótica es una consecuencia directa
e inevitable del uso de antibióticos. Capacidad de las
bacterias de adaptarse al medio.
• En el año 2050 habrá 10 millones de muerte al año
por infecciones resistentes a los antibióticos (informe
O’Neal).
Nuevos
antibióticos
Desarrollo
de
resistencias
Fármacos
que los
inhiben
Nuevos
mecanismos
de
resistencia
5. 1. Investigación de nuevos ATB bactericidas/bacteriostáticos problema: baja rentabilidad
económica.
1. Escaso volumen de venta, procesos agudos.
2. Prescripción antibióticos conocidos.
2. Investigación nuevas dianas para ATB
1. Fármacos contra mecanismos de patogenicidad, no contra patógenos
2. Agentes antivirulencia
3. Uso más racional de ATB. Disminución de su uso, espectro más dirigido.
Mecanismos para evitar las resistencias
6. Flora habitual y
antibioterapia
• Flora habitual:
• Está influenciada por factores del organismo y del entorno.
• Necesaria para el desarrollo de inmunidad
• Equilibrio que nos ayuda a evitar colonización por bacterias
patógenas.
• Conocer flora habitual nos ayuda a orientar y a entender la
antibioterapia dirigida a cada foco de infección.
Sitios
estériles
Pleura
Meninges
Pericardio
Útero
Sistema circulatorio
12. • Vía aerea superior
• Gram positivos: Streptococcus pneumonae, staphylococcus
epidermidis, o el S. aureus.
• Gram negativos: Haemophilus influenzae, Moraxella
catharralis o Neisseria spp.
• Vía aérea baja estéril en condiciones fisiológicas
• Sistema mucociliar
• Reflejo de la tos
• Broncoconstricción.
• Macrófagos alveolares
Infecciones respiratorias
Amoxicilina
+/- clavulánico
Levofloxacino* y moxifloxacino
Azitromicina
Ciprofloxacino*
13.
14.
15. • Flora habitual sólo en uretra anterior:
• Cándida
• Enterococcus: E. coli (<80%), E. faecalis o Proteus entre otros.
• Staphilococcus.
Infecciones del tracto urinario
Fosfomicina
Nitrofurantoina
18. • En la vagina: predominio anaerobios.
• Actinomyces
• Ureoplasma
• Candida spp
• Bateroides
• Lactobacillus acidophilus
• Streptococcus agalactie.
Infecciones genitales
Metronidazol
Clindamicina
*Sospecha de ITS
• Gonococo (diplococo gram negativo) ceftriaxona
• Chlamydia (intracelular) azitromicina o doxiciclina
• Sífilis penicilina
19.
20. • Piel: flora dinámica
• Staphilococcus: S. hominis, S. heamolyticus, S. capitis, S. aureus,
S. epidermidis
• Streptococcus (S. pyogenes)
• Corynebacterium.
• Cara: H. influenzae B y neumococo
• Infecciones polimicrobianas y presencia de S. aureus.
Infecciones de piel y partes blandas
Cefalosporinas de 1º g: cefadroxilo y cefalexina
Cloxacilina
Clindamicina (alérgicos a penicilina)
Trimetoprim-sulfametoxazol (Sospecha SARM)
Amoxicilina-clavulánico si:
- Afectación capas profundas
- Celulitis facial
24. • El Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) es un plan estratégico y de acción cuyos
objetivos son:
• Reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos
• Reducir el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales, preservando de manera sostenible la eficacia de los antibióticos
existentes.
• Estrategias comunes para la salud humana y la sanidad animal:
1. Vigilancia del consumo y de la resistencia a los antibióticos
2. Controlar las resistencias bacterianas
3. Identificar e impulsar medidas alternativas y/o complementarias de prevención y tratamiento
4. Definir las prioridades en materia de investigación
5. Formación e información a los profesionales sanitarios
6. Comunicación y sensibilización de la población en su conjunto y de subgrupos de población
Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos
(PRAN)
25.
26.
27.
28.
29. • Objetivo: optimizar y homogeneizar la prescripción de los tratamientos antibióticos y, con ello, disminuir el riesgo
de aparición de microorganismos resistentes.
• En esta guía encontrarás:
• Recomendaciones para el abordaje de los procesos infecciosos más prevalentes en adultos, niños y pacientes
asistidos en centros sociosanitarios.
• Recomendaciones basadas en la evidencia y en patrones de resistencia.
• Uso de antimicrobianos en situaciones especiales: insuficiencia renal, hepática, embarazo, lactancia,
sobrepeso y obesidad.
• Manual de obtención de muestras para el diagnóstico microbiológico.
• Consideraciones sobre la prescripción diferida de antibióticos.
Guía PRAN
30.
31.
32.
33. • El PRAN tiene como objetivo implantar programas PROA en ámbito hospitalario y de AP apoyo para la
toma de decisiones para el tratamiento antibiótico.
• Los objetivos del PROA podemos resumirlos en:
1. Obtener los mejores resultados clínicos en el tratamiento de infecciones.
2. Minimizar la frecuencia de eventos adversos relacionados con la utilización de antimicrobianos, incluyendo aquí la
emergencia de resistencia.
3. Fomentar la utilización eficiente de los antibióticos, como un recurso sanitario más.
Programas de Optimización de Uso de Antibióticos
(PROA)
34. Recomendaciones sobre prescripción antimicrobiana en
Atención Primaria (Adultos)
Entre los trabajos realizados, se encuentra una línea específica que aborda los errores más comunes realizados en
Atención Primaria, junto con las recomendaciones para abordarlos.
1. No prescribir antibióticos en la faringoamigdalitis, salvo que exista una alta sospecha de etiología estreptocócica
y/o que el resultado de la prueba rápida de detección de antígeno de S. pyogenes (Strep A o similar) sea positiva.
2. No tratar con un antibiótico diferente al de primera elección, penicilina V, las faringoamigdalitis estreptocócicas
no recurrentes si el paciente no es alérgico a la penicilina.
3. No prescribir antibióticos en la sinusitis aguda, salvo que persista rinorrea purulenta y dolor maxilofacial o dental
durante más de 7 días, o cuando los síntomas hayan empeorado después de una mejoría clínica inicial.
4. No prescribir antibióticos orales para la otitis externa aguda no complicada.
5. No tratar con antibióticos las conjuntivitis que se presuman de origen viral.
35. 6. No prescribir antibióticos en infecciones del tracto respiratorio inferior en adultos inmunocompetentes y sin comorbilidades en
los que clínicamente no se sospecha neumonía.
7. No prescribir antibióticos en las bacteriurias asintomáticas de los siguientes grupos de población: mujeres premenopáusicas no
embarazadas, pacientes diabéticos, ancianos, ancianos institucionalizados, pacientes con lesión medular espinal y pacientes con
catéteres urinarios.
8. No realizar profilaxis de forma rutinaria en pacientes con sonda vesical crónica al cambiar la sonda. Considerarla en pacientes con
antecedentes de traumatismos durante el procedimiento o de infección sintomática tras el cambio, y en pacientes de riesgo
como inmunodeprimidos o enfermedad grave de base.
9. No prescribir fármacos antifúngicos por vía oral ante sospecha de onicomicosis sin confirmación de la infección.
10. No mantener un tratamiento antibiótico que esté tomando un paciente si se sospecha una infección no bacteriana.
11. No utilizar la fosfomicina trometamol con posología diferente a la aprobada para infecciones agudas no complicadas de las vías
urinarias bajas (1 sobre de 3 gramos en una sola dosis).
12. No utilizar la amoxicilina con ácido clavulánico si el probable microorganismo causante de la infección no produce
betalactamasas (Ej.: S. pyogenes; S. pneumoniae).
13. No utilizar amoxicilina y ácido clavulánico 1000/62,5mg comprimidos de liberación prolongada fuera de la indicación aprobada
(algunas neumonías adquiridas en la comunidad)
36. • PROA HUMS sector II
Varias instituciones sanitarias que ya han implantado este tipo de programas, con equipos compuestos por profesionales de las áreas de
Medicina Interna, Médicos de Medicina Familiar y Comunitaria, Pediatras, Enfermeras, Farmacéuticos clínicos, Microbiólogos, y Médicos de
Urgencias.
40. AEMPS CIMA (Agencia Española Medicamentos Productos Sanitarios)
Guía Terapéutica Antimicrobiana del Área Aljarafe
Guías clínicas de distintas especialidades
Guía-ABE (Pediatría)
Guía de dosificación en pediatría para atención primaria (AEPAP)
Fisterra (Medicina de Familia)
IDOCTUS
UpToDate
Otros recursos
41. 1. Flórez J. Farmacología humana. En: 6a. Elsevier Masson; 2014. p. 945-66.
2. González-Torralba A, García-Esteban C, Alós JI. Enteropatógenos y antibióticos (revisión). Enferm Infecc Microbiol Clin. 2018;36(1): 47-54
3. Murray PR, Rosenthal KS, Pfaller MA. Microbiología médica. Editorial Elsevier.
4. Home | AMR Review [Internet]. [citado 23 de abril de 2022]. Disponible en: https://amr-review.org/
5. Campezo C. Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
6. del Arco J. Antibióticos: situación actual. Farmacia Profesional. 1 de septiembre de 2014;28(5):29-33.
7. Curso Principios y Práctica de Uso de Antibióticos: Estrategia IRASPROA del Gobierno de Aragón [Internet] [citado 19 de abril de 2022]. Disponible
en: https://autoaprendizaje.salud.aragon.es/course/view.php?id=28
8. CIMA. Centro de información de medicamentos [Internet]. [citado 23 de abril de 2022]. Disponible en: https://cima.aemps.es/cima/publico/home.html
9. Guía de dosificación en pediatría para atención primaria | Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria [Internet]. [citado 21 de abril de
2022]. Disponible en: https://www.aepap.org/federadas/aragon/biblioteca/guia-de-dosificacion-en-pediatria-para-atencion-primaria
10.Guía PRIOAM [Internet]. [citado 21 de abril de 2022]. Disponible en: https://www.guiaprioam.com/
11.Guía Terapéutica Antimicrobiana interniveles del Área Aljarafe. [Internet]. [citado 21 de abril de 2022]. Disponible en:
http://www.sspa.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/guiaterapeuticaaljarafe/guiaTerapeuticaAljarafe/guia/guia.asp
12.Guía-ABE - [Internet]. [citado 21 de abril de 2022]. Disponible en: https://www.guia-abe.es/
13.Navegación Guías PRAN Humana | PRAN [Internet]. [citado 21 de abril de 2022]. Disponible en:
https://www.resistenciaantibioticos.es/es/guias/humana/navegacion/-1
14.PRAN [Internet]. [citado 21 de abril de 2022]. Disponible en: https://www.resistenciaantibioticos.es/es
15.PROA - hcu [Internet]. [citado 21 de abril de 2022]. Disponible en: http://www.hcuz.es/web/guest/proa
Bibliografía
Notas del editor
El aumento progresivo en el número de antibióticos disponibles dificulta el conocimiento detallado de su actividad antibacteriana, características farmacocinéticas, toxicidad, etc. No es de extrañar, por tanto, que se utilicen incorrectamente y que, como consecuencia, disminuya su eficacia terapéutica, se favorezcan la aparición de resistencias bacterianas, aumente la incidencia de reacciones adversas, sobre todo las sobreinfecciones.
Antes de iniciar el tratamiento con antibióticos es necesario asegurar la etiología de la fiebre, ya que esta no es necesariamente signo de infección, y su etiología puede no requerir el tratamiento con antibióticos específicos (p. ej., infecciones víricas o algunas bacterianas, que son autolimitadas).
Una vez que confirmada, se debe investigar el microorganismo responsable por los datos clínicos y, siempre que sea posible, por estudio bacteriológicos. Se iniciará el tratamiento empírico con el antibiótico más eficaz y menos tóxico, considerando la probabilidad para el tipo de infección y paciente del que se trate, factores de riesgo para patógenos específicos, inmunosupresión… etc.
Se reevaluará al paciente a los 2-3 días, para observar si la evolución clínica es favorable, y por lo tanto el tratamiento empírico eficaz, o bien si dispusimos de cultivo bacteriológico, reevaluar el microorganismo aislado y su sensibilidad al tratamiento. Solo se valorará el cambio de antibiótico ante una evolución desfavorable o ante el hallazgo de sensibilidad a antibióticos bactericidas con espectro más reducido, y siempre que sea posible, teniendo en cuenta su toxicidad y el precio del preparado.
Las bacterias son microorganismos vivos, y como tales desarrollan mecanismos para aumentar su supervivencia. La resistencia antibiótica es una consecuencia directa e inevitable del uso de antibióticos, y tenemos que ser conscientes de ellos para minimizar sus consecuencias.
La resistencia bacteriana, como sabemos, constituye un problema sanitario muy grave. No es extraño aislar cepas resistentes a todos los antibióticos utilizados y, especialmente, en los pacientes más graves (UCI). Durante las últimas décadas se desarrollaron nuevos antibióticos con actividad antibacteriana ampliada, a lo que las bacterias han respondido generando nuevas versiones de genes de resistencia. Si se tiene en cuenta que el problema de la resistencia es el resultado de la capacidad innata de las bacterias de adaptarse al medio, esto no debería extrañarnos y, además, permite predecir que, por muy ingeniosos que seamos diseñando nuevos antibióticos, existen pocas posibilidades de evitar la aparición de gérmenes resistentes.
El conocimiento de los mecanismos de resistencia sugirió el diseño de fármacos que inhibiesen esos mecanismos (p. ej., inhibidores de enzimas: B-lactamasa). Las bacterias evolucionaron produciendo nuevas enzimas inactivantes que no eran inactivadas por los inhibidores.
Actualmente los microorganismos resistentes a los antibióticos constituyen una crisis a nivel mundial, y según el informe O´Neal, para el año 2050 habrá 10 millones de muerte al año por infecciones resistentes a los antibióticos, más que por cáncer, que mueren 8.2 millones de personas.
El aumento de la resistencia a antibióticos no se ha acompañado del desarrollo de antibióticos nuevos, principalmente por su baja rentabilidad económica frente a otros grupos de fármacos. Los factores que determinan esta situación son el escaso volumen de ventas con respecto a otros tratamientos como los antivirales o vacunas, sus indicaciones para procesos agudos y de corta duración y la prescripción en segunda o tercera línea de los nuevos antibióticos, precisamente para evitar la aparición de nuevas resistencias. Este panorama supone que la industria farmacéutica tenga muy pocos alicientes para investigar este campo, lo que conlleva que desde hace décadas hayan sido muy pocos los antibióticos que supongan un verdadero salto en el tratamiento.
Una segunda estrategia sería investigar moléculas que no seleccionen las cepas resistentes. Entre estas estrategias se están investigando productos que actúan inhibiendo los mecanismos de patogenicidad bacterianos; no matan ni inhiben el crecimiento bacteriano, sino que, al bloquear mecanismo de patogenicidad básicos, la bacteria deja de ser patógena y puede ser controlada por los mecanismos de defensa del huésped. Podrían considerarse como una tercera categoría de agentes, a los que podríamos llamar agentes antivirulencia, de esta forma teóricamente evitaríamos la selección positiva de cepas resistentes.
Por último, la última estrategia que nos queda es tratar de evitar nuevas resistencias, utilizando adecuadamente los antibióticos (dosis y duración de tratamientos correctos), evitando el uso innecesario especialmente de antibióticos de amplio espectro y desarrollando nuevas estrategias en terapéutica antiinfecciosa. Alrededor del 30-50% de los tratamientos antibióticos prescritos son mejorables, por ellos desde distintas agencias gubernamentales se están desarrollando los programas PROA para planificar, ejecutar y verificar acciones encaminadas a mejorar el uso de antibióticos, con el objetivo de obtener mejores resultados clínicos con el mínimo riesgo de resistencias, creando herramientas para facilitar la prescripción a los profesionales sanitarios.
La flora habitual del organismo es el conjunto de microorganismos que viven en el cuerpo humano sin causar enfermedad. Está influenciada directamente por la alimentación, el ambiente en el que vivimos y otros factores del organismo como el pH o los niveles hormonales. Es necesaria para el desarrollo de inmunidad y nos ayuda a evitar la colonización de bacterias patógenas, y a otras funciones como la obtención de vitaminas o a la desconjugación de ácidos biliares.
Esta flora se limita a unos sitios concretos del organismo, y no debe estar presente fuera de ellos. De esta forma la pleura, las meninges, el pericardio, el peritoneo, el útero y el sistema circulatorio deben ser estériles y la presencia de cualquier microorganismo en ellos tiene significado patógeno.
Conocer qué flora y qué tipo de microorganismo está presente en el cuerpo nos ayuda a entender por qué utilizar cada antibiótico en cada situación. A la hora de seleccionar un antibiótico para nuestro paciente es importante ser sistemático y tener claro cuál es el foco de infección y los microorganismos más frecuentes en él.
Los microorganismos patógenos no sólo dependen del foco de infección, si no que existen otros factores externos que lo condicionan: la epidemiología de nuestra región o de nuestro hospital, las comorbilidades del paciente, o la existencia de ingresos previos. Existen guías que nos ayudan a tomar decisiones concretas para cada paciente, que veremos más adelante en este trabajo. Sin embargo, conociendo los patógenos más habituales y el espectro de acción de los antibióticos es posible aproximar de una manera rápida y sencilla que antibiótico es útil para nuestro paciente.
Podemos dividir el aparato digestivo en diferentes tramos, ya que la flora varía según el lugar en el que nos encontremos. Hay algunos elementos constantes, como los lactobacillus (gram positivas microaerófilas) que están presentes a lo largo de todo el tubo digestivo.
Por ejemplo, las caries son causadas por el Streptococcus mutans. Las infecciones bucales pueden estar causadas por cualquiera de estas bacterias. Como norma general las infecciones pueden tratarse con amoxicilina, o metronidazol (solo o asociado) si se sospecha la presencia de gérmenes anaerobios. Si fracasa el tratamiento puede emplearse amoxicilina-clavulánico.
El número de bacterias aumenta conforme avanzamos en el tubo digestivo: en el estómago y en el duodeno es bajo debido al pH bajo y el peristaltismo elevado entre otros factores. Conforme nos acercamos al colon hay una mayor presencia de microorganismos con predominio de anaerobios como Peptostreptococcus, Prevotella, Porphyromonas. En el intestino grueso nos encontramos con una flora mixta, compuesta entre otros por:
Las infecciones bacterianas del tubo digestivo se producen por un microorganismo o sus toxinas, y normalmente causan gastroenteritis con clínica de diarrea y dolor abdominal. En la diarrea aguda en la que sospechas etiología bacteriana y hay criterios de tratamiento antibiótico es de elección el ciprofloxacino, ya que cubre Salmonella y Shigella. Pueden utilizarse también Azitromicina y trimetoprim sulfametoxazol que son más activos frente a campylobacter (BGN).
El metronidazol se utiliza como tratamiento empírico sobre todo cuando se sospechan Entamoeba hystolítica o parásitos.
La diverticulitis suele estar causada por flora mixta (polimicrobiana) con E. coli u otras enterobacterias, por lo que es de elección amoxicilina-clavulánico.
En la vía aerea superior podemos encontrar multitud de microorganismo, en su mayoría gram positivos como el Streptococcus pneumonae, staphylococcus epidermidis, o el S. aureus. También hay gram negativos como Haemophilus influenzae, Moraxella catharralis o Neisseria spp. Hay factores que invierten esta relación, siendo más predominantes las bacterias gram negativas. Esto sucede por ejemplo en pacientes hospitalizados, por eso debemos tenerlo en cuenta a la hora de seleccionar la antibioterapia empírica.
Si tenemos una infección respiratoria y sospechamos etiología bacteriana, el tratamiento de elección es la amoxicilina (dosis y duración en función del nivel y la gravedad). Deber asociarse clavulánico si existe alta probabilidad de resistencia o si se trata de una exacerbación de EPOC, ya que entrarían en juego otros microorganismos.
Las quinolonas respiratorias (levofloxacino y moxifloxacino) y la azitromicina tienen actividad contra el neumococo y contra bacterias que causan neumonías atípicas (Legionella, Chlamydia, Mycoplasma y Coxiella y micobaterias). El ciprofloxacino y el levofloxacino son además los únicos antibióticos antipseudomónicos que se pueden administrar vía oral.
Salvo la uretra anterior, el aparato urinario es estéril en condiciones fisiológicas debido al arrastre de la orina y a su pH bajo. En esta zona sin embargo es normal encontrar cándida y enterococcus como E. coli (<80%), E. faecalis o Proteus entre otros. También pueden estar frecuentes Staphilococcus.
Es de elección la fosfomicina que actúa frente a E. coli, incluyendo las cepas portadoras de BLEE y carbapenemasas, enterobacterias, Staphilococos y enterococos. A veces se utiliza también la nitrofurantoina que es activo frente a E. coli y enterococos, aunque no cubre Proteus ni Serratia.
Si sospechamos una pielonefritis es necesario cubrir otros microorganismos, por lo que se utiliza cefuroxima (anaerobios) o cefixima (gram positivos, enterobacterias y Neisseria) como tratamiento empírico de elección.
En la vagina, al igual que el aparato digestivo hay lactobacillus spp que mantienen un pH ácido, limitando el número de bacterias presentes, con predominio de anaerobios. Podemos encontrar: Actinomyces, ureoplasma, candida spp, bateroides, kactobacillus acidophilus, streptococcus agalactie.
La etiología más frecuente de las vaginosis bacterianas es la Gardnerella vaginalis (bacilo microaerófilo) y el antibiótico de elección es el metronidazol. También puede utilizarse la clindamicina que cubre anaerobios y cocos gram positivos.
Si sospechamos una Infección de transmisión sexual debemos pensar en otro tipo de microorganismo como el gonococo o la chlamydia, que en ocasiones pueden presentarse de forma conjunta. El gonococo es un diplococo gram negativo cuyo tratamiento es la ceftriaxona. Ante la sospecha de Chlamydia (intracelular) es de elección azitromicina o doxiciclina, ya que los betalactámicos no cubren bacterias intracelulares. En la sífilis el tratamiento de elección es la penicilina.
La piel tiene una flora en continuo cambio y varía en las diferentes zonas del cuerpo. Predominan los Staphilococcus: S. hominis, S. heamolyticus, S. capitis, S. aureus, S. epidermidis, aunque también hay otras especies presentes como Streptococcus (S. pyogenes) o Corynebacterium.
Las infecciones de la piel son muy variadas, pero en general debemos pensar en infecciones polimicrobianas y en la presencia de S. aureus. Se utilizan de forma general cefadroxilo, cefalexina (cefalosporinas de 1º generación) y cloxacilina. Clindamicina es de elección en alérgicos a la penicilina. Si existe sospecha de SARM se puede utilizar trimetoprim/sulfametoxazol.
En infecciones que afectan a capas profundas con evolución desfavorable se puede utilizar amoxicilina-clavulánico. También en celulitis faciales ya que los patógenos que la causan son diferentes (H. influenzae B y neumococo).
Si se trata de una infección secundaria sobre una herida quirúrgica habrá que tener en cuenta el tipo de cirugía (limpia o no) ya que los microorganismos causantes son diferentes. Si es limpia, el patógeno será posiblemente un Staphilococcus y se tratará como las anteriores. Si es contaminada o sucia, tendremos que pensar en la flora intestinal (BGN, enterococos y anaerobios).
En estos momentos, participan en el desarrollo del plan todas las comunidades autónomas, diez ministerios (Sanidad, Consumo, Agricultura, Economía, Educación, Ciencia, Universidades, Interior, Defensa y Transición Ecológica), más de 70 sociedades científicas, organizaciones colegiales, asociaciones profesionales y universidades, y alrededor de 300 colaboradores expertos.
Para alcanzar su objetivo, el PRAN propone seis líneas estratégicas comunes para la salud humana y la sanidad animal:
La Guía Terapéutica Antimicrobiana del Sistema Nacional de Salud es una aplicación desarrollada en el marco del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) con el objetivo de optimizar y homogeneizar la prescripción de los tratamientos antibióticos y, con ello, disminuir el riesgo de aparición de microorganismos resistentes.
Esta guía está dirigida a profesionales sanitarios de Atención Primaria, Pediatría, Urgencias, Odontología y centros sociosanitarios.
El Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) tiene entre sus objetivos la implantación de los Programas de Optimización de Uso de los Antibióticos (PROA) tanto en el ámbito hospitalario como en el de Atención Primaria. Estos programas contribuyen a mejorar la utilización de los antibióticos.
Su filosofía es la de servir de apoyo a los clínicos en su proceso de toma de decisiones en el tratamiento antibiótico de las enfermedades infecciosas con los siguientes objetivos: