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Síndrome febril
1. Síndrome Febril
1
Gabriel Pastrian Soto., 2
María José Oyarce.
Patología General. Facultad de Odontología Universidad Mayor Santiago Chile.
Introducción:
La fiebre la podemos definir como una respuesta natural y adaptativa ante una fase aguda de la respuesta
inmune así como también una respuesta sistémica a un proceso inflamatorio agudo que es parte de una
respuesta orgánica general ante la inflamación (SIRS). La fiebre se caracteriza por expresar un signo
cardinal que tiene que ver con elevación de la temperatura corporal en 1 a 4 °C por sobre lo normal.
El Hipotálamo es el órgano involucrado en la termorregulación corporal, en el área preóptica ejerce su
acción a modo de termostato en donde recibe los estímulos sensoriales. La temperatura corporal normal
corresponde a 37 °C que dependiendo de la información sensorial que reciba de sus aferencias (fibras
nerviosas de la piel) y a las neuronas sensibles propias del hipotálamo van a ir comparando, analizando y
regulando el medio interno con el medio externo para establecer el “set-point” o estándar normal de
temperatura que se traduce en una constante de temperatura para todo el cuerpo para que haya una
actividad metabólica normal.
Cuando se producen desajustas en el equilibrio sensorial externo de la temperatura y llegamos a sentir
demasiado frío o demasiado calor se activan los mecanismos de regulación que pretendan mantener la
temperatura normal en el cuerpo acorde a la condición ambiental que pueda detectar. Así para cuando el
ambiente es muy caluroso se dispondrán de los medios que disipen el calor (termólisis) como la
vasodilatación y la sudoración, y para ambientes muy fríos se activarán los mecanismos de ganancia de
calor (termogénesis) como es la vasoconstricción cutánea que redistribuye el flujo sanguíneo desde la piel a
los lechos vasculares más profundos, esto provoca que se ejerzan los movimientos reflejos y conductuales
como el “escalofrío” y el arroparse intensamente, también a su vez se produce la inhibición de la
sudoración.
Fig. 1. Los efectos hipotalámicos buscan mantener la temperatura normal de 37°C impuesto por el “set-point” hipotalámico.
2. El aumento de la temperatura corporal sin que sea mediada por la regulación hipotalámica normal (set-
point) se define como “hipertermia”, esta puede deberse a alteraciones en los mecanismos periféricos que
disipan o que producen de calor, en cambio, “hiperpirexia” es el aumento de la temperatura corporal
mediada por el hipotálamo que se manifiesta como fiebre en el cual se eleva la temperatura por sobre los
37°C y que de acuerdo a su intensidad puede aumentarla entre 4 a 5 °C más que el valor normal, en esta
situación se alcanzan niveles muy riesgosos debido principalmente a la coagulación y desnaturalización de
las proteínas ya se empiezan a “cocinar” (como lo que le sucede a un huevo) lo que trae consigo una
seguidilla de fallas y desequilibrios que van desde la pérdida de la acción enzimática hasta a los cuadros
sistémicos como “arritmias cardiacas” que son producidas por una permanente despolarización de la
membrana de las células musculares cardiacas contráctiles debido a la pérdida de K+
intracelular.
La Fiebre entonces se define como la elevación de la temperatura corporal a partir valores iguales o
superiores a 38°C como cambio inducido por el set-point del hipotálamo.
La etiología o las causas para una manifestación de la fiebre son muy variadas e incluyen las reacciones
inmunológicas, los traumatismos de tejidos, la necrosis, falla metabólica aguda, el uso de drogas, la
deshidratación, los procesos neoplásicos y tumorales, las infecciones provocadas por bacterias, virus
hongos o parásitos y los procesos inflamatorios.
Respecto a los procesos infecciosos e inflamatorios, la principal causa para los estados febriles es la
presencia de “pirógenos” (agentes inductores de la fiebre) de los cuales, se pueden clasificar como
exógenos (bacterias, virus, toxinas, hongos, medicamentos, elementos extraños, etc.) y endógenos
(citoquinas), que son secretadas cuando se fagocitan los pirógenos exógenos. Estos agentes afectarán el
termostato regulador del hipotalámo provocando que aumente de la temperatura por medio de una
sucesión de mecanismos moleculares en el que están involucradas las prostaglandinas.
Por lo tanto, la fiebre que se produzca ayudará a responder a hacer frente a los procesos inflamatorios
agudos con un aumento de la actividad fagocítica para macrófagos y de la actividad quimiotáctica para
neutrófilos polimorfonucleares (PMN).
Fig. 2. Interacciones entre citoquinas y las células que las producen.
3. Relación de la fiebre con el proceso inflamatorio agudo:
A modo general, luego de que se produce el proceso inflamatorio inicial con la vasodilatación de los vasos
sanguíneos, la migración quimiotáctica y la extravasión de los neutrófilos polimorfonucleares (PMN) por
diapédesis al endotelio vascular y la formación del edema rico en proteínas (exudado) que se forma a causa
del aumento de la permeabilidad endotelial, es que se van a liberar las moléculas reguladoras de las
respuestas inflamatorias, las citoquinas y quimiocinas.
Las citoquinas son proteínas proinflamatorias producidas por varios tipos celulares de los que destacan los
Macrofagos, los Linfocitos B y T, el endotelio vascular y las células de su matriz adyacente (Fibroblastos).
En el proceso inflamatorio, la función de citoquinas como el Factor de necrosis tumoral (TNF) y la
Interleucina-1 (IL-1), secretadas principalmente por macrófagos, inducen la síntesis de moléculas de
adhesión al endotelio vascular y la síntesis de sustancias quimiotácticas como las quimiocinas. Además TNF
y IL-1 inducen otras respuestas asociadas a la inflamación como la pérdida de apetito, la somnolencia y la
fiebre.
En la respuesta febril, algunas citoquinas actúan como agentes pirógenos endógenos que concretan su
acción en el Hipotálamo de una manera directa, sin la necesidad de otras citoquinas. El endotelio diana de
las citoquinas adyacente al hipotálamo son las que sintetizan las prostaglandinas que inician la respuesta
febril con aumento de la temperatura corporal. Estas citoquinas corresponden a:
Secretado por: Efectos:
Interleucina-1. (IL-1) Macrofagos y Linfocitos. Fiebre.
Interleucina-6. (IL-6) Macrófagos y Endotelio. Fiebre.
Factor de necrosis tumoral. (TNF) Macrofagos. Fiebre.
Interferón-. (Ifn-) Macrofagos y Linfocitos T. Fiebre.
4. Mecanismo de acción de la Fiebre:
A medida que un proceso inflamatorio agudo comienza a desarrollarse, los mecanismos sistémicos en
respuesta empiezan a redistribuir el flujo de la circulación sanguínea periférica hacia los lechos capilares
profundos gracias a la vasodilatación que se generan en estos vasos y así permiten que lleguen con mayor
rapidez los leucocitos de la reacción inespecífica de inmunidad (neutrófilos PMN).
De la misma manera que llegan componentes a la zona de inflamación por el aumento del flujo sanguíneo,
los agentes pirógenos endógenos producidos en la zona seguirán el curso del flujo sanguíneo y
abandonarán el foco inflamatorio para llegar a otras células o tejidos dianas en el organismo. Las citoquinas
llegan de esta manera al hipotálamo e inducen la respuesta febril con la síntesis de prostaglandinas PGE2.
Fig 3. Distribución del flujo sanguíneo con el abandono de citoquinas hacia otros tejidos como el hipotálamo.
El mecanismo de acción Citoquina-Hipotalamo-PGE2 se establece de la siguiente manera:
1) Las citoquinas que llegan a la región hipotalámica no son capaces de atravesar la barrera
hematoencefálica que rodea al hipotálamo anterior e interactúan directamente con el endotelio del
órgano vascularizado de la lámina terminal (OVLT) que tapiza el área preóptica del hipotálamo.
Fig 4. Mecanismo por el cual pueden ingresar las citoquinas al endotelio fenestrado.
5. 2) El endotelio vascular de la lámina es estimulado a sintetizar las prostaglandinas de la respuesta febril
(PGE2) con la que se inicia entonces la transformación de fosfolípidos de membrana a ácido
araquidónico (eicosanoide de ácidos grasos poli-insaturados de 20 átomos de carbono) por medio de
fosfolipasas. Luego la vía de las enzimas ciclooxigenasas (COX-1 y COX-2) oxida el ácido araquidónico a
prostanglandinas.
Fig. 5. El ácido araquidónico puede derivar diversos tipos de moléculas reguladoras.
3) En la vía ciclooxigenasa, las enzimas COX-1 y COX-2 que se denominan endoperoxi-sintetasas ya que
forman los endoperoxidos inestables PGG2 y PGH2, osea, moléculas que han sido cicladas al agregarles
moléculas de oxigeno (oxigenación), esta inestabilidad permite que PGH2 pueda derivar en
tromboxanos, prostaciclinas y protaglandinas.
Fig. 6. Formación ciclada PGG2 por oxigenación de C-9 y C-11.
6. 4) Para formar la prostaglandina E2 (PGE2) se necesita la isomerización de PGH2 por la enzima PGE2-
sintetasa.
Fig. 7. Isomerización de los dobles enlaces para formar PGE2.
5) En el siguiente paso, PGE2 ahora si es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica por lo que se une
a un receptor especifico para el (E2) de las fibras nerviosas hipotalámicas. Este receptor esta acoplado a
proteína G lo que induce la transmisión de señales estimuladoras provocando el aumento de los niveles
de cAMP.
Fig. 8. Formación de AMP cíclico por adenilato ciclasa.
6) El aumento de los niveles de cAMP estimula al hipotálamo a elevar la temperatura de regulación
corporal (set-point) provocando que los mecanismos de retención de calor se profundicen y que
disminuyan los de disipación. El aumento de la temperatura provoca la degradación enzimática de PGE2
como medida de protección.
Fig. 9. Fiebre como respuesta final ante un proceso inflamatorio.
7. 7) Finalmente los procesos empleados para aumentar la temperatura corporal consisten en una activación
del centro vasomotor (ubicado en el bulbo raquídeo) regulado poderosamente por el hipotálamo que
induce la vasoconstricción de los vasos periféricos cutáneos y vasodilatación de los lechos capilares
profundos con la siguiente redistribución sanguínea hacia tales vasos. La sangre distribuyéndose en
menor cantidad por la piel y músculos esqueléticos, genera el reflejo conductual de los “escalofríos” y
de la necesidad de arroparse intensamente, con lo que aumenta aún más la temperatura corporal.
Fig. 10. Centro vasomotor regulado por hipotálamo generando vasoconstricción o vasodilatación de los vasos sanguíneos.
Medidas Antifebriles para un proceso Inflamatorio:
Para regular, disminuir o eliminar la fiebre se disponen de ciertos fármacos que van a ir dirigidos
especialmente a reducir los factores iniciadores de las respuestas febriles. Estos fármacos están dirigidos a
inhibir las vías de formación de eicosanoides, osea, para este caso, inhibir la producción de prostaglandina
(PGE2) en la vía ciclooxigenasa.
Los fármacos que inhiben la vía ciclooxigenasa se denominan AINE (fármacos antiinflamatorios no
esteroideos) que impiden la síntesis de prostaglandinas uniéndose covalentemente e inhibiendo
irreversiblemente a las enzimas COX-1 y COX-2. La aspirina es un ejemplo de AINE en que inhibe a las
enzimas de manera irreversible por una “acetilación”.
Fig. 11. Los fármacos AINE cortan de raíz la producción de prostaglandinas al inhibir irreversiblemente sus enzimas.
8. Referencias Bibiográficas:
1) Tamara Hirsch B. Síndrome Febril En Pediatría.
2) Carlos Antonio Martinez. Semiología: Síndrome Febril. Facultad de Medicina – UNNE.
3) Robbins Stanley L., Cotran Ramzi S. Patología Estructural y Funcional: 48-84.
4) Rodrigo Pinto Martinez. Elementos de Inmunología.
5) Elizabeth Joulow. Inflamación y Reparación Tisular.
6) Jaime Arias., María Angeles A., Jose Ignacio A., et al. Fisiopatología Quirúrgica: 407-408.
7) Juan Carlos P., Carlos Raúl M., Guía Práctica Para el Monitoreo de Fármacos y Drogas de Abuso:
45-47.
8) Mario Sapag-Hagar. La Unidad Bioquímica Del Hombre: 58-59.
9) Velázquez. Farmacología Básica y Clínica: 501-504.