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MEDICAMENTOS
EN PEDIATRIA
Concepción Barroso Pérez
XXXI Congreso A.E.F.H.
Zaragoza
El medicamento, voluntariamente administrado al paciente pediátrico (para así
distinguirlo del que de un modo pasivo puede administrársele a través de la pla-
centa o la lactancia) sufre, al igual que en todo paciente, un proceso complejo
que puede esquematizarse en el siguiente gráfico:
*d
Lung
Heart
Other
Tissues
Kidney
AM-Renal Excretion
Gut
►
. _WaII_
x
e
	
Gut
	
Liver
Lumen
Fecal Excretion
	
Melabolism
and Decomposition
FIG. 1 . ROWLAND, M ., TozER, T. N., Clínica/ Pharmacokinetics . Concepts and Applica-
tion, Philadelphia, Lea and Fabiger, 1980.
m
o
o
1.5
Todos los factores considerados varían respecto al adulto y no siempre en el
mismo sentido sino en ambos, referidos a distintos estadios del período pediá-
trico, fundamentalmente en el primer año de vida y, dentro de éste, en el pe-
riodo neonatal.
ABSORCION
H.C. Shirkey [2], en un estupendo cuadro resumen, esquematiza unos princi-
pios que deben regir la terapéutica pediátrica y refiriéndose a la absorción con-
cretamente, dice: «La absorción oral y parenteral de los medicamentos no es-
tán afectados por esta condición de paciente pediátrico pero sí la tópica, que
está muy incrementada, sobre todo en prematuros» . Quizás la parenteral IV
cumple perfectamente con esta afirmación pero no podemos decir lo mismo de
la administración IM y' menos de la vía oral.
La vía IM supone siempre una agresión al tejido muscular pero, al ser éste es-
caso en el niño, está más predispuesto a la yatrogenia propia de esta técnica;
ello obliga a cambiar frecuentemente de lugar de aplicación utilizando incluso
músculos no habituales en el adulto, como puede ser el recto anterior ; de todos
es conocido que este cambio en el lugar de aplicación puede seguirse de una
variación en la cinética de absorción y en algunos casos con traducción clínica
importante; recordemos cómo la lidocaína se absorbe mucho más rápida in-
yectada en el deltoides que en el glúteo (Meyer and Zelechowski, 1971) y que
la vacuna antihepatitis B debe inyectarse precisamente en el deltoides ya que
la inyección en glúteo se ha relacionado con un escaso porcentaje de serocon-
versión [3]. Estos datos nos hacen contemplar con precaución esta vía de ad-
ministración de medicamentos y quizás puedan explicarnos algunos resultados
inesperados o ciertos fracasos en una terapéutica teóricamente correcta.
En cuanto a la vía oral es necesario tener en cuenta que existen una serie de
factores que pueden hacer variar enormemente la biodisponibilidad y veloci-
dad de absorción de los fármacos . Citaremos como principales:
• Superficie y tiempo de contacto;
• pH y contenido gastrointestinal;
pues bien, en el recién nacido la relación SUPERFICIE GASTROINTESTI-
NAL/PESO CORPORAL es muy elevada respecto al adulto ; ello quiere decir
que existe una mayor superficie de contacto medicamento-mucosa y con ello
mayor absorción si no se consideran otros factores que puedan contrarrestar
este efecto ; de este modo se explica la mayor absorción que experimenta la am-
picilina por ejemplo. El recién nacido presenta también un pH gástrico alcali-
no, al menos durante las primeras horas de vida, lo cual va a influir en el gra-
do de ionización del fármaco y, por lo tanto, en su absorción, en este caso, de
un modo opuesto a lo experimentado en el niño mayor o adulto . Por otra par-
te, la presencia en el tubo digestivo del recién nacido de cantidades relativa-
I6
mente elevadas de p-glucuronidasa puede tener especial importancia en el caso
de sustancias que sufran circulación enterohepática y que a su vez se eliminen
por un proceso de glucuronoconjugación, como ocurre, por ejemplo, con la in-
dometaeina. El complejo glucurónico-medicamento, ya precariamente forma-
do en el recién nacido, sufre un desdoblamiento en la luz intestinal por la ac-
ción del enzima y nuevamente vuelve a ser absorbido como fármaco libre au-
mentando los niveles sanguíneos y así repetidas veces ; este dato es muy' impor-
tante a la hora de dosificar sustancias que, al igual que la indometacina, pre-
sentan estas dos características en su disposición biológica.
Otra vía de aplicación con problemas específicos en pediatría es la de inhala-
ción. Solamente es aplicable a partir de una edad en la que se puede presumir
la colaboración del paciente o bien en edades menores, valiéndose de medios
mecánicos sofisticados de difícil aplicación en la práctica ordinaria.
DISTRIBUCION
Considerando como un mero apunte de problemas lo descrito para la adminis-
tración, analizaremos de igual modo este apartado . De los factores que inter-
vienen en el proceso de distribución hay cuatro que se ven particularmente afec-
tados por la edad:
• Contenido en agua corporal y su distribución.
• Contenido y naturaleza de las proteínas plasmáticas.
• Receptores tisulares específicos.
• Desarrollo de la barrera hematoencefálica y en general del SNC.
La composición corporal del recién nacido y, sobre todo del prematuro, es no-
tablemente diferente a la del niño escolar y del adulto . El líquido estracelular
oscila desde 50 % para el prematuro a 20-25 % del adulto. El contenido total
de agua del 85 % del prematuro al 60 % del adulto joven . Una expresión muy
didáctica de esta variabilidad lo es la fórmula que contempla la reposición de
líquidos en pediatría y que exponemos a continuación:
NECESIDADES HIDRICAS EN NIMIOS (excluidos recién nacidos y lactantes)
Volumen = 24 (4a+2b+c) ml/día
a = peso correspondiente a los 10 primeros kilos
b = kilos que exceden de diez e inferior a veinte
c = kilos que exceden de veinte
Por contra, el tejido adiposo sufre un proceso inverso según detallamos a
continuación:
17
Prematuros, 3 %; Recién nacidos a término, 12 % ; Lactantes, 30 % ; Adultos va-
rones jóvenes, 18 %.
Una simple consideración físico-química, atendiendo al coeficiente de reparto
O/W del fármaco, da una idea de la viabilidad que puede sufrir el medicamen-
to respecto a su distribución en función de la edad.
Otro parámetro señalado es de «contenido y naturaleza de las proteínas».
Las proteínas suponen un medio de transporte y almacenaje de fármacos ; prác-
ticamente todos los medicamentos se unen en mayor o menor proporción a las
mismas, pero esta capacidad de «unión a proteínas» puede variar en función
de la edad, sobre todo en el periodo neonatal, en donde está francamente dis-
minuida y en base a ello se desarrolla la teoría de «medicamentos capaces de
producir kernícterus», que serian todos aquellos que fueran capaces de despla-
zar a la bilirrubina de sus puntos de unión a las proteínas; la patofisiología de
esta enfermedad no está del todo clara y hoy se cree que la bilirrubina conju-
gada también puede atravesar la barrera hematoencefálica cuando ésta sufre de-
terminadas alteraciones, con lo cual, no sólo estaría implicada la bilirrubina li-
bre o desplazada.
En la figura adjunta se pueden apreciar las diferencias plasmáticas que experi-
menta un fármaco en función de su contenido total y su unión a proteínas:
Drug Plasma
Concentration
Amount of Drug in the Body
FIG . 2. SchaJfer's Diseases of the Newborn, 5th ed., Philadelphia, WB Saunders, 1983.
Es necesario, además, tener en cuenta que la capacidad de un fármaco para des-
plazar a otro o a una sustancia endógena ligada previamente a proteínas será
función no sólo de su afinidad por las mismas sino también de su concentra-
Adult
Newborn
Competitive binding
(Bilirubin)
18
ción plasmática, de tal modo que si una sustancia A con un 100 % de ligazón
protéica se encuentra en concentraciones de microgramos y una sustancia B,
con tan sólo 50 %, lo está en miligramos, la capacidad de desplazamiento será
500 veces superior para el fármaco B, siempre que la constante de desplaza-
miento y pesos moleculares sean más o menos similares; merced a esto pode-
mos concluir que en medicamentos muy activos se puede prescindir de su ca-
pacidad de desplazar a otros medicamentos, pero sí debemos vigilar el efecto
que pueden sufrir ellos mismos por la administración simultánea de otro fár-
maco que le pueda desplazar.
Parece ser también que el recién nacido presenta una mayor sensibilidad de los
receptores tisulares específicos, por lo que medicamentos con este modo de ac-
ción deberán administrase a dosis proporcionalmente inferiores a las de niños
mayores y' por contra lo serán a dosis mayores los agentes antagonistas [4].
Dosis menores deberán administrarse también de aquellas sustancias capaces
de atravesar la barrera hematoencefálica inmadura ; es el caso de anestésicos ge-
nerales, opiáceos, ansiolíticos, ciertos antieméticos, etc.
METABOLISNIO Y EXCRECION
Los medicamentos, en su proceso de eliminación pueden seguir dos vías : la eli-
minación corno tal, en cuyo caso en pediatría sufrirá una modificación en fun-
ción de la madurez del órgano implicado en la depuración (caso de los amino-
glucósidos) y' que en el caso concreto de la filtración glomerular para los ami-
noglucósidos alcanza esta madurez en el breve período de una semana, o bien
sufrir una metaboli:ación, cuyo resultado será función a su vez del órgano u
órganos que la lleven a cabo, de que siga el camino habitual en el adulto dando
metabolitos activos o inactivos y', por último, que se formen metabolitos dife-
rentes, como ocurre con la teofilina en el recién nacido. Es un hecho conocido
de todos que la teofilina administrada al recién nacido se metaboliza funda-
mentalmente a cafeína v se excreta como tal en un 85 % en edades menores de
un mes y que este proceso va eliminándose poco a poco hasta alcanzar, en el
plazo de tres meses más o menos, el camino metabólico del adulto . Parece ser
que en este caso no está sólo implcado el proceso de demetilización sino tam-
bién otros, como son el de oxidación, etc. [5].
No podía faltar una alusión al síndrome gris producido por los niveles tóxicos
del cloranfenicol cuando éste se administra a un reción nacido a dosis propor-
cionales a la de los niños mayores ; su causa, el déficit en la glucuronoconjuga-
ción del medicamento ; también el paracetamol sigue esta vía metabólica pero
puede alternativa o simultáneamente favorecerse del proceso de sulfatación y
éste sí que ya está maduro en el recién nacido.
En contraste con esta disminución en la velocidad de metabolización que he-
mos apuntado existen otros casos en donde este metabolismo se desarrolla a
19
una velocidad de dos a seis veces mayor . Este fenómeno puede referirse a días
de edad e incluso a arios . Ejemplos de ello lo constituyen la teofilina v el feno-
barbital, en los que las dosificaciones son tan variables y desconcertantes para
el profano en el tema, como puede apreciarse en el cuadro adjunto:
Edad
	
Dosis del .lárrrraeo en rng/kg/d
Lactantes 4-16 3-5
Menor de 9 años 20-24
Entre 9 v 12 años 20
Entre 12 y 16 años 18
Adultas 13 1-.1
Excreción
La vía fundamental de excreción es la renal . Es necesario destacar que la fil-
tración glomerular en el recién nacido es tan sólo del 30 % respecto al adulto
expresado en unidad de superficie corporal, pero que tal como ya hemos indi-
cado anteriormente alcanza su madurez rápidamente, hasta tal punto que a la
edad de un mes puede estar en pleno rendimiento ; ahora bien, la eliminación
renal, aunque sea por filtración glomerular exclusivamente, también depende
del flujo renal y de la concentración plasmática del medicamento, la cual pue-
de ser muy diferente a la del adulto en función de la diferencia en su distribu-
ción comentada con anterioridad . Es por ello que los antibióticos aminoglu-
cóxidos varían tanto en su dosificación en función de la edad.
Si el medicamento se excreta por vía renal y hepática, la vida media se ve al-
terada doblemente ; es el caso concreto de la furosemida, cuya frecuencia de ad-
ministración varía desde 24 horas para el prematuro, 12 horas para el recién
nacido a término o bien un máximo de cada 6 horas para niños mayores de
un mes.
Una vez conocido el medicamento que debemos aplicar, su dosis, la frecuencia
de administración y cualquier otra variable que afecte a la disposición del me-
dicamento en el paciente pediátrico, podemos encontrarnos con un nuevo pro-
blema. ¿Cómo aplicarlo? Con frecuencia el niño, huérfano respecto al medica-
mento, lo es por algo tan simple como la administración.
La única vía de administración que puede quedar absuelta de esta problemá-
tica es la vía tópica y aún en ésta es necesario destacar que con frecuencia las
concentraciones del medicamento son demasiado elevadas y por ello excesivas
para el niño; todos recordamos casos de intoxicaciones salicílicas debido a la
aplicación de cremas queratolíticas, trastornos endocrinos, efectos corticoides
generalizados, etc., pero todos ellos pueden ser subsanados en gran manera si
se estudia y vigila atentamente el estado de la piel en donde se aplica y' la
cantidad.
20
No podemos decir lo mismo de las otras vías de aplicación que considerare-
mos brevemente.
Vía rectal
En el mejor de los casos la especialidad se presenta bajo tres formas comercia-
les (adultos, niños y lactantes), pero recordemos que un lactante de un año de
edad doblará en peso a un lactante de tres meses y que, por lo tanto, éste últi-
mo recibiría doble dosis/kg que el primero: por otra parte, el fraccionamiento
de esta forma galénica es compleja y poco recomendable como práctica normal
de dosificación.
Vía inyectable
Parece, al igual que la tópica, la más simple, sin embargo, presenta a veces gran-
des problemas. Aparte de los apuntados específicamente para la vía IM al prin-
cipio de este trabajo, es de destacar la dificultad de dosificación que presentan
algunas especialidades, tal como quedan reflejadas en el cuadro anexo:
Medicamentos inyectables con presentación inadecuada para pediatría
Concentración min. Volumen
Medicamento disponibles Dosis/kg correspondiente
Atropina 500 mcg/ml 10 mcg 0,02 ml
Diacepan 10 mg/ml 0,1 mg 0,01 ml
Digoxina 250 mcg/ml 5 mcg 0,02 ml
Adrenalina l mg/ml 10 mcg 0,01 ml
Hidralacina 20 mg/ml 1 mg 0,05 ml
Morfina 10 mg/ml 0,1 mg 0,01 ml
Fenitoina 50 mg/ml 4 mg 0,08 ml
Fenobarbital 200 mg/ml 3 mg 0,015m1
Es necesario destacar que todos ellos son medicamentos de uso muy frecuente
en el hospital y' de bajo índice terapéutico.
En el intento de lograr una dosificación correcta podemos utilizar un material
que, si no es usado convenientemente, puede incrementar peligrosamente es-
tos errores. Es necesario tener en cuenta que el espacio muerto creado por una
jeringa cono luer y aguja 16 x 0,5 es de 0,015 ml . y si la aguja es de 25 x 0,9
este espacio se eleva a 0,07 ml . Ello quiere decir que si preparamos una dilu-
ción de un medicamento, añadiendo 0,1 ml . de la solución concentrada a un
volumen determinado de diluyente y a continuación lavamos esa aguja aspi-
rando la solución diluida para así aprovechar este material para tomar la dosis
correspondiente (técnica frecuente), ésta va a conllevar un error de un 15 % si
utilizamos la primera aguja mencionada y un 70 % para la segunda . Este mis-
mo error puede producirse cuando el medicamento se aplica directamente al
2 /
enfermo, como por ejemplo, en una inyección intratecal, intraventricular, etc ..
en la que se manejan volúmenes como los apuntados anteriormente.
Este caso concreto nosotros lo hemos solucionado de un modo que quizás dis-
ta mucho de ser el ideal, pero que nos ha permitido evitar errores mayores y
cuya validez hemos podido constatar a lo largo de varios años. En aquellos me-
dicamentos que es factible (no el diacepam, por ejemplo) se hacen diluciones
1 :10 valiéndose de un vial que contiene 9 ml . de agua para inyección en el que
introducimos 1 ml . de la solución concentrada problema . Con jeringa y aguja
diferentes se toma la dosis adecuada. Como norma general se desecha el so-
brante de cada dilución.
Vía oral
Es quizás la más complicada. La presentción en cápsulas o grageas, aunque és-
tas no sean entéricas, hacen realmente dificil el fraccionamiento para adaptar-
las a una dosis determinada de este modo se recurre a pulverizaciones, suspen-
sión extemporánea y administración de la parte proporcional . En algunos ca-
sos y tal como se cita para el propanolol en Manual de pediatría, Harriet Lane,
se recurre a formulaciones complejas por parte del médico para solucionar este
problema. ¿Cuál sería, pues, la solución? Sin duda alguna la presentación en so-
lución o suspensión y con una concentración tal que permitiera administrar la
dosis en un volumen razonablemente pequeño.
En el cuadro adjunto presentamos algunas de las especialidades con especial
problema de dosificación en nuestro hospital:
Algunos medicamentos con especial problema de dosificación en pediatría
Medicamento Presentación comercial
mínima
Dosis/kg
Captopril 25 mg 0,5 mg
Minoxidil 2,5 mg 0,1 mg
Hidralacina 10 mg 0,1 mg
Espironolactona 25 mg 1,0 mg
Propanolol 10 mg 0,01 mg
Furosemida
GRAGEAS
CAPSULAS
40 mg 2 mg
Actualmente se nos ofrece como dosis unitaria pediátrica los sobre monodosis,
que en la práctica distan mucho de ser tal . Para su administración es necesario
disponer de una serie de utensilios (tijeras, vaso, cucharilla para agitar, agua,
etc.) que le hacen poco práctico en el hospital ; por otra parte o bien se admi-
nistra una dosis fija o en otro caso es necesario una nueva operación para cal-
cular el volumen alícuota.
La solución o suspensión extemporánea o de origen en frascos multidosis tam-
poco están exentos de problemas; existen problemas debido a los excipientes.
que pueden ser causa de trastornos o nuevas patologías en el paciente sensible
(intolerancias a la lactosa, alergia a conservantes, etc .) y problemas de utillaje
para la toma y administración de la dosis adecuada . Ninguno de ellos está ple-
namente resuelto el día de hoy'.
Para que el niño reciba su medicamento del modo más placentero posible y a
la dosis correcta es necesario un gran despliegue de imaginación por parte del
cuerpo farmacéutico y' no industria farmacéutica tan sólo, porque debe ser em-
peño de todos resolver el problema totalmente pendiente que es EL MEDICA-
MENTO EN PEDIATRIA.
CONCLtiSIONES
• Desde el punto de vista terapéutico sería muy conveniente contemplar la
edad pediátrica dividida en cuatro estadios: recién nacidos inmaduros, re-
cién nacidos a término, lactantes y niños (excluidos los anteriores).
• Cuando se necesite recurrir a la extrapolación de dosis partiendo de los da-
tos del adulto, ésta deberá hacerse en función de la superficie corporal y no
peso.
• Deberán monitorizarse todos aquellos medicamentos con bajo índice tera-
péutico y fundamentalmente en recién nacidos, ya sean inmaduros o a
término.
• Todos los fármacos deberían contemplar en la presentación farmacéutica la
administración pediátrica.
• Debería formarse al personal de enfermería a fin de valorar eficazmente la
influencia que puede tener sobre la dosificación, el material empleado en la
toma v administración de la dosis.
23
BIBLIOGRAFIA
1. ROBERTS, R.J., Drug Therapy in Inrants. Pharmacologic Princlples and Chnical Ex-
perience, W. B. Saunders Company, 1984.
2. GRAEME, S., Avery. Drug Tretment, 2nd edition, Australia, ADIS Press Australasia
Pty Limited, 1980.
3. The Medical Letter (ed. esp.), vol. 7, 25: 1985.
4. MORAGA LLOP, F. M., V Curso de educación continuada en Pediatná, Hospital In-
fantil Vall d'Ebron, Barcelona, 1984.
5. ALDRIDGE, A., ARANDA, J . V., NEIMS A. H., «Caffeine metabolism ein the newborn»,
Clin. Pharmacol. Ther., 25: 447, 1979.
6. Manual de Pediatná Narriet Lane, Servicio Harriet Lane, Centro Pediátrico Médi-
co y Quirúrgico del Hospital Johns Hopkins, EMALSA, S . A., 1986.
24

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1medicamentos pediatria

  • 1. MEDICAMENTOS EN PEDIATRIA Concepción Barroso Pérez XXXI Congreso A.E.F.H. Zaragoza El medicamento, voluntariamente administrado al paciente pediátrico (para así distinguirlo del que de un modo pasivo puede administrársele a través de la pla- centa o la lactancia) sufre, al igual que en todo paciente, un proceso complejo que puede esquematizarse en el siguiente gráfico: *d Lung Heart Other Tissues Kidney AM-Renal Excretion Gut ► . _WaII_ x e Gut Liver Lumen Fecal Excretion Melabolism and Decomposition FIG. 1 . ROWLAND, M ., TozER, T. N., Clínica/ Pharmacokinetics . Concepts and Applica- tion, Philadelphia, Lea and Fabiger, 1980. m o o 1.5
  • 2. Todos los factores considerados varían respecto al adulto y no siempre en el mismo sentido sino en ambos, referidos a distintos estadios del período pediá- trico, fundamentalmente en el primer año de vida y, dentro de éste, en el pe- riodo neonatal. ABSORCION H.C. Shirkey [2], en un estupendo cuadro resumen, esquematiza unos princi- pios que deben regir la terapéutica pediátrica y refiriéndose a la absorción con- cretamente, dice: «La absorción oral y parenteral de los medicamentos no es- tán afectados por esta condición de paciente pediátrico pero sí la tópica, que está muy incrementada, sobre todo en prematuros» . Quizás la parenteral IV cumple perfectamente con esta afirmación pero no podemos decir lo mismo de la administración IM y' menos de la vía oral. La vía IM supone siempre una agresión al tejido muscular pero, al ser éste es- caso en el niño, está más predispuesto a la yatrogenia propia de esta técnica; ello obliga a cambiar frecuentemente de lugar de aplicación utilizando incluso músculos no habituales en el adulto, como puede ser el recto anterior ; de todos es conocido que este cambio en el lugar de aplicación puede seguirse de una variación en la cinética de absorción y en algunos casos con traducción clínica importante; recordemos cómo la lidocaína se absorbe mucho más rápida in- yectada en el deltoides que en el glúteo (Meyer and Zelechowski, 1971) y que la vacuna antihepatitis B debe inyectarse precisamente en el deltoides ya que la inyección en glúteo se ha relacionado con un escaso porcentaje de serocon- versión [3]. Estos datos nos hacen contemplar con precaución esta vía de ad- ministración de medicamentos y quizás puedan explicarnos algunos resultados inesperados o ciertos fracasos en una terapéutica teóricamente correcta. En cuanto a la vía oral es necesario tener en cuenta que existen una serie de factores que pueden hacer variar enormemente la biodisponibilidad y veloci- dad de absorción de los fármacos . Citaremos como principales: • Superficie y tiempo de contacto; • pH y contenido gastrointestinal; pues bien, en el recién nacido la relación SUPERFICIE GASTROINTESTI- NAL/PESO CORPORAL es muy elevada respecto al adulto ; ello quiere decir que existe una mayor superficie de contacto medicamento-mucosa y con ello mayor absorción si no se consideran otros factores que puedan contrarrestar este efecto ; de este modo se explica la mayor absorción que experimenta la am- picilina por ejemplo. El recién nacido presenta también un pH gástrico alcali- no, al menos durante las primeras horas de vida, lo cual va a influir en el gra- do de ionización del fármaco y, por lo tanto, en su absorción, en este caso, de un modo opuesto a lo experimentado en el niño mayor o adulto . Por otra par- te, la presencia en el tubo digestivo del recién nacido de cantidades relativa- I6
  • 3. mente elevadas de p-glucuronidasa puede tener especial importancia en el caso de sustancias que sufran circulación enterohepática y que a su vez se eliminen por un proceso de glucuronoconjugación, como ocurre, por ejemplo, con la in- dometaeina. El complejo glucurónico-medicamento, ya precariamente forma- do en el recién nacido, sufre un desdoblamiento en la luz intestinal por la ac- ción del enzima y nuevamente vuelve a ser absorbido como fármaco libre au- mentando los niveles sanguíneos y así repetidas veces ; este dato es muy' impor- tante a la hora de dosificar sustancias que, al igual que la indometacina, pre- sentan estas dos características en su disposición biológica. Otra vía de aplicación con problemas específicos en pediatría es la de inhala- ción. Solamente es aplicable a partir de una edad en la que se puede presumir la colaboración del paciente o bien en edades menores, valiéndose de medios mecánicos sofisticados de difícil aplicación en la práctica ordinaria. DISTRIBUCION Considerando como un mero apunte de problemas lo descrito para la adminis- tración, analizaremos de igual modo este apartado . De los factores que inter- vienen en el proceso de distribución hay cuatro que se ven particularmente afec- tados por la edad: • Contenido en agua corporal y su distribución. • Contenido y naturaleza de las proteínas plasmáticas. • Receptores tisulares específicos. • Desarrollo de la barrera hematoencefálica y en general del SNC. La composición corporal del recién nacido y, sobre todo del prematuro, es no- tablemente diferente a la del niño escolar y del adulto . El líquido estracelular oscila desde 50 % para el prematuro a 20-25 % del adulto. El contenido total de agua del 85 % del prematuro al 60 % del adulto joven . Una expresión muy didáctica de esta variabilidad lo es la fórmula que contempla la reposición de líquidos en pediatría y que exponemos a continuación: NECESIDADES HIDRICAS EN NIMIOS (excluidos recién nacidos y lactantes) Volumen = 24 (4a+2b+c) ml/día a = peso correspondiente a los 10 primeros kilos b = kilos que exceden de diez e inferior a veinte c = kilos que exceden de veinte Por contra, el tejido adiposo sufre un proceso inverso según detallamos a continuación: 17
  • 4. Prematuros, 3 %; Recién nacidos a término, 12 % ; Lactantes, 30 % ; Adultos va- rones jóvenes, 18 %. Una simple consideración físico-química, atendiendo al coeficiente de reparto O/W del fármaco, da una idea de la viabilidad que puede sufrir el medicamen- to respecto a su distribución en función de la edad. Otro parámetro señalado es de «contenido y naturaleza de las proteínas». Las proteínas suponen un medio de transporte y almacenaje de fármacos ; prác- ticamente todos los medicamentos se unen en mayor o menor proporción a las mismas, pero esta capacidad de «unión a proteínas» puede variar en función de la edad, sobre todo en el periodo neonatal, en donde está francamente dis- minuida y en base a ello se desarrolla la teoría de «medicamentos capaces de producir kernícterus», que serian todos aquellos que fueran capaces de despla- zar a la bilirrubina de sus puntos de unión a las proteínas; la patofisiología de esta enfermedad no está del todo clara y hoy se cree que la bilirrubina conju- gada también puede atravesar la barrera hematoencefálica cuando ésta sufre de- terminadas alteraciones, con lo cual, no sólo estaría implicada la bilirrubina li- bre o desplazada. En la figura adjunta se pueden apreciar las diferencias plasmáticas que experi- menta un fármaco en función de su contenido total y su unión a proteínas: Drug Plasma Concentration Amount of Drug in the Body FIG . 2. SchaJfer's Diseases of the Newborn, 5th ed., Philadelphia, WB Saunders, 1983. Es necesario, además, tener en cuenta que la capacidad de un fármaco para des- plazar a otro o a una sustancia endógena ligada previamente a proteínas será función no sólo de su afinidad por las mismas sino también de su concentra- Adult Newborn Competitive binding (Bilirubin) 18
  • 5. ción plasmática, de tal modo que si una sustancia A con un 100 % de ligazón protéica se encuentra en concentraciones de microgramos y una sustancia B, con tan sólo 50 %, lo está en miligramos, la capacidad de desplazamiento será 500 veces superior para el fármaco B, siempre que la constante de desplaza- miento y pesos moleculares sean más o menos similares; merced a esto pode- mos concluir que en medicamentos muy activos se puede prescindir de su ca- pacidad de desplazar a otros medicamentos, pero sí debemos vigilar el efecto que pueden sufrir ellos mismos por la administración simultánea de otro fár- maco que le pueda desplazar. Parece ser también que el recién nacido presenta una mayor sensibilidad de los receptores tisulares específicos, por lo que medicamentos con este modo de ac- ción deberán administrase a dosis proporcionalmente inferiores a las de niños mayores y' por contra lo serán a dosis mayores los agentes antagonistas [4]. Dosis menores deberán administrarse también de aquellas sustancias capaces de atravesar la barrera hematoencefálica inmadura ; es el caso de anestésicos ge- nerales, opiáceos, ansiolíticos, ciertos antieméticos, etc. METABOLISNIO Y EXCRECION Los medicamentos, en su proceso de eliminación pueden seguir dos vías : la eli- minación corno tal, en cuyo caso en pediatría sufrirá una modificación en fun- ción de la madurez del órgano implicado en la depuración (caso de los amino- glucósidos) y' que en el caso concreto de la filtración glomerular para los ami- noglucósidos alcanza esta madurez en el breve período de una semana, o bien sufrir una metaboli:ación, cuyo resultado será función a su vez del órgano u órganos que la lleven a cabo, de que siga el camino habitual en el adulto dando metabolitos activos o inactivos y', por último, que se formen metabolitos dife- rentes, como ocurre con la teofilina en el recién nacido. Es un hecho conocido de todos que la teofilina administrada al recién nacido se metaboliza funda- mentalmente a cafeína v se excreta como tal en un 85 % en edades menores de un mes y que este proceso va eliminándose poco a poco hasta alcanzar, en el plazo de tres meses más o menos, el camino metabólico del adulto . Parece ser que en este caso no está sólo implcado el proceso de demetilización sino tam- bién otros, como son el de oxidación, etc. [5]. No podía faltar una alusión al síndrome gris producido por los niveles tóxicos del cloranfenicol cuando éste se administra a un reción nacido a dosis propor- cionales a la de los niños mayores ; su causa, el déficit en la glucuronoconjuga- ción del medicamento ; también el paracetamol sigue esta vía metabólica pero puede alternativa o simultáneamente favorecerse del proceso de sulfatación y éste sí que ya está maduro en el recién nacido. En contraste con esta disminución en la velocidad de metabolización que he- mos apuntado existen otros casos en donde este metabolismo se desarrolla a 19
  • 6. una velocidad de dos a seis veces mayor . Este fenómeno puede referirse a días de edad e incluso a arios . Ejemplos de ello lo constituyen la teofilina v el feno- barbital, en los que las dosificaciones son tan variables y desconcertantes para el profano en el tema, como puede apreciarse en el cuadro adjunto: Edad Dosis del .lárrrraeo en rng/kg/d Lactantes 4-16 3-5 Menor de 9 años 20-24 Entre 9 v 12 años 20 Entre 12 y 16 años 18 Adultas 13 1-.1 Excreción La vía fundamental de excreción es la renal . Es necesario destacar que la fil- tración glomerular en el recién nacido es tan sólo del 30 % respecto al adulto expresado en unidad de superficie corporal, pero que tal como ya hemos indi- cado anteriormente alcanza su madurez rápidamente, hasta tal punto que a la edad de un mes puede estar en pleno rendimiento ; ahora bien, la eliminación renal, aunque sea por filtración glomerular exclusivamente, también depende del flujo renal y de la concentración plasmática del medicamento, la cual pue- de ser muy diferente a la del adulto en función de la diferencia en su distribu- ción comentada con anterioridad . Es por ello que los antibióticos aminoglu- cóxidos varían tanto en su dosificación en función de la edad. Si el medicamento se excreta por vía renal y hepática, la vida media se ve al- terada doblemente ; es el caso concreto de la furosemida, cuya frecuencia de ad- ministración varía desde 24 horas para el prematuro, 12 horas para el recién nacido a término o bien un máximo de cada 6 horas para niños mayores de un mes. Una vez conocido el medicamento que debemos aplicar, su dosis, la frecuencia de administración y cualquier otra variable que afecte a la disposición del me- dicamento en el paciente pediátrico, podemos encontrarnos con un nuevo pro- blema. ¿Cómo aplicarlo? Con frecuencia el niño, huérfano respecto al medica- mento, lo es por algo tan simple como la administración. La única vía de administración que puede quedar absuelta de esta problemá- tica es la vía tópica y aún en ésta es necesario destacar que con frecuencia las concentraciones del medicamento son demasiado elevadas y por ello excesivas para el niño; todos recordamos casos de intoxicaciones salicílicas debido a la aplicación de cremas queratolíticas, trastornos endocrinos, efectos corticoides generalizados, etc., pero todos ellos pueden ser subsanados en gran manera si se estudia y vigila atentamente el estado de la piel en donde se aplica y' la cantidad. 20
  • 7. No podemos decir lo mismo de las otras vías de aplicación que considerare- mos brevemente. Vía rectal En el mejor de los casos la especialidad se presenta bajo tres formas comercia- les (adultos, niños y lactantes), pero recordemos que un lactante de un año de edad doblará en peso a un lactante de tres meses y que, por lo tanto, éste últi- mo recibiría doble dosis/kg que el primero: por otra parte, el fraccionamiento de esta forma galénica es compleja y poco recomendable como práctica normal de dosificación. Vía inyectable Parece, al igual que la tópica, la más simple, sin embargo, presenta a veces gran- des problemas. Aparte de los apuntados específicamente para la vía IM al prin- cipio de este trabajo, es de destacar la dificultad de dosificación que presentan algunas especialidades, tal como quedan reflejadas en el cuadro anexo: Medicamentos inyectables con presentación inadecuada para pediatría Concentración min. Volumen Medicamento disponibles Dosis/kg correspondiente Atropina 500 mcg/ml 10 mcg 0,02 ml Diacepan 10 mg/ml 0,1 mg 0,01 ml Digoxina 250 mcg/ml 5 mcg 0,02 ml Adrenalina l mg/ml 10 mcg 0,01 ml Hidralacina 20 mg/ml 1 mg 0,05 ml Morfina 10 mg/ml 0,1 mg 0,01 ml Fenitoina 50 mg/ml 4 mg 0,08 ml Fenobarbital 200 mg/ml 3 mg 0,015m1 Es necesario destacar que todos ellos son medicamentos de uso muy frecuente en el hospital y' de bajo índice terapéutico. En el intento de lograr una dosificación correcta podemos utilizar un material que, si no es usado convenientemente, puede incrementar peligrosamente es- tos errores. Es necesario tener en cuenta que el espacio muerto creado por una jeringa cono luer y aguja 16 x 0,5 es de 0,015 ml . y si la aguja es de 25 x 0,9 este espacio se eleva a 0,07 ml . Ello quiere decir que si preparamos una dilu- ción de un medicamento, añadiendo 0,1 ml . de la solución concentrada a un volumen determinado de diluyente y a continuación lavamos esa aguja aspi- rando la solución diluida para así aprovechar este material para tomar la dosis correspondiente (técnica frecuente), ésta va a conllevar un error de un 15 % si utilizamos la primera aguja mencionada y un 70 % para la segunda . Este mis- mo error puede producirse cuando el medicamento se aplica directamente al 2 /
  • 8. enfermo, como por ejemplo, en una inyección intratecal, intraventricular, etc .. en la que se manejan volúmenes como los apuntados anteriormente. Este caso concreto nosotros lo hemos solucionado de un modo que quizás dis- ta mucho de ser el ideal, pero que nos ha permitido evitar errores mayores y cuya validez hemos podido constatar a lo largo de varios años. En aquellos me- dicamentos que es factible (no el diacepam, por ejemplo) se hacen diluciones 1 :10 valiéndose de un vial que contiene 9 ml . de agua para inyección en el que introducimos 1 ml . de la solución concentrada problema . Con jeringa y aguja diferentes se toma la dosis adecuada. Como norma general se desecha el so- brante de cada dilución. Vía oral Es quizás la más complicada. La presentción en cápsulas o grageas, aunque és- tas no sean entéricas, hacen realmente dificil el fraccionamiento para adaptar- las a una dosis determinada de este modo se recurre a pulverizaciones, suspen- sión extemporánea y administración de la parte proporcional . En algunos ca- sos y tal como se cita para el propanolol en Manual de pediatría, Harriet Lane, se recurre a formulaciones complejas por parte del médico para solucionar este problema. ¿Cuál sería, pues, la solución? Sin duda alguna la presentación en so- lución o suspensión y con una concentración tal que permitiera administrar la dosis en un volumen razonablemente pequeño. En el cuadro adjunto presentamos algunas de las especialidades con especial problema de dosificación en nuestro hospital: Algunos medicamentos con especial problema de dosificación en pediatría Medicamento Presentación comercial mínima Dosis/kg Captopril 25 mg 0,5 mg Minoxidil 2,5 mg 0,1 mg Hidralacina 10 mg 0,1 mg Espironolactona 25 mg 1,0 mg Propanolol 10 mg 0,01 mg Furosemida GRAGEAS CAPSULAS 40 mg 2 mg Actualmente se nos ofrece como dosis unitaria pediátrica los sobre monodosis, que en la práctica distan mucho de ser tal . Para su administración es necesario disponer de una serie de utensilios (tijeras, vaso, cucharilla para agitar, agua, etc.) que le hacen poco práctico en el hospital ; por otra parte o bien se admi-
  • 9. nistra una dosis fija o en otro caso es necesario una nueva operación para cal- cular el volumen alícuota. La solución o suspensión extemporánea o de origen en frascos multidosis tam- poco están exentos de problemas; existen problemas debido a los excipientes. que pueden ser causa de trastornos o nuevas patologías en el paciente sensible (intolerancias a la lactosa, alergia a conservantes, etc .) y problemas de utillaje para la toma y administración de la dosis adecuada . Ninguno de ellos está ple- namente resuelto el día de hoy'. Para que el niño reciba su medicamento del modo más placentero posible y a la dosis correcta es necesario un gran despliegue de imaginación por parte del cuerpo farmacéutico y' no industria farmacéutica tan sólo, porque debe ser em- peño de todos resolver el problema totalmente pendiente que es EL MEDICA- MENTO EN PEDIATRIA. CONCLtiSIONES • Desde el punto de vista terapéutico sería muy conveniente contemplar la edad pediátrica dividida en cuatro estadios: recién nacidos inmaduros, re- cién nacidos a término, lactantes y niños (excluidos los anteriores). • Cuando se necesite recurrir a la extrapolación de dosis partiendo de los da- tos del adulto, ésta deberá hacerse en función de la superficie corporal y no peso. • Deberán monitorizarse todos aquellos medicamentos con bajo índice tera- péutico y fundamentalmente en recién nacidos, ya sean inmaduros o a término. • Todos los fármacos deberían contemplar en la presentación farmacéutica la administración pediátrica. • Debería formarse al personal de enfermería a fin de valorar eficazmente la influencia que puede tener sobre la dosificación, el material empleado en la toma v administración de la dosis. 23
  • 10. BIBLIOGRAFIA 1. ROBERTS, R.J., Drug Therapy in Inrants. Pharmacologic Princlples and Chnical Ex- perience, W. B. Saunders Company, 1984. 2. GRAEME, S., Avery. Drug Tretment, 2nd edition, Australia, ADIS Press Australasia Pty Limited, 1980. 3. The Medical Letter (ed. esp.), vol. 7, 25: 1985. 4. MORAGA LLOP, F. M., V Curso de educación continuada en Pediatná, Hospital In- fantil Vall d'Ebron, Barcelona, 1984. 5. ALDRIDGE, A., ARANDA, J . V., NEIMS A. H., «Caffeine metabolism ein the newborn», Clin. Pharmacol. Ther., 25: 447, 1979. 6. Manual de Pediatná Narriet Lane, Servicio Harriet Lane, Centro Pediátrico Médi- co y Quirúrgico del Hospital Johns Hopkins, EMALSA, S . A., 1986. 24