3 articulo la importancia de la inteligencia musical dr carlos alberto jimenes
1. La importancia de la inteligencia
musical- artística
Por Carlos Alberto Jiménez
Didáctica, Educación y pedagogía, Inteligencias múltiples, Música
MAGISTERIO
30/10/2018 - 11:30
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Foto de Pixabay
A lo largo del desarrollo humano, la música que escucha el bebé, dentro del
ambiente intrauterino, actúa como capacidades bio-síquicas-culturales, que
vinculan el ritmo, el balance, el tono, el equilibrio, los espacios y los signos
para el desarrollo apropiado de la integralidad humana, desde la filogenia
(origen y desarrollo desde el vientre materno), con el propósito de
fundamentar la conciencia corporal para producir en el ser humano procesos
de autonomía, de libertad, de autorregulación, frente a una determinada
normatividad cultural.
La música desarrolla coordinaciones sensorio-motoras-cognitivas, desde la
infancia, que se convierten en el prerrequisito fundamental para el desarrollo
de la conciencia humana. A nivel funcional, los movimientos corporales que
provoca la música no sólo desarrollan el plano sensoriomotor del niño, sino
que le permite la construcción de conceptos tan complejos de adquirir como
son el tiempo y el espacio. Éstos se construyen cuando el sujeto a través del
2. ritmo (tiempo), construye imaginariamente recorridos en forma geométrica
sobre el suelo, al compás del ritmo de la música (espacio).
+Conozca el libro Música y musico terapia
La música y su relación con la corporalidad y la conciencia permite
desarrollar, también capacidades, como: La lateralidad, la direccionalidad, el
equilibrio, y la sincronización de los cuerpos ya que éstos se afectan entre sí
mutuamente.
Para adquirir conciencia social es necesario que primero se desarrolle la
conciencia corporal, que se encuentra muy ligada a nuestra cultura, en lo que
tiene que ver con la dependencia afectiva madre-bebé. Lo anterior para poder
adquirir la autonomía moral e intelectual que tanto necesita el ser humano,
para poder comprender y actuar frente a la vida con unos principios éticos y
universales y no a través de reglas sociales y culturales impuestas (estado
post- convencional de Kolhberg).
A nivel funcional,los movimientoscorporalesque provocala música no sólo
desarrollanel plano sensoriomotordel niño,sinoque le permite la construcción
de conceptos tan complejos de adquirir como son el tiempo y el espacio
Los gestos del rostro, la respiración de la madre, el latido del corazón, las
caricias, los masajes, los olores, la mirada cara a cara (en la cual el bebé se ve
a sí mismo en la cara de su madre), los abrazos, el juego con su cuerpo, las
canciones de cuna y otra cantidad de formas silenciosas de comunicación
emocional y musical, repercutirán en la corporalidad, en la salud, en el
lenguaje, en la imaginación, en la fantasía y lógicamente en el amor. Para
Humberto Maturana: “Todo sistema social humano se funda en el amor, en
cualesquiera de sus formas, que une sus miembros, y el amor es la apertura de
un espacio de existencia para el otro como ser humano, junto a uno”. De esta
forma ocurre en el fluir de conductas relacionales a través de las cuales la otra,
el otro, o lo otro, surge como legítimo otro, en convivencia con uno.
La inteligencia musical también permite desarrollar competencias en “el
hacer”, relacionadas con la capacidad de interpretar, componer y apreciar la
música en toda su dimensionalidad estética y espiritual.
En síntesis la inteligencia musical-artística fortalece las actitudes y las
actitudes frente a las diferentes formas de la música para desarrollar
habilidades innatas que tienen todos los seres humanos frente a la estética
musical. En esta inteligencia se deben diferenciar tonos y ritmos para poder
reproducir y construir sobre ellas nuevas formas musicales. Para Gardner:
“ciertas partes del cerebro desempeñan papeles importantes en la percepción y
producción musical. Estas áreas se sitúan generalmente en el hemisferio
derecho, aunque la capacidad musical no está “localizada” con claridad, o
3. situada en un área específica, como el lenguaje (Gardner 1995). Esta
inteligencia la tuvo Yehud Menuhin el cual a la edad de 10 años actuó como
intérprete de violín a nivel internacional, lo mismo que el gran Mozart.
La música desarrollacoordinaciones sensorio-motoras-cognitivas,desde la
infancia, que se convierten en el prerrequisito fundamentalpara el desarrollo de
la concienciahumana.
+Lea: Pensar las músicas en el contexto escolar
ANUNCIO
En lo relacionado con las primeras experiencias del desarrollo humano que
involucran al cuerpo, a la conciencia y a la música es necesario precisar que lo
primero que hace una madre con su bebé es jugar con los instrumentos que la
naturaleza biológica y social le proporcionan, es decir con su voz, con su cara,
con los movimientos del cuerpo y el de las manos, con sus gestos, con sus
silencios, etc. Lo interesante de lo anterior es que la madre los orquesta dentro
de un ambiente lleno de sonido, ritmo y danza en que tanto la madre como el
niño se divierten. En estos estadios prelúdicos la relación “cara a cara” es
determinante en gran medida en los períodos de juego musical, corporal y
social. De esta forma la finalidad del juego musical es diversión y placer y se
hace naturalmente por motivos interpersonales en los que se producen
acontecimientos-estímulos-experiencias que repercutirán en la vida cognitiva
emocional y creativa del niño.
La relación de la música con la inteligencia, se puede ilustrar, recurriendo al
fenómeno conocido como “Efecto Mozart” o cualquier otro efecto, que pueda
causar la música en un determinado contexto cultural, en el cual la música de
este autor con respecto a la de otros músicos posee unas propiedades muy
particulares que la distinguen, ya que los ritmos, las melodías, la métrica, el
tono, el timbre y las frecuencias de su música logran estimular el cerebro
humano, especialmente en aquellas zonas relacionadas con el hemisferio
derecho (función espacio-temporal). Además el secreto del “Efecto Mozart”
radica en que los sonidos de sus melodías son simples y puros. A decir de
4. Campbell “Mozart no teje un deslumbrante tapiz como el gran genio
matemático Bach, tampoco levanta una marejada de emociones como el
torturado Beethoven” (Campbell:1998: pág. 38). Es de aclarar que no toda la
música de Mozart produce dichos efectos, sólo aquella de frecuencia alta
como la sonata para dos pianos en re mayor y los conciertos para violín 3 y 4
son recomendables, para producir efectos a nivel cognitivo, pues la música
simple y repetitiva no ensancha el cerebro humano (Plasticidad cerebral),
produciendo efectos inclusive contrarios.
Desde estas perspectivas, es posible plantear que puede existir una música
para el cuerpo, otra música para el espíritu, la primera permite activar la
totalidad corporal, siendo los géneros relacionados con la salsa o el rock en
nuestra cultura, los que logran redisciplinar el cuerpo de tal forma que puede
permitir la recuperación del equilibrio y del estado emocional de los sujetos en
forma transitoria, originando de esta forma estados liberadores del estrés. Por
el contrario la música para el espíritu de Mozart ha hecho aportes muy
significativos, en lo relacionado con la estimulación de la interioridad
humana, más que con el cuerpo físico; es decir, produce estados de distensión
neuronal propicios para la creatividad.
El Efecto Mozart se produce debido a los ritmos, melodías y frecuencias altas
de su música, siendo sonidos altamente armónicos que metafóricamente
actúan como un relato o un cuento de hadas, estimulando tanto el neo-córtex,
como el sistema límbico. De esta forma la persona que escucha la música
vibra de una forma cognitiva y emotiva. La música en este sentido desemboca
en el campo de “la acción”; porque las emociones no son sentimientos, sino
que son “impulsos” o programas instantáneos para enfrentarnos a la vida. En
consecuencia se puede plantear que la música no sólo activa las redes
neuronales, sino que incide también en la concentración, la atención y la
memoria, fundamentales para el proceso del aprendizaje, produciendo
inclusive neurotransmisores como la Acetilcolina (memoria- atención), y otros
como la dopamina que ayudan a estimular el movimiento del cuerpo.
Referencias
Gardner, Howard. Inteligencias múltiples. Barcelona. Paidós. 1995
Campbell:1998: pág. 38
Título tomado del libro: Neuropedagogía lúdica y competencias. Autor:
Carlos Alberto Jiménez. pp. 107-110.
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