El documento resume las estrategias para enseñar la idea principal, el resumen y la formulación de preguntas durante la lectura. Explica que la idea principal depende de los objetivos y conocimientos previos del lector, no solo del autor. También destaca la importancia de que los profesores modelen estas estrategias explicando los pasos que siguen al aplicarlas en textos, en lugar de simplemente pedir a los estudiantes que las apliquen por sí mismos. Finalmente, enfatiza que estas estrategias deben enseñarse de manera progres
1. ESTRATEGIAS DE LA LECTURA autor Isabel Solé
Rosaura Mendoza
La idea principal
Para poder enseñar a los alumnos qué es la idea principal y cómo llegar a ella, se
recomienda partir de una definición clara de lo que constituye la idea principal,
distinguiéndola de tema.
Tema indica aquello sobre lo que trata un texto y puede expresarse mediante una
palabra o sintagma, mientras que la idea principal informa del enunciado más
importante que el autor pretende explicar con relación al tema.
Pero sin embargo, según expone Solé, cuando se habla de idea principal se suele
omitir o tiene poca importancia lo que se refiere al lector, a sus conocimientos
previos y objetivos de lectura, que sin embargo es determinante para lo que el propio
lector considera principal. En este sentido es un acierto recordar a los docentes o
futuros docentes, como es mi caso, que lo que los lectores jóvenes consideran
como principal en un texto no tiene que coincidir con el criterio de los adultos. Solé
recalca que el profesor es quien debe intervenir para ayudar a sus alumnos a
adquirir e interiorizar estas estrategias.
La enseñanza de la idea principal en el aula
Sabemos que debemos enseñar a identificar o generar la idea principal de un texto
para conseguir una lectura fluida, autónoma y eficaz. Pero es cierto que se sabe
poco del proceso de lectura y su enseñanza, y por ello resulta tan útil las claves que
da Solé (y Baumann,1985) sobre cómo acceder a la idea principal.
Primero se debe de tener en cuenta que la idea principal resulta de la combinación
de los objetivos de lectura que guían al lector, de sus conocimientos previos y de la
información que el autor quería transmitir mediante sus escritos. Como alguien que
ha experimentado con pavor algunos comentarios de texto en clase de lengua, esta
aclaración sobre la consideración de los conocimientos previos del lector resulta
tranquilizadora. Muchas veces consideré que lo que mi profesor de literatura
identificaba como idea principal no podía ser, que el texto no decía nada en absoluto
sobre ello. Pero si tenemos en cuenta la diferencia de mis objetivos sobre la lectura
2. de esos textos en clase y mis conocimientos previos, y no teniendo información
sobre lo que el autor quería transmitir, sí era posible esa incongruencia.
Se parte del principio, en todo caso, de que es necesario enseñar qué es y para qué
sirve la idea principal, y enseñar cómo se identifica o se genera. Para acceder a la
idea principal el lector aplica una serie de reglas como son las de omisión o
supresión de la información trivial; las reglas de situación, integrando conjuntos de
hechos o conceptos en conceptos supraordenados; las reglas de selección
(identificar la idea en el texto) y de elaboración (se construye o genera la idea
principal).
Sin embargo, que los alumnos enuncien estas reglas no es suficiente para que
aprendan a utilizarlas y necesitan una demostración del profesor. Necesitan que
sea el docente el que explique los pasos que él mismo sigue en la identificación de
la idea principal de un texto concreto.
El problema es, como muchos de nosotros hemos sufrido, que en la realidad
es más frecuente que los profesores les pidan a sus alumnos que encuentren por
su cuenta la idea principal, que una tarea compartida entre maestros y niños, como
recomienda Solé.
También conviene que en estas situaciones la lectura sea lo más cercana posible a
lo que constituye leer en la vida cotidiana del alumno. Personalmente considero una
tarea hercúlea crear un ámbito de lectura en nuestros alumnos a través de una
lecturas obligadas, sin ninguna conexión con ellos, pero es cierto que hay que leer
de todo y variado. También son tiempos difíciles para crear estos hábitos con la
competencia tan fuerte de la televisión y los videojuegos.
Solé defiende la utilización de materiales de dificultad progresiva que faciliten el
aprendizaje. Pero supone un reto saber cuándo se deben utilizar estos materiales y
cuándo no. En mi experiencia personal, en segundo de BUP nos hicieron leer una
“El Quijote” con dificultad graduada, y lo encontré abominable. Al año siguiente, sin
embargo, leímos “El Quijote” original, y fue una auténtica maravilla.
El resumen
3. El resumen requiere de una concreción y forma escrita que no se desprende
directamente de la identificación de las ideas principales. Resumir no es unir frases
sueltas sino elaborar un nuevo texto elaborado de acuerdo con nuestros esquemas
de conocimiento, manteniendo lazos con el texto del que ha sido creado.
La enseñanza del resumen en el aula
Al igual que con la identificación de idea principal, es importante entender para qué
hay que resumir y asistir a los resúmenes que realiza el profesor, para que luego
los alumnos puedan usar esta estrategia de forma autónoma e incluso llegar a
discutir su realización. En este sentido me parece bastante optimista la visión de
unos alumnos discutiendo sobre los resúmenes que han realizado, pues no es una
tarea que en principio motive mucho.
Para poder resumir hace falta identificar las ideasprincipales, pero también las ideas
de relación que entre ellas establece el lector, de acuerdo con sus objetivos de
lectura y conocimientos previos. Aunque el resumen puede ser más interno e
integrar la aportación del lector (a su vez escritor) cuando consigue elaborar nuevos
conocimientos, transformándolos.
Me parece un gran acierto la recomendación que hace Isabel Solé de utilizar el
resumen desde el principio en primaria, pues frente a los detractores de este uso,
ella defiende su uso a nivel oral.
Formular y responder preguntas: no siempre, y no sólo, sirven para evaluar.
La última estrategia que analiza Solé en este capítulo es, como ella misma explica,
muy utilizada tras la lectura de un texto en clase. Pero suele limitarse a evaluar y
comprobar lo que recuerda o han comprendido los alumnos, pero no a reflexionar
sobre lo leído. Para que esta estrategia se esencial en una lectura activa, una vez
más es necesario que los alumnos asistan a lo que hace el profesor, que debe
plantearse a sí mismo interrogantes sobre la lectura y ayudar a los alumnos a
formular estas preguntas.
Debemos considerar ofrecer una pregunta pertinente, que es quella que conduce a
identificar el tema y las ideas principales de un texto, aquella que es coherente con
el objetivo que se persigue mediante la lectura.
4. En todo caso la autora pone de manifiesto la vital importancia que la actuación del
profesor va a tener a la hora de enseñar estas estrategias en sus alumnos. El
profesor debe dar ejemplo y servir de modelo en su utilización y adecuación, porque
de otro modo los alumnos no tienen por qué ser capaces de aprenderlas.