El Renacimiento se introdujo en España en el siglo XVI favorecido por la relación de los Reyes Católicos y Carlos V con Italia, aunque se vio frenado por el arraigo del estilo gótico y la religiosidad española. Se distingue el periodo plateresco caracterizado por una abundante decoración inspirada en los orfebres, el periodo clasicista con una arquitectura más racional basada en proporción y armonía, y el estilo herreriano asociado a Juan de Herrera.