Eisner propone que la enseñanza es un arte y los profesores son artistas. La evaluación educativa se basa en la crítica y busca reeducar la capacidad de percepción, comprensión y valoración de los participantes mediante un retrato vivo y profundo de las situaciones y procesos educativos. Para llevar a cabo una evaluación efectiva, el evaluador requiere capacidades de intuición, comprensión, empatía y conocimientos teóricos sobre educación.