La sexualidad no se pierde necesariamente con la edad, sino que requiere adaptación a los cambios biopsicosociales. Existen mitos sobre la asexualidad de los ancianos, cuando en realidad necesitan contacto, amor e intimidad. La función sexual se ve afectada por factores como la producción hormonal, enfermedades, tratamientos, fatiga y aislamiento. Tanto hombres como mujeres experimentan cambios relacionados a la edad que afectan su sexualidad.