El documento describe la escultura y pintura góticas en Francia, España e Italia entre los siglos XIII y XIV. La escultura francesa floreció en portadas y retablos, con figuras más humanizadas. En Italia, Giotto introdujo el naturalismo en Florencia, mientras que Martini destacó en Siena por la elegancia y decoración. La influencia gótica se extendió luego a la Península Ibérica.