1. La necesidad de un buen clima de
trabajo para progresar.
Me gustaría empezar intentando definir clima de trabajo, y digo intentando
porque antes de investigar sobre ello, para mí el clima de trabajo era el sentimiento
que las personas de las aulas sentían, es decir, para mí un buen clima de trabajo era
aquel donde alumnos y profesores se sentían a gusto, sin tensión, y manteniendo una
buena relación entre ambos.
Pero me he dado cuenta de que es algo mucho más complejo y bastante más
difícil de definir, llegando a no ponerse de acuerdo entre especialistas, ya que, pueden
intervenir muchas variables diferentes.
Como ya he mencionado, es un concepto muy difícil de definir y por ellos
muchos autores han intentado definirlo. Según Fleishman el clima es concebido como
liderazgo, y según Argyle el clima es el conjunto de relaciones entre miembros de una
organización y los estilos de una dirección. Y podría poner más de veinte definiciones
diferentes.
En mi opinión la más completa y clara es la de Fernández y Asenio (1993), que
define el clima como el ambiente total de un centro educativo determinado por todos
aquellos factores físicos, elementos estructurales, personales, funcionales y culturales
de la institución que, integrados interactivamente en un proceso dinámico específico,
confieren un peculiar estilo a la institución.
Y es que, el clima depende de muchas variables (causales, intermedias y finales)
y por ello es algo que cambia constantemente.
Además dependiendo de estas variables se pueden establecer distintos climas
desde un clima de tipo autoritario a un clima de tipo participativo. La diferencia básica
desde mi punto de vista es la toma de decisiones. Ya que en un clima autoritario la
dirección es la que se encarga de decidir todo porque no tiene confianza con sus
empleados, mientras que en un clima participativo la dirección confía en sus
empleados por lo que delega en la toma de decisiones y, además cuenta con su opinión
para la toma de ellas. En este clima la comunicación se ejerce de forma totalmente
lateral. Por ello, en mi opinión, es el más favorable. Ya que en un clima de participación
en grupo tanto la dirección, como los empleados y alumnos tienen confianza entre
ellos y, por tanto, están a gusto en su trabajo y en su día a día lo que hará que
desempeñen mejor y con más ganas sus funciones.
Además para tener un buen clima en el aula debemos de contar con que ciertas
dimensiones estén presentes en alto grado, no solo depende de la toma de decisiones.
En cuanto a qué dimensiones deben considerarse tampoco hay un acuerdo pero
yo me quedo con las cinco que marca Martin Bris (1999) que son: participación,
2. confianza, comunicación, motivación y otros aspectos. Ya que en mi opinión, es muy
importante que existan en las relaciones del centro. En concreto yo valoro mucho la
motivación, ya que si no se cuenta con ella no se va a tener el impulso de participar, ni
de comunicarse y mucho menos de tener confianza con los demás. Si todos los
empleados y alumnos tienen una gran motivación pueden llegar a conseguir un clima
óptimo de trabajo.
Un clima óptimo de trabajo es aquel que es participativo, comunicativo,
innovador, de confianza y sobretodo comprometido, ya que para mí es importante que
los miembros del centro estén comprometidos en llevarlo a cabo.
Un factor que no he mencionado y que también se debe tener en cuenta a la
hora de conseguir el clima óptimo es la cultura, ya que en la cultura se integran los
principios y valores. Y es que si nosotros tenemos el valor de la generosidad
interiorizado será mucho más fácil crear un clima de cooperación dentro de nuestro
centro educativo. Por ello, de acuerdo con el clima que se desee conseguir se deben de
transmitir una serie de valores.
Además si se quiere conseguir un clima optimo en el centro y mejorar día a día,
las organizaciones deben aprender, y deben estar abiertas a cambios favorables para
poder conseguir los distintos objetivos que se marquen.
Ya que vivimos en un mundo cambiante y nos tenemos que ir adaptando para
conseguir un estado de bienestar, las organizaciones deben de ser las primeras abiertas
al cambio para poder progresar a la par que el mundo pero siempre para mejor.
BIBLIOGRAFÍA:
ASENSIO MUÑOZ, I; FERNÁNDEZ DÍAZ, M.J. “El clima de las instituciones de
educación superior”. Revista complutense de educación, 2 (3), p. 501-518
MARTÍN BRIS, M. (1999). Clima de trabajo y participación en la organización y
funcionamiento de los centros de educación. Madrid: Universidad de Alcalá-
MEC