2. Toma su nombre de la ciudad alemana de Marburgo, donde fue
aislado en 1967 tras una epidemia de fiebre hemorrágica que
cundió en el personal de laboratorio encargado de cultivos
celulares que había trabajado con riñones de simios verdes
ugandeses (Cercopithecus aethiops) importados hacía poco, que
luego resultaron estar infectados.
3. En total enfermaron 37
personas.
25 casos ocurrieron entre el
personal del laboratorio, por
contacto directo con los monos.
Siete de estos murieron.
Se cree que la fiebre de
Marburgo puede ser una
zoonosis, pero por el momento
todavía no ha sido identificado
el depósito del virus, a pesar de
que se han tomado en
consideración muchas especies
animales. Se cree que el virus
de Marburgo puede ser
endémico en muchas áreas del
África Central. Se discute
todavía la cuestión de si los
filovirus pueden ser
responsables de infecciones
subclínicas.
Todos los grupos de edad son
susceptibles de una infección,
pero se cree que los más
predispuestos son los adultos.
4. La Epidemia en Angola
El brote se originó en la provincia
de Uige y los informes finales
refirieron 374 casos con 329
decesos.
La principal línea de actuación fue
un programa de prevención en las
poblaciones locales.
El personal de la OMS colaboró,
además, activamente con el equipo
de Médicos Sin Fronteras, que
aprestó, cerca de Uige, un centro
de aislamiento donde internar a los
casos sospechosos.
5. Estructura del Virus
Presenta la estructura clásica de los filovirus.
El virión presenta una morfología irregular
(pleomórfica), pues tiene forma de bastoncillo de
longitud variable entre los 800 y los 1400 nm y
con un diámetro de alrededor de 80 nm.
La nucleocápside presenta, en su interior, una
molécula de ARN de polaridad negativa, y la
envoltura viral tiene una simetría helicoidal.
Todo el virus está cubierto por una envoltura
lipídica que proviene de la membrana de la
célula hospedadora.
• El genoma del virus es de alrededor de 19 Kb y
parece contener el código de 7 productos; el
genoma presenta una disposición lineal de los
genes con una zona de superposición.
6. La nucleoproteína tiene un peso
molecular de 95 KDa y está inserta en
el virión de forma fosforilada.
La glicoproteína de superficie contiene
un dominio hidrofóbico C-terminal que
le permite engancharse a la membrana.
Ésta contiene N-glicanos y O-glicanos
que constituyen más del 50% del peso
de la proteína. Las áreas N- y C-
terminales son altamente conservadas y
ricas en residuos de cistina, mientras
que la parte central es hidrofílica y
contiene los sitios de enganche de los
glicanos. La glicoproteína media la
adhesión con el receptor de la célula
hospedadora y la sucesiva fusión entre
las membranas lipídicas, permitiendo el
fenómeno de la infección.
7. Se cree que la proteína es una
ARN polimerasa ARN
dependiente y, en efecto,
presenta áreas de homología con
otras ARN polimerasas de virus
de ARN, situadas sobre todo a la
mitad de la N-terminal.
La función de las proteínas
VP35 y VP30 todavía no está
muy clara. Se cree que
posiblemente formen parte de la
envoltura nuclear. Las proteínas
VP
8. Ø La transcripción y replicación del virus ocurre en el citoplasma de la célula
hospedadora. Se cree que el filamento de ARN se transcribe, gracias a la
polimerasa, en una molécula de ARN, complementaria a la nativa, que luego se
sobrepone por poliadenilación en la terminal 3’ y, quizás, por inserción de una
secuencia externa de la cola 5’. Este ARN se usa después como molde para
la traducción y la formación de las proteínas y para la replicación del genoma.
Replicación Viral
9. Anatomía Patológica
Es común la presencia de necrosis focales de
hígado, nódulos linfáticos, testículos, ovarios,
pulmones, riñones y órganos linfoides.
En el hígado se localizan cuerpos eosinófilos
(similares a los cuerpos de Councilman) y en el
pulmón se notan indicios de pulmonitis
intersticial y de endoarteritis de las arterias
pequeñas.
La necrosis focal de los órganos linfoides es
bastante característica, mientras que la necrosis
tubular renal ocurre sobre todo en las últimas
fases de enfermedad.
En el sistema nervioso hay infartos hemorrágicos
múltiples y proliferación de las células de la glía.
10. En los vasos sanguíneos se han encontrado depósitos de fibrina; sin
embargo, no está claro si puede haber una coagulación intravasal
diseminada, pues no siempre hay signos de laboratorio en ese sentido.
Se han localizado antígenos antivirales en varios órganos, sobre todo en
el hígado, en los riñones, en el bazo y en las hipófisis. En los
supervivientes, además, el virus ha sido aislado en la cámara anterior
del ojo (hasta 4-5 semanas después de la enfermedad) y en el líquido
seminal (hasta la duodécima semana).
11. Patogénesis
• Por el momento no están claros los
fenómenos fisiopatológicos. La controversia
en torno a la presencia de un estado de
coagulación intravasal sugiere que pueden
estar activos también mediadores
específicos. Se supone, pues, que los
fenómenos hemorrágicos se deban al daño
de las células endoteliales causado, ya sea
por la replicación directa del virus, o por la
coparticipación de mediadores producidos
por células activadas.
• Se han observado también anormalidades
plaquetarias y de los granulocitos. Pueden
aparecer también linfocitos atípicos y
neutrófilos con la anormalidad de Pelger-
Huet.
12. DiagnósticoØ El diagnóstico se basa esencialmente en el decurso clínico y en los datos
epidemiológicos. Un diagnóstico específico se basa en el aislamiento del virus o bien en
la evidencia de la respuesta inmunitaria y en la presencia de material genómico viral.
Para probar la presencia de anticuerpos (IgM y IgG) se recurre a un ensayo
de inmunofluorescencia indirecta, al uso de la prueba Western blot o de la prueba
ELISA. Para distinguir el genoma o los antígenos virales se utiliza la reacción en
cadena de la polimerasa (PCR), la inmunofluorescencia, la histoquímica o la prueba
ELISA.
13. Terapia
Ø Hay que recurrir a una terapia de apoyo para controlar el volumen hemático, el
balance electrolítico y monitorizar atentamente la presencia de infecciones secundarias. Sólo
en caso de que se note un estado de coagulación intravasal diseminada, se puede recurrir a la
heparina. Se han propuesto terapias a base de suero obtenido de sujetos curados o con
interferón, pero actualmente faltan pruebas de apoyo.
Ø Es importante el aislamiento del paciente y el uso de dispositivos de protección para el
personal médico y enfermeril. Actualmente se realizan estudios para poder crear una vacuna
específica.