La espiral inflacionista que padecemos tiene unas causas claras que no conviene trasladar a otras instancias terceras. La solidaridad con Ucrania ha salpicado nuestro bienestar.
mercado de capitales universidad simon rodriguez - guanare (unidad I).pdf
INTERPRETANDO LA INFLACION
1. 1
INTERPRETANDO LA INFLACION.
Manfred Nolte
El presente comentario es una respuesta al golpe emocional que representa una
inflación del 9,8% a marzode 2022, para señalar alguna inconsistencia, no buscar
culpables donde no los hay y recordar que las fatalidades están ahí, en parte, para
ser asumidas.
Durante décadas la única inflación conocida fue la llamada ‘inflación de
demanda’, estudiada y divulgada brillantemente por el británico John Maynard
Keynes a principios del siglo pasado. Si una economía alcanza su máximo
potencial y a pesar de todo la demanda global supera a la oferta disponible, los
precios subirán inexorablemente. Pues bien, ni en España ni en Occidente
estamos asistiendo a una inflación de demanda. Por ello, de seguir adelante la
iniciativa de los Bancos centrales y en nuestro caso del Banco Central Europeo,
de subir los tipos de interés para deprimir la demanda hasta acercarla a una oferta
restringida, ésta constituirá un total despropósito encareciendo el mercado
hipotecario, el crédito y la financiación del estado, sin solucionar el problema del
desbordamiento de los precios.
Paralelamente surgió a la sombra del keynesianismo la escuela monetarista. En
1930, Irving Fisher, avalado después por la escuela de Chicago de Milton
Friedman, señaló que el crecimiento desmesurado de la oferta monetaria -la
suma del efectivo en circulación más los depósitos bancarios- tiene efectos
perniciosos sobre los precios. La ecuación de Fisher que gozó de gran
predicamento, una vez olvidada, se revalidó en 2020 midiendo las prácticas de
los Bancos centrales del mundo desarrollado y sus políticas monetarias
heterodoxas, como reacción a la crisis provocada por SARS-CoV-2. El agregado
monetario en Estados Unidos creció en 2021 un 23% interanual, mientras que en
la zona euro lo hizo a un ritmo cercano al 9%. Sin ser la causa definitiva de la
explosión de precios quecontemplamos en la actualidad, la laxitud de las políticas
monetarias occidentales, la providencia del dinero ilimitado y gratuito, han
jugado su papel en el puzle total. En consecuencia, hay que valorar el retorno a
pautas más ortodoxas.
La comprensión más certera del actual estallido de los precios surge de su origen
geográfico: dado que es de procedencia exógena, y proviene directamente de
sendas debacles sanitarias y bélicas en curso, se denomina ‘inflación importada’
y alternativamente ‘inflación de costes’ porque se trasladan a la economía
doméstica los altos precios de productos escasos de origen internacional de los
que no es posible prescindir por ser de ‘demanda rígida’. En una economía de
mercado tan sólo hay dos fórmulas para absorber un aumento de los costes.
Aumentar la productividad -conseguir más producto con menos recursos- o
repercutir ese aumento al cliente. Puntualmente los Gobiernos, como es el caso
en España, pueden intervenir los precios (alquileres) 0 subvencionar los bienes
de demanda rígida (carburantes). Pero la clave estará en propulsar nuestra
productividad, una tarea público-privada siempre postpuesta.
2. 2
Finalmente, los temidos efectos de segunda ronda son los causantes de la
retroalimentación de los precios y de la espiral inflacionista. Una vez producidos,
la inflación deja de ser una amenaza para convertirse en una punzante realidad.
Provienen estos efectos de la pretensión por parte de los agentes sociales de
recuperar sus pérdidas de capacidad adquisitiva. Las pensiones y salarios saltan
a primera fila de la reivindicación. Luego están los empresarios, autónomos o
corporativos, incapaces de cubrir con aumentos de productividad la desaparición
de sus márgenes. Finalmente, protestan también las economías domésticas. La
actual tasa de inflación, es sabido, ha reducido en 35.000 millones de euros en
España el ahorrofamiliar de 2022, elevando el perjuicio total a 100.000millones.
Los efectos de segunda ronda son altamente perniciosos. Muy en particular, la
indexación del gasto público o privado al IPC o en general a un patrón exógeno
fijo es un misil supersónico dirigido al corazón del libre mercado.
La pregunta crítica es la siguiente: ¿debe el sistema compensar a todos sus
agentes ante cualquier siniestralidad sistémica? ¿También por las pérdidas
registradas en sus activos inmobiliarios, financieros o en la bolsa?
Lamentablemente, esto resulta imposible.
Ya venimos advirtiendo repetidamente desde esta columna, que la solidaridad
con Ucrania salpicaría nuestrobienestar. Perono de mentirijillas sino con dureza.
Ahí estamos. Ahora, lo que dice Pedro Azpiazu no tiene vuelta de hoja: que
‘empresas, trabajadores y gobiernos trabajen desde la responsabilidad’.