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LOS REGALOS DE LOS REYES MAGOS.
Manfred Nolte
Aquello que nos viene del exterior con periodicidad diversa, diaria, mensual,
anual o aleatoria admite una división sencilla y por tanto fácilmente
comprensible. De una parte están los contratos o relaciones onerosas, que
implican una contrapartida por el esfuerzo realizado. De esta manera al
trabajador le corresponde un salario por el trabajo prestado, al inversor un
interés por el capital invertido, al terrateniente una renta por el préstamo de
unas tierras o el alquiler de un inmueble y al empresario un plus de beneficio
por poner en riesgo su riqueza en la aventura empresarial. A todos ellos les
corresponde su renta por su contribución al proceso social. La contrapartida es
obligatoria y tienen derecho a ella. En este ámbito, las palabras clave son
reciprocidad, equivalencia y justicia.
Pero a veces nos beneficiamos de manifestaciones externas que no responden a
una contribución productiva, y que son esporádicas, graciosas, no debidas,
fortuitas y gratificantes. Se llaman dones o regalos. El regalo de un hijo, el de
una salud de hierro o una curación milagrosa, y en menor grado de importancia
el de una herencia imprevista o el verse agraciado con un premio de la lotería.
No somos acreedores necesarios de tales beneficios, nadie está estrictamente
obligado a prestárnoslos y nos llegan a título gratuito. Aquí, ante el regalo, la
palabras clave es el agradecimiento.
Pero vayamos a lo nuestro, que es la economía. Mientras que el estancamiento
representa la nueva normalidad europea y la periferia mediterránea constituye
el talón de Aquiles de la eurozona, España vuelve a registrar un crecimiento
record en el último trimestre del año con la predicción del 3,3% de progresión
del PIB para la totalidad de 2.016. ¿Qué lógica tienen estos guarismos?
Con el crack de 2.018 los gobiernos socialdemócratas de Zapatero y Rajoy
iniciaron bajo la tutela y financiación de Europa una serie de reformas con
diverso tino, prontitud y profundidad.. Algunas de ellas, como la reforma
laboral han obtenido el aplauso mayoritario tanto de las grandes Instituciones
Multilaterales como de las Casas de estudios más respetadas. Ello ha dado
frutos en forma de rebaja drástica de los costes laborales lo que ha repercutido
en un incremento de la competitividad, una fuerte expansión de las
exportaciones, el retorno de la inversión extranjera, la recomposición de la
confianza y con ello el despegue vigoroso del consumo - entre el verano de 2013
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y el de 2016, el gasto de las familias se incrementó el 8,1%- y en menor medida
de la inversión. Con el crecimiento de la demanda ha aumentado el empleo:
Desde finales de 2013, se han creado 1.300.000 empleos, lo que se ha traducido
en un aumento de la remuneración de los trabajadores de más de 10.000
millones de euros, lo que alimenta nuevos aumentos del consumo. Un esquema
‘clásico’ de salida de la crisis que obedece en buena medida a la aplicación de
medidas de política económica: un retorno derivado de una relación o contrato
oneroso.
Pero junto a ellas se han producido tres circunstancias de extraordinario
significado para nuestra economía y que, al amparo del festivo ambiente
navideño, atribuiremos figuradamente a los Reyes Magos. Son regalos
abrumadores no siempre suficientemente agradecidos. Dada la extraordinaria
bondad de los mismos, el sentido común aconseja que el Gobierno y si es
posible la ciudadanía al alimón, soliciten de sus Majestades de Oriente que los
sigan manteniendo para 2.017. Veamos.
El regalo del Rey Melchor: el desplome del precio del petróleo. En
junio de 2014 el barril de petróleo Brent cotizaba a 115 dólares. Desde entonces,
la tendencia ha sido a la baja, con un desplome hasta mínimos de 31
dólares/barril a principios de 2.016. Diversas circunstancias y el reciente
acuerdo de la OPEP junto a otros países exportadores ha situado el precio por
encima de los 55 dólares, nivel que los analistas juzgan estable para el periodo
2.017-2.018. Lo que traducido en cheque-regalo resulta en que España se
habrán ahorrado –de forma absolutamente gratuita- entre 2015 y 2016 unos
43.000 millones de euros en gas y petróleo, un 4% del PIB en dos años, un
fuerte acicate para nuestra balanza comercial de tal modo que España es ya
acreedora neta financiera respecto del resto del mundo. Después de
agradecérselo vivamente al Rey Melchor, todo nos induce a pedirle que
mantenga el precio del crudo en las previsiones citadas.
El regalo de Gaspar: la apreciación del dólar. El acceso de Donald Trump
a la Presidencia de los Estados Unidos ha producido un endurecimiento de la
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política monetaria de su Banco Central, impulsando los tipos de interés a largo
plazo de dicho país por encima de lo que se preveía, al objeto de anticiparse al
rebrote inflacionistas que las promesas de políticas expansivas vendidas por el
magnate neoyorquino pudieran acarrear. Ello se ha traducido en una
revalorización del dólar respecto del euro, con lo que las probabilidades de que
en breve se alcance la paridad 1 dólar = 1 euro parecen ahora más elevadas.
Siempre dependiendo de las elasticidades de compra y de venta, la caída del
euro estimula nuestras exportaciones y desincentiva nuestras importaciones lo
que tiene un claro efecto positivo sobre nuestro PIB. Aunque la previsión es que
el euro se recupere hasta 1,06€/dólar, damos las gracias a Gaspar confiándole el
mantenimiento de una senda de paridad con la divisa americana. Nos
encantaría.
Cotización del Euro/Dólar
El regalo de Baltasar: tipos bajos para nuestra deuda pública. Los
tipos nulos o negativos son un desaire a los ahorradores particulares o
institucionales en España y en el resto del mundo. También para el sistema
bancario. Representan el carbón asignado por su Majestad a dichos colectivos
por motivos no bien esclarecidos. Pero son un auténtico maná para los
deudores, el primero de los cuales es el Tesoro Público con su descomunal
deuda de algo mas del billón de euros. Cuando en Junio de 2.012 la economía
española rozó el impago exterior y la zona euro se tambaleaba, Mario Draghi
(posiblemente un alias del rey Baltasar) juró que los tipos de la deuda española
iban a bajar desde el 7,75% a niveles ‘razonables’. Y lo cumplió. El pasado 1 de
setiembre cotizó por debajo del 1%. Al día de hoy la rentabilidad de los bonos a
corto plazo es negativa y a cinco años es solo del 0,14%. El regalo del Rey
Baltasar (o del Sr. Draghi) roza la utopía. Baste señalar que el precio medio de la
cartera de la deuda publica total española es del 3%. Ahora calculen sobre un
billón de deuda lo que supone la subida de un punto porcentual de interés. Eso
es: 10.000 millones de euros por cada punto. En cuanto el Rey de Frankfurt deje
de agitar su varita mágica, o en cuanto le obligue el retorno de la inflación.
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De modo que manos a la obra, o sea manos a la carta. Ya saben lo que hay que
pedir a los Reyes Magos para 2.017.
Tipo de interés del Bono a 10 años del Reino de España.