2. Introducción
Hoy en día se ha normalizado la violencia, en donde se le ve casi como un patrón de
conducta habitual en el ser humano.
Es por esto que investigadores se han preocupado de indagar sobre este fenómeno y han
demostrado el impacto de los factores sociales en la aparición de los comportamientos
violentos, dentro de los cuales se encuentran la carencia de afecto, el maltrato físico,
psicológico, etc. Sin embargo, no solo estos factores son los causantes de las conductas
violentas, sino que se ha demostrado que ciertas alteraciones del SNC participan en la
generación de esta conduta.
Así también, la Neuropsicología, que es una disciplina que se encuentra dentro del campo
de acción de la Psicología, ha dedicado numerosas investigaciones al estudio de la relación
existente entre la violencia y el funcionamiento cognitivo.
3. “Describir la violencia, y el origen del cerebro
violento”
¿Que es la violencia?
La violencia es una expresión de hostilidad y rabia por medio de
fuerza física dirigida contra personas o cosas. Agresión en forma
extrema e inaceptable, sin justificación dado que hay otras formas
más constructivas y humanas de expresar el enojo. La violencia es
una actitud que se asocia a mecanismos generados en el sistema
nervioso central. (Escobar A. y Gómez B. 2006)
4. El origen del cerebro violento
La violencia no es un fenómeno moderno. En sus inicios como especie, el hombre se
desarrollaba en ambientes extremadamente hostiles, situación que conllevó a que la
violencia se configurara como un mecanismo básico para su supervivencia. En su relación
con otros animales y con sus congéneres, la agresividad se convertía en una valiosa
herramienta. Por otra parte, la explicación de estos comportamientos se podía realizar
aludiendo al diminuto tamaño del cerebro del humano primitivo que, en relación con su
tamaño y peso corporal, resultaba realmente pequeño.
5. Los cambios ambientales y la socialización dieron forma, poco a poco, a lo que hoy se
reconoce como la estructura de mayor complejidad en todo el universo: el cerebro.
Junto al incremento del tamaño del encéfalo también apareció una nueva propiedad de esta
estructura: sus elevados niveles de diferenciación cortical. Esto significa que no solo creció
en tamaño, sino también dentro de él distintas partes comenzaron a especializarse en
determinados procesos.
6. De esta forma alcanzamos una delimitación que comprende cuatro regiones (denominadas lóbulos por los
neurocientíficos) que garantizan la realización de distintos procesos que nos permiten nuestro
funcionamiento cotidiano, siendo estos el lóbulo frontal, occipital, parietal y occipital.
Con el paso del tiempo y el desarrollo de nuestro lóbulo frontal alcanzamos un nivel superior de
sobre nuestra conducta, nos convertimos en seres racionales.
7. No obstante, en la actualidad persisten comportamientos propios de épocas primitivas.
En este sentido los científicos se han interesado por descubrir si existen anomalías cerebrales
detrás de conductas de extrema violencia y de patrones de personalidad cuya característica
fundamental radica en la violación de las normas sociales y el uso de la agresión. Las
respuestas que se han obtenidos representan un importante paso en la explicación de la
violencia como fenómenos social y también biológico. La ausencia de empatía, las dificultades
dificultades para la comunicación entre estructuras cerebrales, la pobre ejecución de pruebas
neuropsicológicas y la presencia de daños en estructuras de la corteza cerebral, son algunas de
las evidencias que han encontrado.
8. Papel de las hormonas en la generación de la
violencia
Se ha demostrado mediante diversos estudios que la conducta violenta tiene una
estrecha relación con altos índices de liberación de la hormona Testosterona (T),
tanto en hombres como en mujeres.
Se ha comprobado que un determinante en la aparición de conductas impulsivas y
de riesgo en la adolescencia se corresponde con una sobreproducción de esta
hormona durante este periodo.
En la adolescencia, las chicas suelen sustituir la agresión física directa por la
agresión emocional indirecta, mientras que los chicos suelen ser más impacientes e
irritables y tienden a emprender conductas de riesgo.
Este efecto sobre la conducta agresiva se debe fundamentalmente a que la T
participa activamente en nuestra sensibilidad a las recompensas (aumentándola) y
disminución del miedo como respuesta a los estímulos ambientales.
9. Algunas hipótesis sugieren que el Cortisol (C) también juega un papel fundamental
en la aparición de las conductas violentas y suponen que es la relación entre los
niveles de T y C la que mejor explica algunos comportamientos con elevadas
manifestaciones de violencia.
Una particularidad del cortisol es su capacidad para reducir el efecto de la
testosterona, por lo que el fallo en la cantidad liberada de cortisol generaría la
actividad constante y descontrol de los niveles de testosterona por ende las actitudes
de ira, irritabilidad y actitudes violentas persistirían en el sujeto.
Cabe destacar que hay diversos estudios que relacionan directamente el daño en la
corteza prefrontal con las conductas violentas.
10. Conclusión
Sin dudas, hoy se conoce mucho más sobre la génesis y desarrollo de los
comportamientos violentos en sus distintas formas de expresión. La investigación
desde disciplinas tan diversas como la neurobiología, neuropsicología,
psicología social, sociología, etc. nos ofrece en la actualidad una visión mucho
más completa sobre este fenómeno. Desde las causas socioambientales hasta
la afectación de estructuras cerebrales y procesos neurocognitivos, la ciencia
se encuentra en mejores condiciones para trazar estrategias que permitan
prevenir la ocurrencia de comportamientos violentos y, en su lugar, estimular
conductas socialmente aceptables. Quizás el mayor reto actual no se encuentre
en la utilización por separado de los hallazgos de cada área del saber,
sino en su integración para la obtención de formas realmente eficaces que
permitan afrontar la problemática.
11. “Cualquiera puede ponerse
furioso...eso es fácil, Pero estar furioso
con la persona correcta, en la
intensidad correcta, en el momento
correcto, por el motivo correcto, y de
la forma correcta...eso no es fácil”
Aristóteles
12. Bibliografía
Secretos de convivencia, comunicación, violencia y relaciones humanas.
Dunia M. Ferrer Lozano
Violencia y cerebro.
Escobar A, Gómez González B.