2. PABLO MONTESINO
Era miembro de la comisión de la SEMPEP para
la creación de las primeras escuelas de párvulos,
fundador y director de la primera Escuela
Normal de Maestros de España.
Montesino recomendó a la sociedad que se
redactara un manual para los futuros maestros
de párvulos.
3. TEORÍA PEDAGÓGICA DE
MONTESINO
Según Montesino, la educación equivale a criar
un niño desde que nace, cuidando de su salud, de
sus costumbres, y de su enseñanza hasta que se
le considere capaz de dirigirse y gobernarse por sí
mismo.
Plantea tres aspectos para la formación del niño:
la Educación Física, la Educación Moral y la
Educación intelectual. El proceso educativo debe
de llevarse a cabo de modo simultáneo, sin que
ninguna predomine sobre la otra.
4. TEORÍA PEDAGÓGICA DE
MONTESINO
Por Educación Física no solamente se comprende
el fortalecimiento del cuerpo de los niños desde el
momento del nacimiento, sino que se refiere
también a una educación específica de todos
y cada uno de los sentidos.
Los aprendizajes dependen de la capacidad para
ejercitar cada uno de los sentidos y para
interesar al niño en la observación.
5. TEORÍA PEDAGÓGICA DE
MONTESINO
Montesino consideraba que, después de la
sensación, las facultades intelectuales siguientes
son las percepción, la atención, la memoria, la
comprensión y el juicio. Para ello es importante
ejercitar en el niño todas esas funciones, para
alcanzar ideas claras y distintas, mediante el
estímulo y la guía.
Daba gran importancia a la formación de
hábitos.
6. TEORÍA PEDAGÓGICA DE
MONTESINO
Los sentimientos de amor, confianza, gratitud y
respeto se dan desde el primer momento, y tienen
su origen en las relaciones del niño con la madre.
La moral se desarrolla con la repetición de actos
virtuosos, hasta que se hayan convertido en
hábitos duraderos, o costumbres permanentes e
invariables.
7. TEORÍA PEDAGÓGICA DE
MONTESINO
Los sentimientos de amor, confianza, gratitud y
respeto se dan desde el primer momento, y tienen
su origen en las relaciones del niño con la madre.
La moral se desarrolla con la repetición de actos
virtuosos, hasta que se hayan convertido en
hábitos duraderos, o costumbres permanentes e
invariables.