Se dicen que cuando pasan los años nos volvemos mineros. Porque aparece la plata en el pelo, es decir las canas; surge el oro en los dientes, por la dentadura postiza; y, comenzamos a tener piedras en los riñones por los cálculos.
4. El gran filósofo y Doctor de la Iglesia Católica, San
Agustín de Hipona, indica que “no es otra cosa el
tiempo de esta vida que una carrera hacia la muerte”.
Esto es muy cierto. Conformen pasan los años nos
acercamos a nuestro fin, pero no olvidemos nunca
que para quien vive con Jesús, ese fin es el cielo. (Flp
3,20).
5.
6. En Cristo somos jóvenes: Aunque los años pasan
rápidamente, siempre podemos ser jóvenes.
Seguramente me dirán: “¿Cómo es eso? ¿Qué debo de
tomar para ser siempre joven’”. No debemos de toma
nada. Cuando vivimos con Jesús siempre seremos
jóvenes.
7. Podremos tener ochenta o noventa años, pero si
estamos en gracia de Dios, si nuestro interior es limpio,,
si Cristo vive en nuestro corazón , somos de verdad
jóvenes. Así se explica que Juan Pablo II dijese que era
“un joven de ochenta años”.
Cristo nos da la eterna juventud porque viviendo con Él
siempre estaremos alegres y tendremos la fuerza para
hacer el bien. Al contrario, la vida en el pecado lleva a
la tristeza y al egoísmo
8. Pidamos a Jesús que nos haga jóvenes por
dentro, que nuestra alma no envejezca por el
pecado.