El documento resume la evolución del desarrollo del tracto digestivo durante el periodo prenatal y las primeras semanas de vida. Menciona que aunque el esófago y el intestino se diferencian anatómicamente temprano en el desarrollo fetal, las funciones digestivas como la producción de enzimas y sales biliares continúan desarrollándose hasta el final del periodo gestacional y las primeras semanas después del nacimiento. Los niños prematuros pueden tener una función digestiva limitada debido a esta maduración incompleta.
2. Se atribuye a Hipócrates la recomendación
de iniciar a los niños en la
complementación a su dieta láctea a partir
de la edad en que les brotaran los primeros
dientes, es decir, alrededor del sexto mes
de la vida.
3. Después de 2500 años, en esta época
saturada de impresionantes logros
tecnológicos, las últimas recomendaciones
de Academia Americana de Pediatría (AAP) y
de organismos internacionales (FAO/OMS)
han sugerido iniciar la complementación
alimentaria alrededor de los 6 meses de
vida.
4. Anteriormente referida como “destete”, el
período de “alimentación complementaria”
se refiere al proceso de la vida del lactante
en el cual la ingestión de leche materna se
ve complementada por la ingestión de
alimentos y líquidos distintos a la leche
materna (WHO, 1998).
5. Definida en forma estricta, la alimentación
complementaria se presenta cuando el niño
consume tanto leche del seno materno como
alimentos y líquidos diferentes a la lecha
materna; sin embargo, el término
frecuentemente se usa para referirse a la
alimentación de los lactantes y niños menores
de 2 años de vida.
Así, en la práctica, el término de alimentación
complementaria frecuentemente se emplea
para denotar la alimentación de los niños
pequeños (lactantes), independientemente de
que estén o no ingiriendo leche materna.
6.
7. Aunque en el primer año de la vida el
crecimiento es un hecho que ocurre a la
vista de todos, pocas veces se tiene la
curiosidad por saber que este fenómeno
biológico puede ser medido en términos de
la velocidad con que acontece.
Cuando se mide en términos del incremento
por unidad de peso o longitud en función
del tiempo; en esta forma es posible saber
que en los primeros cuatro meses de vida.
8. Los neonatos varones, nacidos a término,
incrementan su peso a razón de 25 a 30
gramos por día; en cambio, en el último
trimestre del primer año de vida los niños
crecen a una velocidad aproximada a 8 g
diarios.
9. Esto quiere decir, que a pesar de que en
términos absolutos de peso o longitud
corporal, se considera que los niños están en
su primer brote de crecimiento, en velocidad
de crecimiento van en decremento.
Lo que explica la disminución paulatina de
las necesidades de energía y proteínas en el
primer año de vida, y resalta la importancia
de la alimentación para preservar la
acelerada velocidad de crecimiento en esta
fase.
10. Las necesidades de energía incrementan con
la edad y que los requerimientos difieren
entre niños y niñas: siendo mayor en los
hombres; en ellos se encontró que las
necesidades de energía al mes de edad son
de 113 Kcal./Kg.
En tanto que a los 12 meses esta cifra
desciende 81 Kcal./Kg.: variado entre 81 y
79 Kcal./Kg. desde el cuarto mes.
11.
12. En el mismo lapso, en las niñas disminuyeron
los requerimientos de 107 Kcal./Kg. a 79
Kcal./Kg. al año de edad.
Se menciona que en las necesidades diarias
para la energía de reserva,
independientemente del sexo, disminuye de
40% al mes de vida a 3% al año de edad.
15. Aunque antes de la vigésima semana de la
gestación el esófago se encuentra
anatómicamente diferenciado y a lo largo de
su estructura tiene ya ganglios (lo que
sugiere que tiene ya cierta función
peristáltica).
Cuando los niños nacen su esfínter inferior
tiene menor presión que la que alcanza seis
semanas después, cuando la mayoría logra
igualar la presión registrada en los adultos.
16. Este hecho explica
la frecuencia de
regurgitaciones
observada en los
niños durante las
primeras semanas
de vida.
17. Si bien durante la etapa embrionaria la
nutrición depende cabalmente de la madre
gestante, el precoz desarrollo del tracto
digestivo en esta etapa y los logros
obtenidos en la fase fetal, permiten inferir la
capacidad del intestino para digerir la leche
y absorber los nutrimentos.
18. A este respecto, cabe
destacar que las
vellosidades de las
célula epiteliales del
intestino principian a
desarrollarse en la
séptima semana de la
vida intrauterina y en
la novena semana lo
hacen las criptas de
Lieberkhün (lo que
permite suponer que el
recambio de los
enterocitos del epitelio
está ya presente).
19. A la décima semana, la membrana apical del
enterocito cuenta con el transporte activo
de glucosa y en su superficie se detecta
actividad de dipeptidasas y disacaridasas:
las que a la semana 16 han tenido un
notable desarrollo.
Pero la actividad normal de la lactasa la
obtienen los niños entre la semana 34 y 38
de la gestación, por lo que los niños
pretérmino tienen hipolactasia fisiológica.
20. Poco antes de la vigésima semana de la vida
intrauterina se aprecian gránulos de zimogenos, lo
que indica que esta glándula se encuentra en
condiciones de ejercer su función secretora
exógena.
Entre la semanas 34 a 36 de la gestación la lipasa
está presente y si los niños nacen prematuramente
esta enzima aumenta en cinco veces su actividad
durante la primera semana de vida hasta llegar a
ser 20 veces más alta entre el primero y noveno
mes de vida postnatal.
Tal parece que la actividad de la lipasa es aún
limitada en los niños lactantes.
21. A pesar de que hay evidencias de que la
síntesis y conjugación de las sales biliares
acontece desde poco antes de la vigésima
semana de la gestación y de que en la segunda
y tercera semana de la vida los neonatos
sintetizan sales biliares.
La producción de estas sales aún se encuentra
por abajo de la cantidad necesaria para reducir
la tensión superficial del agua y lograr la
concentración micelar crítica requerida para la
absorción eficiente de los ácidos grasos,
especialmente en niños prematuros.